Comics

Postales de Villa Estante: "Doom Patrol", de Grant Morrison

El grupo más extraño del mundo

"Doom Patrol", de Grant Morrison

Postales de Villa Estante son reseñas/recomendaciones de libros que tengo en mis bibliotecas. También son un poco anécdotas de cómo conseguí tal o cual libro, muchos de ellos adquiridos (no siempre comprados) en el mítico local comercial de la editorial Llanto de Mudo en donde pasaba gran parte de mi tiempo cuando Diego Cortés estaba entre nosotros. No son críticas ni nada parecido y, de hecho, están escritas muy cutremente. Pueden pecar de optimistas y que alguno salte y diga “Eh, pero a este le gusta todo” ya que no tengo comics que no me gusten, siempre me he jactado de ser muy selectivo y tener algún que otro material no-tan-mainstream. Aclarado esto, les doy la bienvenida.

Doom Patrol de Grant Morrison Y Richard Case (entre otros)

Editorial Planeta. 2006. Un montón de páginas.

Uno de mis comics favoritos de toda la vida del mundo mundial.
El grupo de los superhéroes más extraños del mundo nace en 1963 y después de un par de idas y venidas, éxitos y fracasos entre guionistas y dibujantes, la agarra nuestro pelado drogón... y le da una vuelta muy interesante al grito de “Che, ¿no eran estos los superhéroes más extraños del mundo?” O parecido, en inglés seguramente “Oie, This no eran lous superhouroes mas extrañous del mundou?” Ponele.

La etapa del cabeza de rodilla reúne a Niles Caulder, Cliff Steele, Rebis, Crazy Jane, Joshua Clay, Dorothy Spinner, Rhea Jones y Danny la Calle y, entre 1989 y 1993 y a lo largo de 62 números, nuestros amigos van a vivir las mas surrealistas aventuras que los comics hayan visto en los ochenta. Así tenemos historias como la Patrulla yendo a París a ver un cuadro que se comió a toda la ciudad y la metió en una dimensión artísticamente retorcida dominada por la Hermandad Dadá (los villanos de comics más copados que haya visto en la vida), encontrándose en Barcelona con un Constantine de la B para parar al Descreador que va a deshacer todo el universo en segundos, combatiendo habitantes de dimensiones paralelas enguerrados durante milenios y ciudades escondidas dentro de una burbuja de vidrio de esas que cuando las agitás nieva. Del surrealismo a lo religioso a lo directamente lisérgico, Morrison no hace agua en ningún momento (como sí lo ha hecho en otras obras).
No podría ponerme a detallar a fondo una de sus aventuras ya que las tramas son tan intrincadas y con tanta información que me llevaría una nota larguísima, y vieron que yo hago esto como para que lo leas mientras estás en el baño o esperás el agua del mate. Solo puedo decir que mis favoritas son los arcos del #27 al #29 que es la del cuadro que se comió a París que mencioné antes, La del Descreador con el culto del libro no escrito en los números #31y #33, la del autobús mágico y la bicicleta de Albert Hoffman (creador del LSD) y la hermandad Dadá regresando completamente drogados del #50 y #51 y el separador de capítulos del cuerpo nuevo de Cliff Steele cobrando conciencia en el numero #34 en donde Monsieur Mallah y el Cerebro se declaran abiertamente homosexuales en un beso explosivo.

¡Funciona!
¡Funciona!

Me encantaría detallar todo, sí: Las multiples personalidades de Jane, cada una con una habilidad metahumana diferente, la integrante de la hermandad Dadá que tiene cualquier superpoder en el que no hayas pensado, la calle travesti consciente que es Danny la Calle y los hombres de N.A.D.I.E. Los mambos negros de Cliff Steele o los más bizarros de Rebis que es un ente compuesto por dos personas y un espíritu negativo, lo sorete del jefe Caulder y su adicción a los chocolates. Todo es buenísimo y hasta el capítulo más flojo, a mí, me parecieron increíbles.
Los dibujantes fueron variando a lo largo de los años, llegando a tener a mi amado y tan robado Jamie Hewlett (el de Gorillaz, cabezón. Si te digo Tank Girl capaz que hacés una mueca), pero el que más se mantuvo fue un dibujante al que, también, le he robado hasta los calzones y del cual aprendí muchísimo analizando sus trazos: Richard Case. ¿Vieron cuando uno dice “Ah, como me gustaría que -inserte acá un título de comic- estuviera dibujada toda completa por -inserte nombre de autor aquí-?” bueno, acá no pasa tanto ya que Case dibuja la gran mayoría de los números (y los más interesantes) y entiende muy bien al pelado (no al nivel de Frank Quitely, claro) y sus dibujos tienen una gracia plástica muy hermosa.
Realmente detallaría todo, bueno, todo no pero podría algo, ¿no?

Y como algunos amigos me cagaron a pedos diciéndome que las reseñas eran muy cortitas, inauguro la sección MOMENTOS que son (duh) los momentos que mas me gustaron de cada libro/serie/lo que sea y como pueden ser del principio, la mitad o el mismísimo final... va a haber spoilers. Así que si sos muy sensible no sigas leyendo. Advertido estás millennial.

Momento 1: La hermandad Dadá rescatando a la patrulla después de haberle pateado el culo bien pateado para que todos juntos salven el mundo del jinete que quiere salir del cuadro.
Momento 2: La hermandad Dadá volviendo con la bicicleta de Albert Hoffman totalmente dados vuelta a candidatearse a la presidencia: ¡Nadie Presidente!
Momento 3: La terrible traición del jefe Niles Caulder, el asesinato de Joshua y la decapitación del primero a manos del siempre genial Cliff Steele.
Momento 4: Danny la calle por completo. Su forma de hablar, la buena onda que le pone a todo, sus motivaciones. Aguante Danny.
Momento 5: qué difícil es esto, pordioh…todo Doom patrol es un momento especial y yo elegí esta formulita para justamente esta reseña. Bueno, la corto acá. ¡¡¡Flex Mentallo!!!

Leí Doom Patrol en ingles prestada por un amigo, y cuando estos tomitos super cómodos para leer en la cama llegaron al local de Llanto de mudo, Diego los compró para él, sacándomelos vilmente de las manos. Cuando Diego falleció, Paula, su compañera, me los regaló para cerrar un ciclo ya que siempre bromeábamos junto a Diego con que me lo había arrebatado y yo se lo pedía constantemente para leerlo una y otra vez. Me lo debe haber prestado unas cinco veces fácil, han estado más en mi casa que en la de él.

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Escrito por:
Nicolás Brondo
A la grande le puse cuca.
Nicolás Brondo
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