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“Wolverine/Nick Fury” de Howard Chaykin, Archie Goodwin y Shawn McManus

Del éxtasis a la agonía

“Wolverine/Nick Fury” de Howard Chaykin, Archie Goodwin y Shawn McManus

A mediados de la década del ochenta, Archie Goodwin, guionista y editor de Marvel puso en marcha un proyecto que venía pensando desde hacía tiempo y tenía como protagonista al viejo y querido director de SHIELD, Nick Fury.

Justamente, el primer trabajo de Goodwin en la editorial había consistido en escribir unos números de relleno tras la etapa de Steranko al frente de la serie Nick Fury: Agent of SHIELD. Goodwin (como todo artista en el medio) admiraba mucho el trabajo que Steranko había desarrollado con el personaje y declaró que siempre quiso volver a incursionar en ese universo, creando una obra que pudiera compararse con la calidad y la relevancia de aquel ilustre antecedente histórico.

Pero los ochenta no eran los sesenta. El público ya no estaba tan interesado en el género de espías como para que Fury tenga un rol muy protagónico dentro del mainstream y el propio nombre de Goodwin (desde 1979, editor de la gloriosa línea Epic), resultaba igualmente marginal al grueso de lectores de la editorial. 
Si quería que la obra, además de la calidad, tuviera impacto real en el público, había que pensar muy bien la forma en la que se iba a realizar y presentar. Para eso, Goodwin tomó tres decisiones que resultaron fundamentales: 
- Se publicaría dentro de la colección Marvel Graphic Novel, un espacio que no era tan independiente como el sello Epic pero que le daba a los autores la suficiente libertad creativa como para encarar proyectos autoconclusivos y un poco más personales. Si bien la colección albergaba pocos títulos de los personajes más populares de la editorial (más que nada para que los tiempos más lentos en los que se producían este tipo de libros no los dejara en off side respecto a la continuidad), allí se publicaron clásicos absolutos como La muerte del Capitan Marvel; Daredevil: Amor y Guerra; X-Men: Dios ama, el hombre mata o Dr. Strange y Dr. Doom: Triunfo y Tormento.

- Se incorporaría un segundo protagonista que pudiera traccionar al público mayoritario de la editorial. En ese caso, la elección lógica era Wolverine. Desde la etapa de Claremont y Byrne, los mutantes eran los personajes más vendedores, y tras la miniserie de Claremont y Miller, Logan había escalado interés hasta convertirse en el personaje más popular de Marvel. Pero, además, la dupla prometía interacciones muy ricas, al permitir la exploración en el pasado de dos personajes veteranos y una reflexión sobre las zonas grises en las que podían moverse dos tipos duros con sus propios códigos morales.

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Los viejos buenos tiempos del espionaje elegante

- Por último pero más importante, había que conseguir un dibujante que estuviera atravesando un momento de gran popularidad entre los fans pero que, a la vez, tuviera la maestría necesaria para llenar los enormes zapatos de Steranko. Ahí es donde entra a jugar nuestro ídolo Howard Chaykin
Por el cuidado y detalle que le pusieron sus autores, la obra tardó tres años en estar lista y terminó publicándose en 1989.

La conexión Escorpio

El álbum (recordemos que la colección Graphic Novel se publicaba en formato europeo) cumple de sobra con todos sus objetivos. Fue bien recibida tanto por el público como por la crítica especializada; renovó el interés en el personaje de Nick Fury y convirtió su dupla con Wolverine en una combinación lógica y ganadora a la que la editorial seguirá recurriendo incluso bien entrado este siglo. 
Y virtudes no le faltan para haber logrado todo esto.

Para empezar, el guion recurre al argumento del héroe crepuscular que tan buenos resultados diera por aquella época y que le sienta perfecto al protagonista. Nick ya es un hombre grande que consagró su vida integramente a la causa. Esto le impidió formar una familia e hizo que casi todas sus relaciones estuvieran signadas por la traición y la tragedia. Pero lo que tal vez sea peor, la propia SHIELD se modernizó hasta un punto en el que él y el viejo Dum-Dum Dugan parecen un anacronismo.

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Nick y Dum-Dum matándose con 70kg en el press militar

Lejos quedó el tiempo de los espías glamorosos y románticos que se jugaban la vida en cada misión y resolvían las tramas más complicadas gracias a su destreza física extraordinaria, intelecto y encanto. El modelo Bond fue reemplazado por la eficacia de la tecnología de vigilancia y los bancos de datos informatizados. 
En el marco de esa situación inicial bastante deprimente en la que el héroe tiene que asimilar esta doble pérdida, todos los agentes de una operación encubierta son asesinados por un solo hombre que deja en la escena del crimen el símbolo de Scorpio. Scorpio fue una vez (justamente, durante la etapa de Steranko) Jake Fury, el hermano de Nick que, por rencor, primero se hizo villano y después acabó suicidándose.

El regreso de Scorpio (o quien sea que se hace pasar por él) toca los dos ámbitos en conflicto en la vida de Fury: el personal por tratarse de su hermano, y el profesional, por tratarse de un antiguo enemigo de la organización. La sospecha de que el antagonista recibía información desde dentro de SHIELD es la excusa perfecta para que el viejo agente vuelva a actuar en solitario y viva una nueva aventura como en los viejos tiempos. Para que la estructura de la saga crepuscular fuera perfecta, esta aventura debería ser la última pero como esta historia es canon y Marvel jamás jubila a sus personajes, no pudo ser. 
Creo que con este planteo básico, el problema ya resulta evidente: Wolverine es totalmente ajeno al conflicto y hay que forzar su presencia que, en todo momento, resulta innecesaria. Eso por no mencionar que su traje colorido y orejudo en una trama de espionaje queda más desubicado que chupete en la axila. Ciertamente, Scorpio también anda disfrazado y tiene su llave-cósmica-lanza-rayos, pero es indispensable para la trama y para conectar con la psicodelia de Steranko. 
Wolverine, en cambio, sobra de punta a punta.

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Las ondas de la llave del zodiaco se hacen directamente con pincelito y gouache blanco

Con lo que no podemos plantear la más mínima objeción es con la faz gráfica. Chaykin brilla en una obra que matiene un nivel increíble de principio a fin y, como ya es costumbre, su arte se ve magnificado por las letras de Ken Bruzenak y los colores del habitual Richard Ory, esta vez secundado por Barb Rausch
Sin desmerecer el gran guion de Goodwin y su maestría para los diálogos, no caben dudas de que la espectacularidad de la narrativa y el despliegue visual de estas páginas fueron el factor determinante para entender el éxito que esta novela gráfica alcanzó en su momento.

La rebelión de Escorpio

Quienes vengan siguiendo este repaso por los principales trabajos de Howard Chaykin durante el siglo pasado pueden pensar que soy excecivamente parcial y que todo lo que hace este autor me parece maravilloso. 
No es así y hoy vamos a ver un ejemplo.

Como ya vimos, la primera obra compartida por Wolverine y Nick Fury tuvo una gran calidad y muy buena recepción por lo que la editorial los convirtió en una pareja habitual en sus historias. La próxima novela gráfica que los reunió fue Wolverine: Elecciones Sangrientas con guiones de Tom de Falco y dibujos de (me pongo de pie) John Buscema, publicada en 1991. No profundizaremos mucho en esta obra porque el objetivo de toda esta serie de notas es hablar sobre Chaykin y en esta no participa. Puedo decir que el guion me parece solvente y cumplidor, aunque odio que De Falco me diga todo el tiempo lo que piensa Wolverine y aunque el personaje de Cuchilla y su parecido con el protagonista no aporte nada, no se explique y no salga para ningún lado. El dibujo de Buscema, por su parte, siempre está tres escalones por encima de la media.

De lo que sí tenemos que hablar es de una aberración titulada Wolverine & Nick Fury: Scorpio Rising publicada en 1994 en formato prestige. En este caso, Howard se hará cargo de los guiones y el apartado visual correrá por cuenta de Shawn McManus. Veamos...

La República Popular de Carpasia (locación ficcional que representa un antiguo satélite soviético) elige por primera vez en cincuenta años un gobierno democrático. El pueblo desborda de alegría, por fin libre del yugo comunista. Pero la misma noche de la asunción, Hydra asesina al presidente y todo el gabinete y comienza una guerra civil que tiene como objetivo restaurar la antigua monarquía derrocada por los rojos.

Ahí va a parar Scorpio porque ¡es carpasiano! ¿No lo sabían? Ahora lo saben. Así que ahí va a defender a su pueblo. Por lógica, también va Fury persiguiendo a Scorpio. Pero lo más ridículo es la presencia de Wolverine que está ahí porque sí... porque le pareció correcto ir a defender la democracia al mejor estilo de los yankees tratando de justificar sus invasiones. 
En fin... los tres van a pelearse un poco entre ellos pero después unirán fuerzas contra los verdaderos malos.

Y los disparates no paran porque la estrategia de Hydra para neutralizar a Scorpio (dada su inmadurez emotiva) consiste en mandarle dos minusas cachondas y un clon androide de la madre muerta. ¡Y durante varias páginas funciona! Aunque posiblemente lo peor es que todo termina con el tipo asumiendo como nuevo presidente de Carpasia cuando debería estar purgando veinte cadenas perpetuas por toda la gente que mató en la primera historia. Por suerte para él, parece que todo el mundo se olvidó.

El dibujo de McManus es verdaderamente horrible: Posturas rígidas e inverosímiles, musculaturas exageradas hasta la deformidad, expresiones faciales forzadas, dientes apretados en todas las viñetas... lo peor de los noventa destilado en 48 páginas una más fea que la otra.

Pero para ser justos hay que reconocer que este guion no se salvaba ni aunque lo dibujara el propio Chaykin ni aunque resucitara Da Vinci solo para dibujarlo.

scorpio rising
La fiscalía no tiene más preguntas

Tal vez el único interés que pueda tener un título como este sea el histórico, ya que nos permite observar la caída libre de Marvel en aquellos años. No solo por la calidad del material que llegaron a publicar sino también por lo mal que hicieron evolucionar a sus personajes. 
Mientras en 1989 veíamos a Nick entrenando en el gimnasio y logrando marcas realmente buenas (“para su edad” remarcará Dugan), en 1994 se convirtió en una masa invencible de 160kg de puro músculo. Mientras en 1989, Wolverine necesitó ayuda de un nativo para recuperarse de unos tiros en el desierto australiano, en 1994 ya lo habían convertido en esa máquina inmortal de regeneración instantánea que es actualmente.

En español, ambas fueron publicadas en su momento por Forum, en formato álbum y prestige respectivamente. Por desgracia, con el tiempo, estas tres obras pasaron a considerarse una trilogía (que no lo son ni por la trama, ni por el equipo creativo, ni por el tono, ni por nada) así que Marvel las reeditó en 2012 en un solo tomo y Panini adoptó el mismo criterio para la edición en español. Así que actualmente te venden las tres juntas: la buena, la regular y la espantosa.

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Escrito por:
Facundo Vazquez
Guía su vida por el bushido y la frase de Benjamin "Ustedes nunca vieron morir a un burro".
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