Bienvenidos a la última parte de este análisis sobre “Oyasumi Punpun”. Ya hablamos de muchas cosas y todavía faltan más por explorar, así que no nos demoremos. Esto es FULL SPOILERS pero a esta altura ya deberían saberlo. Cuidado con el Punto Negro y buenas vibraciones.
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“Un Daruma de ojos saltones”
Inio Asano es un admitido fanático de los elementos decorativos japoneses. La estética de la gráfica tradicional japonesa sangra en cada capítulo de “Oyasumi Punpun”. Un ejemplo muy claro es cuando Punpun brevemente tiene cara de Hyuttoko, o cuando su disociación con su entorno se representa en una estatua de Pierrot (un payaso, digamos). El viejo que maneja la inmobiliaria amigo de Punpun es un fanático de los Manekineko y Punpun mismo casi siempre mantiene la forma de (como ya dijimos antes) un hato sabure. Sin embargo no hay objeto tradicional japonés que tenga más relevancia en todo el manga que los Daruma, que ya venimos mencionando hace rato.
Los Daruma son muñecos de madera sin brazos ni piernas pero con cara, con los ojos grandes pero sin pupilas. La tradición indica que el dueño del muñeco les pinte el ojo izquierdo cuando establezca un objetivo, y el derecho se pinta cuando ese objetivo se cumple. Entonces, un Daruma con dos ojos representa un logro, mientras que uno tuerto representa uno inconcluso, un deseo insatisfecho.
En el capítulo #56, en un ataque de estrés, Punpun hace mierda a su Daruma antes de que éste se eleve. Al chocar contra el suelo el muñeco pierde un ojo, y sube al espacio como un Daruma tuerto. Ese deseo inconcluso de Punpun que viaja por las estrellas no es otro que el deseo de que todo este mundo se destruya, y dentro de cinco años, según Pegasus, ese deseo va a cumplirse.
En el capítulo #121, en plena fuga, Aiko le clava a Punpun un tenedor en el ojo, dejándolo tuerto. Punpun desde entonces usa un parche y se convierte en un Daruma viviente, en un constante recordatorio de que nunca obtuvo lo que quiso. Paralelamente, en el incendio de Cosmo, Toshiki pierde un ojo cuando una barra de metal le atraviesa el cráneo (pero, aterradoramente, eso no evita que siga dirigiendo su melodía). Si bien eso puede simbolizar sueños incumplidos, a mí me gusta interpretar lo contrario, que esa lesión mortal es equivalente a llenar su ojo como quien pinta a un Daruma para declarar que se ha logrado un objetivo, en este caso el de salvar al mundo. Esto, además, terminaría de demostrar la dualidad protagónica de Punpun y Toshiki: Punpun quiso destruir al mundo y falló, mientras que Toshiki quiso salvarlo y lo consiguió. Punpun vive sin conseguir lo que quiere. Pegasus muere cumpliendo su objetivo.

“Siempre tengo el mismo sueño”
Desde los primeros volúmenes, en “Oyasumi Punpun” se explora al personaje de Aiko a partir de sus sueños recurrentes. En el capítulo #42, durante el partido de bádminton de Yaguchi contra Koma, le cuenta a Punpun que tiene un sueño todas las noches en el que espera en la orilla de un cuerpo de agua indeterminado que alguien venga a buscarla. En cierto momento se da cuenta de que una mujer la está mirando, y al acercarse descubre que es ella misma. En cuanto despierta, según ella, siente que acaba de presenciar su propia muerte. Ya desde el vamos la idea de que sueñe consigo misma en una recreación subconsciente de su muerte nos da la idea de un foreshadowing a su final definitivo suicida en el último volumen, pero es más que solo eso.
Más cerca del final de la serie, podemos ver estos sueños, y la revelación es que ese “lago o estanque” es en realidad un charco de orina propia, reflejando un trauma de Aiko con los castigos que su madre le aplicaba cuando se meaba encima de chica. En estos sueños ella está en clase viendo su propio reflejo en el charco bajo el pupitre a través de un espejito. La misma pesadilla se repite dos veces (#115 y #117) de forma similar, pero la tercera vez que la leemos (#129) la lección de la clase es reemplazada por recuerdos de diálogos importantes entre ella y Punpun, y aparece la ominosa forma de su madre con el vientre ensangrentado acechándola desde atrás. Teniendo en cuenta la revelación que le va a hacer a Punpun tres capítulos después (el hecho de que fue ella la que mató a su madre y no Punpun) es fácil deducir que el sueño sigue siendo recurrente por la sensación de culpa de Aiko al estar ocultando ese secreto. Otro detalle es que desde que asesinaron a la madre de Aiko, ella se mea encima constantemente.
Si bien Aiko plantea en el #42 que en el sueño se encuentra en una “orilla” sin expandirse mucho en descripciones, Asano desde antes de eso ya venía presentando ambiguas ilustraciones de la chica en arenas sucias o playas abandonadas (portadas de los capítulos #27 y #30). En esas portadas aparece con cuerpos inconscientes en la arena o siendo observada por figuras masculinas ensombrecidas similares al “hombre de la fábrica”, como si fueran versiones alternativas de esa pesadilla, miedos y recuerdos traumáticos menores que se filtran en sus pesadillas recurrentes.
Punpun mismo, en su primera borrachera, sueña con Aiko en esa playa sucia y abandonada (#78), pero él visualiza a la Aiko de su infancia, la que le dijo que si la traicionaba, lo mataba. Como si se tratase de una visión de las de Pegasus, en el capítulo #131 Punpun y Aiko llegan a esa exacta playa (y se da una de las escenas más hermosas jamás dibujadas en un manga: 15 páginas de Aiko corriendo en primer plano y abrazando a Punpun en pleno salto). En esa playa abandonada Aiko tiene el presentimiento de que es allí donde va a morir, porque ya lo sintió decenas de veces en sus sueños. En efecto, Punpun va a asesinarla allí mismo, y lo único que la salva es decirle la verdad, sublimando así la culpa de sus últimas pesadillas.

“Se parece bastante a ti, Yuuichi”
Durante todo el manga, Asano juega con su truco narrativo predilecto: los paralelismos. Los ejemplos de esto son incontables (por dar unos ejemplos podemos mencionar que Punpun le arranque de un golpe un diente a Aiko, el mismo que le faltaba cuando era infante, o que Punpun haya intentado suicidarse tirándose del balcón de su nuevo departamento en el capítulo #51, similar a cómo lo intentó su madre en el hospital en el #18). Sin embargo, el que para mí es el mayor paralelismo en toda la historia es el de la vida de Punpun y la vida de Yuuichi.
Como ya sabemos, el tío estaba en una relación sin futuro y dando clases de alfarería cuando fue seducido por una chica menor de edad cuya madre abusaba físicamente de ella, al punto de tenerla atada en la casa para que no salga. Esa chica cuyo nombre nunca se revela intenta llevárselo a la cama pero son interrumpidos por la novia de Yuuichi, a la cual él se coje mientras la menor los mira desde el armario. La chica entonces se busca a otro tipo que seducir, el compañero de Yuuichi, Washio, que después de una mamada acepta cumplir el deseo de ella. La situación se desmadra cuando Washio intenta asesinar a la madre de la chica y luego se mete en un horno para suicidarse, y la chica sin nombre desaparece para siempre (Dato interesante: estos capítulos, junto con el capítulo de la muerte de la mamá de Aiko, tuvieron como efecto bajas considerables en las ventas de la revista en la que se publicaba en sendas épocas). Años después, Yuuichi conoce a Midori y le cuenta todo esto como su mayor pecado, y ella le da la redención que él necesita para avanzar en la vida. A pesar de varios tropiezos, Yuuichi eventualmente siempre regresa y junto a Midori forman un núcleo familiar, él trata su depresión responsablemente y tienen un hijo, Soara.
Viéndola en perspectiva, esa vida suena mucho a una versión con un final razonablemente feliz de la vida de Punpun. Él también fue marcado por una chica en su pasado que sufría de abusos físicos de parte de su madre (Aiko) y debido a esa relación las cosas se tornaron violentas de un momento para otro (el asesinato de la madre de Aiko). Al final del día, ambos encontraron la “salvación” encarnada en otra mujer (Sachi), aunque en el caso de Punpun, él sea tan solo una “mascota”. Ciertas dinámicas también se repiten, como Yuuichi esperando que Midori lo mate por haberle sido infiel y Punpun deseando que Aiko lo mate por no haberla ido a buscar para irse juntos a Kagoshima de niños. También se repite la abstinencia a la masturbación en ambos casos, Yuuichi la rompe cuando conoce a Midori, Punpun cuando se reencuentra en sus veintes con Sachi. En ambos casos son muy abiertos al respecto.
Yuuichi quería llamar Kibou (“Esperanza”) a su futuro hijo, pero Midori lo convence de ponerle Soara (“Cielo Azul”). Cuando ese niño nace, un Yuuichi que por primera vez vemos humanizado no puede evitar llorar ante la esperanza que representa esa nueva vida, se llame así o no. Para Punpun la cosa es distina. Él no tiene ningún hijo, aunque se convierte en la figura paternal de la hija de Sachi, y no sabemos si encontró la esperanza. Después de todo, nunca obtuvo nada de lo que quiso.

“Posiblemente no volveremos a vernos”
Incluso después de una lectura analítica y anotada quedan algunos temas que no terminan de resolverse en el manga, aunque eso no significa que no tengan una “resolución” sugerida. El primer gran interrogante irresuelto es la identidad del hombre que Punpun y Aiko encuentran en el techo de la fábrica de miso en llamas. Bien podría haber sido una persona que haya visto el VHS porno regrabado y buscase el tesoro, tal vez el mismo tipo que asesinó a toda su familia y que fue a la fábrica a ver quién iba a buscar los cuerpos. En el capítulo #141 Punpun recuerda el encuentro en la fábrica pero desde la perspectiva del hombre, e incluso dice “yo…” como les había dicho éste. ¿Acaso Asano intenta explicar que el hombre era Punpun de adulto? Eso implicaría muchos inconvenientes para la continuidad así que prefiero pensar que es simbólico, que Punpun se volvió un ser oscuro, sin rostro, terrorífico y vacío como el que vio en su infancia.
Hablando de ese incidente, los nenes van a la fábrica inspirados por un VHS regrabado en el que un tipo dice que mató a su familia y llevó ahí los cuerpos junto con una importante suma de dinero. Las noticias que suenan en la televisión del hospital del capítulo #18 explican que ese tipo se entregó a la policía y confesó que los cuerpos realmente estaban en la fábrica, donde también encuentran los restos del incendio causado por Seki. Casi diez años después, en el capítulo #119, Wada le confiesa a Seki que quería convertir a ese tipo en un Dios, igual que a Pegasus, pero al final las cosas no resultaron.
Otra curiosidad sin mucha explicación es el “Negro”, ese tipo afroamericano de gestos graciosos sospechosamente parecido a Dios que siempre está de fondo en el manga, incluso a veces duplicado, como si fuera un chiste interno del autor (los fanáticos de One Piece ya conocen juegos similares con Pandaman). El Negro incluso termina siendo el último miembro de las Doce Escalas, haciendo avanzar el plan de Pegasus, que lo apoda “Weekly Big Comic Spirits”. ¿Acaso eso simboliza que el Negro es un editor? ¿Un lector? ¿El ojo siempre observante de la revista sobre su obra, que ya tuvo que cambiar de plataforma una vez por haberse cancelado una durante su publicación? En algún momento me planteé que él fuera el verdadero Punto Negro, en un horrible (¿y racista?) juego de palabras, sobre todo porque en el capítulo #98 Pegasus busca al Punto Negro en los sueños de Punpun, y justo después aparece una gran viñeta ensombrecida de nuestro afroamericano amigo, más misterioso que nunca, antes de unirse a la Orquesta. En este caso no hay respuestas satisfactorias, pero no se puede ganar siempre.
Grandes dolores de cabeza produce el final de la historia de Seki y Shimizu, cuando el primero salva al segundo del edificio en llamas. Los problemas surgen cuando, al salir del edificio, Seki ve como Pegasus, tres otros miembros muertos de la Orquesta y Shimizu (¡!) abordan la nave del Dios Caca de su amigo y se van al espacio a detener al Daruma. ¿Cómo puede ser que agrupen a Shimizu con los muertos si está ahí mismo con Seki? Cuando sale del hospital (#142), Shimizu tiene amnesia y no recuerda quién es su amigo. Surgen entonces dos interpretaciones por las que los fanáticos aún hoy siguen discutiendo. Una lectura literal sugiere que lo que se inscribe en los registros akásicos es el “yo” de Shimizu hasta ahora, sus recuerdos y su conciencia de quién es, mientras que en la Tierra se queda este “nuevo” Shimizu sin recuerdos pero sin traumas por la muerte de su madre o ilusiones de un Dios Caca. La otra postura sugiere que Shimizu realmente murió en el incendio y que al igual que él imaginó que su madre seguía viva, Seki imagina que él sigue vivo. Sustentan esta teoría con el hecho de que en la reunión de exalumnos (#146) Shimizu no se presenta y Seki es el que lo excusa. Es uno de esos casos donde queda a interpretación del lector.
Y en el terreno de las teorías no podemos no mencionar la épica interpretación de que todo el manga que leemos no es más que el manga que Sachi comienza a dibujar al final de la serie, teoría que tiene varios sustentos, el más obvio siendo cuando ella le muestra a un yaciente Punpun el protagonista de su nueva serie (#144) y es nada más y nada menos que el hato sabure, el pajarito fantasma. El mismo Asano afirma al respecto:
“Podría haberlo hecho menos obvio, pero Sacchan está convirtiendo a Punpun en un manga. Está escarbando en su vida, que él quiere que se olvide, y convirtiéndola en algo permanente: manga”
La otra gran pista que implicaría que “Oyasumi Punpun” es una obra de Sachi sucede primero en el capítulo #124 y después en el #143. En todo el manga, la voz en off narradora ocupa las viñetas negras e incluso se encarga de citar lo que dice el protagonista (que hasta el último volumen NUNCA habla en globos de diálogo). Sin embargo, en esos dos casos esas viñetas, esos espacios que pertenecen al narrador omnisciente, irrumpen los pensamientos de Sachi (en el #124 piensa “Me pregunto… ¿qué sabía yo realmente de Punpun?”, mientras que en el #143 irrumpe con su icónica declaración de pertenencia sobre él: “Tú ya eres solo mío”).
Por si esa irrupción en la estructura básica del manga no nos dice que pasa algo raro con Sachi, frases como “Cuando no puedas expresarte correctamente, yo lo haré por ti” (dirigida a Punpun) u otras referidas al arte de hacer manga que calzan perfecto con las del propio Asano como “¡No quiero hacer un manga para olvidar la realidad, sino para luchar contra ella!” solo terminan de alinear al personaje como portavoz de la historia de Punpun en forma de manga junto al mismo Asano.

“Todo esto ha ocurrido sin que en ningún momento haya podido recordar su nombre”
Punpun nunca consigue lo que quiere, ¿o sí? Él solo quería alcanzar una estrella fugaz y tuvo que conformarse con verlas desde la Tierra, moribundo, perdiendo incluso el derecho a morirse solo y ser olvidado. Sachi es quien le arrebata eso, y a cambio le da un apoyo, una familia y una segunda oportunidad de aprender a vivir.
Si hubiera que definir un solo conflicto en “Oyasumi Punpun” que funcione como chispazo para todos los sucesos de la serie, éste sería “la romantización de las promesas del pasado”. Todos los personajes se sienten de alguna forma atados a su palabra pronunciada años atrás: Punpun no puede desarrollarse como persona por no haber cumplido su promesa con Aiko, Seki vive pegado a Shimizu por su promesa de protegerlo, producto de la culpa de haberlo salvado y dejado morir a su madre, y también le prometió a Sachi manejar la tienda de su padre y ser un adulto responsable; Sachi a su vez le prometió que iba a terminar su manga satisfactoriamente y mostrárselo; Punpunmamá viajó por el mundo prometiendo encontrarse a sí misma, pero no encontró nada que no estuviera en Japón; Yuuichi prometió ayudar a una chica sin nombre y nunca lo logró.
Sachi es la primera en darse cuenta de que no puede seguir atada a ese pasado, se renueva por completo e intenta empezar de nuevo su vida con Punpun, quiera él o no. La amnesia de Shimizu le da a Seki la posibilidad de volver a empezar. Yuuichi deja atrás su pasado oscuro y encuentra esperanza en Soara. Punpun es el último en dejar sus promesas atrás porque no puede simplemente desligarse de su promesa con Aiko, de la vida que le debe por haberla traicionado. Deja su vida atrás y hace todo por protegerla, pero a medida que hace eso empieza a dejar de sentir, incluyendo ese amor infantil que tenía por ella. Cuando se da cuenta de que él no la salvó y solo es un cómplice, cuando Aiko le arrebata la posibilidad de ser su salvador, cuando incluso le arrebata lo último que le quedaba (su innata presencia), es entonces cuando Punpun se saca las cadenas de ese pasado sin ese propósito no le queda nada más, por lo que pretende solo morirse. Sachi le quita incluso eso.
Harumin, el amigo de la primaria que se va al principio de la serie, también estaba atado a la culpa, en su caso por haber causado las heridas de su novia. La mamá de Punpun logra que la enfrente y se disculpe, haciendo que la pareja se reconcilie. Asano vuelve a mostrar a Harumin en el epílogo de la serie, revelando que ya no está más con esa chica y va a casarse con otra. Esa movida es brutal pero necesaria, prácticamente una declaración: nadie está atado por su pasado, sin importar qué tan romantizado esté. El absolutismo se desvanece.
En el hospital, los policías interrogan a Punpun y empiezan preguntándole su nombre. Después de 144 episodios, trece volúmenes y diez años, Punpun no necesita de ningún garabato que lo represente ni ningún narrador que hable por él, y expresa con voz temblorosa: “Me llamo…”. Asano (¿o Sachi?) no lo deja terminar.
Harumin lo encuentra un día y hablan un rato, pero su excompañero no puede recordar su nombre. El tiempo sigue y la historia parece repetirse con un nuevo niño aprendiendo sobre sexo y el fin del mundo y enamorándose a primera vista de su nueva compañera de clase mientras viste una flamante remera de Dead Dead Demons DeDeDeDe Destruction, y el mundo sigue girando sin que nadie recuerde el nombre del protagonista que quería ser olvidado pero nunca consigue lo que quiere. Casi nunca.

Si leyeron hasta acá solo puedo agradecerles. Espero sus comentarios sobre mis interpretaciones sobre estos elementos narrativos de la serie o sobre sus propias observaciones. Les recomiendo mi reseña de Reiraku si se quedaron con ganas de seguir leyéndome hablar de Asano. Acá abajo les dejo algunos links interesantes:
- Mangabrog: “INIO ASANO INTERVIEW — “REALITY IS TOUGH, SO READ THIS MANGA ABOUT CUTE GIRLS AND FEEL BETTER”” (de acá salen las citas de Asano)
- Mangabrog: “A tour through Inio Asano’s Workplace” (si quieren ver a los gatos de Asano tienen que entrar acá)
- Hiding in Public: “A despairing Circle”
- Under the Scope: “The pain of living”
- ANN: “Interview – Inio Asano”
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Genial el análisis, leí el manga hace tiempo y me gustó mucho. Ahora me gusta más.
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Gran análisis, realmente esto ayuda a nutrir mis propios pensamientos sobre la obra y me ayudó mucho a comprender algunos datos que había pasado de largo. seguro volveré en un futuro a releer este articulo y más cosas harán sentido.
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Acabo de terminar la obra me genera una duda. Que pasó con el cuerpo de Aiko? al desaparecer me parece bastante misterioso por el tiempo en que transcurre el hecho. Tomando en cuenta que no habia gente por esos lados, que los niños que vió nos eran reales, tras la muerte se va cuestionando muchas cosas en su mente y es hasta que vuelve a esa casa que el cuerpo desaparece (quizá el momento donde acepta que esta muerta). Pues que los niños se hayan dado cuenta que la chica esta muerta y que llamen a la policia y que venga y se lleve el cuerpo me parece bastante largo por el tiempo entre que Punpun va a la cabina y vuelve.