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La Maldición de Marvelman

Idas y vueltas del héroe inglés más codiciado de la Golden Age

La Maldición de Marvelman

Todos conocen una parte de esta historia, ya sea la parte en la que Alan Moore rechaza que lo crediten, la parte en la que se recuperan las historias viejas de Mick Anglo, la parte en la que Neil Gaiman se queda a medio escribir su gran saga de Miracleman o los juicios contra Todd McFarlane. Y tiene sentido dado que la historia detrás de Marvelman es una de las anécdotas de la historieta mundial más polémicas que existen. En esta nota pretendo contar de forma lineal y resumida todos los dramas detrás del mítico superhéroe británico, pero si quieren una versión expandida y con entrevistas a los involucrados les recomiendo leer el libro “Poisoned Chalice” de Pádraig Ó Méaloid (que pueden encontrar en forma de artículos) porque es un estudio cronológico impresionante sobre el personaje. También es recomendable “KIMOTA! The Miracleman Companion” de George Khoury y “Nostalgia: Spotlight of the Fifties” de Michael Anglo.

Es larguísimo, así que arranquemos. En 1938 sale a la venta Action Comics #1, la mítica primera aparición de Superman publicada por DC. Nace el héroe de las historietas puro y duro, nace la Golden age, nace el símbolo americano y las ventas se presumen en cientos de miles. Obviamente todos querían una parte de la torta, y al año del primer superhéroe aparece la primera demanda por copyright de la historia de los cómics: Will Eisner publica el #1 de Wonder Comics en 1939, y DC se asegura de que nunca salga el segundo capítulo.

Al año siguiente, Fawcett Comics saca a la venta la Whiz Comics #2, la primera aparición de Captain Marvel, a quien todos conocemos. Billy Batson recibe del hechicero Shazam los poderes del Captain Marvel y a partir de ahí las ventas no paran. Fawcett le da un sidekick, una versión femenina, una mascota y toda una familia de personajes con sus propias series simultáneas, llegando a más de un millón de ejemplares por revista en ciertos casos. En 1941 DC demanda a Fawcett por haber copiado a Superman, pero el juicio no arranca hasta 1948. En 1950 finalmente hay un veredicto, y básicamente es “Sí, Captain Marvel es una obvia copia de Superman. Sin embargo, dados los problemas legales que sufren los derechos de Superman, no puede infringirse un copyright que no se tiene”. Al parecer DC había aplicado mal el copyright del personaje en muchas de sus historias o directamente no había hecho las menciones de responsabilidad correspondientes y eso le había costado el caso. Aun así no pensaban rendirse, así que apelaron y la corte de apelaciones falló a favor de DC, diciendo que “aunque esté mal puesto el copyright, eso no significa que la empresa pierda los derechos del personaje”. Fuera de los tribunales, Fawcett y DC arreglaron una suma importante de dinero y la promesa de nunca más publicar a los personajes de la familia Captain Marvel a cambio de retirar los cargos.

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En Mad #4 se parodia esta batalla legal en la historia de 'Superduperman'

Del otro lado del charco existía la editorial L. Miller & Son. La firma inglesa de Leonard Miller y su hijo Arnold publicaba material nacional pero las mayores ganancias las hacían reimprimiendo series americanas que no llegaban a los puestos británicos. La mayor fuente de cómics americanos de Miller era Fawcett, y así es como los ingleses se volvieron fanáticos de Captain Marvel. Pero en 1953, dos años después del veredicto dilapidario, Miller se quedó sin historias de Billy Batson para reimprimir y un país entero pidiendo más, y ahí es donde aparece Mick Anglo. Al guionista londinense le encargaron crear un personaje que reemplazara a Captain Marvel, uno que fuera reconocible por los fans pero que fuera lo suficientemente distinto como para que no haya problemas legales de nuevo. Aprovechando la oportunidad, Anglo creó a la contraparte británica del héroe de Fawcett, Marvelman, cuya contraparte humana era Mickey Moran, también periodista, que al decir la palabra “KIMOTA” (o sea, “atomic” al revés) se transforma en el héroe de mayas azules que todo Inglaterra llegó a amar. En los últimos números de las series de Captain Marvel, el héroe anuncia: “Billy Batson necesita descansar de ser un héroe así que voy a devolverle los poderes al viejo Shazam”. El #24 de la edición británica de Captain Marvel es el último que hizo Fawcett, y a la semana siguiente sale a la venta el #25 renombrado “Marvelman”.

El personaje es un éxito y recibe sus propios spin-offs de la familia Marvelman. La serie principal dura 346 capítulos ininterrumpidos, serializados semanalmente hasta el capítulo #334, donde empieza a ser mensual hasta su final en 1963. El porqué de la cancelación de la serie tiene que ver con muchos factores: peleas de Anglo con sus dibujantes, peleas de Miller con su hijo (la editorial pasa a llamarse L. Miller & Co) y peleas de Miller con Anglo (Anglo de hecho agarra algunos de sus historias no publicadas y las saca a la venta bajo su propia editorial, Anglo Comics, bajo el nombre de Captain Miracle). Además, y más importante, en 1959 el gobierno británico abre las importaciones americanas que habían sido restringidas durante la guerra y los cómics de DC y Marvel inundan el mercado local, haciendo que las ventas de nuestro héroe inglés decaigan como nunca.

Acá hay un salto temporal enorme y nos vamos a 1981, cuando el editor británico Dez Skinn está preparando una antología llamada “Warrior”, cuyo objetivo es publicar mensualmente historias oscuras y en la que quiere meter algún superhéroe. Entonces sucede una de las casualidades más increíbles de toda esta historia porque Skinn había planeado revivir las historias de Marvelman (habiéndole ofrecido el puesto a Steve Parkhouse y después a Steve Moore) y, simultáneamente y sin relación alguna, Alan Moore declaró en una entrevista que quería que volviera Marvelman. Ninguno de los dos sabía de las ideas del otro, y de hecho fue Steve Moore el que le recomendó a Skinn que contratase al barbudo para hacer la serie porque él sabía que Alan le tenía ganas al personaje. Las estrellas se alinearon y en 1982 en las páginas de Warrior sale “A Dream of Flying”, de Alan Moore y Garry Leach.

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Alan Moore menciona a Marvelman en la Society Strip Ilustration, Mayo de 1981

Esas ocho páginas en blanco y negro se narra el regreso de Mickey Moran, 25 años después según el guión, y cómo recupera sus poderes de Miracleman. Moore le otorga una luz más madura y oscura a la historia, alterando por completo el origen del personaje y dotándolo de más humanidad y realismo. Mientras se publicaba mensualmente dentro de la antología, Moore aparentemente tuvo la idea de un nombre alternativo para el personaje, “Miracleman”, inspirado en el “Captain Miracle” de Anglo. Lo llama así en una especie de retorcido homenaje en Marvel Super Heroes #388, donde varias versiones de héroes británicos con los nombres cambiados son brutalmente asesinados. El equivalente de Marvelman era este tal Miracleman.

Hagamos una pausa para hablar de la parte legal de todo este asunto. ¿Quién tenía los derechos de Marvelman en esa época? Skinn publica al personaje, pero nunca fue claro si él tenía los derechos o no. Se rumoreaba que Miller había ido a la bancarrota y los derechos del personaje se habían subastado públicamente y así los consiguió Skinn, pero según parece no fue así. Según el propio Skinn el asunto se manejó sin dinero ni juicios. Él le contó al viejo Mick Anglo que quería hacer volver a su personaje y Anglo aceptó encantado, o al menos esa es la versión del editor de la Warrior. Los derechos del personaje van a dar muchas vueltas a desde los 80s, así que voy a intentar ser lo más específico posible.

Empieza a haber problemas en la Warrior también, porque parece que este cómic está maldito y quien sea que lo publique acaba peleándose con sus socios. Principalmente aparecen problemas entre Alan Moore y Alan Davis (el segundo dibujante de la historia) por quilombos ajenos a la Warrior (simultáneamente habían hecho Captain Britain pero como Moore se enojó con Marvel no les permitió que la publiquen en USA, cagando así a Davis). También se pelean Moore y Skinn, porque aparentemente el editor quería “suavizar” algunos diálogos de la serie. En 1984 estos conflictos llevan a que Moore agarre sus cosas y se vaya de la Warrior, dejando la serie en un cliffhanger dramático. Ese mismo año, meses después, Marvel finalmente se cartea con Skinn amenazando con demandarlos por vender revistas con la palabra “Marvel” en la portada (aunque siempre decían “Warrior”, hubo un especial llamado “Marvelman Special” que reimprimía historias viejas de Anglo). La respuesta de Skinn fue que Moore ya se había ido y con él la serie, así que no iban a publicar más de todos modos, pero esto dejó precedente de que Marvel estaba al tanto de cualquier publicación que tuviera su nombre en la portada.

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Warrior muere en el #26 y Skinn decide vender en un conveniente paquete los derechos de todas las series que publicaban (incluido Marvelman y V de Vendetta, entre otros). El editor fue a USA a intentar venderlos a las grandes compañías y se lleva un chasco cuando es rechazado. La presidenta de DC en ese entonces, Jenette Kahn, dice que le encanta el personaje y hasta tenían a Alan Moore haciendo Saga of the Swamp Thing así que podían ponerlo a continuar la serie, pero simplemente no podían sacar un cómic llamado “Marvelman” y el logo de DC. Acá Méaloid hace un comentario genial diciendo que si lo hubieran comprado podrían haber sacado un mismo cómic con Superman, Captain Marvel y Marvelman (el original, la copia y la copia de la copia). En Marvel tampoco hubo suerte, porque Jim Shooter no quería tener un personaje que represente a toda la empresa con su nombre. Al final el comprador fue Pacific Comics, pero como la creación de Mick Anglo parecía estar maldita, Pacific quebró y sus títulos pasaron a Eclipse Comics.

Sabiendo que Marvel estaba al acecho de cualquier publicación que tuviera al personaje, hubo que cambiar el nombre del pobre Marvelman. Moore no estuvo de acuerdo aunque el nombre fue idea suya, y en 1985 sale a la venta Miracleman #1. Este capítulo y los siguientes solo son reimpresiones coloreadas de los capítulos de la Warrior hasta donde se quedó Moore, cambiando principalmente el nombre del personaje cada vez que se lo menciona. Cuando llegaron a la parte en la que Alan Davis toma los lápices, Davis mismo mandó cartas diciendo que no aprobaba que se reimprimiera su arte (tal vez en venganza por lo que Moore le hizo en Captain Britain). En Eclipse lo ignoraron y continuaron la publicación, defendiéndose en que ellos eran los propietarios de todas esas historias.

Cuando llegaron al punto donde Moore se quedó allá en 1982, Eclipse contrató a Moore para que continúe la historia, esta vez con lápices de Chuck Beckum. Ni Alan Davis ni Garry Leach ni Dez Skinn estaban cómodos con la decisión de Eclipse de seguir la serie y menos con Beckum, así que le vendieron a la editorial su “porción” de los derechos y salieron de esta historia. Así, Miracleman #6 sale a la venta con el primer material inédito del personaje en USA. Luego de la publicación del #7 la maldición de Marvelman vuelve a caer sobre los desgraciados que tengan los derechos, y una inundación del Río Ruso en Californa destruye las oficinas de Eclipse. Esto retrasó la publicación del #8, que acabó siendo un capítulo de relleno con reimpresiones de historias de Anglo.

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El primer Miracleman, en Marvel Super Heroes #388

Hubo varias peleas entre Eclipse y Moore porque el guionista quería que tuvieran el consentimiento de Davis para reimprimir sus historias (a pesar de haber vendido sus derechos igual necesitaban su consentimiento, cosa que nunca tuvieron). Acá hay varios malentendidos y contradicciones entre Moore, Davis y Eclipse, pero el escritor siguió guionizando Miracleman esperando poder terminar de una vez la historia que había comenzado a escribir en Warrior #1. A partir del noveno capítulo el dibujante pasa a ser Rick Veitch, con quien Moore ya trabajaba en Saga of the Swamp Thing. Los últimos seis capítulos de Moore son dibujados por John Totleben y sufren muchos retrasos, ya sea porque Moore escribía paralelamente Swamp Thing y Watchmen o porque Totleben es diagnosticado con una enfermedad degenerativa en sus ojos (¿también parte de la maldición de Marvelman?). A fines de 1988 sale a la venta Miracleman #16, el último capítulo de Alan Moore. No fue necesariamente el final que el autor esperaba, pero estaba ansioso por sacarse el proyecto de encima. En un capítulo extra que sucede en el futuro se puede leer las ideas que tenía para el personaje que nunca llegó a usar. Al pasarle el proyecto al siguiente guionista, Neil Gaiman, le dijo la ahora legendaria frase:

“Esto podría ser un cáliz envenenado. (…) No tengo idea quién tiene los derechos de Marvelman. Hasta donde yo sé, podría tenerlos Mick Anglo”.

Gaiman, con el arte de Mark Buckingham, tenía planeados tres arcos argumentales de 6 capítulos cada uno: “The Golden Age”, “The Silver Age” y “The Dark Age”. En 1989, Miracleman aparece en el crossover Total Eclipse, pero es más anecdótico que otra cosa. Finalmente en 1990 comienza The Golden Age, que finaliza en el #22 de la serie en 1991. Luego de eso se publica la miniserie “Apocrypha”, donde el personaje lee en una biblioteca historias sobre sí mismo hechas por otros autores. Finalmente comienza el segundo arco, The Silver Age. En 1992 sale la primera parte, el capítulo #23. En 1993 la segunda, el #24. Y hasta ahí llega la historia de Mickey Moran, Kimota, Miracleman y todo su mundo. El #25 estaba escrito y dibujado, pero al día de hoy no se publicó bajo ningúna editorial. También había planes para otra miniserie, “Triumphant”, con arte de Mike Deodato, pero tampoco se publicó.

¿Qué pasó? Eclipse nunca se recuperó financieramente de la inundación y ,sumándole ciertos asuntos legales en los que todos los involucrados difieren (Gaiman dice que fue porque perdieron un juicio con un traductor de manga al que le pagaban muy poco, uno de los dueños dice que fue porque quisieron vender cómics en librerías y la distribuidora, Harper Collins, nunca les pagó nada; la exesposa del dueño, que también era parte de la junta directiva, dice que su marido se quedó con la poca plata que quedaba y abandonó el barco, no sin antes contratar a Deodato para que haga arte que no iban a poder pagar), cerrar la empresa era la única salida posible. En 1993 dejaron de publicar y en 1994 declararon oficialmente la bancarrota.

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Arte promocional de Mike Deodato Jr de 'Miracleman Triumphant'. La miniserie nunca se publicó.

Y podría haber terminado todo ahí, pero entonces entra en escena otro personaje polémico. En 1995, Todd McFarlane compra todos los derechos y propiedades de Eclipse Comics por $25.000 dólares. Básicamente a partir de entonces Miracleman era propiedad de McFarlane, y eso lo llevó a más de una disputa con Gaiman. Ambos guionistas habían comenzado con el pie derecho, con Gaiman escribiendo un número de Spawn (la serie más importante del co-fundador de Image) en el cual presentaba al personaje de Angela y otros dos personajes más. De hecho la respuesta fue tan positiva que bajo el ala de Image Gaiman escribió una miniserie de Angela en la que deja un mensaje similar al que quería pregonar la empresa: “no tenés por qué trabajar para los dos grandes, hay alternativas”. Todos amigos. Pero Todd empieza a usar a Angela en sus series a pesar de ser un personaje de Gaiman, lo mismo con los otros dos, y los juicios empiezan. Neil entonces canta truco diciendo “y además quiero mi parte de Miracleman”, y el retruco de McFarlane fue “Chupame la pija, te veo en la corte”. O al menos así me gusta imaginar que fue el intercambio.

En 2001 Neil funda “Marvels and Miracles”, una compañía con el propósito de conseguir fondos para bancar el juicio contra Todd. Con el apoyo de Alan Moore y, más importante, de Joe Quesada, el entonces editor en jefe de Marvel, Gaiman le da para adelante a la empresa y publica 1602, una miniserie en Marvel cuyas ganancias van al fondo para el juicio. Incluso Quesada dice en una conferencia de prensa que si su compañero llega a ganar el juicio puede ponerle “Marvelman” de nuevo y no van a presentar cargos.

Finalmente arranca el juicio y es de película. Gaiman pelea por los derechos de Miracleman y los personajes de Spawn excepto Angela (ya que por ella McFarlane le mandaba regalías). En primera instancia, en 2002, el jurado falla a favor de Neil, y según dicen los simpatizantes de Todd eso fue porque el jurado estaba compuesto solo por mujeres y el atractivo de Neil Gaiman, su acento inglés y su historia triste las convenció sin escuchar los contra-argumentos. Esto no lo estoy inventando y pueden leerlo ustedes mismos en esta carta de Dave Sim (al final del séptimo párrafo). En segunda instancia, en 2004, vuelve a ganar Gaiman. Al final, Neil recupera la mitad de sus personajes de Spawn, se lleva la promesa de una gran suma de dinero y descubre que lo que McFarlane compró a Eclipse era una marca registrada por Miracleman que había vencido antes de que la adquiriera. Eso no impidió que Todd hiciera aparecer a Mickey Moran en HellSpawn #6 y prometiera que en el #13 de la serie iba a aparecer el propio Miracleman. En el juicio Gaiman logró evitar que eso pasara, y el capítulo quedó en el limbo. Quien sí apareció en Spawn #150 es Man of Miracles, un personaje parecido a Miracleman, pero que acaba por ser un cambia formas. Sin embargo sucede algo inesperado: en otro juicio que nada tiene que ver con Marvelman, un jugador de hockey llamado Tony Twist denuncia a McFarlane por difamarlo creando a un mafioso llamado Antonio “Tony Twist” Twistelli en Spawn #6. Todd pierde este juicio también y tiene que pagarle $15 millones a Twist, se declara en bancarrota en 2004 y Gaiman acaba por no recibir un centavo.

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McFarlane no tenía los derechos porque había comprado un documento sin validez de Eclipse, por lo tanto los derechos tampoco eran de Eclipse. ¿Eran entonces de la fallecida Pacific? ¿De Dez Kinn? Lo que los abogados de Neil Gaiman descubrieron más tarde fue que los derechos de Marvelman nunca habían salido de Inglaterra. ¡En efecto, y tal como Alan Moore inadvertidamente predijo, los derechos del personaje siempre habían sido de Mick Anglo! Su “acuerdo de caballeros” con Kinn no tenía validez legal real, por lo que técnicamente el creador del personaje tenía todos los derechos de su creación. Es un final de película.

O lo habría sido si estuviéramos en 2007, pero la vida sigue y los quilombos con el personaje también. Es muy largo y no llega a nada realmente, pero según parece los derechos del personaje estaban ligados a Anglo Comics (la que publicó Captain Miracle, ¿se acuerdan?), cuyas acciones fueron compradas por un músico llamado Joe Campbell. Aparentemente hubo muchos planes para usar al personaje: películas, republicaciones del material de Moore, incluso se propuso utilizar los guiones de Moore y redibujar toda la historia, cambiándole el nombre al personaje por “Masterman”. Pero como dije, nada de esto llegó a ningún puerto y en 2009, en la San Diego ComicCon Marvel anuncia que adquirieron los derechos de Marvelman. Según parece se los compraron a Mick Anglo y le pagaron a Campbell por su supuesta porción de la torta. Luego de cinco intentos fallidos de registrar al personaje de parte de Todd McFarlane, finalmente fue la propia Marvel quien logró conseguir el tan preciado copyright.

¿Qué hicieron con él? En principio publicaron algunos tomos hardcover reimprimiendo cronológicamente las historias de Anglo, pero luego del tercer volumen vendiendo menos de trescientas copias nunca más salió otro tomo. Realmente no había un mercado para viejas historias británicas. Para lo que sí había mercado era para una remasterización de las historias de Moore publicadas en el formato de Eclipse, es decir, de revistas que a su vez compilaran lo publicado en la Warrior.

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Portada de Gabrielle Del'Otto de All-New Miracleman Annual #1

Llegando al final de esta historia siguen habiendo sorpresas, porque cuando sale a la venta Miracleman #1 de Marvel nos sorprendimos al descubrir que en los créditos no aparece Alan Moore, sino que los guiones son obra de “the original writer”. ¿Por qué Moore no es mencionado? En su entrevista con Méaloid, el barbudo dice que, al enterarse de todos los quilombos que hubo con los derechos del personaje, su mayor preocupación era que Mick Anglo recibiera algo de dinero, y hasta afirmó que si algún día se republicaban los números que él escribió entonces donaría todas las ganancias de la primera edición a la familia de Anglo. Sin embargo, cuando se enteró de que Marvel había adquirido los derechos (teniendo en cuenta la tensa historia de la editoral con Moore), dijo que no quería tener nada que ver y que le dieran toda la plata a Anglo. Papeles fueron firmados y hoy en día todas las re-ediciones de Miracleman aparecen escritas por “el escritor original”.

A fines de 2014, Marvel publicó el primer material nuevo de Miracleman en más de 20 años: All-New Miracleman Annual #1 es un especial unitario con una historia de Grant Morrison y arte de Joe Quesada y un extra de Peter Milligan y Mike Allred. El guión de Morrison había estado perdido durante décadas cuando fue solicitado para reemplazar a Moore y, al final, nunca se concretó el asunto... Hasta que Marvel recuperó la historia. En 2015 Marvel anuncia que, al igual que lo hicieron con la historia de Moore, van a recuperar las historias de Neil Gaiman y le van a permitir continuar su historia y terminarla. Esta vez no es un anuncio vacío, sino que viene acompañado de un video de Gaiman confirmando esto. Tal como prometieron, todo el arco de The Golden Age fue republicado, al igual que los primeros dos capítulos de The Silver Age. En las solicitaciones de Abril de 2016 aparece el esperadísimo Miracleman By Gaiman & Buckingham: The Silver Age #3… y nunca es publicado. A la fecha, Marzo de 2018, seguimos esperando que se publique la tan esperada continuación. La maldición de Marvelman ataca de nuevo y esta vez el damnificado es Gaiman, que sigue esperando concluir la historia del héroe nuclear.

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Portada para el Silver Age #3, aún inédito.

Estamos hablando de un personaje con casi 65 años de historia y que solo tuvo 3 guionistas fijos. Un personaje con aproximadamente 400 capítulos de historias, con (debatiblemente) más cambios de nombre que cualquier otro personaje de historietas (Marvelman, Captain Miracle, Miracleman, Masterman, Man of Miracles… incluso en Brasil lo llamaron “Marvel Jack”). Un mismo personaje, en una misma continuidad, escrito por Neil Gaiman, Alan Moore y Grant Morrison, que más de uno diría que son los tres guionistas más influyentes del cómic moderno. Un personaje por el cual casi diez empresas pelearon en los tribunales y fuera de ellos. Todo eso por una copia de una copia de Superman que se hizo famosa del otro lado del planeta.

La fama de Marvelman sin duda tiene fundamentos, y hoy en día sigue siendo uno de los cómics que dan más que hablar, incluso cuando no se publican nuevas historias durante años. Sin duda es un personaje maldito, y todos en el mundo de la historieta están alerta, esperando que la maldición vuelva a desatarse algún día.

 

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Escrito por:
Matias Mir
"El especialista"
Matias Mir
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