Comics

"Sangre bárbara" de El Torres, Joe Bocardo y Manoli Martínez

El viejo Conan sigue dando pelea

Sangre bárbara

Personalmente, no soy el mayor fan del bárbaro cimmerio. Tal vez porque, desde chico, mi paradigma de aventurero que resolvía entuertos a espadazos era Nippur de Lagash y cuando cayó en mis manos la primera historieta de Conan, me encontré con que perdía por goleada con el errante. Lo sentía, comparativamente, falto de humanidad, relieve y me resultaba imposible empatizar con el personaje. Pero, siendo justos, hay que decir que esa comparación puede ser bastante caprichosa y dice poco sobre el personaje y su ilustre paso por el mundo de la historieta.
La verdad es que Conan suele cumplir lo que promete y una prueba de eso es que haya mantenido su popularidad y vigencia entre el público durante casi noventa años. ¿Y qué es lo que promete? Aventuras, batallas épicas y sangrientas, bellas mujeres de cuerpos hegemónicos y (por norma general) un apartado gráfico de excelencia. Desde los clásicos Barry Windsor-Smith o John Buscema hasta tremendos valores locales como Quique Alcatena o Tomás Giorello, por las páginas del bárbaro melenudo desfilaron algunos de los autores más virtuosos y espectaculares del medio.

Es probable que sepan que la obra de Robert E. Howard pasó a dominio público en varios países allá por el 2009 y, dependiendo de la legislación de cada lugar, ya es pública en casi todo el mundo por lo que (como también pasó con Lovecraft) las adaptaciones de sus obras y nuevas aventuras basadas en sus personajes son cada vez más frecuentes.
Esto está buenísimo porque permite que algunos autores que aman al personaje puedan escribir esas historias que siempre quisieron hacerle vivir, sin ningún tipo de mandato ni imposición editorial.
Ese es el caso de esta Sangre bárbara que hoy llega a nuestras manos.

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Violencia explícita a la orden del día.

La propuesta narrativa

Hace poco estuvimos hablando de El Torres con motivo de la nueva edición de su Camisa de Fuerza en colaboración con Guillermo Sanna, así que pueden ir a repasar algo de su obra ahí.

En el caso de la historia que nos ocupa, el guion tiene varios aciertos que viene bien mencionar:
El protagonismo no está íntegramente centrado en el viejo y unidimensional Conan que solo quiere, sabe y hace lo mismo de siempre: matar y joder. Acá el eje articulador de la historia pasa por su hijo, el joven heredero, quien resulta un personaje mucho más interesante y complejo. El príncipe cree firmemente en la civilización y anhela conducir el reino fuera de la oscuridad y la ignorancia de la barbarie. Más allá de los nombres propios y de los personajes secundarios ocasionales, este será el conflicto principal del volumen. Un conflicto que, si bien tendrá manifestaciones externas en forma de mucha violencia explícita, parte de un conflicto interior.

Cabe destacar la ambigüedad semántica del título que expresa los dos niveles de este conflicto. En lo externo, las batallas rezuman sangre bárbara. En lo interno, el conflicto del príncipe se da con su propia estirpe... con la sangre bárbara que corre por sus venas.

Otro gran acierto del guion es la incorporación de la vidente Ramla. La clarividencia como recurso narrativo está muy bien explotado permitiendo que el relato se desarrolle siempre en varios planos simultáneos ya que Ramla puede ver lo que ocurrió y ocurrirá incluso en lugares alejados, justificando montones de prolepsis y analepsis. El personaje permite también incorporar el tema más universal del relato que es el del destino ¿Está trazado nuestro futuro? ¿Está escrito en los astros? ¿Está en nuestra propia sangre? ¿Puede torcerse ese destino?

Por último, vale la pena destacar a los antagonistas: la infartante Shebaba Sag y su monstruoso hermano. Todos suponemos desde el principio que están ahí para que eventualmente los corten en trocitos, no obstante logran, en pocas páginas, alcanzar el interés y el desarrollo suficiente como para quedar en la memoria del lector. Aunque esto, sin dudas, se debe mucho al espectacular trabajo gráfico de Bocardo y Martínez así que tranquilamente podríamos incluirlo en el próximo apartado.

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Expresividad, sensibilidad y belleza en el retrato de Ramla

La propuesta visual

Cuando un dibujante joven hace sus primeras armas en la historieta, cada página propone un desafío. Cada viñeta presenta un problema que resolver y ahí comienza una búsqueda de la mejor solución posible, la más efectiva, la más contundente. ¿El pincel más cargado o más seco? ¿Hago la trama con pluma o quedará mejor una trama mecánica? ¿Y acá qué tal si hago una salpicaduras con el cepillo de dientes?
Muy pocos autores (el primer nombre que sobresale es el de Alberto Breccia) continúan toda su vida en esa búsqueda y en esa experimentación constante. La mayoría, a lo largo de su carrera profesional, se va decantando por las soluciones que mejores resultados le dieron y así van definiendo su estilo... pero también van limitando sus herramientas.

Por eso me resultó tan gratificante ver estas páginas de Joe Bocardo, un autor que, a pesar de llevar algunos años en el medio, recurre a todo el arsenal de recursos a su alcance y los pone al servicio de cada viñeta.

En esta obra, su estilo me recordó mucho a ese otro experimentador incansable que fue Lucho Olivera. Con la enorme diferencia de que las páginas de Lucho nos llegaban muchas veces estropeadas por un coloreado espantoso, mientras que acá, el trabajo de Manoli Martínez es tan bueno... complementa y realza de una manera tan espectacular el arte de Bocardo que, con toda justicia, su nombre figura en la portada a la par de los del guionista y el dibujante.

Uno de los aspectos mejor logrados en la dupla artística es la forma en la que se diferencian visualmente los distintos planos del relato con una iluminación más clara en las escenas donde se ve al príncipe Conan y las fuerzas de la civilización, unos tonos más cercanos a la paleta de los ocres y los sepias en las escenas del viejo rey, y toda la oscuridad y la locura reservada para los antagonistas, representantes de la superstición y la barbarie.

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Perfecto el dibujo y el color para transmitir cada atmósfera

La propuesta editorial

Sangre bárbara es, sin dudas, una declaración de amor a Conan pero muy particularmente a ese periodo de finales de los setenta en el que Marvel publicaba los cómics del personaje. Este es un periodo recordado con mucho cariño por los lectores ya que, además del nivel artístico de los grandes dibujantes que hemos mencionado, tuvo la particularidad de eludir la censura del Comic Code Authority, lo que le permitió a Roy Thomas, Buscema y Windsor-Smith ofrecerle al público historias más adultas, violencia más explícita y desnudos más jugados de los que solían verse en los cómics de superhéroes.

En este caso el homenaje es muy notable y seguramente emocionará a los fanáticos del periodo. Aunque el libro de Editoria Karras tiene más de cien páginas, la narración está articulada como si se tratara de cuatro cómics con la estructura episódica de cada uno e, incluso, el cliffhanger al final.

Se buscó transmitir esa estética también con la elección del rotulado y hasta se le dio un valor de color al papel de fondo para simular el papel de cómic antiguo.
Todo un acto de devoción que no impide a los artistas brillar con luz propia y lograr un resultado que los amantes del cimmerio van a amar y quienes no comulguen con el personaje van a disfrutar igualmente por sus valores intrínsecos.

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Escrito por:
Facundo Vazquez
Guía su vida por el bushido y la frase de Benjamin "Ustedes nunca vieron morir a un burro".
Facundo Vazquez
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