Si estuviste siguiendo esta serie de artículos, oh pequeño saltamontes, sabrás que el conflicto tiene dos grandes funciones (si no estuviste siguiéndola, podrías aprovechar la magia de internet y ponerte al día).
Primero, el conflicto estructura la historia: hay un problema, enfrentamiento, enigma, algo que tiene que ser resuelto: si no se resuelve, nos incomoda. Una tensión, que compartimos.
O no, y eso nos lleva a la segunda función que vamos a analizar hoy: el conflicto nos hace empatizar. Deseamos que el conflicto se resuelva. Y eso, generalmente, es lo mismo que desean los protagonistas de nuestra historia. Eso nos sitúa en el mismo lugar: más importante todavía, nos deja en el mismo bando que los personajes.
Si logramos esa identificación en nuestros lectores, conseguimos algo importante.
Tipos de conflicto
Y ahí llegamos al punto de hoy: es importante pensar un buen conflicto.
A modo de ayuda, vamos a repasar distintos tipos de conflictos. Éstos son los que yo conozco, seguramente hay más:
Conflicto intrapersonal: es el famoso conflicto con uno mismo. Banner y Hulk, por ejemplo. Pero, también, cualquier dilema moral. ¿Hago esto o lo otro? Pensemos en el personaje del Emo de Peter Capusotto: ¿Chocolate, o vainilla?
Conflicto interpersonal: conflicto entre personajes. La clásica pelea ninja es el ejemplo más claro. Gokú contra quien sea. Pero también pueden ser conflictos más sutiles: los celos, la rivalidad, ciertas tensiones. Peter Parker y J. J. Jameson, por ejemplo. Wolverine y Cíclope. En fin, existen muchos ejemplos, que no terminan necesariamente a las piñas.
Conflicto con un objeto. Éste, probablemente, es menos frecuente. Pensemos en Frodo y el anillo, por ejemplo. En realidad, en cierto tipo de comedia (más física, si se quiere) se da bastante seguido: tropezones, puertas que no se abren, pisos resbalosos, en fin... también depende de qué tan flexible nos parezca la categoría de "objeto". ¿Es Hal 9000 un objeto? ¿Es Tim 21 un objeto? ¿Es el anillo de Green Lantern un objeto?
Conflicto con el entorno. Indiana Jones esquivando trampas es un ejemplo clásico. Pero también alguien perdido en el desierto. También Robinson Crusoe, y todos sus herederos, que son muchos. Una multitud se puede convertir en un entorno insoportable. Un lugar aislado, también. Perderse, vencer una serie de obstáculos, caer en una trampa, son formas típicas de este tipo de conflicto. El laberinto podría ser una forma matriz, de la que derivan todas las demás.
Alimento y condimento
Probablemente, lo más interesante de este esquema que compartimos, es que estos conflictos se pueden combinar entre sí. Superman se está pegando tortazos con cualquiera de sus enemigos. Pero ése no es el mayor de sus problemas: el mayor de sus problemas es la cantidad de ciudadanos inocentes que tiene a su alrededor, y que pueden resultar heridos. Conflicto entre personajes + conflicto con el entorno.
Hulk aplasta, pero... ¿Banner quiere aplastar? Conflicto entre personajes + conflicto interior.
Indiana Jones huye entre trampas mortales y nazis... conflicto con el entorno + conflicto entre personajes.
Y así.
Raramente los conflictos vienen solos. Pensemos un ejemplo bien simple: el correcaminos y el coyote, ese conflicto entre personajes que se da en un estado casi, casi puro. Pero hay un tercer término en ese conflicto, que generalmente pasa desapercibido, aunque todos lo conocemos: los productos Acme.
Ahora bien: ¿Cómo hacemos para combinar los distintos tipos de conflicto?
Una forma simple de resolver el problema, es el enfoque "alimento-condimento": uno de los conflictos es el principal (el alimento), y otro el secundario (condimento). Por ejemplo, en el caso de Superman, claramente el alimento es la pelea contra el otro personaje, supongamos, Luthor. Pero puedo condimentarlo con otro conflicto: después de todo, Luthor es humano, y si Superman no lo mata, es porque no quiere. Porque algo en su supercorazoncito le dice que no debe matarlo... aunque se muera de ganas... y ahí tenemos dos conflictos para resolver. Cualquiera de los dos puede afectar la trama, hacerla avanzar; y cualquiera de los dos puede generar empatía, y hacernos poner en el lugar del personaje.
Aunque, probablemente, el efecto se consiga en la sumatoria de esos conflictos.
Hasta acá, en estas primeras seis entregas, vimos distintos elementos que sirven para la gestación de la idea, y para empezar a pensar un desarrollo posible. Lo interesante es que cualquiera de esos elementos puede ser el punto de partida, aunque es interesante que pensemos en todos. Cualquiera de las dos alternativas es válida, aunque cada uno tenga su respuesta favorita.
Pero ésa... ésa es otra historia.
Pronto, un repaso de lo que vimos hasta ahora.
Pero ahora, joven ninja del guión, es hora de perseguir esas ideas esquivas, y ser más rápido que ellas.
¡Feliz cacería!