Manga

Oyasumi Punpun: Anotaciones (Parte 1)

Un extenso análisis de la obra maestra de Inio Asano

Oyasumi Punpun: Anotaciones (Parte 1)

Esto no es una reseña de Oyasumi Punpun, porque si lo fuera sería solamente una línea: yo diciéndoles que lean Oyasumi Punpun porque es una de las mejores historietas jamás publicadas. Mi fanatismo por esta obra no le importa a nadie, por lo que esto va a ser una serie de artículos dedicados a analizar ciertos elementos narrativos, interpretaciones y simbolismos inteligentemente plantados por su autor, Inio Asano. Algunos de estos análisis pueden resultar más obvios que otros, pero no quería dejarme nada afuera del tintero digital.

Un par de aclaraciones antes de empezar lo que promete ser un largo artículo. Primero: esto va a estar lleno de SPOILERS de pies a cabeza, sin piedad, así que si no leyeron toda la serie guarden esta página en favoritos y vuelvan cuando la terminen. Segundo: Estos análisis incluyen tanto deducciones abstraídas de la obra misma y de cosas que dijo el autor en entrevistas como interpretaciones personales y subjetivas que van a ser aclaradas cuando se mencionen. Tercero: mis análisis están basados en la lectura de la obra en su edición española y ediciones en inglés, por lo que algunos términos pueden ser distintos a los de Ivrea. Por último, al final de todo voy a listar varias fuentes inspiracionales y textuales de entrevistas a Asano y otros análisis.

Sin mucho más que agregar, empecemos.

“BUENAS NOCHES”

Oyasumi Punpun se publicó entre 2007 y 2013 en las revistas Weekly Young Sunday y (cuando esa fue cancelada) Weekly Big Comic Spirits. Parecido al origen de “Los Simpsons”, la trama de la historia fue pensada en media hora. Originalmente planteado como un manga de 7 volúmenes, contaría la romántica historia de un joven Punpun y su primer amor, pero a la mitad del manga, con el personaje diez años más grande, ocurriría un “incidente” que lo hiciera tener que huir. Hablamos de un manga de romance que se convierte en un road-manga. La idea básica se mantuvo, pero el manga se alargó a casi el doble de volúmenes.

“Sabía que ocurriría un incidente más adelante, quería que fuese lo más impactante posible, así que decidí tomarme mi tiempo para detallar esa infancia inocente”

La historia ocurre en un plazo de aproximadamente diez años, por lo que recurre a saltos temporales cada cierta cantidad de capítulos que mantienen interesantes los acontecimientos y evitan que la historia se estanque. Esos saltos temporales están marcados por la voz en off (de la cual vamos a hablar más adelante) cuando ominosamente repite el título de la serie y despide a su protagonista por esa noche.

Con esos saltos temporales la serie se divide en 5 grandes “arcos” o “partes” que a continuación vamos a resumir, no solo para refrescar la memoria sino para mencionar algunos detalles que ocurren durante ellos y para introducir elementos que serán analizados más adelante.

PARTE 1 (#1-22): Desde el primer capítulo se plantean un montón de ideas que van a circular frecuentemente en todo el manga: el inicio de la sexualidad explícita, la alarma de un apocalipsis próximo, la astronomía, la pesadumbre, Dios... Arrancamos la historia con el característico Punpun “paloma”/”fantasma”. Ese garabato con patas tan simpático que se roba la serie desde el principio al ser inherentemente atractivo y que suma puntos en sus divertidas interacciones con el mundo “real”. Este bicho que de buenas a primeras parece indicarnos que esta es una historia inocente e infantil es la primera gran trampa de Inio Asano en la que caemos, porque veinte páginas después la realidad golpea como un microondas a la cabeza al ver como este nene de ¿11? años presencia un evento de violencia doméstica que cambia su vida para siempre. Van a tener que pasar 58 episodios más para que descubramos que las cosas no son como parecían (de hecho, Punpun nunca va a saberlo), pero falta mucho para eso.

“Quería que los lectores compraran Punpun pensando que era algo lindo y luego angustiarlos”

A pesar del elemento disruptivo, la historia continúa en su onda simpática e inocentona. Las aventuras de Punpun y sus amigos (Seki, Shimizu, Koma y Harumin) parecen estar diseñadas en un laboratorio para evocar una sensación de nostalgia en el lector. La trampa está en sentirse identificado con esa paloma que no tiene rostro ni voz para que lo que le suceda después se sienta personal y su angustia, propia.

En ese mismo primer capítulo aparece Aiko como el mayor cliché posible: “el interés romántico es la alumna nueva”. Asano no tiene miedo de usar los formatos más obvios del manga. Al contrario, usa ese terreno conocido para enganchar a los lectores y “desatar el caos”. Aiko y Punpun empiezan un romance infantil que de a poco se enturbia cuando ella insiste irse de la ciudad. Punpun le miente a Aiko para poder acompañarla a casa todos los días, y al final de esos viajes podemos ver que su “casa” es un “centro de rehabilitación”, la secta Cosmo. La mentira pronto sale a la luz cuando Aiko va a su casa a venderle productos de la secta y descubre que vive para el otro lado, y para redimirse por esa traición, Punpun le promete a Aiko acompañarla cuando escape de la ciudad. Esta promesa entre los personajes es, inevitablemente, lo que pone en marcha a todo el manga.

Como la historia (al menos en esta primera parte) está contada desde la perspectiva de Punpun, los adultos no-familiares son dibujados como personajes perturbadores y casi inentendibles (como el profesor que tiene ataques de locura o el director y el jefe de estudios que ponen muecas aterradoras y juegan a las escondidas en la escuela). Los otros adultos que vemos son la familia de Punpun, que tienen todos la misma forma de garabato ambiguo que él.

También en esta parte sucede todo el incidente del incendio de la fábrica de miso (donde aparece una joven Sachi Nanjo y una misteriosa figura masculina nunca explicada). Este pequeño arco cierra con la escena icónica de los niños corriendo bajo la Vía Láctea, un cielo estrellado que va a seguirlos el resto de la historia.

Eventualmente se da el primer giro dramático cuando Punpun no asiste a su encuentro con Aiko para escapar ambos a Kagoshima, y esa traición va a seguirlo por años. Su relación con la chica se desploma y la voz narradora le desea “Buenas noches” a un deprimido protagonista.

PARTE 2 (#23-45): Dos años después. En esta segunda parte Punpun ya va al secundario y participa en el club de Bádminton donde conoce a Yaguchi, un senpai copado con el que podrían ser amigos de no ser por el tema de que él es el nuevo novio de Aiko. Yaguchi y Punpun comparten algunas conversaciones sobre la vida y el Bádminton que terminan con ambos declarando su amor por la chica, el cual apuestan sobre el próximo partido de Yaguchi. Mientras Yaguchi va perdiendo debido a una herida previa, Aiko habla con Punpun sobre sus sueños para el futuro y ofrece perdonarlo por su traición a cambio de que ahí, en ese mismo instante, se vayan para Kagoshima. Punpun la rechaza, diciéndole que vaya a ver a su novio que acaba de perder, y por segunda vez la deja plantada, sabiendo que acaba de perderla para siempre.

Paralelamente vemos la historia del tío de Punpun, Yuuichi, y cómo deja atrás (más o menos) su pasado traumático con una chica sin nombre y su auto-sabotaje gracias a su nueva novia, Midori. Aunque las cosas acaben saliendo relativamente bien para él, esa felicidad solo es una molestia para un Punpun que cada vez es más oscuridad que luz. Durmiendo en la calle porque no se banca los ruidos de su tío cogiendo en el living, la voz en off le desea a Punpun “buenas noches”.

PARTE 3 (#46-66): Dos años después. Punpun acaba de entrar a la “secundaria alta” y solo quiere una cosa: ponerla. Su tío un día se fue y nunca volvió, pero eso no podría importarle menos. A quien sí le importa es a Midori, que se apega cada día más a nuestro protagonista para no sufrir tanto la ausencia de su pareja. Ese apego termina por resultar fatal cuando ella, temiendo no volver a verlo nunca más por su mudanza, abusa sexualmente del pobre pibe en una traumática y poderosa escena.

Punpun quería dejar de ser virgen y terminó siendo violado, porque Punpun nunca consigue lo que quiere.

Al mismo tiempo sucede el primer arco de Seki y Shimizu, los excompañeros de primaria de Punpun, que aportan una perspectiva de la vida distinta. En ese arco empezamos a conocer un poco más a ToshikiPegasusHoshikawa, quien asegura que el mundo va a destruirse en 5 años. Sus visiones se confirman cuando Punpun, en un ataque de histeria por el abuso y la traición de su propia familia, rompe un Daruma contra el suelo y luego éste se eleva a los cielos, como un ominoso símbolo del fin de la humanidad. En ese momento solo quiere que un meteoro caiga y los mate a todos, pero Punpun nunca consigue lo que quiere.

Después de este incidente Punpun intenta salir con una chica, Kanie, pero descubre que no es capaz de fingir ser una persona normal lo suficiente como para llevársela a la cama y por poco termina violándola, instado por un Dios que representa sus peores pensamientos. Su madre, mientras tanto, es hospitalizada de nuevo y conoce a un adolescente Harumin, otro excompañero de primaria de su hijo. Ambos comparten conversaciones sobre sus vidas y sus problemas (ella le confiesa que el incidente con su marido al principio del manga fue provocado por ella, y él que dejó a su novia con cicatrices permanentes por un accidente vial y no se atreve a enfrentarla). Finalmente, a Punpunmamá le diagnostican cáncer y su hijo, sin saberlo aún, se tira bajo un cielo azul que no le inspira nada mientras le desean “buenas noches”.

PARTE 4 (#67-88): Dos años después. Punpunmamá muere dando mensajes contradictorios de amor y no-amor a su hijo. El padre de Punpun le ofrece que vuelvan a vivir juntos, pero él prefiere independizarse. Cuando ve a lo lejos a Aiko después de tantos años, se decide a buscarla. Y si en dos años no lo hace, entonces planea suicidarse. Aislándose por completo de su familia y ya sin estar socialmente obligado a ir a una institución y socializar, Punpun se transforma en un tetraedro. Su aislamiento no le dura mucho porque se reencuentra con la amiga de la hermana de Kanie, Sachi, que lo saluda con un “buenas noches”. A partir de entonces, él va a ayudarla con su manga (en una historia que él comenzó a escribir inspirado en la pintura de la Vía Láctea, basada en el cielo estrellado que ambos vieron de niños) y Punpun no va a poder evitar volver a abrir su corazón una vez más, creando una nueva “familia” con Sachi, el viejo que le alquila la casa, los amigos de Sachi y los suyos propios. Parece que todo va bien pero entonces Dios aparece para recordarle que él no es una persona normal y que no tiene derecho a ser feliz. No hay “buenas noches”, porque ya no hay noches buenas.

PARTE 5 (#89-147): Un año después, el año del último Tanabata según Pegasus, que casi reúne a todos sus aliados para las Doce Escalas. La muerte de su padre, Piroshiki Hoshikawa, lo inspira a postularse como candidato a Gobernador y llevar su mensaje de las “buenas vibraciones” a toda la ciudad. Por su parte, Punpun y Sachi se pasan un año puliendo su manga solo para ser rechazados. Esto lo lleva a un nuevo pozo depresivo del que sale fingiendo que su vida es otra y que él es otra persona, un tal “Ta-kun”, pero la farsa empieza a caer cuando se encuentra con alguien que lo conoce de su anterior vida: Aiko.

Tratando de mantener esa fachada de persona nueva, Punpun empieza a perderse a sí mismo y se convierte en un alienígena de cuatro ojos, y solo vuelve a ser él mismo cuando le confiesa la verdad a Aiko, quien por su lado le confiesa que ambos están igual de podridos, igual de perdidos. Surge la esperanza de una vida juntos y, finalmente, la felicidad, pero solo les queda un paso más antes de poder alcanzar esa vida: hablar con la madre de Aiko.

En ese encuentro todo sale de la peor forma, y Punpun asesina (o cree asesinar) a la señora. Aiko y él se convierten en fugitivos de la ley, abandonando sus vidas y huyendo, finalmente, a Kagoshima. Esa tierra prometida de sus infancias que adquiere cada vez más la capacidad de poder salvarlos de todo lo que dejan atrás.

Pegasus, por su parte, consigue a sus Doce Escalas y se prepara para salvar al mundo, sin saber que a sus espaldas su mejor amigo Wada tiene sus propios planes. Seki pierde a Shimizu, que decide ser parte del sacrificio comunitario de Pegasus. Sachi entiende que no puede imaginar su vida sin Punpun, al que ve más como una mascota que a un igual, y se decide a interrogar a todos sus familiares y conocidos para poder encontrarlo.

Aiko le revela a Punpun que fue ella la que asesinó a su madre, arrebatándole lo último que tenía: saber que había salvado a la chica que le gustaba. Con la policía buscándolos ya no tienen dónde esconderse, y Aiko, antes de que llegue el Tanabata, se suicida en silencio, mientras Punpun duerme.

En la ciudad, las Doce Escalas empiezan a dudar si suicidarse o no por el bien del mundo, por lo que Wada prende fuego el edificio en donde están y asegurarse de que mueran todos. Seki logra rescatar a Shimizu pero otras tres personas mueren junto a Pegasus. Ese sacrificio es suficiente para poder inscribirse en los registros akásicos y luchar en persona contra el Daruma, al cual derrotan.

Esa misma noche, en Tanabata, Punpun vuelve a la fábrica de miso abandonada de su infancia e intenta suicidarse. La voz narradora le desea “buenas noches” pero es interrumpida por Sachi, que lo encuentra y lo salva. El Daruma explota en un millón de estrellas fugaces que llueven sobre ellos.

Punpun había deseado que no hubiera más estrellas, pero no le queda más que ver una lluvia de ellas. Había deseado que Aiko lo mate, pero ella se mató a sí misma. Había deseado ser olvidado, pero Sachi lo convierte en un manga. Había deseado que el mundo sea destruido, pero Pegasus salvó al mundo.

Porque Punpun nunca consigue lo que quiere.

“¿Así se vio siempre mi rostro?”

Es una redundancia mencionar esto, pero uno de los grandes atractivos de Oyasumi Punpun como manga es el llamativo detalle de la no-humanización de su personaje principal y su familia. Lo novedoso es que el hecho de que Punpun sea un garabato es algo que funciona solo a nivel metatextual, porque en la historia no cumple ningún rol literal en ninguno de los 147 episodios. Es más, en todo el manga no conocemos el rostro real de Punpun (según su autor, ese rostro no existe porque jamás lo ideó ni lo dibujó), pero Asano va a jugar con nuestra ignorancia acercándonos un poco a esa verdad inexistente (como cuando se menciona en un par de ocasiones que tiene una “belleza andrógina” o “se parece a su tío”, en el capítulo #88 cuando Sachi intenta dibujarlo pero se bloquea al llegar a los ojos o cerca del final de la serie, en el #144, cuando vemos su rostro parcialmente vendado). Que un elemento tan importante como la apariencia del protagonista de la serie sea conocido por todos los personajes pero no por los lectores me parece una jugada como mínimo revolucionaria.

Vamos a detenernos un poco a analizar las distintas “formas” que toma Punpun a lo largo de la serie, empezando por la primera, la más conocida y marketinera. Los lectores suelen llamarlo “fantasmita”, “pajarito”, “pollo” o “garabato” y no hay ninguna confirmación de qué es exactamente. Lo más aproximado que se puede argumentar es que es la forma de una Hato Sabure, o “paloma Sable”, un tipo de galletitas tradicionales de la ciudad de Kamakura que cuestan 98 yenes cada una y cuyo logo en el paquete es bastante parecido a Punpun. No sería errada la idea de relacionar unos snacks dulces de diseño simple con la “inocencia” que Asano intenta transmitir en el Punpun infante.

Este diseño inicial también cumple el importante rol de ser tan transparente y pasivo que cualquier lector promedio que haya tenido una infancia pueda identificarse y proyectarse en el personaje, y esto, por supuesto, es adrede: mientras más esté el lector identificado con Punpun, más va a perturbarlo verlo (verse) asesinar a alguien.

En el séptimo volumen, justo antes de conocer a Sachi, Punpun se convierte en un tetraedro. El tetraedro es mencionado varias veces en el manga en los capítulos de Pegasus. En el #94 su hermano le cuenta a Seki que Pegasus, en sus días de secundaria, hizo que entre diez y veinte estudiantes crearan un tetraedro perfecto con pupitres en el patio del colegio, y poco después entendemos que eso fue para armonizar las vibraciones caóticas que se agitan en progresión geométrica. “El tetraedro es el poliedro más estable” es la lógica que encuentra Toshiki para esto, pero ¿cómo afecta a Punpun? La respuesta está en el contexto. Punpun acababa de mudarse solo, aislándose de lo poco que le quedaba de familia, y autoimponiéndose su ultimátum de suicidarse si no vuelve a encontrar a Aiko. La desesperación de no encontrarla y la soledad que siente en su nueva vida monótona en ese departamento lo llevan a un estado de irracionalidad donde enloquece (en la oscura y memorable escena de la lluvia en el capítulo #76). Cuando despierta en la mañana, Punpun se convierte en este poliedro sólido y sin ranuras, aunque unos pocos capítulos después (#80) nos damos cuenta de que el hato sabure sigue existiendo DENTRO del tetraedro. Esta pirámide, entonces, representa el escudo casi impenetrable en el que protege lo poco que le queda de su personalidad y sus afectos, inalcanzables para cualquiera que no sea Aiko. Cuando Sachi se abre a Punpun, le cuenta su historia y declara sus ideales para el futuro, Punpun no puede evitar enamorarse y abrir por completo el tetraedro para caer en la tierra como su verdadero yo, a su vez completando otros triángulos: el triángulo de verano y el triángulo amoroso. Pero eso es un tema para más adelante.

Durante su época de tetraedro, Punpun ocasionalmente pasa de la tridimensionalidad al 2D con una expresión medio pajeril. No hay mucho que analizar en eso, pero la figura del triángulo siempre se puede relacionar con la santísima trinidad y, por lo tanto, con Dios, figura clave en todo el manga.

Cuando Punpun asume que nunca va a encontrar a Aiko y que, por lo tanto, no le quedan razones para vivir, encuentra la solución al vacío que siente fingiendo ser otra persona, alguien que sí sea feliz y que tenga lazos y esperanzas. En este caso es su vecino Ta-kun, con quien tiene un enfermizo y tácito vínculo masturbatorio entre paredes. En su nueva vida emulando a su vecino y tomando prestado su nombre, Punpun hasta tiene levante y consigue una mina, y es en este, el peor momento, es en el que aparece Aiko de nuevo. En estos encuentros con Aiko, Punpun mantiene esa fachada de universitario copado (pero con el nombre correcto) y las cosas empiezan a írsele de las manos. Cuando no puede aguantarlo más escapa de la casa de su nueva novia en medio de la noche y descubre, viéndose en un espejo, que ya no reconoce su propio rostro (#102). Ese “Ta-kun”, esa personalidad vacía que no pertenece a nadie, esa alienación con el propio ser se representa como un alienígena fálico de cuatro ojos. “Tu versión de ahora mismo es todo lo que eres”, le dice Dios. Esta faceta de Punpun no dura mucho, y desaparece por completo cuando fuerza su nuevo y falso vínculo con Aiko para llevarla a la cama y fracasa (de forma parecida a lo que le sucedió con Kanie en la parte 3).

La última forma que toma Punpun es la de Hikoboshi, la mal llamada “forma demonio” (¿o “modo diablo”?), el humanoide con cabeza oscura, alargada y dos cuernos. La primera aparición de esta figura es al final del volumen 10, en una ilustración “adelanto” del siguiente tomo. Es en el tomo 11, en el capítulo #113 cuando se produce el gran plot twist y Punpun es recibido por un “buenos días” de Dios que obtiene los cuernos y se vuelve Hikoboshi. ¿Quién ese tal Hikoboshi? Vamos a hablar de eso más adelante, pero básicamente es un personaje del cuento chino de “La princesa y el pastor”, el vaquero (en el sentido de que cría vacas y toros) que se enamora de la princesa Orihime. Inio Asano es muy claro al respecto:

“Los cuernos que a Punpun le crecen no son cuernos de diablo; Hikoboshi suele llamarse “la estrella del vaquero”, así que esos cuernos se supone que sean cuernos de toro”.

La interpretación demoniaca es entendible teniendo en cuenta que en ese momento Punpun cree que acaba de asesinar a alguien y lidia con ello de la forma más inhumana posible (la apatía) pero desgraciadamente queda descartada por completo. Mejor suerte la próxima.

¿Por qué Punpun se representa como una versión oscura de Hikoboshi? Para eso es importante hablar sobre el Tanabata, tema que queda para la segunda parte de este análisis, junto con reflexiones varias sobre astronomía y su lugar en el manga; un estudio detallado de la trama de la Orquesta Pegasus y su épica batalla contra un Daruma gigante; y apreciaciones generales sobre las filosofías de varios personajes importantes.

¡Buenas vibraciones!

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Escrito por:
Matias Mir
"El especialista"
Matias Mir
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