El manga en Argentina no da descanso. Ivrea y Panini se encargan de un grueso del mercado, mientras que otras editoriales apuestan más a abrir puertas con otros géneros y demografías, o crear una “identidad” con sus selecciones de títulos y autores. Los Tezuka y Taniguchi que por años se deseaban, recién están llegando. Pero un autor como Ryoichi Ikegami quizás no sea tan fácil de ver si no es por una editorial como Satori, con un catálogo muy preciso donde es acompañado por otros gigantes del manga como Shigeru Mizuki, Yoshihiro Tatsumi, Shōtarō Ishinomori o Leiji Matsumoto. Entonces, aprovechando que Yuko, una de las recopilaciones sobre Ikegami (Siendo OEN la otra) aún se puede conseguir en el país, no podemos dejar pasar la oportunidad, o excusa, para dar a conocer más su obra.
PEQUEÑA BIOGRAFÍA EXPRESS
Ikegami nació en 1944 en Fukui, y tras la secundaria se trasladó a Osaka. Su primera obra publicada fue a través de Hinomaru Bunko, una editorial de mangas para rentar, que también publicó los trabajos tempranos de muchos artistas luego conocidos, como es el caso de Takao Saito. El quiebre vino recién en 1966 y su primer trabajo en la Garo, que llegó a manos de Shigeru Mizuki, quien lo tomó como asistente.
Entre 1970 y 1971, Ikegami dibujó una versión manga de Spider-man para la Shonen Magazine de editorial Kodansha, que contaba al principio con guiones de Kōsei Ono y Kazumasa Hirai. Si bien se trataba de recontar la historia ya conocida del personaje, pero en un contexto japonés, el protagonista no es Peter Parker en éste caso, sino Yu Komori, y con el tiempo se representaron temas un poco más adultos que en su contraparte original.
Para 1973 se encontraba trabajando con Kazuo Koike en Aieu Boy, autor con quien más adelante harían Crying Freeman (1986), una de las obras más populares del dibujante. En 1990 comienza a trabajar en Santuario, en colaboración con Sho Fumimura, manga también muy celebrado (del cual me comprometo a escribir) que cuenta el largo recorrido de un par de amigos que deciden, a través de la mafia y la política, cambiar al país por completo. La dupla se repite en 1998 para Heat, que recibió el premio Shogakukan en el 2001.
En 2023 Ikegami recibió la distinción Fauves d'Honneur en el festival de Angouleme junto a Junji Ito.
CON UN GRAN PODER VIENE…UNA GRAN OBSESIÓN
Yuko, de editorial Satori, es una recopilación de 12 relatos de entre 40 y 50 páginas, que originalmente fueron publicados en Big Comic, entre '91 y '99. El libro, de casi 450 páginas, los presenta en un orden cronológicamente inverso, del más nuevo al más antiguo, y finaliza con una entrevista que data del 2010, un tanto escueta. Veamos relato a relato que nos ofrecen:
-En tiempos de Yuko: Shinpei es un artista emergente de la revista Garo que desea dar un salto a una publicación más comercial, pero sin comprometer su visión. Yuko, su novia, lo apoya en su decisión. En ésta búsqueda de sustento económico, (porque la Garo era conocida por su libertad creativa, no por financiar a los colaboradores) se endeuda por apuestas y la única salida viene de la mano de otro artista, que reproduce pinturas de temática SM, y anda en busca de modelo femenina.
Al ser el trabajo más reciente nos deja una impresión del nivel más "actual" que maneja Ikegami, y quedar fascinado. No sé si es la mejor carta de presentación a nivel argumento o complejidad, porque efectivamente ésto mejora con el avance del libro, pero al menos nos presenta algunos elementos que serán recurrentes.
-El lado oscuro de Shanghai: Masoko es una mujer que perdió a su pequeño de ocho años a causa de una epidemia. Seis meses después, su esposo se encuentra haciendo tratos con un hombre poderoso, alguien conocido en las sórdidas noches de China. Cuando éste se entera del mal que aflige a Masoko, le regala un niño sirviente muy parecido al hijo fallecido, lo cual es muy dudoso que no sea una jugada de poder de su parte.
Si algo hay que destacar, son las imágenes con distinta técnica, llegando a un estilo casi foto realista, pero en pequeñas dosis. Eso sí, nada está exento de caer dentro de lo perturbador. Están avisados.
-El Zarcillo: Yūko Tanaka está casada con Itsuki, un hombre extremadamente posesivo, al punto de hacer colocar un zarcillo en los genitales de ella, con un mecanismo específico para liberarla. Cuando ella conoce a un joven ginecólogo, éste se enamora perdidamente, pero esa atracción es un poco resultado del "velo" de prohibición. A medida que el affaire avanza, el joven sospecha que mucho de lo dicho es mentira y queda en el medio de un pacto de la pareja.
Si hay que resaltar algo, ya que es un relato poco trascendente u original, es cómo retrata a Yuko. Similiar al relato anterior algunas ilustraciones donde Ikegami cambia un poco el registro, (y recordemos que vamos en dirección inversa) se hace más evidente que apela a las foto referencias. También tenemos páginas y páginas donde la acción, sin ayuda de ningún texto, fluye con perfección.
-La Flor en el agua: A falta de comienzos fuertes o polémicos, en las primeras páginas de La Flor en el agua, un hombre asfixia a su amante, por pedido de ella, pero termina matándola. Cobardemente, abandona la escena de inmediato e intenta volver a su vida. Con el correr de los días, la monotonía lo hace pensar en la relación como un escape, en como la rutina lo ahoga y, en su egoísmo, ya se siente condenado.
Con una historia que difícilmente conmueva mucho a alguien, Ikegami logra uno pequeños pero considerables juegos con el guion, espejando escenas o sensaciones a través de analogías.
-La Serpiente: Tras un accidente de tránsito menor, Amenomori es auxiliado por una mujer con un tatuaje de serpiente en la entrepierna. Al llegar a la escuela, descubre que la nueva tutora es la misma mujer del accidente, y no puede dejar de pensar en el tatuaje. Más adelante, Amenomori es interceptado por un extraño que también ha visto el tatuaje pero la obsesión ya lo ha consumido.
En el único relato que se divide en dos partes tenemos la historia de una obsesión con todos los condimentos necesarios (y un poco más) para entender cómo se asientan en la cabeza de una persona.
-Tenshu Monogatari: Como adelantamos, tres de los doce relatos no son originales de Ikegami, y éste es el primero de ellos. Kyōka Izumi es el autor de la leyenda, conocido por novelas y obras de teatro kabuki. Desde acá nos remontamos a una era feudal de Japón.
La historia, una de las más bellas del libro, presenta a Himekawa Zushonosuke, un joven samurai que estaba encargado del halcón de su amo pero lo pierde en las alturas de una torre. Al aventurarse, descubre que allí reside una diosa, Tomihime, que come carne humana. Pero los dos dejan de lado compromisos, o su propia naturaleza, ante la posibilidad de algo nuevo.
Tan sólo con la vestimenta, la ambientación o la representación del animal, el trazo de Ikegami ya cumple, pero vale recordar que nuevamente, la sutileza en las expresiones y miradas crean un diálogo que nos comunica mucho más que una parva de texto de parte de cualquier autor mediocre.
-El amor de Tojuro: Continuamos en el mismo período, y es la segunda adaptación de un relato ajeno, ésta vez originalmente escrito por Kan Kikuchi. El tema central es el teatro kabuki, y Tojuro es el actor que debe realizar el mejor trabajo posible, para evitar la deshonra que llevaría interpretar mal semejante obra precisamente en Kyoto (lugar de nacimiento de tal disciplina). El texto es fuerte, y tratándose de un drama sobre prostitución, basado en hechos recientes, Tojuro siente presión. Duda de su nivel como actor, y cree necesitar experiencias que lo acerquen a su papel.
Aunque un poco anti climática, son muy destacables las páginas en silencio, con un tratamiento visual diferente, entre las cuales se encuentra el dibujo de la portada.
-El biombo del infierno: La última de las adaptaciones, en éste caso de Ryūnosuke Akutagawa, nos presenta a un señor feudal de Horikawa, y el narrador nos cuenta la gran cantidad de virtudes que se le atribuyen. En el lado opuesto un artista, Yoshihide, que era tan excepcional como ruin y engreído. La relación entre ambos es tensa, ya que la hija del artista vive en el palacio del señor y no le permiten salir o abandonar su trabajo. El señor le encarga a Yoshihide la creación de una pintura para un biombo con motivos del infierno, exigiendo que sea su mejor trabajo. Ésto cambia un poco la dinámica de poder entre ellos, o al menos es lo que cree el artista.
El Biombo…es uno de los relatos más destacables del libro. Un poco por sus extremos, de la belleza a lo perturbador, como por el tema del sacrificio por el arte y la moral del artista.
-El roce del súcubo: De acá en adelante los relatos se hacen más cortos de manera exponencial, y un poco les juega en contra así que los próximos los comentaré brevemente.
En éste caso nos encontramos con la obsesión de Kawanishi, un profesor de arte con una fantasía en la que es el héroe que rescata a una princesa de un monstruo, situación que derivaría en algo sexual, pero al despertarse en ese instante, se frustra. Más adelante ayuda a una alumna y en su cabeza la fantasía comienza a tomar más espacio a pesar de todo lo que implica.
Él relato es una versión menos interesante de algo que ya vimos y lamentablemente delata la repetición de ideas, al margen de éso, Ikegami realiza unos dibujos de fantasía heroica, que invitan a imaginar un libro entero en su estilo.
- La memoria de la piel: Única historia con un detective en tiempos modernos, que asume la tarea de ubicar a una mujer mayor. Su esposo paga buen dinero, y de algún modo empatiza con el hombre, ya que comparten un dolor muy personal. Luego,un giro inesperado lo hace trastabillar y lo deja pensando en aquel dolor.
Ésta antepenúltima historia consta de tan sólo quince páginas, lo cual lamentablemente menoscaba el drama que merecía más espacio para expresarlo mejor. Una buena idea, que se disfrutaría con al menos diez páginas más.
- En Fuego Fatuo nos encontramos con un monje que, hambriento y con frío, encuentra refugio en una choza habitada por una muchacha. Se compadece de la historia trágica de ella y sobreviven a la helada noche, para encontrarse al otro día con un soldado herido que también pedía ayuda y asilo. El monje, asceta, que aprendió a vivir despojado de todo, ahora se encuentra embriagado de celos, lo cual supone su final.
Como el anterior, la historia podría aprovechar unas páginas más, pero al menos en las pocas nueve de su extensión, nos regala una buena ambientación y primeros planos super expresivos.
- En El remanso del manantial, la última del libro, es sobre un guerrero malherido que, en el medio del bosque es seducido por una mujer que no es más que un demonio ocultando su verdadera forma. Elija lo que elija, quedarse o hacerle frente a sus perseguidores, el guerrero sabe bien cuál será su destino, y sólo puede elegir la manera en que se llevará a cabo.
Un relato de imágenes fuertes, pero que avanzan gracias al texto, que resume y expone mucha información, para aprovechar las ocho páginas de extensión.
CONCLUSIÓN
Admito que abordé la lectura con cierto prejuicio. Es común encontrar en sus obras escenas de violaciones o vejaciones a personajes femeninos y los argumentos a veces intentan justificar ésto de manera poco disimulada. Se puede decir que en algunos casos el abuso o violencia es parte importante de la historia y sobre todo por ser parte de un contexto (como una de las veces en El Amor de Tojuro), pero es válida como crítica señalar ésta repetición. Como también la manera en que ésta violencia es retratada. Esta recopilación de Satori quizás deja todo más en evidencia con el mero hecho de ser una antología y no una única historia extensa. Doy fe que la frecuencia no es la misma en otras obras mayores (aunque tampoco asegure que no exista del todo).
Por otro lado, hay que reconocerle que en materia de dibujo, Ikegami no demuestra una caída en calidad en los casi diez años que cubre el libro. Con abrir cualquiera de los relatos al azar ya tenemos evidencia de por qué es uno de los grandes. Su trabajo promedio supera ampliamente al de la mayoría, y te transmite el aprecio que tiene a la anatomía humana. Desde jovén admiró a Neal Adams, y eso se puede apreciar en su tratamiento del cuerpo y el realismo y detalle.
Yuko es un libro que no se debería dejar pasar al menos que ya se tengan suficientes obras de Ikegami como para no molestarse en otra más. Pero hablando en serio, nunca van a ser suficientes si nos referimos a alguien con este nivel de trabajo.