Postales de Villa Estante son reseñas/recomendaciones de libros que tengo en mis bibliotecas. También son un poco anécdotas de cómo conseguí tal o cual libro, muchos de ellos adquiridos (no siempre comprados) en el mítico local comercial de la editorial Llanto de Mudo en donde pasaba gran parte de mi tiempo cuando Diego Cortés estaba entre nosotros. No son críticas ni nada parecido y, de hecho, están escritas muy cutremente. Pueden pecar de optimistas y que alguno salte y diga “Eh, pero a este le gusta todo” ya que no tengo comics que no me gusten, siempre me he jactado de ser muy selectivo y tener algún que otro material no-tan-mainstream. Aclarado esto, les doy la bienvenida.
Pictures that tick, de Dave McKean
Dark Horse books, 2009. 184 páginas.

Ya he expresado mi amor a Dave McKean en varias ocasiones, y creo que este libro es una de las más grandes expresiones que tengo en mis bibliotecas de ese cariño. No el libro de las tapas de Sandman (que es una belleza), no el Mr. Punch o el Signal to noise... y menos que menos el Arkham Asylum. El Cages puede ser, pero no. Hoy hablamos de este. Imágenes que pican.
Este librote contiene una serie de historietas cortas que el gordis hizo entre 1999 y el 2000 para varias antologías de comics cortos. Algunas son medio pelotudas y otras más profundas y misteriosas. Y si bien Dave McKean es un muy buen guionista (para mí) en este libro lo que destaca es su más conocida capacidad para ilustrar y narrar con imágenes no solo dibujadas. Entonces tenés historietas hechas completamente con fotos, otras con collages, otras con collages de fotos y pinturas. Hay comics cortos hechos solo a tinta y otros con montajes digitales. Siempre con ese estilo lúgubre y terrorífico en los rostros, las expresiones y los silencios.

Mis favoritas son las dos más largas del libro. La primera no tiene nombre, ya que en el índice en donde salen los títulos de todas las historias sale representada por un dibujo vectorial y muy sencillo de un ojo. La trama es un fume surrealista de un tipo que libera un halcón que recorre la ciudad y distintos momentos que suceden en ella para luego volver con el tipo que se convierte en una especie de humanoide. Seguida ahí al toque está Bitten and brusied que es también otro cuelgue bizarro, terrorífico y metafórico sobre el amor de pareja y las relaciones toxicas, ambas mudas y hechas en tinta. El resto de las historias oscila entre las seis u ocho páginas, hay algunas de solo dos o tres.
A nivel visual, la que más me impresiona es Lillie, que ya la había visto y la tengo en la bellísima y perturbadora antología Freak Show (pronto, reseña de eso) y que es un mambo muy negro con una criatura llamada Lillie que hace una suerte de descargo de varias cosas sin sentido, pero que te deja atormentado después de leerla. Hay cátedra de diseño editorial, fotografía y plástica y en la tapa. Una serie de bocas te deletrean “Picturesthattick” y es hermoso eso.