Historieta Argentina

“Historias de desaparecidos y aparecidos”

Memorias del horror y de la resistencia

“Historias de desaparecidos y aparecidos”

Esta es una reseña muy difícil de escribir.

Por un lado, sé que lo que alguien busca al entrar a este sitio es que le hable sobre la calidad de las historietas reseñadas. Analizar los aciertos y los fallos del guion, el dibujo, la narrativa, la edición etc. No obstante, en este caso, la obra me interpela desde otro lado y me pregunto hasta qué punto tengo el derecho de hacer un análisis de esta naturaleza.

Volveremos a ello.

Historias de desaparecidos y aparecidos es una antología que cuenta con guiones de Juan Rozz, Mike Waquero y Héctor Bellagamba, y dibujos de Vicentiano, Sergio Ibáñez, Ezequiel Rosingana, Mar Carper, Mauricio Giacomino, Elías Wengiel, Elmo Rocko y Gabriel Bianchini. Tiene una portada muy impactante pintada digitalmente por Raul Ávila, un prólogo general a cargo de Martín García y otros dos que introducen sendas partes del libro y son obra de Daniel Flores y Jorge Claudio Morhain.

Es el primer proyecto de la Cooperativa Editorial El Caburé, surgida de las reuniones más o menos etílicas de un grupo de grandes autores y amantes de la historieta que se dan cita en el café Los 36 billares de la calle Rivadavia algunos viernes señalados del mes.

El libro estaba a punto de materializarse en 2020, cuando la pandemia de Covid-19 obligó a posponer multitud de proyectos pero, como no podía ser de otra manera, sobrevivió para reaparecer en este 2022, ahora transformado en una coedición con Acercándonos Ediciones.

Historias de desaparecidos y aparecidos reúne testimonios de sobrevivientes de los centros clandestinos de detención de El Vesubio (Bs. As.) y D2 (Mendoza). Son ciento seis páginas (mayormente de historietas pero también de textos informativos complementarios) conmoveroras, desgarradora y demoledoras. Más de cien páginas en las que nos narran en primera persona la prepotencia del estado puesto al servicio de la muerte, la crueldad infinita de los ejecutores materiales, los secuestros, la violaciones, las torturas, la angustia y la desesperanza que socavan hasta el último milímetro de energía moral y física de las víctimas...

Pero también nos hablan de la resistencia y de la resilencia, de la voluntad de sobrevivir de reconstruirse y de inventar las estrategias para seguir adelante después del horror y de la pérdida de tantos compañeros y seres queridos.
Y también nos hablan del amor y de la valentía como los únicos principios capaces de enfrentarse incluso a las formas más nefastas del mal encarnado.

Este libro narra las historias de Roberto Burgos, Ramón Alberto Córdoba, Susana Reyes, Eduardo Arias y Daniel Ubertone, que también aparece acreditado entre los autores porque se reproducen algunos de sus versos e ilustraciones.

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La historia de Susana Reyes en los dibujos de Sergio Ibáñez

El lector de historietas tendrá especial interés en el capítulo dedicado a Eduardo Arias, quien tras ser liberado, se dirigió a la redacción de Feriado Nacional a denunciar que había estado secuestrado en El Vesubio con Oesterheld, lo que motivó la publicación de la nota y el hoy icónico póster de Saborido.

Pero más allá del interés por la historieta como manifestación cultural, nadie puede permanecer indiferente ante las experiencias extremas que atravesaron las personas secuestradas por nuestra última dictadura genocida y siempre es necesario volver a contarlas, traducirlas a todos los formatos posibles de la comunicación, acercárselas a los lectores nuevos y también a los viejos. Porque cada vez que esas historias vuelven a contarse, se le disputa la hegemonía del relato al poder negacionista y relativizante.

Cada vez es un nuevo ejercicio de construcción de memoria colectiva.

En ese sentido, este libro se relaciona con esos otros dos textos imprescindibles que son Historietas por la Identidad, publicado por la Biblioteca Nacional y Madres de Plaza de Mayo, y La niña comunista y el niño guerrillero de María Giuffra, publicado el año pasado por historieteca.

¿Por qué dije al principio que este libro me resultaba difícil de reseñar?

Porque todo el tiempo pienso que los autores al plasmarlo se habrán visto ante las mismas disyuntivas que yo al analizarlo. ¿Cuánto lucimiento estético puedo permitirme al trasladar a las páginas unos testimonios tan escalofriantes? ¿Es válido que el virtuosismo de un dibujante distraiga la atención del lector de los horrores narrados? ¿Cuánto se puede arriesgar un guionista a la experimentación y la vanguardia narrativa sin caer en una vanalización o un embellecimiento abyecto de la realidad ficcionalizada?

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Espectacular trabajo de Vicentiano en la historia de Roberto Burgos

Yo creo que son inquietudes capaces de acobardar hasta al artista más solvente. Entiendo que por eso la narrativa en esta antología es muy tradicional y la mayoría de los dibujantes se limitan a acompañar la acción sin apelar a recursos visuales más impactantes. Se limitan a contar y mostrar ya que para impactar, los testimonios se bastan solos.

No obstante, si podemos sobreponernos a lo crudo de la temática veremos que Historias de desaparecidos y aparecidos tiene páginas muy logradas.

Por ejemplo, la historia de Susana Reyes que Héctor Bellagamba divide en dos partes: La primera, “M17” (la forma en la que la llamaban en el centro clandestino de detención), narra el secuestro y el cautiverio y cuenta con los dibujos de Sergio Ibáñez. La segunda, “Susana Reyes”, se ocupa de la vida después de la liberación y es dibujada por Ezequiel Rosingana. Desde la decisión de dividir la historia en dos partes, los títulos que aluden a la pérdida y recuperación de la identidad, la elección de los dibujantes que mejor cuadren a cada momento del relato... todo nos recuerda que, a pesar del apego testimonial, estamos leyendo la obra de unos artistas que no pueden (ni deben) renunciar a su intención estética.

Por eso mismo, mi favorita es “El caso Burgos” que se anima a ir en la busca de un resultado artístico y lo logra sobradamente. Todo en esta historia está muy bien resuelto: la narración dislocada, el juego con las temporalidades y el recuerdo que se toca con el delirio, el estilo de blancos y negros acompañados del montaje fotográfico que construyen una atmósfera de pesadilla y llega a evocarnos algunos trabajos de Alberto Breccia. Una verdadera joyita de ocho páginas.

¿Sería mejor el libro si todas las historias asumieran ese riesgo artístico? Tal vez, pero seguramente perdería en el camino ese valor documental que lo define.

Historias de desaparecidos y aparecidos está en preventa en este link

Tendrá presentaciones en el Centro Cultural Padre Mugica (22 de abril), en La Bancaria, la Feria del Libro y la Biblioteca Nacional (fechas a confirmar). Esperemos que alcance la repercusión que se merece y que pronto tengamos más novedades de la Cooperativa Editorial El Caburé.

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Escrito por:
Facundo Vazquez
Guía su vida por el bushido y la frase de Benjamin "Ustedes nunca vieron morir a un burro".
Facundo Vazquez
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