Postales de Villa Estante son reseñas/recomendaciones de libros que tengo en mis bibliotecas. También son un poco anécdotas de cómo conseguí tal o cual libro, muchos de ellos adquiridos (no siempre comprados) en el mítico local comercial de la editorial Llanto de Mudo en donde pasaba gran parte de mi tiempo cuando Diego Cortés estaba entre nosotros. No son críticas ni nada parecido y, de hecho, están escritas muy cutremente. Pueden pecar de optimistas y que alguno salte y diga “Eh, pero a este le gusta todo” ya que no tengo comics que no me gusten, siempre me he jactado de ser muy selectivo y tener algún que otro material no-tan-mainstream. Aclarado esto, les doy la bienvenida.
"Pinocchio" de Winshluss
La cúpula. Segunda edición. Año Marzo 2010.
188 páginas.
Pinocchio es un robot que inventa un codicioso y facho Gepetto que, por una falla en su cerebro mecánico, se embarca en una aventura psicodélica. La falla está dada por, como sabemos, Pepe Grillo (o Pepito Cucaracha como le dicen los españoles) que es un vago, ebrio y malhablado escritor fracasado que se queda sin trabajo y termina creyendo que la cabeza de Pinocchio es un "lindo departamento con vistas al fregadero" y para ver la tele en paz arma un lío con los cables del robot dando inicio a la aventura.

También todos sabemos, gracias Disney, que Pepito es “la voz de la conciencia” de Pinocchio y, al leer este libro, nos vamos dando cuenta que con esa clase de voz de la conciencia, esto va a terminar muy mal. Las escenas de Pepito son las únicas que tienen diálogo, todas en blanco y negro y con la duración de dos o tres páginas mechadas a cuenta gotas a lo largo de toda la historia y es como una especie de “alivio cómico” (que de alivio y de cómico no tiene nada ya) que te pone unas realidades tan crudas como la vida nisman, la página del libro de Dostoievsky es una de mis paginas mas favoritas del mundo mundial de las comiquitas, en donde Pepito está leyendo El idiota durante tres cuadros, lo termina, lo cierra con expresión estupefacta y con esa misma cara y libro en mano se dirige hacia su máquina de escribir y le destroza el libro encima sin inmutarse para luego dejarlo en la biblioteca donde pertenece y echarse en el sillón a ver la tele, tomándose unas cervezas. Ah, el titulo de la página es Pepito Cucaracha: “Ser consciente del genio de otra persona permite también hacernos una idea del nuestro”. Es una carta de amor esa página, ¿me entienden?

El francés Vincent Paronnaud A.K.A Winshluss toma el cuento clásico de Carlo Collodi y lo reinventa de una manera maravillosa en un mundo en donde la fantasía de los cuentos y una realidad muy parecida a la nuestra conviven perfectamente. Un mundo atemporal de clichés de los treinta y elementos contemporáneos de nuestra era usando el elemento del cómic mudo (dificilísima herramienta para los contadores de historias) y la rompe por completo. Acá se mezclan los elementos de fantasía con problemáticas políticas, sociales, dramas familiares y tragedias personales de un sinfín de personajes, todos interconectados que van armando una fábula maravillosa como supo hacer el francés en Smart Monkey en 2002 (e incluso superándose ampliamente). Winshluss es un virtuoso del dibujo y la narrativa. De las expresiones y de los ritmos y sabe cuando poner o sacar todos los elementos con los que cuenta para construir una historia completamente nueva e interesante usando momentos clásicos de los cuentos que nos hemos hartado de ver y leer. y así armar este tochaco que tiene cerca de 200 páginas impresas perfectamente, unas tapas duras con sectorizados metalizados que te morís, hojas gruesas como un dedo pero que no pesa nada.