La muerte en la ficción es un tema importante. El escritor es el que decide quién, cómo y por qué muere un personaje. Una cosa que falle de éstas, y el autor puede perder la conexión con su público. A veces se usa como gancho y para generar suspenso, o reavivar la atención del lector si no está sucediendo nada muy relevante. En esta entrega de nuestro viaje por la obra de Peter Milligan veremos que, además de estos recursos, puede usarse para explorar personajes, trabajando la articulación del deseo de éstos, según cada caso.
LA MUERTE COMO MOTIVACIÓN
Podemos dividir este recurso en dos variantes: Por un lado tenemos la muerte de un personaje secundario como catalizador o justificativo para un protagonista, pero también tenemos el temor o confirmación de la muerte propia que funciona como disparador de la historia. Veamos ejemplos del primer caso:
En The Extremist (que ya cubrimos en detalle por acá) nos encontramos a Judy, una mujer con una vida bastante anodina y superficial, que luego de presenciar el asesinato de su pareja busca respuestas, pero encuentra más de lo que hubiese querido. Su motivación es aprovechada por un tercero que la conducirá por un camino de cuero y placeres, pero de un oscuro autodescubrimiento.
La situación de Judy (en The Extremist) es delicada. Ella se enfrenta al duelo por la muerte de su pareja, pero a la vez, sin saberlo, transita un duelo por su “anterior” Judy. Ok, es un poco simbólico y el más “tirado de los pelos” de los ejemplos que enlisto, pero creo que es válido.
En materia de superhéroes (o más precisamente villanos) Milligan toma el título de los Red Lanterns, grupo que representa la ira y se identifica con el color rojo del espectro emocional. Su líder, Atrocitus, fue el único sobreviviente de todo su sector, el 666, luego de un ataque de los Manhunters. Durante su run en el título, Milligan explora a otros portadores de los anillos con sus historias de fondo y crea a Rankorr, el primer humano Red Lantern, que también lleva a cuestas una historia de muertes e injusticias, siendo esto último lo típico pero clave en la caracterización.
Aquí Milligan le da la oportunidad a los tres miembros más relevantes (Atrocitus, Rankorr y Bleez) a abandonar aquello que les produce dolor y poder cerrar ese conflicto, del el cual emana su ira. Los personajes existen encasillados en una etapa temprana del duelo, y se niegan a avanzar, ya que es el mayor rasgo identitario del grupo. Más adelante hablaremos del duelo propiamente dicho con otros ejemplos.
En cuanto a la muerte propia tenemos ejemplos un poco más variados. El caso más típico es el de Terminal Hero: The death and life of Rory Fletcher, en donde el protagonista debe tomar una decisión crucial frente a un tumor galopante que reduce exponencialmente su esperanza de vida. Ya sin opciones, se somete a un tratamiento experimental que tendrá consecuencias más que nefastas.
Una que no puede faltar en este repaso es la que se considera entre sus mejores obras, y el primer trabajo para DC Comics: Skreemer. Veto Skreemer se erige como el último de los gigantes de la mafia que sobrevivió al fin de la civilización y, aún sabiendo que en cualquier momento le va a tocar a él, no se da por vencido. La historia es cíclica y el futuro inevitable. Para que la nueva era surja, se deben derrumbar los monumentos de la anterior, y él es uno de ellos. Skreemer fue quizás el mayor gángster, pero hoy su lucha no es con familias rivales, si no con un destino ya escrito. Pero aún le queda un as bajo la manga.
En Skreemer la clave es el legado y los ciclos. Por un lado Veto quiere extender la era de los gigantes para no perder el control (y por el ego de saberse el mejor) pero por el otro boicotea su propio plan y provoca la famosa profecía autocumplida. El otro aspecto del legado es el de su heredero. Su deseo de traer una vida siempre estuvo ligado a su muerte, y esta es la dualidad más interesante del título. La relación vida-muerte, muerte-resurrección (tener en cuenta el doble significado de wake), haber sido concebido en una morgue, etc. Éste es uno de los leitmotivs más presentes y no estaría mal encarar con ésto un análisis conceptual más adelante.
De la última historia de este tramo resalto la premisa y una idea interesante que es arrojada al pasar pero vale la pena comentarla. The Dead comenzó a serializarse en 1987 en la 2000AD, con el dibujo a cargo de Massimo Belardinelli (Ace Truckin Co.), combinando ciencia ficción con temas filosóficos y una imaginación desbordante. El protagonista se llama Fludd y pertenece a una sociedad que logró curar todas las enfermedades y evitar el envejecimiento, encontrando así una suerte de “cura” a la muerte. Evolucionan y mutan, alcanzan una perfección antes solo soñada. Hasta que comienzan a explotar como globos en un alambre de púas. Por si eso no fuera suficiente para alarmarlos, la explosión es producida por un engendro indescriptible que sale del interior de sus cuerpos. Fludd es capaz de derrotarlo y entonces deciden que él debería investigar este asunto. Desde el más allá.
Lo interesante en The Dead, como dije antes, es el estado en que se encuentra esta sociedad ya sin temor a la muerte y con la capacidad de vivir por miles de años. Al no existir ese temor o angustia ya no sienten prisa para realizar planes o vivir nuevas experiencias. La producción artística es cíclica, por períodos, y responde más a una cuestión egocéntrica que de legado o necesidad personal. “Todos somos genios, solo hacía falta tiempo. Y tiempo es lo que nos sobra.” le dice un personaje a Fludd, luego de terminar su novela n°53. Al no haber un fin, tampoco una necesidad o urgencia de crear arte o cultura. La humanidad se echó a dormir en su privilegio y priorizaron la vida al hecho de vivirla. Recomiendo el debate entre Bernard Williams y John M. Fischer sobre la inmortalidad y el deseo a través del tiempo.
SOBRE LA MUERTE Y EL DUELO
SHADE THE CHANGING MAN
Milligan encontró en Shade The Changing Man la excusa perfecta para hablar de Estados Unidos, en particular de sus costumbres, miedos, historia y algunos temas tabú (como ejemplo el primer arco, llamado The American Scream, donde se toca el racismo y el asesinato de JFK). Pero el disparador de la serie es el asesinato de los padres de Kathy y su novio causado por un acto de violencia aleatorio, perpetrado por el asesino serial llamado Troy Genzer. Un guión que arranca fuerte, con lo aleatorio que puede ser la muerte y el absurdo de convivir con el aparente asesino de los primogénitos. Pero éste no fue el único acto de violencia aleatorio importante en la vida de Kathy.
Un par de años luego de finalizar Shade, le preguntaron a Milligan si hubiera hecho algo diferente, en referencia a la muerte de Kathy en el #50 y él respondió “Hubiera peleado más por terminar la serie allí”. Lamentablemente, la muerte de Kathy le puso fecha de vencimiento a la serie. De ahí en adelante Milligan cerraría tramas, diría lo último que le quedaba por decir (aunque hay números muy buenos en esos veinte últimos) y bajaría el telón de una serie que es una muy digna prima de Sandman o Doom Patrol.
Tras el deceso de Kathy, Shade y Lenny comienzan a verla en diferentes lugares. Estos ecos de Kathy se corresponden con la negación, asumen que es ella en lugar de aceptar que ya no está. Luego, Lenny confronta a Shade, adjudicándole una responsabilidad o culpa por el hecho, si bien con esto ya acepta que su amiga realmente está muerta, busca una “negociación”, quedándose en los “que hubiera pasado si…”
Pero quizás lo más inteligente que hizo Milligan fue aprovechar que Kathy dejaba un hijo el cual crecía de manera exponencial. Un par de días es equivalente a años, por lo tanto sus etapas las vive de manera fugaz e intenta aprovecharlas al máximo, con la ineludible consciencia de que el fin está muy cerca. Pero al verlo desde la perspectiva de Shade, nos permite acompañarlo durante su abreviada existencia, y apreciar cual es el rol de uno en la vida del otro.
THE BIG DEATH
En 1989, Garry Leach formó parte como editor de una serie de antologías llamada A1, donde se publicarían historias cortas y personales contando con nombres de la talla de Alan Moore, Glenn Fabry, Neil Gaiman, Ted McKeever y muchos más. Entre las propuestas de guionistas y dibujantes, decidió sugerirles a David Lloyd y Peter Milligan que trabajen juntos. El resultado final fue The Big Death, una historia intimista, de atmósfera densa y de impacto emocional, a pesar de tener tan solo seis páginas de extensión.
“No queremos que nos recuerden los sueños, las pequeñas muertes, porque ya no quedan sueños y la única muerte que queda es la gran muerte” comienza diciendo Peter, el protagonista, con un ánimo desolador. Visita a las personas importantes de su vida, recordando relaciones y un hijo fallecido. El estado constante de duelo por parte de Peter no se refiere a su propia pérdida, si no a la gran revelación: el último humano ha nacido hace trece años. La resignación y la falta de esperanza son papables en el ambiente, transmitiendo la culpa del protagonista por ser responsable de la generación que no va a venir, y una mayor sensación de decadencia que la película de Cuarón (que adapta la novela de P.D. James de 1992). El protagonista le adjudica un gran significado a los pequeños momentos de la vida ya que ésta en general ya no lo tiene. La muerte impregna cada cosa, cada rostro, y se lleva a la esperanza consigo.
TRABAJO CON EL EDITOR AXEL ALONSO: ORÍGENES DE X-FORCE & X-STATIX
Corría el año 1996 y Marvel necesitaba algo para salir de una crisis que arrastraba en lo creativo como en lo económico. Joe Quesada y Jimmy Palmiotti, que habían fundado su propia editorial (y tenían una buena agenda de contactos) fueron elegidos para impulsar a algunos personajes, y así nació el sello Marvel Knights. Dos años más tarde, y debido al éxito de esta idea, Quesada asume como Editor-in-chief y se propone extender este éxito a la mayor cantidad de títulos posible.
El título mutante principal de esta etapa, New X-Men, corría a cargo de Grant Morrison y Frank Quitely, pero necesitaban otro título fuerte y el encargo cayó en manos del editor Axel Alonso, que trabajó previamente en DC Comics, y su fuerte fueron títulos de Vértigo como 100 bullets y Preacher. Alonso aceptó el trabajo, pero le comunicó un problema a Bill Jemas: nunca había leído a los X-Men, así que estaba obligado a encontrar una idea fresca y con potencial. Llamó a Milligan, con quien trabajó en Hellblazer y Human Target, y le dijo “Hey, Peter, tengo que hacer un cómic de X-Men ¿Querés suicidarte conmigo?” a lo que el buen Peter le respondió “Vayamos por unos tragos”.
La idea que pudieron redondear (al otro día y con un poco de resaca) se trataba de un equipo de mutantes nuevos, originales, y con un interés más por la fama que por ser “héroes”, o ser mediáticos y tener contratos exclusivos con empresas (hoy evidentemente serían influencers). Con esto se establecía que muchos de sus conflictos estaban más relacionados al ego que a algún villano de turno. Un concepto de Alonso fue tomando forma desde temprano, su idea era convertir títulos de ciertos personajes en estudios de géneros, y esta era la excusa perfecta para explorar la fascinación del público por las celebridades, en tono satírico, adelantándose por muy poco a la moda de los reality shows.
X-Force se extendió por catorce números y luego (amenazas de muerte mediante) cambió su título por X-Statix, que finalizó con su número 26. Años más tarde, Milligan retomaría algunos personajes en la mini serie Dead Girl donde el tema no es otro que la muerte en el género superheroico.
EN EL FUTURO, TODOS PASARAN SUS QUINCE MINUTOS MUERTOS
¿Pero qué tiene que ver la muerte con todo esto? Bastante. Los X-Force son un grupo que se dedica a misiones donde arriesgan su vida con un entrenamiento escaso, por lo tanto las bajas en el equipo son algo frecuente. Desde el primer número, donde mueren prácticamente todos salvo dos miembros, queda en claro que la muerte llega en cualquier momento y no suele darse de una manera heroica. Lo importante, entonces, no es la muerte de cada personaje si no como impacta en los demás.
Vale aclarar que en este título no hay resurrecciones como es habitual en el género de superhéroes, y esto les da una perspectiva diferente a los integrantes. Algunos quieren dejar un legado (o se preocupan por un legado ajeno) mientras que otros quieren pasarla lo mejor que puedan hasta que les llegue la hora. Esto puede verse como formas de evitar caer en la ansiedad o el miedo a la muerte (y se puede comparar con la sociedad de The Dead por ejemplo).
Como dije, la muerte está presente desde el comienzo y forma parte de la dinámica del título. Por citar momentos de relevancia tenemos (si, da para hacer una lista):
- Todo el grupo muere al final del primer número (para dar lugar a nuevos integrantes).
- Guy Smith juega a la ruleta rusa todas las mañanas.
- El intento de incorporación de Lady Di como miembro (más detalles por acá)
- La muerte de Eddie marcando a todo el grupo y causando el posterior cambio de nombre.
- El #12, que trata sobre un forense que abusa de los cuerpos en la morgue, luego ajusticiado por Dead Girl (con bajada de línea sobre los derechos de los difuntos y sus cuerpos).
- Al final de la serie, como es de esperarse, todo el equipo muere de nuevo.
- El último punto es para X-Statix Presents: Dead Girl, que es el caso más incuestionable de la lista. Y paso a contar porque: En esta mini serie de seis números Milligan retoma el tema de la muerte pero jugando con su propio concepto y con el de la resurrección de los héroes y villanos.
The Pity One (o El Lastimoso en su versión española) es un villano que está harto de permanecer muerto. Con ayuda de una sustancia verde y un grupo de villanos que también llevan mucho tiempo muertos, decide arreglar esta “injusticia”. Así, Kraven, Mysterio, Tike Alicar y Miss America pasan a ser parte de su troupe, aunque claro, Alicar y Miss America simplemente estaban en el infierno, no eran precisamente villanos como los demás. Mientras, Doctor Strange y Dead Girl reúnen también un equipo para hacerles frente, con Eddie Sawyer, Karter Slade y varios muertos más.
¿Por qué a algunos les toca volver antes que a otros? La respuesta de Milligan no dejaría contento a The Pity One, ya que el privilegio de resucitar se debe más a una cuestión de popularidad (o necesidad editorial) que a otra cosa. Sólo tenés que ser lo suficientemente recordado o necesitado, y no habría necesidad de forzar el regreso a la vida.
PARA LA PRÓXIMA
El tema de la siguiente entrega será el amor, porque si quiero dejar algo en claro es la versatilidad de temas y géneros que ha escrito Milligan, y no podía faltar este cuestión universal. De seguro será una nota más cortita donde revisitaremos a Lord Byron y al amigo Doop. Nos leemos la próxima.
También podés leer:
- ¿Quién es Peter Milligan? Primera parte
- ¿Quién es Peter Milligan? Segunda parte
- ¿Quién es Peter Milligan? Tercera parte