Postales de Villa Estante son reseñas/recomendaciones de libros que tengo en mis bibliotecas. También son un poco anécdotas de cómo conseguí tal o cual libro, muchos de ellos adquiridos (no siempre comprados) en el mítico local comercial de la editorial Llanto de Mudo en donde pasaba gran parte de mi tiempo cuando Diego Cortés estaba entre nosotros. No son críticas ni nada parecido y, de hecho, están escritas muy cutremente. Pueden pecar de optimistas y que alguno salte y diga “Eh, pero a este le gusta todo” ya que no tengo comics que no me gusten, siempre me he jactado de ser muy selectivo y tener algún que otro material no-tan-mainstream. Aclarado esto, les doy la bienvenida.
Los combates cotidianos de Manu Larcenet
Norma -te pongo stickers en las tapas- editorial, 2015. 264 páginas.

Amo este libro. Amo a Larcenet.
Marco es un fotógrafo de guerra que está buscando (todavía) un horizonte en su trabajo y también en su vida. Marco ya no es tan joven y le dan unos ataques de pánico que lo obligan a hacer terapia. Se fue a vivir al campo para evitar todo el ruido de la ciudad y dar paseos en donde reflexiona sobre todo, mientras lidia con su pasado, sus padres, su novia y su nuevo proyecto de trabajo, mechando visitas a su hermano con el que se lleva realmente bien. Su gato Adolf, las entrevistas para su proyecto fotográfico del astillero en donde trabajó su padre y donde él se crió, ese viejito misterioso que encuentra en sus paseos por la naturaleza y la relación con artistas soretes... van a formar parte de sus combates cotidianos.
La vida misma, como diría cualquiera. Esas pequeñas batallas que libramos a diario y que son un universo gigante para cada uno de nosotros, que nos nublan el pensamiento y ensombrecen nuestro futuro a punto tal de no darnos cuenta de los problemas de los demás. Algunos más grandes que los propios van a ser el motor para que Larcenet nos dé una clase avanzada de vida con la historia, y de belleza grafica con los dibujos y las expresiones de los personajes, con los silencios y con todo lo que dicen con sus lenguajes corporales. Esta historia “normal”, o costumbrista como dirían los eruditos, es deliciosa y compleja en su normalidad.
Siempre me fascinó la parte en donde analiza el separar el artista de la obra (que tan en boga está en estos días) y de como un gran artista puede ser una mierda como ser humano y producir obras estremecedoras y hermosas. Quiero una remera que diga:
“La mano roza lo divino mientras los pies chapotean la mediocridad”.
Si, lloré varias veces con este libro. Larcenet es un culiado.

Esta edición (a la que Norma se encarga de marcar en la tapa con otro horrendo sticker) trae los apuntes de Larcenet en francés original y traducidos de todo su trabajo de investigación, que hacen descubrir el sentimiento (casi) autobiográfico del libro. Porque sí, este libro habla de todos los que lo leen, a pesar de ser tan personal de Larcenet y de Marco.
Este es otro de los libros-del-Fede, como los llamo. El Fede es un amigo al que le presto incondicionalmente los libros de mis bibliotecas porque me los cuida como oro (¡y porque me los devuelve!), los lee y después los charlamos. También me presta los suyos pero de una forma diferente: él me los deja indefinidamente para que yo crea que son míos con mi toc de coleccionista.
“Mi biblioteca en tu casa”, dice.