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Los Transformers de Dreamwave

Más de lo que los ojos ven

Los Transformers de Dreamwave

En una nota anterior vimos el desarrollo de una de las franquicias de juguetes más importantes de aquella juguetera década de 1980 y su paso por las páginas del cómic, donde se convirtió en un verdadero fenómeno por las oficinas de Marvel. También vimos como aquel cómic, que a pesar de las palabras de la época "nadie quiere trabajar en los cómics de juguetes", dio lugar a interesantes historias y supo disfrutar de importantes talentos como los de Denny O'Neil, Bill Mantlo, Len Kaminski, Steve Parkhouse y, especialmente, Bob Budiansky y el gran Simon Furman. Hasta llegamos a ser testigos de como aquella burbuja se fue desinflando hasta el punto de vaciarse totalmente, incluso después de los intentos infructuosos de inyectarle un poco de aire. Y acompañando el cierre de la línea de juguetes, los cómics de los Transformers fueron al cajón de las historias olvidadas en 1993. Los Transformers quedaron juntando polvo en los baldes de saldos de las jugueterías.

¡Vuelve la magia! y aparece un sueño

Pero llega 1996 y una nueva explosión en el mundo robojugueteril: Beast Wars. Una nueva historia heredera de aquel espíritu ochentoso, pero preparada con herramientas y elementos muy noventosos, entra en juego (aunque yo diría que le quedaba poco de 80 a la fórmula). Beast Wars logra resucitar a los Transformers y la franquicia se recobra de aquel descenso a las penumbras del olvido. Igualmente hay que reconocer que el boom no ocurrió de forma instantánea y fue tomando color de a poco. En octubre del año 2000, la revista de información Wizard saca en su número #111 una publicación sobre grandes productos de los 80 reimaginados por nuevos autores. Allí podemos encontrarnos con la versión Jim Cheung de Thundercats, los Masters of the Universe de Ed McGuinness o las Teenage Mutant Ninja Turtles de Joe Madureira. Y también estaban los Transformers, de la mano de Pat Lee, un declarado fan de la franquicia. Pat, junto a su hermano Roger Lee, fundaron Dreamwave Productions dentro de Image, con sede en Toronto, Canadá, de donde eran oriundos. Hacia el año 2001 los derechos editoriales de la franquicia de los robots in disguise son lanzados al mercado y, a pesar del interés de algunos grandes como Marvel, estos quedan en manos de la pequeña Dreamwave. Y los Transformers, ya renacidos en sus versiones animadas, toman lugar en las páginas coloreadas.  

El comienzo
Un descubrimiento en el hielo, al mejor estilo La Cosa de Carpenter, da comienzo a la historia.

La Guerra de Bestias termina en 1999 y deja la silla caliente para que una nueva versión de aquella Generation One tome su lugar, con el nacimiento de Transformers Armada en 2002. Dreamwave arranca apostando a dos líneas de historietas: la primera centrada en las versiones Armada de los personajes, de alguna manera funcionando como merchandising de la serie animada del momento (continuada luego en Energon, al igual que en la animación). Y la segunda, en una apuesta interesante, volviendo a los personajes originales. En esta nota nos vamos a ocupar de la línea Generation One de Transformers en Dreamwave.

El universo Generation One que ofrece Dreamwave ya desde el comienzo es más arriesgado que el de sus predecesores. En 2002 la editorial arranca con dos series paralelas, que funcionan cada una por separado, contando historias distintas en periodos temporales bien diferenciados.

Todos los caminos llevan a los '80

En primer lugar tenemos a Chris Sarracini y a los espectaculares dibujos de Pat Lee (con ayuda de Edwin García) en la serie que fue llamada Transformers Generation 1. Esta historia se centró en el presente de los robots gigantes, intentando establecer una continuidad ligada a la de la serie animada de los 80. Los mismos protagonistas (Optimus Prime, Bumblebee, Ironhide y compañía) partiendo de un universo ligado a aquella primer mítica temporada. Los personajes son los mismos de la primer tanda de juguetes (más algunos agregados, como Supirion). Se podría decir, los Transformers originales. Nos cuentan que los Autobots, junto a un grupo de humanos incluido Sparkplug Witwicky, luego de haber derrotado a los Decepticons, dejan la Tierra para volver a Cybertron en una reparada nave Ark. Pero aquel despegue resultó en catástrofe y todos los tripulantes murieron. El cómic comienza en un número de preview con el descubrimiento de restos de robots cerca del Ártico. Y una nueva historia. Durante tres tandas de miniseries, la primera compuesta por seis números (más el #0), la segunda igual (seis más el #0) y la tercera ya como una ongoing extendida en el tiempo, los autores nos cuentan el nuevo despertar de la batalla entre Autobots y Decepticons en la Tierra, con la llegada de nuevos personajes desde el planeta Cybertron. 

Combiners al combate
Devastator vs. Supirion en los diseños dinámicos de Pat Lee

En cuanto a su calidad, la primer miniserie tiene una premisa de partida muy interesante y un buen desarrollo, sin meter toda la carne al asador de entrada va escalando de a poco y construye una historia sólida. La segunda, en cambio, intenta subir demasiado la vara de golpe y considero que tropieza un poco. La tercera, que pasa a ser ongoing, aprende de ese error y avanza paso a paso, con más vueltas y más desarrollo a lo largo de sus números, dejando lo interesante en el desarrollo y no tanto en el impacto. Lamentablemente... les cuento en un ratito.

Destaca bastante el uso de elementos que en las épocas de Marvel no se tenían muy en cuenta, especialmente toda la mística surgida de la propia serie animada. De verdad se siente como una continuación, al menos en espíritu, de la serie animada. Sarracini aprovecha para jugar con la nostalgia y ofrecer algunos nuevos personajes ya presentes en el imaginario de los fans. Es el caso de Bumper, una mezcla de Bumblebee y Cliffjumper que apareció como un muñeco error de fábrica por parte de Hasbro y resultó muy apreciado por los coleccionistas. O también se intenta generar toda una historia para viejos detalles de animación y sacarse de la galera nuevos seekers con interesantes desarrollos como Sunstorm, el gemelo anaranjado maníaco de Starscream. O jugar con Bumblebee manejando una nave con forma de Bumblebee (sí, esto pasa). No puede evitar caer en lugares comunes como los problemas de lealtad de Mirage y el pasado decepticon de Jetfire (al que le confiere una armadura calcada a una Valkyrie, recordándonos que originalmente Jetfire era un juguete de Bandai de la línea Macross que se coló dentro de los Transformers). Como ya se vio antes, nos podemos encontrar con Shockwave siendo un maquiavélico villano, historias de Unicrom y hasta viajes a Cybertron. Pero también tenemos nuevas ideas, como The Fallen y los Thirteen, nuevos personajes surgidos de la interacción con la serie hermana (que comentamos más abajo) y que fueran utilizados en una de las más recientes versiones cinematográficas de los robots.

Los diseños de Pat Lee son los que hacen estallar la parte visual y le dan una nueva vida a los robots, mucho más dinámica y expresiva que la que todos los dibujantes previos intentaron. Sus Transformers regordetes pueden ser chocantes en primera instancia, pero es innegable su dinamismo en las viñetas. Ya no son juguetes, pero tampoco son robots clásicos y estáticos. Si hay alguna razón para destacar el paso por Dreamwave por sobre todas las cosas, eso es el trabajo en diseños de Pat Lee, realizado en colaboración con Don Figueroa. 

Viajando cuatro millones de años al pasado

La segunda línea argumental corre a cargo Simon Furman y Don Figueroa. Sí, vuelve Simon Furman, el Claremont de los robots disfrazados. Furman ambienta sus historias en el pasado, en el punto más álgido de la guerra entre Decepticons y Autobots por el dominio de Cybertron antes del escape a la Tierra. Una elección que fue seguida también en la reciente miniserie de Netflix, War for Cybertron: Siege. Esta línea recibe el nombre de Transformers: The War Within, y también se compone de dos miniseries de seis números seguidas por una ongoing

El Optimus Prime cybertroniano
Don Figueroa y Simon Furman imaginan los años de la guerra por Cybertron.

Primero que nada: gran acierto. El período del pasado donde nacen todos los enfrentamientos entre personajes le permite a los autores jugar con todas las fichas que quieren. Se enfrentan al importante problema de evitar grandes consecuencias que afecten al presente narrado en la serie hermana. Pero con los robots las muertes pueden ser desconexiones, y los desmembramientos no son más que cambios de partes. Así que la cancha está un poco cubierta por ese lado. Furman es consciente todo el tiempo que es una historia bélica, y eso se siente. Acá los personajes no se comportan igual que en sus versiones del presente, están aprendiendo y pasando por muchas de las experiencias que van a formarlos para lo que viene. Esto se nota de forma particular con el joven Optimus Prime, con Megatron y, sobre todo, con uno de los personajes fetiche de Furman: Grimlock. Hay nuevas alianzas para explorar y nuevos escenarios, siempre bajo el tono sombrío de la guerra encima. Furman no olvida algunos de sus viejos yeites, como insistir con el papel de villano de Shockwave o darle chapa a Blaster y Nightbeat (más de una vez Furman ha declarado que Nightbeat es su avatar en el universo cybertroniano). También se anima a traer nuevos conceptos sacados de otras líneas, como los discos dorados que vienen de Beast Wars.

En cuanto al arte, Don Figueroa comparte muchas cosas con Pat Lee, pero tiene una ventaja que explota muy bien: la posibilidad de crear nuevos modos alternos para los personajes. Como sabrán (o no, y de paso se los cuento), las transformaciones en autos, camiones y tanques de los Transformers son modificaciones que sufren al llegar a la Tierra. En Cybertron, gran parte de los personajes se alternan en modos vehículo, pero que se alejan de los diseños terrestres. Son más "espaciales", por describirlos de alguna forma. Con esa premisa, Don Figueroa se anima a darles nuevos diseños a personajes clásicos como Optimus Prime, Bluestreak, Ironhide o Grimlock (este último la rompe). Y juega con pequeños e interesantes detalles, como el modo alterno de Ravage, el cual pasa de casette a una especie de simio espacial salvaje, dejando claro que el modo felino es el alterno y el casette el base. Misma idea con el otro casette, Laserbeak, aunque esto ya se planteaba en el piloto de la serie animada de los 80.

A diferencia de lo que sucede con la serie paralela, The War Within continua de una serie tras otra con buena coherencia y manteniendo el nivel. El producto entre cada paso resulta sólido, con Furman haciendo un buen trabajo a nivel guión. Casi se puede considerar que la estructura inicial de miniseries es una decisión editorial para tantear el mercado más que una intención autoral. 

El Jetfire de hace 4 millones de años.
El Jetfire de hace 4 millones de años.

Todas las figuras de acción traen accesorios

Vista la buena recepción que tuvieron ambas series por sus fans, Dreamwave no pudo evitar aprovecharse y sacar proyectos paralelos. Y como la imaginación es algo reservado para algunas personas, recurrieron a los sospechosos habituales: fichas y G.I.Joe. Así es gente, como ya lo hiciera Marvel en su momento, la editorial canadiense fue a lo seguro. Un año después del lanzamiento, Dreamwave editó una serie de revistas que contenían nuevas fichas de personajes, al estilo de las viejas Transformers Universe de Marvel. A lo largo de ocho números se nos presentan nuevos textos y nuevos dibujos para cada uno de los robots que aparecían en las páginas de las series comentadas. Inteligentemente, le dieron a esta serie el nombre de Transformers: More than meet the eye. Por otro lado, de la mano de John Ney Nieber y Jae Lee, tenemos una nueva versión de Transformers/G.I.Joe. Pero a diferencia de la versión marveliana, esta nueva historia está anclada en el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en un universo alternativo donde ambas facciones de robots se unen a distintos bandos, con Cobra y los Joes en el medio. Los dibujos de Jae Lee y el tono que le da a la historia J. Ney Nieber hacen que estemos frente a un cómic bélico al mejor estilo de los que suele sacarse DC cada tantos años. 

Por otro lado, tenemos la miniserie Transformers: Micromasters, spin-off de The War Within, escrita por James McDonough y Adam Patyk y dibujada por Rob Ruffolo. Probablemente el producto menos indispensable de la franquicia. Los Micromasters fueron una de las últimas apuestas de Hasbro, para ofrecer versiones más baratas de la línea en los tiempos donde las ventas no abundaban. Consisten en mini-robots transformables que copiaban el estilo de los MicroMachines de Mattel. Por otro lado, tenemos también el especial Transformers Summer Special, con un pequeño relato de Megatron junto a los Predacons, anclado en la continuidad de Generation One. Nada más que relleno.

Jae Lee
Robots en la Segunda Guerra Mundial por Jae Lee

El final (que no es final) de las series de Dreamwave

Fuera de lo que uno suele suponer para los cómics de franquicias, las líneas de Dreamwave no fueron canceladas. Al contrario, les estaba yendo bastante bien, especialmente entre los fans de los robots. Pero en Enero de 2005, luego de dos años de aventuras con la franquicia, Dreamwave declara la bancarrota, ya teniendo problemas en los pagos a los artistas y con la decisión de Hasbro de no renovarles la licencia de Transformers. La serie regular de Generation One queda trunca luego del número 10 y la de The War Within no pasa del tercero. De la segunda miniserie de Transformers/G.I.Joe llega a salir tan sólo un número y la largamente anunciada serie de Beast Wars no llega a formalizarse. Y chau al sueño de Dream-wave (lo captaron?). Pero esta vez no habría que esperar mucho, muy pronto aparecería IDW Publishing para tomar la posta... quizás en un futuro contemos algo de esa aventura que todavía no llegó a su final.

A modo de resumen

Línea Generation One:

  • Transformers: Generation One Vol. 1: "Prime Directive" #0-6 (2002)
  • Transformers: Generation One Vol. 2: "War and Peace" #0-6 (2003)
  • Transformers: Generation One Vol. 1: #0-10 (2003-2004) con final trunco
  • Transformers Summer Special, un número en 2004

Línea The War Within

  • Transformers: The War Within Vol. 1 #0-6 (2002)
  • Transformers: The War Within Vol. 2: "The Dark Ages" #1-6 (2003)
  • Transformers: The War Within Vol. 3: "The Age of Wrath" #1-3 (2004) con final trunco
  • Transformers: Micromasters #1-4 (2004)

Extras:

  • Transformers/G.I.Joe #1-6 (2003-2004)
  • Transformers: More Than Meet The Eye #1-8 (2003)

Las dos líneas principales fueron recopiladas y publicadas en tomos en español por Norma Editorial, bajo los títulos de "Transformers: La Nueva Generación" y "Transformers: War Within". 

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Escrito por:
Damián Pérez
Llamé Kalelia a un caracol fósil por el primer superhéroe.
Damián Pérez
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