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El Universo Marvel de Jonathan Hickman, parte 6: Fantastic Four vol. 1

O cuando Reed Richards intentó solucionarlo todo

El Universo Marvel de Jonathan Hickman, parte 6: Fantastic Four vol. 1

Fantatic Four by Jonathan Hickman v01 – Solve Everything

(números #570 a #574, con fecha de tapa entre octubre de 2009 y febrero de 2010)

 Fantastic Four by Jonathan Hickman vol. 1 - Solve Everything
 Fantastic Four by Jonathan Hickman vol. 1 - Solve Everything

Este volumen, el primero del la etapa de Hickman frente al título de la “Primera Familia”, lo tiene obviamente a Juancito como guionista, con arte de Dale Eaglesham, Neil Edwards y Andrew Currie. Eaglesham se encargó de los primeros tres números, los cuales abarcan la historia titulada “Solve Everything”, mientras que los otros dos aportaron lápices y tintas, respectivamente, de los dos números restantes. Todo el libro cuenta con colores de Paul Mounts y letreado de Rus Wooton.

Como hemos visto en reseñas pasadas, Hickman siempre fue Hickman. Desde el comienzo de su trabajo en Marvel es posible distinguir en sus cómics la existencia de grandes planes cuyas maquinaciones se ponen en movimiento desde la primera página, protagonistas que se distinguen por ser megalómanos y hasta manipuladores, y por supuesto, el vicio de los gráficos de torta, que puede rastrearse a la formación del guionista como diseñador gráfico.

Pero si bien él siempre fue él, fue con esta etapa al frente de Los 4 Fantásticos (arrancando con el 570, número que destila poca aura de importancia), que el gran público lo conoció. Ese fue también mi caso, y como esta serie de reseñas que amenaza con estirarse durante años delata, no hubo vuelta atrás.

Hickman lleva la escala de la aventura a otro nivel
Hickman lleva la escala de la aventura a otro nivel

Estos números de los 4 Fantásticos tienen, además, otro mérito más en mi historia, y es que ellos me hicieron del “Club Atlético Marvel”. Yo me había hecho lector de historieta a finales de los noventa gracias al manga, y si bien con el paso de los años había ido incorporando comics a mi dieta de lectura (Hellboy, Fables y todo lo que era Vertigo, The Walking Dead), la intrincada continuidad de las “Big Two” me obnubilada y expulsaba simultáneamente.

Cosa que, luego de salir del cine tras Avenges con hambre de meterme a ese mundo, me pongo a investigar y encuentro que un tal Hickman estaba comenzado a escribir la serie del equipo de superhéroes. Leo un poco y me gusta. Pero noto que en todos lados se lo mencionaba como el autor de esa etapa definitiva de los 4 Fantásticos. Recordaba a la Primer Familia con cariño de la serie animada de los noventa (buena impresión por suerte no borrada por las adaptaciones hollywoodenses de la década siguiente), así que decido darle una oportunidad. Me voló la cabeza.

Este no era lo que yo me imaginaba por un cómic de superhéroes, donde los problemas eran “simples” (como una invasión alienígena o un team-up de villanos), y las soluciones más simples (piñas). Este cómic me recordaba a la ciencia ficción grandilocuente y sesuda con la cual afilé los dientes de mi imaginación durante mi juventud, a la que accedí en esa colección de Hyspamerica azul y plateada que mis padres guardaban en la biblioteca, entre los VHS de Disney y discos compactos de Peter Gabriel y Yes.

Decirle épico es quedarse corto
Decirle épico es quedarse corto

Lo que me cautivó fue la escala y ambición de lo que estaba en juego en la historia, esa desmesura solo posible en la ficción especulativa. El final de ese número 570, que concreta una dirección sugerida en la mini tie-in de Dark Reign, con esa frase escrita en la pared del laboratorio, “Idea #101 Solucionarlo todo”, y un paseo por el Consejo de los Reeds que culmina en esa página final con los tres Reeds blandiendo guantaletes del infinito.

Esa revelación no solo abre la serie a una nueva dirección atractiva para los personajes, sino que por sí sola desborda de imaginación. Una imaginación que hunde sus raíces en la “era de oro” de la ciencia ficción cincuentosa de los Asimov y los Clark, y en el desborde visual del Kirby cósmico de los sesenta, pero también se aparece como algo nuevo, que promete abrir a una nueva era de Marvel.

En cuanto a los pormenores de la trama, el volumen abarca dos partes diferentes. Las primeras 70 páginas contienen la historia titulada “Solve Everything”, en la cual como venimos describiendo, Reed se encuentra con el Consejo de los Reeds, una institución multidimensional fundada por sus pares de otras esquinas de la realidad, quienes han decidido unir sus esfuerzos con el fin de “resolverlo todo”. Si bien se enfrenta al desafío de una invasión de Celestiales (así como a los claroscuros morales de una labor tan descomunal), lo que termina por convencer a nuestro Reed de darle la espalda al Consejo es el requisito de abandonar a su familia. Aunque, por supuesto, un concepto tan interesante no va a quedar contenido solo en los primeros números.

El Consejo de los Ricks, que digo, de los Reeds
El Consejo de los Ricks, que digo de los Reeds

Los otros dos ejemplares incluidos contienen aventuras de menor escala. En la primera, Johnny, Benn y los polizontes Valeria y Franklin viajan a Nu-World, un concepto creado por Mark Millar en el etapa anterior a Hickman. Si bien parece ser un relleno, estas páginas proveen un lienzo para desarrollar la relación entre La Cosa y la Antorcha Humana.

De hecho creo que si bien el trabajo de Hickman inevitablemente es destacado por la ambición de sus ideas y conceptos, como hago yo mismo aquí, no hay que dejar de señalar que si esta serie funciona es gracias a la caracterización de los personajes. Reed es ese protagonista maquinador, como el Fury de Secret Warriors, que funciona casi como un avatar del guionista. Pero también se destacan los otros integrantes de la familia.

Johnny y Benn proveen un contrapeso más cómico, para alivianar lo denso de la ciencia ficción más hard que gira en torno de Reed. Lo que no significa, como veremos más adelante, que sus historias no tengan drama, y hasta tragedia. Particularmente, soy muy parcial sobre como Hickman escribe a Valeria y Franklin. Sobre todo ella, precoz e imposiblemente inteligente para sus tres años de edad, es uno de mis personajes favoritos de la etapa.

También aquí se hace presente la tensión marital entre Reed y Susan, muy lógica teniendo en cuenta que el marido es un egocéntrico y workholic nivel dios. Este conflicto se puede rastrear a lo largo del todo la serie, y hasta reverberará en futuros títulos de Hickman como Avengers y Secret Wars.

¿Y vos qué querés para tu cumpleaños, Juancito?
¿Y vos qué querés para tu cumpleaños, Juancito?

Las últimas veintipico de páginas nos regalan una fiesta de cumpleaños para Franklin, con cameo de Spider-Man y todo. Aquí se pueden ver planteadas semillas de futuros desarrollos, como la Future Foundation y el Franklin adulto viajero del tiempo. Pero mayormente funciona como una ocasión para descomprimir. Así como lo mencionamos de la caracterización, la veta humorística de Hickman es un aspecto que no se suele destacar tanto, pero ciertamente está ahí.

En el departamento visual, la labor de elenco compuesto por Eaglesham, Edwards, Currie y Mounts es pareja y aprueba cómodamente, sin tampoco destacarse, por lo menos aún, como lo harán futuros dibujantes (pienso en Epting y Dragotta).

De los dos equipos, que se altanaran en la mesa de dibujo durante el primer tramo de la serie, hay que destacar la mano de Eaglesham para plasmar en la página las ideas desbordantes de Hickman, pudiendo encontrar en sus páginas algunas viñetas y páginas dobles realmente épicas.

También son encomiables los colores de Mounts. A pesar de estar trabajando con dos equipos de dibujantes y entitadores diferentes -quienes es cierto tiene un estilo de lápiz similar pero no tanto, como delatan sobre todo las caras- Mounts logra dejar una marca tan clara con sus colores que el libro se lee sin ruptura visible. Además de realmente hacer saltar de la página los elementos fantásticos como las puertas dimensionales y los guantaletes del destino en funcionamiento.

Si esta lectura los dejó con ganas de más, entonces están de parabienes, porque el mes que viene continuaremos con el volumen 2 de los 4 Fantásticos, antes de entrar en un ritmo de alternancia entre esta serie, Secret Warriors y el nuevo título S.H.I.E.L.D. Lo que es mejor todavía, en este arco titulado “Prime Elements” Hickman se mete de lleno con la mitología de la Primera Familia (y la materia cósmica del Marvel de la Silver Age), incluyendo a los Inhumanos y la Zona Negativa de Annihilus. Nos leemos entonces.

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Escrito por:
Diego Labra
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