Avengers by Jonathan Hickman – The Complete Collection vol. 2
(incluye Avengers [vol. 5] #6 a #17 y New Avengers [vol. 3] #7, con fecha de tapa entre abril y octubre de 2013)
Luego de abarcar en la entrega anterior un “ómnibus flaquito” que avanzó de manera pareja entre Avengers y su título hermano, New Avengers, el segundo libro se concentra casi exclusivamente en la primera serie, llevándonos a las puertas del evento Infinity. Es decir, estas casi 300 páginas de historietas abarcaban básicamente dos TPB de Avengers (vol. 5), a saber, el segundo (The Last White Event) y el tercero (Prelude to Infinity), más un solitario número de New Avengers. En la edición argentina de Ovni Press, hoy mayormente discontinuada, pero hallable en librerias de saldo, estos números de Avengers se encuentran distribuidos entre el #3 y el #7.
En cuanto a los créditos, acá tenemos como novedad la introducción de un coescritor, quien se suma para ayudar a Hickman a mantener la periodicidad bimensual de la revista. El elegido no es otro que Nick Spencer, de larga y sonada historia con los Héroes Más Poderosos de la Tierra (¡Hail Hydra!), quien por entonces estaba escribiendo genial The Superior Foes of Spider-Man. Spencer se quedaría un rato dentro del Hickmanverso Marvel, como veremos más adelante cuando reseñe el spin-off, Avengers World.
En el arte empieza la rotación de artistas, lo cual vimos es la regla para series mensuales, y mucho más para títulos quincenales como estos. Jerome Opeña regresa para el #6, para luego desaparecer por el resto del libro. Los demás lápices y tintas se las dividen entre varios, siendo el más presente el brasilero Mike Deodato Jr., que dibuja aproximadamente la mitad del libro (tintas en el #9, arte completo del #10 al #13 y New Avengers #7). También son de la partida dos veteranos del Hickmanverso: Dustin Weaver (#7, #8 y lápices del #9) y Stefano Caselli (#14 a #17), este último con asistencia de los Marco, Rudy y Checchetto. Los colores son en casi todo el libro de Frank Martin y asistentes, salvo por los números de Weaver, siendo estos coloreados por Justin Ponsor. Igualmente, el letreado es casi todo de Cory Petit, salvo el número de New Avengers (Joe Caramagna) y el #15 (Clayton Cowles).
Luego de una primera docena de números (entre Avengers y New Avengers) en los que Hickman tira toda la carne conceptual al asador, en este segundo gordo volumen para un poco la pelota, disgregando estos centenares de páginas en aventuras más acotadas y discretas. Lo cual también aprovecha para darle un poco de carnadura al gigantesco elenco que integran a estos “Avengers mundiales”.
Partiendo de la suposición, como vimos en la reseña anterior, de que el lector es uno que entra al mundo de los Héroes más Poderosos por el MCU, se toma un tiempo para dedicarle un número a cada uno de los personajes más ignotos. En el libro anterior, le tocó a Hyperion y Smasher, y aquí cierra la “trilogía” un número sobre Captain Universe dibujado por Opeña.
Personaje clave en la trama cósmica que va tejiéndose a lo largo de la serie, Captain Universe es una entidad extradimensional que habita el cuerpo roto de Tamara Devoux. El concepto había estado en circulación la década anterior de la mano de una mini de 2005 y de su utilización dentro de los eventos de espaciales de Abnett y Lanning. Aunque el interés de Hickman parece ir más atrás, hasta el Microverso que Bill Mantlo creó en los ochentas, como delata la posterior aparición del planeta Galador y los Space Knights.
En particular, la concepción de Captain Universe como una entidad o sistema de control que despierta en momentos de crisis, casi como un anticuerpo a nivel cósmico, es central en el conflicto que el guionista presenta en Avengers. De hecho, un segundo sistema entra en juego en los números dibujados por Dustin Weaver, también inspirado en una esquina ochentosa del Universo Marvel, esta vez el New Universe creado por Jim Shooter, Archie Goodwin, Mark Gruenwald, entre otros.
El White Event/Evento Blanco que cambia el color del cielo es en realidad el coletazo visible de la destrucción a causa del colapso multiversal de una compleja maquinaria puesta a trabajar dentro del superflujo hace millones de años por los Builders/Constructores, a quienes conocimos en la entrega pasada. Producto de ello, el despertar de los paladines cósmicos Nightmask, en el cuerpo del Adán de Ex Nihilo, y de Star Brand, en el impensado Kevin Connor (calcado del Dave Lizewski de Kick-Ass).
Ante la hecatombe sideral que vemos se encuentra desatada en New Avengers, diferentes sistemas de control empiezan a dispararse como dominós que van cayendo en patrón. Si el colapso del multiverso es (por ahora) el diagnóstico, todo esto que leemos aquí (las acciones de Ex Nihilo, el despertar de Captain Universe, el “último evento blanco”, etc.) son síntomas y/o pretendidos remedios que entran en juego para contener el desborde.
La metáfora del dominó es especialmente apta porque, como vengo escribiendo hace ya más de un año, Hickman parece disfrutar de construir sus historias como esos juegos de dominós que se ven en los videos virales (o, para los y las clase ochentaytanto como uno, en esas publicidades de juguetes que pasaban en Big Channel que me volvían loco). Su run en Avengers es el paroxismo de este estilo narrativo, haciendo colapsar sistemas dentro de sistemas dentro de sistemas o, como tituló en Secret Warriors, “ruedas dentro de ruedas”.
Cada uno juzgara, como también ya he escrito, con cuanto éxito lo hace, siendo que esta apuesta incentiva a poner la precisión y cohesión de la historia bajo el microscopio. Lo que si es cierto es que, como vimos en los primeros números de New Avengers, el gran misterio que perfila en el horizonte sería quién o qué provocó que cayera la primera ficha.
Por lo demás, el resto del libro tiene dos grupos de historias más, con el solitario número de New Avengers (se viene la guerra Wakanda/Atlantis). El primero, mayormente con arte de Deodato Jr., contiene una serie de aventuras más bien autocontenidas donde diferentes subequipos revisan los efectos de la “infección” de conciencia con que Ex Nihilo atacó la Tierra y es utilizado más que nada para ir familiarizando a los lectores con el gran elenco.
Shang-Chi, ahora de perfil alto por su película, se aparece como una mezcla entre Bruce Lee y James Bond. Hyperion, ocupando un rol mucho más protagónico de lo que recordaba, es un Superman meditabundo que busca una conexión con su humanidad. La cual encuentra, paradójicamente, en una raza de niños que son más que humanos. El Superior Spider-Man mala leche es usado con gran efecto cómico. Y Roberto Da Costa, alias Sunspot, sigue siendo mi MVP.
Finalmente, en la última tanda de números, dibujados por Caselli y varios más que le dan una mano, los elementos introducidos en la primera mitad del libro son aunados a partir de un experimento de A.I.M., viejos conocidos de Hickman, en una de las zonas de contención, que obliga a entrar en juego a Abigail Brand y S.W.O.R.D.
También hay, como extra en este libro, una breve historia de Shang-Chi, y unos back ups de Sunspot y Cannonball dibujados por Nick Pitarra, futuro partenair de Juanito en Manhattan Projects.
¿El arte? Necesariamente desparejo, como es el caso cuando tenes más de una docena de manos involucradas. Tras el fugaz pasó de Opeña, que casi no cuenta, a mi gusto lo mejor es lo de Weaver. Caselli, como siempre, cumple pero hasta ahí. Odio en particular sus caras cuadradas, de mentones cúbicos, que hace que todos los personajes masculinos parezcan cowboys de un western de los cincuenta.
Lo de Deodato ya invita a un debate para el cual no me queda lugar aquí. Lo cierto es que su estilo digitaloso, a medio camino entre un pin up de Ariel Olivetti y una cinemática de un juego de Playstation 2 que se tildó, es distintivo e, imagino, parte aguas. El brasilero es uno de los principales artistas de la serie, así que no faltará espacio para desmenuzar su particular estilo más adelante.
Como escribí la entrega pasada, más que Avengers (un concepto, cierto, que ya había sido “estirado” en su capacidad abarcadora por Bendis), este es un run que mete mano en todo el Universo Marvel para armar su historia. Y, agregaría ahora, especialmente en la esquina cósmica del mismo, que había sido revitalizada hacia relativamente poco por los ya citados Abnett y Lanning. Una afirmación que probará ser más cierta que nunca cuando tanto Vengadores e Illuminatis queden enredados en el evento Infinity, que leeremos el mes que viene. Nos leemos entonces.