Estamos en la última parte de la década de 1970, y la editorial Marvel venía teniendo un éxito considerable con la explotación de conceptos. Ya habíamos pasado por los monstruos clásicos (en Vampire Tales, Tomb of Dracula o Werewolf by Night), los luchadores de artes marciales (con el ahora cinematográfico Shang Chi como máximo exponente) o lo que se llamó Blaxploitation (en donde entra Luke Cage). El siguiente paso fue el de pasar de la explotación a licencias rentables. Y la Marvel Comics bajo el mando de un joven Jim Shooter lo sabía. Ya tenían bajo su ala la lucrativa licencia de Star Wars, un verdadero boom en lo cinematográfico y en lo económico, pero querían mucho más. Es por eso que se suma Gozilla: King of Monsters y para los años siguientes se agregan Micronauts, ROM y una de la que seguramente jamás escuchaste hablar: Shogun Warriors.
Al igual que sucede con Micronauts y Rom, los Shogun Warriors fueron una línea de juguetes. En este caso se correspondía con una serie de muñecos licenciados por la enorme juguetera Mattel (sí, la misma de Barbie, Hot Wheels y He-Man). Pero los Shogun Warriors tenían un gusto particular: se trataba de una serie de muñecos que Mattel había conseguido de varias y distintas jugueteras japonesas. El punto en común de todos estos juguetes es que representaban en todos los casos robots gigantes, muchos provenientes de animés o shows tokusatsu (películas y series con actores donde a partir del uso de efectos especiales se mostraban monstruos o robots gigantes).
La línea de juguetes de Mattel incluía 16 figuras que incluían a Gaiking, Grandizer, Daimos (Dynamo en algunas versiones), Dragun, Poseidon, Raiden (llamado a veces Arrow), Voltes V, Raider y dos que son un poco más conocidos en estas tierras: Leopardon (el robot de Supaydaman, la versión japonesa live action de Spider-Man) y Great Mazinger (una de las secuelas del muy conocido Mazinger Z). En último lugar están otros tres robots: Raideen, Dangard Ace y Combatra (éste último no se vendía aparte sino que venía en partes como extra en varios de los otros muñecos con el objetivo de conseguir cada pieza para poder armarlo). Completaban la línea otros dos muñecos que funcionaban como villanos: Rodan y el clásico Godzilla.
Así esta especie de miscelánea de robots y monstruos se ofrecían en las jugueterías estadounidenses de la época. Muchos de estos juguetes tenían características convertibles, con la posibilidad de modificarse o rearmarse para tomar otras formas (una especie de precursor de los famosos Transformers). También tenían en común los colores estridentes, con mucho predominio del rojo y el azul, y un tamaño general que rondaba los 12-13 cm de altura. Tantas son las similitudes entre cada figura que a veces distinguir entre una y otra es trabajo para expertos.
La serie de historietas
Jim Shooter le encargó el trabajo de transformar esta franquicia en una serie de historietas a dos autores con gran oficio que tenía la editorial por entonces: el inigualable Doug Moench y el muchas veces poco apreciado Herb Trimpe. La pareja ya se había hecho cargo en el pasado de los cómics de Godzilla, por lo que parecían la elección ideal. Se dice que Doug Moench pidió especialmente hacerse cargo de esta serie dado que quería cortar un poco con sus otros trabajos que solían girar en entornos más oscuros, como Moon Knight y Shang Chi.
La serie llegó a durar 20 números entre 1979 y 1980, de los cuales la dupla Moench-Trimpe firma 19 de ellos. El número 15 es un fill-in a cargo de Steven Grant y Mike Vosburg.
Dado que los derechos de Mattel sólo se referían a los juguetes, Marvel tuvo que negociar con las empresas japonesas los derechos para sus versiones comiqueras y terminó quedándose con sólo tres de esos 16 posibles personajes: Dangard Ace, Raideen y Combatra.
El concepto que formularon Moench y Trimpe se asemejaba mucho al de Mazinger Z: los Shogun Warriors son tres gigantes robots creados para proteger la Tierra por el grupo de los Followers of the Light, que incluía varios científicos liderados por el Doctor Tambura. Simbolismos religiosos a pleno, igual que con Mazinger Z. El grupo de cerebros se encarga de encontrar tres personas con capacidades superlativas para darles la conducción de cada uno de los robots, ya que van a tener conexiones mentales con cada uno de ellos. Los protagonistas humanos son:
- Richard Carson, un doble de riesgo estadounidense, el típico protagonista hollywoodense, que pilota a Raydeen
- Genji Odashu, una piloto de pruebas japonesa que se hace cargo de Combatra, el robot desarmable en cinco diferentes vehículos
- Ilongo Savage, un oceanógrafo de Madagascar especializado en el estudio de los mares, arriba de Dangard Ace
El principal villano de la serie es el típico megalómano que quiere dominar el mundo. En este caso recibe el nombre de Maur-Kon. La historia está tan basada en Mazinger Z que los protagonistas llevan trajes recordando al famoso robot.
Los primeros números sirven como presentación de cada robot y sus capacidades, uno por uno, y recién en el cuarto número pasamos a la historia propiamente dicha. Este número 4 es el primero realmente interesante ya que empieza a profundizar en los personajes. El resto del tiempo son batallas contra diferentes villanos, siempre robots o monstruos gigantes, o combinaciones de ambos. Mi monstruo preferido es "Hand of Five", una mano gigante cuyos dedos con forma de serpientes se separaban y atacaban cada uno por su cuenta a cada una de las partes de Combatra. La historias se continúan una tras otra hasta el número 14, donde se produce el primer salto. En este final también tenemos el primer contacto con el resto del Universo Marvel: en algunas viñetas aparece Dum Dum Dugan a bordo de un Helicarrier de SHIELD y menciona que los robots se parecen al Red Ronin (un robot gigante que surgiera como antagonista en la serie de Godzilla). Sin embargo, y a pesar que ambas series estaban a cargo de los mismos autores, el esperado cruce entre los Shogun Warriors y Godzilla jamás se produce, dado que Marvel y Mattel dejan de tener los derechos del lagarto gigante.
El número 15 introduce el fill-in que antes mencionábamos, donde se dejan por un momento los robots y tenemos una historia con la mafia yakuza. En el número 16 se produce el primer cambio interesante: chau a los Followers of the Light, la base del grupo vuela por los aires. Ahora el objetivo es vengar sus muertes. Y así tenemos el último tramo de la serie, buscando y consiguiendo esa venganza. Las ventas no acompañaron a los Shogun Warriors, su pequeño público pedía crossovers con otros personajes pero no se daban. Recién en los dos últimos números tenemos la visita de los Fantastic Four ayudando a los robots y son estos invitados quienes terminan con la amenaza.
En el siguiente año (1981), el propio Doug Moench en la serie de los Fantastic Four, el número 226, le intenta dar un cierre a los personajes. Sólo aparecen los pilotos para detener a un robot gigante que había destruido a los Shogun Warriors (como Marvel ya no tenía los derechos, éstos no aparecieron en este número). Y nunca más volvieron a aparecer.
Algunas conclusiones
Todas las historias tienen un tono que pareciera llevar una década de atraso, ya que guardan más similitudes con historias de fines de los '60 que con la actualidad de Marvel para 1979. En el mismo tono están los dibujos de Trimpe, lejos de su mejor momento (aunque mejores que en su transformación noventosa). El objetivo de Moench era entregar una serie vistosa, sencilla, quizás pensada para un público menos pretencioso (¿quizás infantil?), más luminosa (no por nada le da al grupo de los "buenos" el nombre de Followers of the Light). Si bien este objetivo fue logrado, no hubo un público importante que lo consumiera. Dado el carácter franquiciado y el poco éxito entre los lectores, los personajes terminaron en el ostracismo.
En lo particular considero que se trata de una serie justamente olvidada.
Esta nota surge a partir de una de las emisiones de nuestro podcast: Ouroboros Radio, que pueden escuchar acá:
También podés leer: