Doomsday Clock #12 finalmente vio la luz. Este recorrido, iniciado por Geoff Johns y Gary Frank, llegó a su final. Mucho se conjeturó a lo largo de la serie. Misterios, conflictos, resurgimientos de personajes que creíamos olvidados, un nuevo orden en el Universo DC y un final que no podíamos más que conjeturar. El conflicto final entre el Dr. Manhattan y Superman finalmente ocurre. El reloj del juicio final llega a las 12.
Y ahora, emitir el veredicto es tarea de nosotros, los lectores. No hay demasiado que analizar pero sí para teorizar a futuro, pero esto es algo que Johns le deja al lector para fantasear, odiar o proyectar. Muchas ideas tiradas al aire, solo para entusiasmar con el futuro del universo a los lectores. Y, probablemente, funcione. No sigan leyendo si no quieren spoilers.
¡Están avisados!
¿De qué trata el número?
El gran final. Superman vs. Dr. Manhattan, Black Adam y su grupo de Kahndaq, Pozhar y compañía... ¿Qué es lo que pasa luego de las visiones del Dr.? ¿Cuál es el significado de Rebirth, el New 52 y Wally West?
Estas y otras preguntas, no serán respondidas como queríamos. Pero quizás, la respuesta simple, sea la mejor forma que encontró Johns para cerrar esta obra.
El plan de Ozymandias fue un éxito. Lex Luthor aparece. Los personajes de Watchmen cumplen su destino. Los esperados regresos, valga la redundancia, regresan. Y una carta de esperanza para el mundo es el principal legado de esta serie.
Una carta de amor
Las respuestas a tantas interrogantes fueron solucionadas de la forma más simple. Esa idea que uno descartaría por ser tan fácil de pensar. Sin embargo, la forma en la que se cuenta, cómo se llega a eso y las repercusiones que deja... Digamos que eso es lo verdaderamente importante. Porque el Dr. Manhattan se desprendió de su humanidad hace mucho, y la última visión que tiene es la del enfrentamiento con el único personaje que puede representar la esperanza en su forma más pura, y la humanidad en su máxima expresión: Superman.

Doomsday Clock no es una simple secuela de Watchmen ni un mero crossover entre los personajes de Alan Moore y los de DC. Es un homenaje a Superman y a la continuidad de DC. Es Geoff Johns, escribiendo en nombre de DC Comics, el amor que siente por Superman, el pilar indiscutido de la compañía y de los superhéroes en general.
El pilar de DC Comics
Como quedó claro en el número anterior y con la introducción del Metaverse, la importancia de Superman y su condición de pilar indiscutido de DC Comics se hace evidente tras los repasos del Dr. Manhattan en la historia previa y venidera. Superman es el centro del universo.
La tercera opción
Al final de cuentas, Superman convence al buen doc sobre una tercera opción. Ni Superman lo destruye ni el Doc destruye el universo.

Los cambios en el tiempo son deshechos, lo que decanta en la creación de la JSA, Clark Kent volviéndose Superboy y salvando a sus padres adoptivos, y la creación de la Legion of Super-Heroes.
Todo esto se manifiesta en un hermoso recuento del pasado, viendo cómo todo vuelve a la normalidad (dentro de la normalidad que uno pretendería en DC). Y al final, cuando Superman estaba solo enfrentando una pelea imposible de ganar por sí solo y la inminente guerra con metahumanos llega a su clímax...una hermosísima splash-page donde Gary Frank deja todo y demuestra por qué es uno de los mejores artistas del comic mainstream actual, trae de vuelta a la JSA y a la Legion.

Nuevas Tierras y Crisis futuras
¿Cuál es el sentido de la existencia de tantas Tierras? Preservar cada Era de Superman.

Algo interesante es el recuento que ve el Dr. Manhattan del futuro del universo DC. Nuevas crisis, una pista (o guiño, mejor dicho) mencionando una Secret Crisis (Secret Wars de Marvel y Crisis de DC, mencionando incluso a Thor y Hulk), una hija perdida de Batman y más orígenes de Superman. Y es que el Metaverso funciona y funcionará así. Si DC no aprovecha todas estas puntas...
- Lectura Recomendada: Universo DC: ¡Al 5G y más allá!

El Legado de la esperanza
Si Manhattan podía volver a sentir esperanza y humanidad, fue justamente gracias al superhéroe más grande de la historia.
Al volver a su mundo y tras su paso, la vida vuelve a surgir en una ciudad devastada, dejando en claro el cambio de corazón que sufrió.
Y en un último acto previo a desaparecer completamente, el hijo de Erika Manson (Marionette) y Marcos Maez (Mime) se convierte en el heredero del poder de Manhattan, quien lo bautiza Clark. Previamente, Johns nos había mostrado a Dan Dreiberg (Nite Owl) y Laurie Juspeczyk (Silk Spectre) con una hija, intentando confundir al lector con la identidad de dicha niña con la del hijo de Marionette y Mime.
Acá radicaba la importancia de este plot.
Clark va a proteger al mundo porque va a recibir amor y darlo. Como el Clark que todos conocemos.

La esperanza de Manhattan se manifiesta evitando el holocausto nuclear y heredándole a su mundo un Superman, que pueda ser criado con amor en una familia (Dan y Laurie) que le enseñe valores y humanidad. Él no pudo ser el héroe que su mundo necesitaba porque no tuvo lo que Superman sí, pero espera que Clark sí pueda hacerlo.

Cuando Manhattan vuelve a su mundo, caminando por un mundo devastado, tras sus pasos vemos que crece pasto: devolvió la vida al mundo.
El propósito de Superman: La humanidad va a alcanzar la paz gracias a él.
Ozymandias y Luthor
Al final, el papel de Lex fue bastante insignificante, pero funcionó como un deus ex machina para explicar que estaba al tanto de la existencia de Manhattan, como se supo en el número anterior. En esta ocasión, se ocupa de eliminar a The Comedian, enviándolo de nuevo al lugar del que fue abducido: metros antes de estrellarse contra el piso, dando inicio a Watchmen. No sin antes herir a Veidt.
El plan de Ozymandias fue siempre intentar que Superman convenza a Manhattan de salvar el mundo. Sí, Veidt, poco creíble a estas alturas, pero la evidencia estaba. Se encargó de darle info a Lois y de dejar evidencia para limpiar el nombre de Superman.
Rorschach encuentra la redención.
Los demás (excepto Marionette y Mime, como ya se mencionó), vuelven a su mundo.
Watchmen 2.0
La nueva generación en el mundo Watchmen viene de la mano de Nostalgia (Cleopatra Pak) con su Bubastis, Rorschach 2 (Malcolm Long) y Clark.
- Cleopatra Pak estaba obsesionada con Ozymandias (quien está apresado) y termina quedándose con Bubastis, para luego convertirse en la vigilante Nostalgia. Referencia mayor o menor, probablemente sea la hija de Adrian Veidt, su nombre, como el de la Gran Reina del Nilo puede ser obvio, pero el nombre de vigilante señala la fragancia creada por Veidt, ese susodicho perfume que tanto aparece y que es usado como simbolismo de un pasado idílico y un futuro incierto y posiblemente oscuro. Dicha fragancia fue reemplazada por Millennium, que suponía la utopía que iba a lograr luego evitar la amenaza nuclear. Quedará a consideración del lector (o de futuros escritores), si Nostalgia sigue los pasos de su padre o se convierte en alguien mejor.
- Rorschach, por su parte, logra hacer las paces con su ira, con su padre y con Byron Lewis. Se volvió una mejor versión de sí mismo y de Rorschach, abandonando los métodos de Walter Kovacs para buscar justicia real, y no simple venganza.
- Clark, por su parte, es el único metahumano de su mundo, con los poderes (aparentemente) exactos del Dr. Manhattan. La versión de Superman, la esperanza encarnada de un futuro mejor.

Cabos sueltos
Respecto a Carver Colman, queda completamente explícito (por si no fue obvio) que el problema que lo aquejó toda su vida era ser homosexual. Jon se despide empujándolo a que no tema amar, que no se avergüence. La vida de Carver termina bien. Quizás fue el plot más dilatado y que, al final, terminó siendo poco relevante en la trama.
Así como Carver funcionó como un ancla al universo DC para Jon Osterman, Erika Manson y Marcos Maez van a ser el ancla de su hijo Clark, eventualmente, y por ello quedaron en el universo DC. Otra punta que deja Johns para seguir explotando a esta pareja criminal en el universo DC, y de abrir las puertas a un futuro cruce (nuevamente) con el universo de Watchmen.
Las apariciones previas a Doomsday Clock del Dr. Manhattan en el universo DC tampoco son explicadas. Se implica que silenciar personajes (Eobard Thawne, Owl Man, Metron...) era parte de su forma de no permitir que afecten sus planes.
Alfred está vivo, pese a lo que nos contó Tom King en su Batman.
La gente no parecer saber que Superman y Clark Kent son la misma persona, a pesar del último número del Superman de Brian Michael Bendis.
Y el sinfín de problemas de continuidad, con personajes recordando el universo previo al New 52 o similes, no se explica. Sí, Johns no se hace cargo de esto, pero deja conceptos para que cualquier escritor pueda desarrollar fácil la excusa (y no, para sorpresa de todos, no usó en esta serie ni el hypertime ni la speedforce).
¿Y las pistolas invisibles de Mime? Bien, gracias.
Cómo se explicarán estas cosas y mil detallitos más, estará por verse.
Aspectos técnicos
Si bien la narrativa de Johns es muy buena y el ritmo que lleva no deja de emocionarnos, hay que aplaudir el nivel del arte de Gary Frank, que ya para estos momentos negar su excelencia es imposible. En cada página deja la vida. La expresividad que derrochan los personajes y la majestuosidad con la que las viñetas se suceden unas a otras, es de otro planeta. Probablemente el dibujante más indicado para llevar a cabo una obra de este calibre, complementando el guion de Johns y mejorándolo, incluso. Hay cosas que puntualmente no compro de la trama, pero el dibujo me emocionó y pude hacer la vista gorda a las resoluciones pobres.

Conclusión
Al final de cuentas, un hombre desprovisto de esperanza y humanidad, conoce a la encarnación por excelencia de estos conceptos y termina adoptándolos. Superman siempre será una fuente de inspiración, incluso para quien no pueda, aparentemente, ser inspirado.

Emocionante, es la mejor forma de definir la sensación que genera este comic. Puede no parecer adecuada la conclusión o la trama en sí, pero todos los regresos, las narrativas, las formas, los homenajes y las secuencias, son una caricia (significativa) al alma del lector, y al fan de DC en general.
Solo el tiempo dirá si Doomsday Clock fue un gran éxito, una buena movida o un fracaso. Sea como sea, el producto final termina con un balance más positivo que negativo, y de seguro leer los 12 números de corrido va a ser mucho más gratificante que esperar tanto tiempo, como padecimos todos los lectores que seguimos el título día a día (o bimestre a bimestre).

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<p>Me parece que no es un detalle azaroso que Clark sea hijo de un latino (hereda los rasgos físicos de Mime), en un contexto donde los Estados Unidos están pasando por una gran xenofobia. Veo ahí un paralelismo con Superman que representaba a los relegados de su época, los inmigrantes.</p>
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En respuesta a Me parece que no es un detalle azaroso que Clark sea hijo de por Martín Casanova
¡Puede ser!
Después de todo, el inmigrante por excelencia es Superman, que termina siendo nuestro campeón.
Rorschach es de etnia afroamericana y Nostalgia tiene como apellido "Pak" (aunque es más arbitrario y a interpretación personal si tiene algo de coreano o no, pero bueno).
Me parece un lindo detalle, de haber sido la intención del autor. Gracias por comentar y dejar tu aporte, Martín.