Button Man es una historia que casi no ve la luz del día, de hecho, se publicó en el lugar menos indicado. Generalmente, la 2000 AD se compone de historias de ciencia ficción, con algunos títulos de fantasía o terror, casi sin excepciones. Button Man, en cambio, no tiene nada de eso, incluso puede que sea lo más “grounded” o realista que haya pasado por las páginas de la antología británica. Y quizás ahí está la clave.
SI SUCEDE, CONVIENE (?)
Para el año 1991, la 2000AD se encontraba más que establecida en el mercado británico, y un año antes engendró la Dredd Megazine, diferenciándose por ser de salida mensual y a color. La editorial Apocalypse Ltd. decide, un poco con la idea de competirle, pero a la vez garantizando los derechos de su obra a los autores, sacar a la venta una revista antológica semanal y a color, y para eso pone de encargado al mismísimo Pat Mills. La revista lleva el nombre de Toxic! y ve la luz en Marzo de 1991.
Ahora es cuando se da el problema. John Wagner y Arthur Ranson realizaron hasta el sexto capítulo de Button Man cuando Mills lo rechazó por ser muy similar a un título suyo y no quería repetir temática (aunque varios números de la revista tenían 3 de las 4 historias escritas por Mills). Wagner se comunica con Richard Burton, editor de la 2000 AD en el momento, y a pesar de no tratarse de un material típico de la revista, reconoce la calidad del producto. Tan sólo un texto sufrió cambios, y Button Man sale a la calle en abril de 1992, en el prog 780 de la gran antología británica.
TODO COMIENZA CUANDO…
…un hombre golpea la puerta y pide ver al dueño de casa, un psiquiatra. Su actitud es sospechosa pero decidida. El dueño de casa le ofrece ayuda, mientras el sujeto saca del bolsillo su mano ensangrentada y un arma. Su nombre es Harry Exton, y viene a verlo porque no puede dejar de matar gente.
La historia de Exton se cuenta en flashback. Su intento de vida tranquila de nuevo en Inglaterra luego de la guerra y su reencuentro con un ex compañero de batalla que vive un excelente pasar económico. Éste le cuenta su secreto: participa de un juego de supervivencia entre asesinos experimentados, organizado por gente a la que nunca se les verá la cara o sabrá su nombre. En algún momento de la charla, Harry acepta ingresar al juego sin saber que lo ha hecho, y esa misma noche alguien acude a su domicilio para asesinarlo.
El argumento de Button Man es la amalgama perfecta entre The Running Man (Stephen King, 1982) y The Most Dangerous Game (Richard Connell, 1924), pero con la típica mala leche de cualquier buena historia de Wagner. Uno de los propósitos del escritor era definir un protagonista poco empático, y el hecho de “caer” en el juego es de las pocas veces en las que el lector puede sentirse en su lugar. Las sumas son suficientes para convencer a cualquiera de participar, y Exton no siente ningún remordimiento por quien deba ejecutar. Éste es el juego y él sabe cómo se debe jugar. No hay otra manera en un mundo sin buenas personas.
El problema está cuando Harry insinúa que desea abandonar el juego y la única salida que proponen es un match por demás injusto. Sabe muy bien que todo está arreglado para que nadie pueda abandonar el juego, y las “voces” que dan las órdenes, jamás se vean en peligro.
SIMPLE PERO NO SUPERFICIAL
Ya mencioné más arriba el relato The Most Dangerous Game, que ha tenido múltiples versiones en cine, series y hasta comics, historia donde el gral. Zaroff se dedicaba a cazar humanos dejados a su suerte e ingenio en una isla.
Pero en ese planteo, el entretenimiento conlleva un posible riesgo. Wagner y Ranson cambian eso, y quienes manejan aquí los hilos, son espectadores a una distancia segura y el rastro que deberían hacer los jugadores, para llegar a ellos es muy hermético. Como bien dice Carl: “Gladiadores, eso es lo que somos”, aunque en este caso pelean como gladiadores, pero no son más que esclavos luchando para una libertad que nunca llegará.
Harry no tiene miramientos al terminar la vida de alguien, pero tampoco lo disfruta o se regocija. siempre hizo ésto y le pagan por hacerlo bien. Pero su “voz”, su promotor, le pregunta siempre por detalles truculentos y morbosos sobre las víctimas y la sensación al ejecutar a alguien, lo cual no hace más que generarle desprecio a Exton y aumentar el resentimiento. Con estos pequeños detalles casi inadvertidos, Wagner dota de dimensión a Exton, que finalmente sentirá más empatía o benevolencia con quienes deben competir que los capitalistas que se enriquecen sin ensuciarse las manos.
EL VERDADERO MVP
En comparación con Mills, que lo veo como un hombre de ideas, Wagner me pareció siempre un escritor que trabaja más el argumento que y en éste caso, con una idea que no es super original, el guion brilla más por el desarrollo, los giros, la textura y los ribetes morales. Pero no es el guion de lo que quería hablar, sino del del trabajo de Ranson, el dibujante ideal para la historia.
El estilo casi fotográfico (si, casi obvio que usa referencias fotográficas) ayuda a consolidar el realismo de la historia y suma a su “grittiness”. La atención al detalle, el sombreado, y un tono casi cinematográfico la convierte en una rara avis para la 2000 AD, por su dibujo además de la temática. Como un creador más, hay elementos que él introdujo, como las analogías con depredadores de la naturaleza, aunque también ciertos momentos que, a la distancia, Ranson dice no recordar quien los sugirió. Si reconoce haber sido influenciado por la serie de tv Twin Peaks, de David Lynch.
MÁS ALLÁ DEL JUEGO (SPOILERS)
Aún de considerable calidad, el primer libro quizás no sea el punto más alto de la serie. Harry Exton continúa su historia en tres libros más, siendo ya el último dibujado por Frazer Irving, ya que Ranson decidió retirarse muy poco tiempo antes. Bajo el riesgo de spoilers, estas son las secuelas:
Vol.2, The Confession of Harry Exton:
Harry despierta y se encuentra con una nueva vida construida a su alrededor. Ahora es ciudadano americano, está casado y vive en una zona rural en los Estados Unidos. Se han llevado a cabo todos los recaudos y oficialmente está muerto. Ahora su nombre es Elmore y el trato que se le ofrece es ligeramente distinto: sólo deberá competir durante un año, pero el juego puede tomar lugar incluso en espacios públicos.
Vol.3, Killer, killer:
Nuevas voces, nueva gestión. El juego no puede seguir hasta limpiar todo vestigio de anteriores iteraciones, y Harry es demasiado peligroso para seguir con vida. Ahora, la primera partida se convierte en todos vs Exton, que intenta mantenerse en movimiento alrededor de Estados Unidos. Pero ahora él sabe quién es su promotor. La tecnología y el entretenimiento televisivo juega un papel importante en ésta historia, en la que todos tienen mucho en juego y no existen las buenas personas.
Vol.4, The Hitman’s Daughter:
Con el último tomo la serie pierde a Ranson en el dibujo, y aunque Frazer Irving cumple en su labor, el tono cambia de manera drástica. La historia sigue a Adele, la hija de un ex button man que se había retirado, al cual ejecutan para eliminar cabos sueltos. Adele tenía tan sólo diez años cuando aquello sucedió, y desde su escondite escuchó el nombre de Harry Exton, el cual no se le olvidó por los siguientes quince años.
SI TE QUEDÁS CON GANAS…
En éste espacio debería desarrollar una pseuda biografía de los autores, pero no, voy a limitarme bastante y abocarme a un par de recomendaciones:
Por el lado de Wagner, más allá de Dredd, Strontium Dog y varias series más, la recomendación obligatoria es A History of Violence, dibujada por Vince Locke en 1997 (varios años más tarde adaptada por David Cronenberg).
Ahora vayamos con Ranson, que es un caso muy interesante. Antes de trabajar para la 2000 AD, Ranson pasó por el campo de la publicidad hasta llegar a Look-in, una revista que basaba su contenido en el de la señal televisiva ITV. Entre actividades varias, contenía también varias páginas de comic strips, que es donde Ranson desarrolló sus primeros dotes historetísticos (?).
Para el año ‘82, Ranson comenzó a dibujar la página (doble en realidad) de Danger Mouse, una parodia a la serie Danger Man, protagonizada por Patrick McGoohan (y con eso meto el chivo de la nota de El Prisionero).
Para la misma época, realizó una biografía de los Beatles, con guiones de Angus Allan, recopilado hace un par de años por Norma Editorial.
Para el año ‘89 se une a las filas de la antología británica de ciencia ficción, colaborando con Wagner para una historia de Dredd, y luego se dedicó a trabajar el personaje de Judge Anderson junto a Alan Grant. De ésa época no puedo recomendar más que Shamballa, pero más adelante y también con Grant, realizan Mazeworld, una suerte de isekai (?) con un protagonista que es transportado a un mundo de fantasía justo al morir en la horca por sus crímenes (en el prog #1014 de 1996).
Sin nada más que agregar, e intentando por mi parte alternar entre clásicos y contemporáneos, nos vemos en la próxima entrega de 2000 AD Presenta.
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