Y llegamos al final. Mark Waid, Javier Rodríguez y su impresionante equipo lograron resumir satisfactoriamente la historia del Universo Marvel en estos seis números. ¿Podría haber durado más? Sí, podríamos haber entrado en detalles y tener una serie de al menos 12 números que ahonde en muchísimos recovecos de la historia, pero tal vez no habría tenido el mismo efecto. Para empezar, nos habríamos quedado con menos páginas dobles resumen a las que nos estuvo mal-acostumbrando la magia de Javier Rodríguez.
En el número anterior despedíamos a la era Marvel de Brian Michael Bendis, y ahora deberíamos indicar que entramos en la era Marvel de Jonathan Hickman. Si bien la influencia de este autor es menos abarcativa que la del pelado hoy guionista de Superman, sus ideas y sus historias dirigieron gran parte del Universo Marvel entre 2013 y 2019. Y todavía esto no terminó. Si en el número pasado decíamos que Marvel había alcanzado un pico creativo durante la década del 2000, en los años que nos tocan en este número esta creatividad no mermó. Podríamos decir que es la etapa de los autores haciéndose cargo de historias a largo plazo, siguiendo el hilo de determinados personajes, algo que ya estaba comenzando en lo que vimos anteriormente. Pero vamos a ver qué hay para detallar.
El final de la historia (de la historia)
Arrancamos retomando la historia de estos Galactus y Franklin Richards en el final del universo, viendo como el Devorador de Mundos empieza a desintegrarse, pero aún continúa su relato. Y este empieza con los Avengers de Hickman, como no, y la llegada de la Black Order y Thanos a la Tierra, en los eventos de Infinity que culminaron con la liberación de la nube terrígena por Black Bolt y el despertar de nuevos inhumanos alrededor del mundo. El crossover Original Sin, dirigido por Jason Aaron (otro de los arquitectos de estos tiempos) da lugar a la época "indigna" de Thor y la llegada de Jane Foster, la cuál se suma a Sam Wilson en el papel del Captain America y al Doctor Octopus en el cuerpo de Peter Parker para llegar al punto cúlmine: las nuevas Secret Wars. La mega-ambiciosa saga que Hickman perpretó, que fuera apodada en algún momento "la Crisis on Infinite Earths de Marvel" tiene un papel especial en este número, marcando lo que fue: un punto y aparte en la historia ficcional (y un poco también editorial) de Marvel.
Y llegamos a la era de los legados, que ya venían asomando. Los nuevos Champions, Miles Morales, Amadeus Cho como Hulk, Spider-Gwen, el nuevo Nova, Moon Girl, y otros pasan a la primera plana, representando la nueva generación de superhéroes y ampliando la representatividad entre los personajes. Los Inhumanos, que venían creciendo como especie desde Infinity, implosionan al enfrentarse a los por entonces alicaídos mutantes en Inhumans vs. X-Men. Y sin perder tiempo nos encontramos con la pesadilla de Steve Rogers, aquella que nos dejara pendiente Brubaker y de la que se hiciera cargo Nick Spencer: el alzamiento de la Nación Hydra, con el Captain America a la cabeza. Y con la caída de este Secret Empire empieza la etapa actual, donde nos encontramos con los Avengers de Jason Aaron, el regreso de los Fantastic Four, la Guerra de los Reinos y el nuevo comienzo para los mutantes, otra vez de la mano de quien empezó todo en este capítulo: Jonathan Hickman.
Y el final del universo se acerca. Muy inteligentemente, los autores no dejan la historia en la actualidad, sino que eligen tirar pistas de los eventos por ocurrir (¿The Age of Konshu? ¿The Interstellar Reign of the Half-Breed? ¿The King in Black?.... ) y conjugan todos los futuros alternativos que alguna vez se han relatado. Podemos encontrarnos con aquel de Days of Future Past y Bishop, la Marvel de 2099, Deathlok, Killraven, la era de Askani, los reinos de Kang y hasta los Guardians of the Galaxy del año 3000. Y el final. Porque no sólo es una compilación, esto también es una historia en sí misma. Lo dejo para que lean esas líneas.
El final de la historia
Como bien resumen los autores, la nueva Marvel es una era de autores arquitectos, superando el legado de Bendis como mente maestra de la editorial. Se pueden ver las ideas del propio Mark Waid, de Dan Slott, de Jason Aaron, de Nick Spencer, de Cullen Bunn y, sobre todo, de Jonathan Hickman. No por nada éste número empieza y termina con el propio Hickman, e incluso hay un muy lindo guiño en la viñeta final sobre Galactus y Franklin Richards, que se conecta con momentos relatados por este autor en su época en Fantastic Four.
¿Qué decir de Javier Rodríguez que no se haya dicho en las reseñas previas? Cada vez más monstruoso su laburo, cada página es un póster para enmarcar y a la vez no deja de lado el relato. Las viñetas donde vuelve a Galactus y el fin del universo transmiten mucha sensibilidad.
Este número no decepciona para nada. Incluso cuando uno pasó las anotaciones y se encuentra con un par de páginas con menciones a grupos y personajes que terminaron quedando afuera del relato pero que consideraron lo suficientemente dignos de mención. Nada que reprochar. Incluso eso de ignorar el último cartucho de Bendis y la Civil War II.
La Marvel de la actualidad es un cúmulo de historias entrelazadas, con muchas mentes trabajando a la par (aunque no siempre apuntando para el mismo lado) en la que no se puede negar que hay un nuevo auge creativo. Durante los últimos años han surgido nuevos personajes, mayormente tomando legados previos y expandiéndolos (la mayoría los nombré en el apartado previo). Y con otra característica: la diversidad. Marvel hace rato entendió que están escribiendo para nuevos lectores, en un mundo más global y diverso, donde las sociedades cambian cada vez más rápido. Hoy podemos tener una Ms. Marvel musulmana que vive en New Jersey, un Spider-Man latino y un Hulk asiático. E incluso hay lugar para historias donde las preferencias sexuales, las relaciones entre personas y los conflictos cotidianos se escapen de los lugares hegemónicos establecidos durante la mayor parte del Siglo XX. Hay nuevos lectores con nuevas realidades, y nuevos autores que tienen historias para contarle a ese público. Ese es el signo que se observa en éste número y que marca la actualidad de la editorial.