Comics

El Universo Marvel de Jonathan Hickman, parte 10: Secret Warriors vol. 4

Nick Fury is back, baby!

El Universo Marvel de Jonathan Hickman, parte 10: Secret Warriors vol. 4

Secret Warriors vol. 4 – Last Ride of the Howling Commandos

(números #17 al #19, y Siege: Secret Warriors, con fecha de tapa entre agosto y octubre de 2010)

Secret Warriors v04 – Last Ride of the Howling Commandos
Secret Warriors vol. 4 – Last Ride of the Howling Commandos.

Después de un rato largo (más de cinco meses, me fijé) volvemos a la serie que lo empezó todo: los Secret Warriors.

Este TPB, cuarto de seis que componen la etapa de Hickman, contiene dos historias. La primera es el tie-in de Siege, otro evento comandado por Bendis, que presente el asedio de Asgard por Norman Osborn y su cábala de villanos, quienes recordemos habían quedado en control del planeta tras los eventos de Secret Invasion y Dark Reign, también de Bendis. Qué aceitada que tenían Marvel y el pelado la maquinita de los eventos por ese entonces.

El resto del libro contiene el arco que da título al mismo, Last Ride of the Howling Commandos, y está compuesto solo por 3 números, los cuales fueron editados originalmente bajo el banner Heroic Age. Como mencioné el mes pasado, ya que el mismo adornó también a los 4 Fantáticos, este fue el nuevo statu quo establecido tras la derrota de Osborn a mano de los asgardianos y los héroes de la Tierra. Más que un evento en sí, este fue un relanzamiento de la linea para acomodar los tantos tras el restablecimiento de un universo Marvel más normal. Aunque si contó con algunas minis temáticas como Age of Heroes, Heroic Age: One Month to Live y Heroic Age: Prince of Power.

Si bien encontramos esta variedad, en el frente artístico hay una unidad de criterio. Las casi 100 páginas que componen el TPB están dibujadas íntegramente por Alessandro Vitti, uno de los dibujantes cabecera del título. Siempre firme continúa Dave Lanphear en letreado. Lo que si cambia es el colorista. En el tie-in de Siege el encargado del coloreado es José Villarubia, y en el resto el estudio Imaginary Friends Studio.

En los Big 2 ningún personaje permanece muerto, y coso.
En los Big 2 ningún personaje permanece muerto, y coso.

Pero antes de sumergirnos de vuelta, creo que es obligada una refrescada, porque yo mismo me olvidé en que dejamos a Fury y los suyos. En el tercer volumen había estado concentrado mayormente en los villanos, con la revelación de Leviathan, malos cuasi action figures de los ochenta quienes despiertan del deshielo soviético, y su enfrentamiento con Hydra por ver cuál es la organización malvada con nombre de monstruo mitológico más mala en este condado. El choque había dejado un saldo complicado para los héroes, incluyendo la revelación de que J.T. y Valentina Allegra de Fontaine, justo los dos intereses románticos de los protagonistas, son topos que juegan para el equipo contrario.

El detonante, como suele ser en estos casos, pasa fuera de la página y es descrita en el textito que abre el libro: producto de la batalla entre H.A.M.M.E.R. y los héroes, Ares cae abatido por la mano de Sentry. Ahora Phobos quiere que alguien responda por lo sucedido. Mientras Fury pelea codo a codo con el Capitán America, en ese entonces recién regresado al mundo de los vivos tras su muerte al final de Civil War, el joven guerrero secreto se abre paso a la Casa Blanca a fuerza de hackeo y espadazos para dejarle un mensaje al Presidente, a quien hace responsable de la muerte de su padre por ponerlo a Osborn al mando. Un tie-in modesto, sin mucha consecuencia, pero que se ocupa de darle lugar expresión a un daño colateral del evento dentro del equipo que protagoniza la serie.

En lo que es ya el arco en sí del libro, comienza con un juicio a puertas cerradas por parte del Consejo de Seguridad de la ONU contra “Dum Dum” Duggan y Jasper Sitwell, como responsables por su empresa privada de seguridad a colación de un incidente en China.

De ahí la acción salta a un flashback de dos semanas antes, en Sudan, donde los Howling Commandos, bajo la guisa de esa reunión de veteranos a la que Fury había invitado al Cap, planean sus próximos pasos tras los eventos de Siege. En particular, lo importante es la participación de un político, Robert Ralston, muy parecido a Robert Redford, quien está pulseando en Washington para volver a instituir a S.H.I.E.L.D. como una parte del gobierno norteamericano.

Polémica en el Bar
Polémica en el bar.

Luego la charla gira finalmente al incidente en China, lo que le da a Hickman la oportunidad de meter un monologuito sobre el gigante asiático que lo imaginaba en un proceso de decadencia que ha envejecido muy mal. Ahí nos enteramos que el blanco del asalto de los Commandos, al cual se suma el equipo Caterpillar negro dirigido por Alexander Pierce, fue una base de Hydra. Allí encuentran un criadero de pulpos lovecraftianos, provenientes de la simiente de Hive, razón más que suficiente para quemar todo hasta los cimientos.

Sin embargo, cuando el trabajo parecía terminado y la retirada segura, esta se ve interrumpida por un Gorgon iracundo, que logra tirar del cielo a los dos Hellicarriers en los que viajaban los protagonistas. Intentan escapar en paracaídas y luego a pie, pero obviamente eso no detendrá al implacable mutante. Tras una corta persecución, este pasa a varios por su espada, incluyendo a Eric Koenig y Gabriel Jones, dos viejos compañeros de batalla de Fury. De más está decir que este acto va a traer cola en los que queda de la serie.

Finalmente, los tres números desencadenan en una discusión entre los Commandos detenidos y los diplomáticos que los están interrogando, quienes quieren que el hombre del parche salga de su escondite y se haga cargo del problema que tienen en las manos, con las dos organizaciones malvadas chocando abiertamente en los cinco continentes. Queda todo servido para el tirón final de la serie, que todo parece indicar involucrará el retorno de S.H.I.E.L.D. a la legalidad y del enfrentamiento final entre las tres puntas del conflicto: los Secret Warriors, Hydra y Leviathan.

Un Gorgon que se la banca, no como el flancito de X of Swords
Un Gorgon que se la banca, no como el flancito de X of Swords.

En el global, el arco, articulado en torno a la reunión de veteranos donde ellos comparten anécdotas de victorias y tragedias que hacen eco con la misión en China, hace poco por avanzar la trama de la serie.

Es que esta historia, que tiene bastante de ese jingoísmo thank you for your service que tanto les gusta a los norteamericanos, viene más bien a cumplir el rol de homenaje al Cap, quien como recordamos más arriba había “resucitado” recientemente después de que su conciencia se perdiera en el tiempo tras ser disparado por una Sharon Carter hipnotizada. Sí, ya sé, comics. Esto queda claro en las portadas de los números individuales creadas por Jim Cheung, Mark Morales y Justin Ponsor, que presentan un tríptico de tres eras de lucha conjunta de Steve Rogers y Nick Fury.

En cuanto al apartado gráfico, no he ocultado hasta esta parte mi preferencia por los lápices de Vitti sobre los de Caselli, el otro artista estable de la serie. Lo que es más, en este libro queda en claro el peso del entintado y coloreado, ya que en el tie-in de Siege, en el cual Vitti se entinta a sí mismo y es coloreado por Villarubia, podemos ver cuánto mejora el dibujo contra el laburo del mismo artista con esos colores plastificados dosmilosos que tanto me desagradan.

Cap y Fury a través de las épocas
Cap y Fury a través de las épocas

Como queda claro con esta columna, acá no nos tomamos vacaciones, y tampoco lo hace Nick Fury, así que el mes que viene volvemos con más Secret Warriors, arrimándonos cada vez más al primer final de una serie que leeremos en esta columna. Nos leemos entonces.

También podés leer:

Etiquetas
Escrito por:
Diego Labra
Diego Labra
Si te gustó, Compartilo!
Dejá tus Comentarios
El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.
Acerca de formatos de texto

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.