Luego de leído el primer número (reseñado aquí), la nueva etapa de Avengers parecía tener un par de puntos interesantes para explorar: los Vengadores del 1.000.000 a.C. y el Final Host. Lamentablemente, si buscaste el segundo para saber más de esto, te vas a llevar una decepción. La indagación en estos conceptos quedará relegada para más adelante, de manera tal que inicialmente el atractivo por leer esta revista, decae.
Jason Aaron decide apuntar a presentar básicamente a algunos personajes y a brindar acción en sus 20 páginas. Pese a que Ed McGuiness sube levemente el nivel, en las secuencias con más Vengadores involucrados nos satura, eliminando las viñetas y cargando demasiado la página. David Curiel no lo ayuda, ya que sus colores planos y contrastes hacen que la ilustración final sea bastante chocante. Sí hay que decir que se desarrolla mejor cuando el guion aporta menos personajes, o secuencias menos dinámicas.

Esta búsqueda de algo más “pochoclero” conspira contra lo mejor que había tenido el primer número, que avizoraba ser la dinámica entre Thor, Iron Man y Captain America, por lo que la grandilocuencia le está jugando una mala pasada a Aaron. Su desarrollo lento y progresivo de Jane Foster fue lo que lo llevó a estar escribiendo en la actualidad esta serie, la más importante en cuanto a nombre de la editorial (al menos en la actualidad). La luz de esperanza es sin duda Loki, a quien ya supo manejar con calidad y puede ser un contrapunto más interesante para los héroes.

El hecho de tener que manejar un grupo de personajes tan numeroso está siendo un escollo para Aaron. Sin ir más lejos, hay dos Vengadores que casi no aparecen en éste número. De todas maneras, hay que entender tambien que es el arco inicial en el cual la nueva formación quedará planteada. Elijo confiar en que, con las bases sentadas, podrá desplegar su talento y brindarnos una historia a la altura de las expectativas, las cuales al momento no está cerca de satisfacer.