Postales de Villa Estante son reseñas/recomendaciones de libros que tengo en mis bibliotecas. También son un poco anécdotas de cómo conseguí tal o cual libro, muchos de ellos adquiridos (no siempre comprados) en el mítico local comercial de la editorial Llanto de mudo en donde pasaba gran parte de mi tiempo cuando Diego Cortés estaba entre nosotros. No son críticas ni nada parecido y, de hecho, están escritas muy cutremente. Pueden pecar de optimistas y que alguno salte y diga “Eh, pero a este le gusta todo” ya que no tengo comics que no me gusten, siempre me he jactado de ser muy selectivo y tener algún que otro material no-tan-mainstream. Aclarado esto les doy la bienvenida.
Entre las sombras, de Arnaud Boutle
Glénat, 2011. 72 páginas.
Jean es el último hombre del planeta. Algo pasó con el agua hace muchos años que hizo que la humanidad entera desapareciera. No hay nadie, solo él y la vegetación que se apodera de la ciudad centímetro a centímetro, con mucha paciencia, porque no tiene nada ni nadie que la moleste y corte su paso. Los animales han evolucionado y crecido desmesuradamente, y la mayor parte del tiempo el silencio es rey absoluto. Y ahí está Jean añorando la música y la compañía, pescando, dejándose la barba, yendo al cine, afeitándose la barba y deambulando por la ciudad desértica tratando de sobrevivir a sus fantasmas, los recuerdos de su infancia y de su novia cantante que partió en avión hacia el otro lado del mundo unos días antes de que todo se fuera a la mierda, interrogante que debe volver loco a nuestro protagonista, ya que no hay forma de viajar al otro lado del mundo a menos que sea en barco. Todo eso estando solo. El último hombre del planeta.
Lo interesante realmente de este libro es que te esperas esa vuelta de tuerca chotísima que tienen todas las obras post apocalípticas sobre la última persona en la tierra: que de pronto aparece alguien y esa persona ya no está más sola. No, papurri.
Spoiler: esta es una historia sobre la-última-persona-del-planeta ¡De verdad! No hay nadie, al único que vas a ver es a Jean y, de última, a otra gente en sus recuerdos, pero no hay nadie más. Por fin. Una historia sobre el último sobreviviente que no te miente en la cara. Si, te cagué el final de esta gema rarísima.
El guión me enamoró al terminar de leer, está bien, confieso: antes de comprarlo me fijé si salía alguien en el final o a la mitad que rompiera con la soledad del protagonista y no, por eso lo compré.
Me gustaron los dibujos. Cumplen, no son una maravilla que te la vuela pero tampoco son feos y con un muy buen manejo de los silencios y las panorámicas desérticas, de los diálogos con uno mismo y los flashbacks.
Boutle dignifica.
