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Cómo convertirte en un ninja del guion

Capítulo 3: Del Coyote al Universo

4 segundos

En el capítulo anterior, hablamos del sistema de personajes. Un buen aprendiz de ninja del guion se estará preguntando, ¿Por qué sistema? ¿No estábamos en contra del sistema? La respuesta corta es: hablamos de sistema para referirnos a un conjunto de elementos, por un lado, y a las formas en que se interrelacionan esos elementos, por otro. La noción de sistema nos permite abarcar los dos aspectos, y al mismo tiempo entender que son inseparables.

Por lo tanto, tenemos, para empezar, la tarea de crear un conjunto de personajes, pero también, y sobre todo, las relaciones entre esos personajes. Un ejemplo muy simple: tengo un elemento, el coyote; una relación, quiere comerse a; y otro elemento, el correcaminos. Ahí ya tenemos un sistema de personajes, que funciona perfectamente. Sobre ese sistema tan acotado, podemos elaborar cientos, miles, de historias. Pensemos, si no, cuántas historias existen que pueden reducirse al esquema superhéroe - se quiere agarrar a las piñas con - supervillano.

No todos los ejemplos son simples. Podemos pensar un segundo nivel de complejidad: las constelaciones de personajes. Veamos, por ejemplo, el caso de Mafalda: cada personaje tiene determinadas características, representa a cierto sector de la sociedad de su época... e interactúa con todos los demás. Así, se va creando una especie de red, o tablero, donde cada uno se sitúa respecto a los otros. Susanita odia a Manolito, es amiga de Mafalda, le gusta Felipe, es subestimada por Libertad. Fuera de las historietas, un ejemplo de manual sería el Chavo del 8.

Encontramos un nivel mayor de complejidad en lo que podríamos llamar entorno de personajes. Se trata de un sistema amplio, donde un personaje o grupo principal interactúa con distintos personajes, que son parte de un entorno coherente. Pueden ser instituciones (como podría ser una escuela); ciudades (Springifeld, Astro City, Neo Tokyo) donde los personajes pueden interactuar con cualquier otro habitante, de forma recurrente o de forma ocasional; llegando incluso a los entornos cósmicos (Los Planetas Unidos de la Legión de Superhéroes, la Federación de Star Trek). Dentro de esos entornos, las posibilidades son infinitas... o, mejor dicho, tienen que dar la sensación de que son infinitas (pronto vamos a hablar de este tema).

Estos tres niveles son ilustrativos: sirven solamente para ayudarnos a pensar nuestro sistema de personajes. En la realidad, los límites no están tan claros, y hay casos especiales que sería difícil encajar en uno o en otro nivel. Por ejemplo, puedo ambientar una historia en un conflicto de proporciones galácticas, pero que todo transcurra en un bar, donde cinco personajes representan las distintas posturas frente a la guerra. ¿A qué nivel correspondería este sistema de personajes? Respuesta: ¿A alguien le importa realmente?

Lo que importa, siempre, es que la historia funcione: que entretenga, que emocione, que haga pensar. Las herramientas de las que vamos a servirnos son eso, herramientas, y las usamos para conseguir un resultado, y no las usamos si sentimos que no sirven para nosotros, para la historia que queremos crear o para el efecto que queremos conseguir.

A manera de ejercicio, podemos pensar los niveles de complejidad como una cebolla. Para empezar, pensemos en un personaje, y en su relación con otro: ¿Son amigos? ¿Enemigos? ¿Hermanos? ¿Amantes? ¿Cómo podría hacer para que ese vínculo (y la manera en que los personajes lo viven) sostuviera una historia? Podemos pensar en Batman y el Joker, por ejemplo. Pero pensemos un ejemplo propio. En mi caso, voy a pensar en dos hermanos que crecieron y se convirtieron en enemigos. Voy a decir que uno es mago, y el otro una especie de tecnócrata, para darle un poco de color, y dejar claro que sus diferencias son imposibles de conciliar.

Una vez que pensamos en ese sistema simple, podemos pasar al siguiente nivel: un entorno de personajes, con sus relaciones; Batman con Robin, con Alfred, pero también con Catwoman, y también con Gordon. En mi caso, voy a suponer que el hermano mago es un solitario que solamente se relaciona con sus discípulos ocasionales; y que el hermano tecnócrata está rodeado de científicos que trabajan para él. Puedo crear otros condimentos, como un amor perdido para el hermano mago, y la relación del hermano tecnócrata con los medios de comunicación; supongamos que es una especie de celebridad.

Por último, podemos pasar a un entorno más amplio, como la ciudad de Gotham, con el Asilo Arkham, con sus mafias, su policía "corrupta", sus monstruos. Un entorno que plantee sus propios problemas, que pueda interactuar con nuestros personajes. Yo pensaría en una ciudad con tecnología futurista, aislada en una cúpula y rodeada de desierto. El hermano Mago llega a la ciudad, buscando respuestas y venganza, y el hermano tecnócrata vive ahí desde siempre, es un ciudadano destacado, quizás un gobernante. Puedo agregar policías con armamento futurista, mercaderes deshonestos, políticos en campaña...

El sistema de personajes define a nuestros protagonistas. Pero nos da algo más: nos puede llevar directamente a la historia que queremos contar. El sistema de personajes (al igual que el conflicto, agregaría) nos permite empatizar. Me atrevo a afirmar que, así como no creamos un personaje suelto, sino un personaje en un sistema... no empatizamos con un personaje, sino que nos identificamos con el rol de ese personaje en el sistema (y, por lo tanto, en la historia).

Hace poco, volví a ver Avatar: la leyenda de Korra. Me di cuenta de que era una serie muy buena. Antes, me había decepcionado. Creo que la vi muy cerca de Avatar: la leyenda de Aang. Entonces, me puse a pensar: ¿Qué tiene Aang que no tenga Korra? Como una respuesta en profundidad necesitaría tiempo y estudio, voy a dar una respuesta muy personal: Aang tiene al príncipe Zuko. Y al tío Iroh. Tiene un antagonista memorable. Un enemigo con el que el espectador puede empatizar; raro en estos tiempos de zombies, donde el enemigo es justamente el extremo de lo no-humano, de lo no-empatizable.

Y hay algo más: la historia de ese enemigo, es una historia de redención. Si lo piensan, conceptualmente, al nivel de lo que la historia busca transmitir, es hermoso.

Si se ponen a pensar, muchas de nuestras emociones, al leer, no vienen de un personaje, sino de la forma en que habitamos un sistema, a través de la identificación. Es un lugar donde podemos vivir, un hogar. Creo que, cuando una voz nos dice, en la advertencia inicial: "Futurama: no sustituye el contacto humano", se refiere exactamente a eso.

Así que, joven aprendiz de ninja del guion... yo te desafío. Quiero que pienses cómo hacer para que tu sistema de personajes sea habitable. Cómo hacer que tus lectores quieran vivir ahí. Involucrarse. Tomar posiciones por uno, por otro, y no siempre por el mismo. Porque en la vida real nunca estamos seguros de quién tiene razón. Y una historieta, cualquier obra de arte, es parte de la vida real. No te olvides: el Mundo es tuyo. Pero esta vez, hay que crearlo. Con amor, con rabia, como sea: pero nunca con indiferencia. El lector va a vivir ahí por unos minutos, por unas horas, o durante toda su vida... y eso, en parte, depende de nosotros.

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Escrito por:
Gonzalo Geller
Soy escritor, guionista y docente.
Gonzalo Geller
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