¿Te gusta Mark Millar? Es re pochoclero y escribe guiones de películas más que de comics...¡malísimo lo tuyo!
¡Pero a mí me gusta ver películas! Sigo esperando una de Nemesis, y tras leer el primer numerito de Prodigy, estoy convencidísima que sería una peli muy entretenida, aunque la estética no sea como los hermosos dibujos de Rafael Albuquerque, al que conocí por su hermosa portada de Batgirl que tanto quilombo armó (bait, bait, bait. No caigas).
Bueno, Millar lo hace otra vez. Presenta un concepto simple que explota de una forma que el lector va a sentir regocijo de fanservice y satisfacción por su propia mediocridad y deseos de ser como el personaje ficticio para olvidarse de la mugrosa vida del ser humano promedio. Bienvenidos a Prodigy, la historia de Edison Crane, el ser humano más perfecto del planeta.

Estrella deportiva de chico. Artista marcial del carajo. Cirujano sin igual antes de que le crezca la barba. Chongazo irresistible para cualquiera. Te juega múltiples partidos de ajedrez a la vez mientras tiene tiempo para salvar al mundo con sus inventos. Te convierte una monedita en una fortuna en menos de un año, te lee a Crowley o Hine toda la noche y mañana está haciendo sigils para encontrarse con la cabeza de Lennon y Morrison en el plano Mantrastral sin tomar LSD.
No me tengo fe ni a ganchos en ser ni un 1% de productiva, pero al menos un amigo así estaría bueno. Y eso es lo que genera Mark Millar. Sabe meterse en la mente del lector y buscar una fantasía que le de satisfacción al leerla. Ser superhéroe sin poderes, pagar para ser supervillano, o que haya un accidente universal que permita la existencia de un prodigio como Edison, alguien que todos querríamos ser.
Esto en teoría es una reseña breve donde te intento convencer de que el comic está bueno. "Bah, no sé, a mí me gusta xD" "Sobre gustos no hay nada escrito". Algún otro argumento tibio y cliché no se me ocurre.

Millar te viene con una historia donde desafía al protagonista con algo fuera de lo mundano. Quiere ponerlo a prueba, ya mostró que es perfecto y todo lo puede, así que hay que sacarlo de su zona de comfort (que vendría a ser el planeta entero, básicamente). Algún delirio tiene que salir. Y sale. Sin una maestría y prosa mágica para la escritura, el buen Mark sabe apelar al lector.
El arte de Rafa (ya es amigo, hay confianza) es siempre lindo, adecuado y cumplidor. Y acá tiene los colores de Marcelo Maiolo (que obviamente no tengo idea quién es pero figura el nombre en el comic), que hace un laburo muy bueno, no tapa para nada el estilo de Rafa... Y sin embargo (cuando duermo sin tíiii), le pone una impronta personal muy macanuda y disfrutable, que va bien con el relato (contigo sueño!).
Entonces, Juli, ¿lo recomendás?
¡De una! Te descontractura como un masajito tailandés y hace fantasear más que Jessica Rabbit (no me juzguen).