El Sello Ink
Hace unos meses DC Comics reestructuró la editorial, con divisiones a la japonesa, por grupos etarios. Black Label para adultos y Zoom para niños.

La línea DC Ink tiene como destino al público young adult (adolescentes), con un arte accesible, atractivo, de buenos lápices y paletas innovadoras. Son lecturas notoriamente modernas, inclusivas y que abordan temáticas interesantes para poner en debate hasta en las aulas. Las novelas gráficas de esta línea editorial no están apuntadas a ningún género en particular, como se evidencia en las series del imprint principal de DC.
Cabe destacar que tampoco respetan continuidad alguna y se enmarcan en una época de la vida previa a que los personajes clásicos de DC sean como los conocemos.

Bievenides les SJW
Los lectores de cómics más ortodoxos, aunque lejos de aquellos que iniciaron el nefasto ComicsGate, tenemos nuestros reparos con las temáticas inclusivas que abrumadoramente ocuparon los cómics.

En "Harley Quinn Breaking Glass", todos los elementos que refieren a las temáticas de preocupación social norteamericana y globalizada, son absolutamente pertinentes. La historia se estructura sobre la clásica situación de la mudanza a otra ciudad, las nuevas amistades y la escuela secundaria. Pero estamos hablando de Harleen Quinzel que se va a Gotham en el año 2019: la chica vive al cuidado de un grupo de drag queens, su nueva amiga es una militante feminista y ambientalista afroamericana, y el barrio al que llega está sufriendo la gentrificación. Los malos están representados por los sujetos hegemónicos: el chico lindo, los vecinos ricos y el capitalismo abrumador. Harleen se rebela desde pequeña y conoce de siempre lo difícil que se puede volver la vida. Sin embargo nunca pierde la alegría.

La era de la imagen
Hay un predominio de la estética en la versión física de este cómic. El formato de "Harley Quinn Breaking Glass" se parece más a una light novel o un tomo de manga que a un comic-book tradicional, y eso es una pista más para entender que tanto la obra como toda su línea están pensadas para la introducción de nuevos lectores.

El arte está a cargo del británico Steve Pugh, a quien recientemente disfrutamos en "The Flintstones", pero que tiene una gran historia en Animal Man. En este caso es artista integral y realmente deslumbra a cada página.
La caracterización y expresión de los personajes es perfecta, los colores característicos de la línea nos generan un arco iris de sensaciones y las puestas de página así como el relato van en perfecta consonancia con la obra en su totalidad.

Being Super (... y te va a pasar a ti)
En su nueva novela gráfica la autora nos propone una Harley Quinn con cierto aspecto y actitud que nos recuerda a Jughead (la gorra lo hace más que evidente) y a Juno (aquella adolescente alterna con un embarazo no deseado que interpretó Ellen Page). La propuesta será para algunos gustos demasiado políticamente correcta y adaptada a la década, pero corresponde ante esa crítica pensar en que puede ser un excelente material de lectura para discutir en un aula con un grupo de alumnos quinceañeros.

La propuesta de la guionista Mariko Tamaki está armada de una forma muy interesante, pero termina teniendo un segundo acto demasiado largo y en el que nada parece avanzar. El final tiene algunas sorpresas, muchas de ellas demasiado evidentes y termina siendo demasiado apurado. Sin embargo, la idea principal está respetada, los ejes de discusión para el público joven están perfectamente colocados y las fichas del tablero puestas de forma estratégica. Tal vez algunos personajes pudieron tener más desarrollo, sobre todo en ese segundo acto en lo que todo lo propuesto queda a medias tintas.
Inexplicablemente para muchos, el personaje tiene una pujante popularidad que como vemos trata de llevarse también al mundo editorial. No es casualidad que sea una creación que hizo el camino inverso al que suelen hacer los súper héroes y sus villanos: Harley nació en una serie animada y luego pasó al cómic.

En semanas en las que Greta está en el ojo público, nos cabe entender que los lectores tradicionales de cómics estamos pasados de onda. En efecto, estamos en vías de extinción. Son este tipo de propuestas las que atraerán nuevos lectores, que acompañados por la transmedia que tanto nos enerva, pueden salvar al cómic (y sobre todo a DC) de su extinción.