Y hoy salió el séptimo número de Batman: White Knight de Sean Murphy. Una historia que empezó tan arriba, que hasta da lástima lo mucho que fue decayendo, alcanzando los puntos más obvios de una trama del género superheroico. Sí, sigue escapando por el camino fácil.

En el número anterior, la nueva Joker puso en jaque a toda Gotham. Exigía que Jack Napier "devuelva" al Joker.
Sí, tenemos por un lado a un villano salido de la nada que la tuvo servida para volverse la GRAN AMENAZA. Tenemos a Batman encerrado en Arkham, y por último, al nuevo héroe de Gotham (Jack), que termina volviéndose otra vez el Joker, por fuerza mayor. ¿Qué más podemos pedir? Ya sé, una alianza entre Batman y Jack, algo que nadie se esperaría.
Lo interesante (¿interesante?) del número es enterarnos lo que pasó finalmente con Jason Todd. Resulta que Jack no podía recordarlo, pero como Batman es el mayor psiquiatra del mundo (nada que ver con Doomsday Clock, eh), le pide a Jack que cierre los ojos y se concentre. Resultado: en 5 segundos, recuerda todo y le cuenta lo sucedido. ¿Apresurado? ni un poquito.

Pero la otra revelación es la identidad de Batman.
¿Y al final? Simple: El Joker aparece, como NADIE JAMÁS podría haber siquiera pensado, y toma el control.

Veredicto
Una lástima el desenlace tan obvio, evidente y apurado que tiene esta obra. Empezó con un ritmo excelente, pero decantó en inventar a un villano, redimir a Batman y su brutalidad en 2 viñetas con una charla a corazón abierto, y hundir por completo al nuevo personaje (Jack), en lo más obvio que se nos podría ocurrir.
Ojalá que, al final, haya un giro o una idea interesante y novedosa que salve un poco el pobre guion, que no acompaña para nada lo magistral del arte.
