Comics

"American Flagg!" de Howard Chaykin

El cóctel molotov de vanguardia, pulp y arte pop que te vuela la cabeza

American Flagg!

En otra oportunidad comencé un artículo con esta misma referencia, pero no me importa porque el público se renueva. Cuando le preguntaron al enorme teórico Javier Coma cuáles habían sido las mejores historietas de la década del ochenta, no nombró a Maus, a Watchmen ni al Dark Knight Returns pero sí nombró American Flagg!

En los premios Eagle de 1984, la serie fue nominada en diez categorías y ganó en siete de ellas, incluyendo mejor guionista, mejor dibujante, mejor entintador, mejor serie y mejor historia serializada. Para hacernos una idea del nivel que estamos manejando, su principal competidor ese año era el Swamp Thing de Moore.
First Comics prácticamente estaba inventando el comic-book independiente y el resultado no podía ser más sorprendente, renovador y refrescante. Simplemente tenían a la crítica y al público con la boca abierta. Sin embargo, el hecho de haber surgido dentro de una editorial independiente con lo que eso conlleva a nivel de accesibilidad, reediciones y licencias para otros países, hizo que la obra fuera paulatinamente eclipsada y que hoy su nivel de reconocimiento no pueda compararse ni de lejos con el alcanzado por los otros grandes clásicos de aquella época. De hecho, hasta hace poco era virtualmente inconseguible.
No obstante, American Flagg! es una obra tan adelantada a su época que todavía hoy, a casi cuarenta años de su publicación original, resulta revolucionaria. Publicada por First entre 1983 y 1989, encuentra a Howard Chaykin totalmente consolidado tanto en su estilo gráfico como narrativo. El artista emprende la locura de realizar integralmente un título mensual, con el agravante de que la revista tenía veintiocho páginas en lugar de las tradicionales veintidós.

Con el increíble promedio de calidad del autor, cuesta decir cuál de sus obras es la mejor, pero no caben dudas de que esta ha sido la más influyente y que esa influencia marcó a una generación de autores entre los que se encuentran nombres como Alan Moore, Frank Miller y Warren Ellis.
Por eso, esta columna dedicada a Howard Chaykin (que espero dure mucho tiempo) se inicia con el análisis de esta obra totalmente imprescindible para entender que buena parte de la profunda revolución que vivió el cómic americano en la década del ochenta se la debemos a este autor.

Nota: Merecidamente, en 2008 Image y Dynamite lanzaron una reedición de los primeros catorce capítulos en un tomo que después Norma publicó en castellano. Según parece, la idea era seguir adelante con los recopilatorios pero no fue así, por lo que hoy, esos primeros números de la serie son los únicos accesibles en formato físico. Teniendo esto en cuenta y dado que no podemos abarcar una serie de más de 50 números en una sola nota, basaremos nuestro análisis en ese primer y glorioso año del título.

El mundo

Las cosas se fueron al diablo. La ciencia ficción siempre propone una fecha para el evento que cambia el mundo que conocemos por ese otro que propone el relato. En este caso, es 1996 y (como es lógico en plena guerra fría) incluye la exacerbación de varios conflictos a escala nuclear pero también un rebrote mundial de peste negra y algunas otras cosas, que en realidad terminaron ocurriendo, como la caída de la URSS y la reunificación de Alemania.

En estas circunstancias, el gobierno de los Estados Unidos, ya abiertamente en manos de las grandes corporaciones, traslada su sede a Marte.
Pero nuestra historia transcurre en 2031. Para ese entonces, PlexUSA pasó a ser Plex a secas y la megacorporación maneja el transporte (PlexWays), los centros comerciales (PlexMall), el crédito (American Plexpress), las fuerzas de seguridad (PlexusRangers) y la única cadena autorizada de televisión. Ya poco queda de la noción de los Estados Unidos. Todo es Plex.

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Si cuentan los niveles superpuestos entre dibujos y rotulado, se pueden reconocer hasta seis capas de información

Prácticamente acéfalos de un poder central y gobernados por funcionarios de segundo orden, en el metroplex de Chicago proliferan la corrupción y la anarquía. La gente se reúne en cientos de grupos más o menos ilegales. Hay 74 partidos políticos aprobados (como los neonazis llamados Gotterdammercrats) aunque también los hay ilegales (como el Comité Laborista Survivencialista de América). También hay 75 poli-clubs (comandos paramilitares) y dos enormes pandillas de motoristas: los Mutantes Éticos y los Guerreros Genéticos.

Cada noche todos estos grupúsculos tienen feroces combates armados en los que se matan a tiros. Plex les proporciona las armas y televisa las batallas en el programa de mayor audiencia en tres planetas: “Tiroteo toda la noche”. Eso sí... los deportes están prohibidos.
Por otra parte, el vacío de poder a nivel internacional que dejó la decadencia de las dos superpotencias que dominaron el siglo XX parece llenarse paulatinamente por el crecimiento de la Unión Brasileña de las Américas y la Liga Panafricana.

El héroe

Reuben Flagg nació en Marte años después de la debacle de 1996 y creció con una visión idealizada de los USA destinada a chocar con la cruel realidad al ser trasladado a la Tierra. Puede ser un héroe estereotípico. No tanto por poseer una moral inquebrantable (que no tiene) como por su inefabilidad a la hora de superar todas las hazañas que propone el relato. Flagg no deja de hacer todas la proezas del héroe de acción: saltar de un vehículo en movimiento a otro, aferrarse a un helicóptero en vuelo, o entrar atravesando una ventana para caerle al villano de turno directamente con un certero puñetazo a la mandíbula que lo deja K.O.
Pero a todo esto se suma su rasgo más particular: antes de hacerse ranger, el tipo era una estrella porno y su programa (ahora producido holográficamente) sigue emitiéndose. Es decir que es un modelo de la más pura sensualidad masculina y todas las mujeres que se cruce se lo van a querer llevar a la cama. Spoiler: la mayoría lo logra sin mucho esfuerzo.
Como decíamos: es un estereotipo y hasta un cliché pero más heredado de la literatura barata (pulp) que de los cómics de superhéroes.

Los secundarios

Pero lo que se sale del común denominador es la enorme cantidad de personajes secundarios con relieve que se cruzan en las aventuras del protagonista. A saber:
Hilton “Hammerhead” Krieger: Ranger jefe de Chicago y dueño de la cadena de televisión clandestina Q-USA.
Amanda “Mandy” Krieger: Sensual hija de Hilton y hábil ingeniera que se aburre controlando el tráfico aéreo de una ciudad que solo recibe dos vuelos semanales.
Raul: Gato parlante de Hilton. Cumple roles de secretario, asistente y jugador de toda la cancha en casi todas las misiones. Uno de los personajes más queribles y que más evoluciona con el correr de los números.
Gretchen Holstrum, alias “Tiburón VIII” y “The widowmaker” debido a habilidades que no mencionaremos aquí. Sensual milf, madama del “centro de diversión adulta” y anfitriona de la franquicia local del canal porno “Love Chanel”.
Charles Keenan Blitz, alias “Excelentísimo”, “Charly” o “C.K”: Alcalde de Chicago y dueño del equipo de basquet clandestino “Skullcrushers”.
Medea Blitz: Sensual hija del alcalde C.K. Miembro activa y novia del lider de los Guerreros Genéticos.
Ernesto Klein Hernández: Representante de la Unión Brasileña de las Américas en Chicago.
Ester María Delacristo: Sensual representante de Four World Industries, la empresa brasileña que quiere comprarle el territorio de los USA al Plex.
Crystal Gayle Marakova: Sensual piloto de origen ruso, volando para Four World Airways.
John Scheiskopf: Agente de Asuntos Internos del Plex.
William “Bill” Windsor Jones: Especialista técnico, miembro de los Testigos y, según ha demostrado irrefutablemente mientras estaba intoxicado, legítimo rey de Inglaterra.
Jules “Deathwish” Folquet: Gigante lleno de esteroides y capitán de los “Skullcrushers”, el equipo ilegal de basquet del alcalde C.K.
Titania Weis: Rígida (pero sensual) oficial médico de las SS del norte. Abrazó el nazismo a pesar de su ascendencia judía. Antes del genocidio palestino parecía un oxímoron gracioso. Hoy ni es gracioso ni es oxímoron.
Sam Louis Obispo, alias Ned Beaumont, alias Tom Slick: Personaje misterioso y lleno de recursos con terrible pinta de proxeneta.
Desiree Deutsch-Marx Overholt, alias “Dómina Verónica”: Hija del embajador Deutch-Marx en Brasilia, esposa de Ivor Overholtt y amante sado-dominatriz de Obispo. A esta no le puse “sensual” porque no me va el sado pero... gustos son gustos.

Dos cosas hay que destacar en este breve repaso por algunos (hay muchos más) secundarios recurrentes. 
La primera es que estos personajes no se limitan a los predecibles roles de ayudantes o antagonistas del héroe. Cada uno de ellos tiene su personalidad, sus motivaciones y objetivos que, eventualmente, pueden resultar relevantes a la trama principal pero no están necesariamente supeditados a la misma. 
La segunda es que, para evitar spoilers, acá describí una mínima caracterización de la forma en la que aparecen presentados, pero los personajes de Chaykin no suelen ser estáticos. Están evolucionando constantemente, cambiando su alineación, su función dentro del relato y ofreciendo siempre la posibilidad de una inesperada y melodramática revelación que nos sorprenda con la noticia de que nunca fueron quienes nosotros creíamos.

La historia

A lo largo de los primeros doce números que tienen a Chaykin como artista integral, se desarrollan cuatro arcos argumentales de tres entregas cada uno: “Tiempos duros”, “Hospitalidad sureña”, “Estado de la Unión” y “Solidaridad ahora”.
En ellos, Reuben tiene que detener un ataque terrorista a una boda mixta, rescatar un dirigible secuestrado por Trébol Negro (grupúsculo extremo del IRA), acompañar a los Skullcrushers en su gira latinoamericana, evitar que Plex le venda todo el estado de Illinois a Four World Industries y que el CLSA convierta a Chicago en una gigantesca cámara de gas.

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La línea roja indica el caótico orden de lectura de los globos

Mientras tanto, no puede descuidar sus responsabilidades habituales de ranger como detener los frecuentes robos de ganado o repeler a las pandillas de motoristas que cada sábado a las 22:45hs atacan el centro comercial. 
En medio de todo esto podemos asistir a su particular periplo del héroe. Ese marciano recién llegado a La Tierra a quien nadie conocía (mejor dicho: todos lo conocían pero por su carrera como símbolo sexual) y por quien nadie apostaba una ficha como nuevo ranger auxiliar, lentamente, se va ganando un nombre y un prestigio dentro de la comunidad. Pero lo que es más importante, va tejiendo una red de aliados y de contactos que le permiten operar cada vez en una escala mayor hasta llegar a enfrentar la raíz de la decadencia moral de su sociedad... pero para eso falta mucho.

La vanguardia es así

Es verdad: American Flagg! sorprendió al público con sus grandes cantidades de violencia y sexo casual. También es cierto que ningún comic-book de la época se había atrevido a meter tales dosis de contenido político, crítica a los medios de comunicación o abordar con toda crudeza temas tan escabrosos como el uso recreativo de las drogas o el asesinato de una nena de ocho años.
Sin embargo, bien mirado, todo lo dicho hasta acá no alcanza para explicar la enorme relevancia de la obra. American Flagg! fue una apuesta revolucionaria para el formato, tanto en la historia como en la ambientación y los personajes propuestos... pero todo esto queda en lo meramente anecdótico si no tenemos en cuenta el salto cualitativo que representó la experimentación gráfica y narrativa de Chaykin.
Tal vez, el tema principal de esta obra sea la entropía avanzando sobre un sistema hasta ponerlo al borde del colapso. Porque lo que amenaza al mundo de Flagg es, fundamentalmente la anarquía y el caos. 
Distintos autores abordaron la temática antes y después pero pocos como Chaykin lograron plasmar esa sensación de una manera que resulte tan coherente con una propuesta gráfica.

Las viñetas adquieren una gran profundidad con varios planos superpuestos llenos de información fragmentaria en la que al lector le resulta muy fácil perderse y muy difícil jerarquizar lo que es relevante (ver la primera imagen de la nota). En parte esto tiene su explicación en una decisión artística relacionada con las mismas condiciones de producción de la obra. Si bien es cierto que Chaykin cometía la locura de escribir, dibujar y entintar veintiocho páginas por mes, también es cierto que contaba con coloristas bastante mejores que el promedio de la época (la primera miniserie tiene colores nada menos que de Lynn Varley, la genia de DKR, Elektra Asesina y 300) y, un verdadero as bajo la manga: Ken Bruzenak. ¿Quién? 
Ken Bruzenak, el letrista.
Consciente de que los tiempos no le iban a dar para dibujar muchos fondos, Howard le dio amplias libertades al rotulador para que rellene con onomatopeyas, rótulos y carteles de publicidad por todas partes. De allí proviene en buena medida la saturación de información que vuela la retina de los lectores. Pero también es cierto que el trabajo que hizo Bruzenak integrando los textos a las imágenes de manera orgánica es uno de los grandes aciertos visuales de la serie. Hasta tal punto esto fue así que en algunos números el nombre del letrista aparece en los créditos al mismo nivel que el de Chaykin.

Otro de los puntos fuertes del autor es el diálogo. Para referirse a los autores que meten demasiados diálogos en sus historietas, suele decirse que hacen historias de “cabecitas flotando”. Chaykin lleva el recurso a otro nivel haciendo que, de verdad, las cabecitas floten sobre el fondo de la página como si el contorno del rostro fuera una viñeta en sí misma. Los personajes hablan mucho y hablan bien. Quiero decir que los diálogos no siempre hacen avanzar la acción ni mucho menos la explican. Los personajes hablan de sus cosas e incluso tenemos diálogos fragmentarios de los “extras” que solo funcionan como telón de fondo. Esto hace que las imágenes se llenes de globitos que el autor muchas veces dispone de forma totalmente anti-intuitiva (ver la segunda imagen de la nota). El lector, literalmente, tiene que detenerse a ver algunas viñetas y hacer varios intentos hasta encontrar el orden de lectura correcto. Esto que en otro caso podría considerarse un defecto, es aquí parte de una apuesta estética que nos propone que el caos del universo ficcional tenga su correlato en una narrativa igual de caótica.

Un par de ejemplos

Sin embargo, lo más revolucionario de American Flagg! fue la puesta de página. Este es el elemento que termina de sumergir a la obra en el caos y, paradójicamente, le da coherencia. Es común que Chaykin utilice el recurso de tomar una viñeta principal que ocupa toda la página y sobre la cual se superponen otra viñetas más chicas, pero también experimenta con otras disposiciones más novedosas y que exigen (igual que en el caso de los globos de texto que analizamos recién) que el lector descifre cuál es el sentido de lectura, cuál es la información relevante y cuál forma parte de la ambientación.
De alguna manera, todo esto logra que sintamos en carne propia la confusión y el estupor que experimenta el protagonista al chocar con la realidad de esa sociedad terrestre totalmente enloquecida, decadente y bombardeada constantemente por el mensaje de los medios de comunicación masiva.
Analicemos las dos páginas que aparecen a continuación:

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El bombardeo de información caótica que caracteriza a la serie

La primera es la presentación oficial del protagonista en el primer número y ofrece un ejemplo de la saturación de información en diferentes planos. El personaje aparece recortado pero también (por efecto del color) parcialmente confundido con el cartel de fondo que anuncia su programa televisivo. Este cartel, con diferentes imágenes montadas y texto en distintas tipografías y tamaños, aparece rodeado por la señalización del aeropuerto. Sobre todo eso, se sobreimprime la cuenta regresiva del tiempo que falta para el ataque semanal de motoristas al centro comercial. Aunque claro... en ese momento, el lector todavía ni sabe qué significa ese conteo. Entre todo ese barullo de información, en los globos de texto del pobre Reuben exhausto solo pregunta si ya puede irse a dormir. Para rizar el riso y aportar un nivel de lectura más, en la misma página aparecen los créditos de la serie.
La segunda página, es parte de la visita guiada por Chicago que le da el experimentado Krieger a nuestro novato héroe marciano. Ahí podemos ver tres grandes viñetas verticales que ocupan todo el fondo de la página. Sobre ellas, aparecen las dos viñetas más chicas con los primeros planos... pero pronto comprendemos que la imagen de los personajes volando en la esquina superior derecha, no forma parte de ninguna de las anteriores y debe considerarse una viñeta aparte aunque sin marco. Bien pero... ¿Cómo se lee eso ahora? ¿Hay que seguir el orden que proponen las tres viñetas grandes o ignorar esa división y seguir la “Z” que proponen los globos de texto? Respuesta: Ninguna de las dos o un poco de ambas.
A Chaykin no le interesa aclararlo y obliga al lector a hacer recorridos rarísimos por la página. Rarísimos, pero cuidadosamente planificados para llevar la mirada exactamente por los lugares que él quería que viéramos.

Me dirán que el pop-art ya venía experimentado con esa amalgama de diseño entre imagen y tipografía y que algunos de esos recursos para la puesta en página ya los venían usando Neal Adams o Jim Steranko y es verdad. Digo más... algunos aparecen hasta en el Little Nemo de Winsor MacCay pero nunca se habían acumulado y combinado hasta el punto de proponer una narración tan violentamente desafiante. Un auténtico cóctel explosivo que parecía impensable en el panorama del comic-book americano de 1983.

Herederos reconocidos y no tanto

Obviamente, cuando salieron Watchmen y El Regreso del Caballero Oscuro, muchos lectores encontraron que estas obras tenían fuertes influencias en American Flagg!

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Medea Blitz y su homenaje, Martha Washingtong. Hammerhead Krieger y Trump haciendo cosplay

En el caso del DKR Una sociedad decadente del futuro, con un gobierno ineficiente y corrupto y unos medios masivos de comunicación tan extendidos que prácticamente dirigen las vidas de las personas comunes, pueden considerarse lugares comunes de la ciencia ficción distópica presentes en ambas obras.
La elección de Miller de utilizar las pantallitas de televisión como narrador polifónico e hilo conductor de la trama, o el hecho de que Batman (al igual que Flagg) derrote primero y reclute después a los integrantes de las pandillas más peligrosas de la ciudad, podrían considerarse referencias más explícitas.
El caso con Watchmen, a mi juicio, es menos claro. Obviamente está la profundidad del cuadro, los diferentes planos de información y el tema central del sistema comido por la entropía que se encuentra al borde del caos y la destrucción. Pero acá hay una diferencia que (más allá de lo argumentalmente obvio) creo que distancia radicalmente a las dos obras. Al caos, Moore le opone una estructura simétrica y ordenada. Watchmen se trata de la realización de un plan perfecto elaborado por la mente más brillante del mundo hasta su más ínfimo detalle... y del único elemento del azar que lo puso en peligro cuando por pura casualidad El Comediante sobrevoló una isla que no salía en los mapas.
En American Flagg! constantemente las cosas ocurren por pura casualidad: Una granada rebota en la cabeza de un personaje y explota en otro lado, un meteorito golpea un satélite inactivo y todo Chicago queda sepultada en una tormenta de nieve. Los personajes plantan cara pero el caos desborda todo el tiempo por todos lados.

La narración de Moore y Gibbons es un reflejo de ese plan de perfecta simetría. La de Chaykin es la expresión de ese caos desbordante e incontenible.

En cuanto a las obras posteriores, me permito mencionar tres de las que muestran influencias más reconocibles: Transmetropolitan de Warren Ellis y Darick Robertson (quiero el crossover entre Raul y Stomponato), Marketing y Utopía de Fernando de Felipe (que ya fue reseñada por Nico Brondo) y, la que establece el homenaje más obvio, la extensa serie de Martha Washingtong de Frank Miller y Dave Gibbons, cuya protagonista es físicamente igual a Medea Blitz y, perfectamente, en vez de soldado de PAX podría haber sido ranger de PLEX.

Y basta. Que algo me tengo que guardar para el próximo análisis de Chaykin.

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Escrito por:
Facundo Vazquez
Guía su vida por el bushido y la frase de Benjamin "Ustedes nunca vieron morir a un burro".
Facundo Vazquez
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