Desde el relanzamiento de todas las series Marvel bajo la iniciativa All New All Different, se apuntó a un cambio de estilo en las colecciones de la editorial en general y de Avengers en particular. Bajo esta premisa, Mark Waid comenzó a escribir All New All Different Avengers en 2016 y su búsqueda fue alejarse de la grandilocuencia y el formato de macrohistoria que había planteado Jonathan Hickman entre 2012 y 2015, culminado en las Secret Wars. Para esto introdujo en la formación a tres personajes jóvenes (Spiderman - Miles Morales, Nova - Sam Alexander y Ms Marvel - Kamala Khan), generando una dinámica más amigable para lectores que buscaban una aventura menos densa que la que se venía leyendo en la revista.
Sin embargo, este nuevo rumbo no fue acompañado en las ventas ni en las críticas. A partir de allí se sucedieron cambios de formación, renumeraciones, aperturas de nuevas series y demás estrategias para mejorar las cifras, pero los resultados no fueron los esperados.

Debido a esto, la última carta de Axel Alonso antes de su partida de la editorial fue hacer caso a la frase “la unión hace la fuerza”. Avengers No Surrender juntó al ya mencionado Mark Waid con Al Ewing (U.S. Avengers) y Jim Zub (Uncanny Avengers) y se planteó como una serie semanal de 16 números con dibujantes rotativos que aunara todas las series de Vengadores.
ANÁLISIS
Desde el comienzo del número 675 se plantea el conflicto: la tierra ha sido desplazada y es víctima de una serie de catástrofes naturales. Sumado a esto, gran parte de los héroes y villanos quedan en estasis, por lo que solo un escaso grupo tendrá la responsabilidad de salvar el mundo.

El enigma que se nos plantea es atrapante y la necesidad de completar el rompecabezas hace que la historia sea muy llevadera. La aparente imposibilidad de resolver la situación, característica que deben tener los buenos relatos de superhéroes, logra mantener al lector expectante. Es cierto que a medida que vamos teniendo respuestas, el interés puede decaer un poco (de hecho en la lectura de corrido da la sensación de haber una sobre explicación de lo que sucede) pero al haber un gran balance entre diálogos y acción la obra se hace muy llevadera.
Otro punto a favor de No Surrender es que el hecho de tener que manejar un alto número de personajes plantea de arranque un problema, ya que puede generar una saturación o un escasísimo desarrollo de los mismos. Tengamos en cuenta que hablamos de la fusión de cuatro grupos de Avengers y dos de villanos. En este aspecto se toman dos buenas decisiones.

La primera es que cada número tenga un narrador diferente (solo dos se repiten). La voz en off hace que durante esas páginas nos centremos mayormente en quien nos está contando la historia, independientemente de su nivel de centralidad. Vemos de esta manera sus pensamientos y cómo se está viendo atravesando por los sucesos. El mejor ejemplo de esto es el genial issue relatado por Red Wolf.
El segundo recurso tiene que ver con la estasis de los personajes. Se nos plantea que los mismos entran en ese estado y que siempre deberá haber la misma cantidad de héroes activos y detenidos. De esta manera está justificada la inclusión o no de muchos de los a priori protagonistas.
Uno de los puntos flojos de No Surrender es Voyager. Esta heroína se nos había presentado en Marvel Legacy #1 como una Avenger fundadora olvidada. Es cierto que se logra generar mucha intriga con respecto a su origen y a su inesperada aparición, siendo éste uno de los principales atractivos de la historia. Las especulaciones en redes sociales eran muchas pero quien escribe no encontró a ninguno que haya acertado con su procedencia. Lamentablemente, la resolución no está a la altura. Los guionistas utilizan un recurso tramposo que es contarnos un origen falso sobre el cual como lectores no tenemos ningún elemento para desconfiar. Sumado a esto, su arco en la totalidad de la obra es muy básico y argumentado pobremente. Esta situación es remarcable ya que se repite con el villano final, pero detallar más sería entrar en terreno de spoilers.

Algo destacable es la importancia de dos protagonistas de características muy dispares. Por un lado, la utilización de un personaje de tercera como una de las claves del conflicto está muy bien utilizada. El arco de Living Lightning es de lo mejor que tiene No Surrender y dan ganas de leer más de él. Es muy interesante cuando alguien así aparece en tramas grandilocuentes, ya que nos aporta una óptica basada en la admiración e idealización a los grandes héroes, que al fin y al cabo es lo que nos pasaría a nosotros si estuviéramos ahí.
Por el otro, tenemos a Jarvis siendo eje en una de las subtramas y tirando toda la chapa de su historia como miembro de los Avengers, pese a no tener ningún poder. La totalidad de sus apariciones brindan corazón a la historia, siendo su charla con el Vengador del que hablaré en el siguiente párrafo lo mejor que veremos en los 16 números.

Si hablamos de atractivos de la saga, uno de los más publicitados por la editorial fue el regreso de Hulk - Bruce Banner. Ya todos estamos cansados de las resurrecciones y han logrado que ninguna muerte nos sensibilice. Es un recurso que utilizado ocasionalmente puede ser interesante, pero hoy en día no solo está repetido hasta el hartazgo si no que el lapso de tiempo entre muerte y vuelta a la vida es cada vez más corto. Dicho esto, quizás sea el retorno que más haya disfrutado argumentalmente. La idea que plantean los guionistas para justificar su vuelta funciona perfectamente tanto en su historia personal como en la global. Supieron tomar momentos trascendentes (y no tanto) de su recorrido editorial y aprovecharlos para fundamentar su idea. Bruce termina siendo el personaje con mejor desarrollo de todos. Lamentablemente es inexplicable que para algo tan importante se haya elegido a Joe Bennett para hacerse cargo del arte.
Dejando de lado esto último, el dibujo y el color en todo el resto de la obra son una delicia. En general no me gusta que una historia autocontenida sea narrada por 4 dibujantes diferentes salvo que responda a una necesidad argumental, pero su similitud de estilos, el mantenimiento del colorista, la idea de que no se ocupen de números salteados si no de etapas y, sobre todo, su gran nivel, hacen que sea un disfrute a la vista absoluto. Si tuviera que elegir me quedo con Kim Jacinto un escalón por encima del resto, pero Pepe Larraz, Sean Izaakse y Paco Medina descollan también en sus páginas. En un guión con tantos personajes y acción su talento se disfruta el doble. David Curiel como colorista no realiza ninguna apuesta superadora pero tampoco era necesario, funciona perfectamente.

Quiero también hablar un poco del final, que realmente sucede en los números 688 y 689. Aquí es cuando el avance que se había tornado un poco lento y estirado recobra la potencia inicial. Posiblemente el cierre está en ese difícil límite entre ser épico y empalagoso, pero personalmente lo disfruté mucho. Espero no ser el único que haya caído en la trampa del marketing y ahora se muere de ganas por leer la serie de Quicksilver, personaje que hasta ahora me resultaba totalmente intrascendente.
Dejo por fuera el número 690 porque, como siempre sucede al cierre de eventos o sagas importantes, el último issue solo sirve a modo de catálogo de lo que se viene y no mucho más.

CONCLUSIÓN
Nos encontramos ante una historia muy disfrutable y entretenida. Pese a algunos agujeros de guion y justificaciones tomadas de los pelos, la aventura y la acción aparecen en todo su esplendor y se revive algo que los Avengers habían perdido últimamente: epicidad. Si sumamos esto al desarrollo interesante de varios personajes y un arte excelente, el resultado es realmente muy bueno. Recomiendo esta obra obviamente para quienes ya venían leyendo las revistas predecesoras pero sobre todo a quienes, como yo, se habían alejado de los Vengadores o los usaban para combatir el insomnio.