Carrera mortal
Nadie se sorprendería ante la afirmación de que Mauro Mantella (Buenos Aires, 1974) es actualmente y desde hace tiempo, uno de los guionistas más interesantes de su generación (como ya comentamos hace tiempo). Capaz de transitar los más variados subgéneros historietísticos saliendo siempre airoso, mientras deja su particular huella de autor en cada ocasión. Su trabajo puede gustar más o menos según a quien se le pregunte, pero la calidad de sus obras, gestadas mayormente en compañía de interesantes dibujantes, habla por sí misma. Eso es indudable y basta solo leerlas para comprobarlo.
Afortundamante para el público lector que lo sigue, César Libardi (Rosario, 1979), responsable de Rabdomantes Ediciones, en el último tiempo se ha ido encargando de recuperar para nuestro mercado su dispersa obra. Arrancando con El Hombre Primordial (2017), Ucrónicas (2018) y Bizancio Integral (2019). A estos tres títulos se acaba de agregar el tomo que nos ocupa, cuya preventa tuvo lugar el mes pasado. La novela gráfica originalmente publicada en Bastión Unlimited 7 (2007), de la extinta Gárgola Ediciones, cuenta con dibujos de Tomás Aira (Buenos Aires, 1979) y grises a cargo de Germán Nobile (Rosario, 1978). Esta edición de 80 páginas en el conocido formato 24x17 cms. agrega como novedad el color digital, muy bien aplicado por el propio dibujante, además de ilustraciones de portada y contraportada por Germán Peralta Carrasoni (Rosario, 1985).

Máxima velocidad
Esta original aventura de ciencia ficción, estructurada en un prólogo y tres episodios, se sitúa en un futuro posapocalíptico distópico, temporalmente distante. Un desastre ambiental ha ocasionado que la atmósfera terrestre magnifique la radiación solar en lugar de filtrarla, razón por la que gran parte de la población mundial ha perecido en el proceso. Una detonación nuclear posterior a este episodio, que marcó el fin de la capa de ozono, generó cierta desaceleración en la velocidad de rotación del planeta, otorgando, paradójicamente, la única posibilidad de supervivencia para la humanidad toda.
Organizadas en La Salamandra, suerte de ciudad rodante formada por una caravana de vehículos unidos entre sí y en constante desplazamiento a la velocidad del título, las personas sobrevivientes transitan la árida y desolada superficie del planeta. Sin nunca detenerse. El objetivo común es generar los recursos que aseguren la subsistencia, a la vez que evitar morir calcinados por efecto del sol, siguiendo las sombras. Al interior de este numeroso grupo de hombres y mujeres de distintas edades y clases sociales, hay opiniones encontradas respecto de las decisiones a tomar, con dos bandos en tensa disputa.

El joven Chesterfield Tacuarembó, protagonista de la historia, uno de los pocos que aún recuerdan los tiempos del estatismo, deberá enfrentar las oscuras maquinaciones del fanático religioso Chuen y sus seguidores. En el proceso hallará importantes revelaciones sobre su propio pasado, descubriendo simultáneamente una forma de vida inteligente que, contra todo pronóstico, parece haber evolucionado en aquellas desoladas planicies. El statu quo imperante está próximo a cambiar. Para bien o mal.
Días de trueno
El guión parte de una premisa sumamente interesante, lo que torna imposible no engancharse con la trama tras la lectura del breve prólogo. Otro acierto de Mantella tiene que ver con la decisión de que el protagonista sea quien lleve adelante el relato. La primera persona permite al lector empatizar con Ches mientras se descubre el particular entorno de acción y el resto de los personajes. Esto habilita un logrado contrapunto de voces promediando la narración, a medida que su novia Carla, comienza a leer la carta que lo cambiará todo. La tensión va in crescendo hasta llegar al tercer y decisivo acto, que cierra el conflicto principal satisfactoriamente, pero deja una serie de subplots sin resolver. Final algo abierto y/o apresurado que, puede inferirse, obedeció en su momento a la intención de continuar desarrollando la historia de este grupo de supervivientes.

La faz gráfica cumple sin descollar, producto quizás, de ser el primer trabajo profesional del artista. Lejos de la solidez resolutiva evidenciada en Indigo, obra desarrollada junto a Gonzalo Duarte para el sitio Viñeta Uno en 2018, por ejemplo. Sus puntos altos se observan en lo que respecta al diseño de personajes, locaciones, estructuras y fondos. Los extras que incluye el libro permiten apreciar la dedicación dispensada a estos apartados. Cabe destacar que, así como la primera edición se veía muy bien complementada por la utilización de los grises para dar cuenta de los diferentes momentos del día bajo ese sol abrasador, en esta ocasión, el empleo de la paleta de colores con tonalidades derivadas del rojo no solo realza el dibujo, sino que contribuye a reforzar los diversos climas propuestos.
Pasando en limpio, 78 Km/h es una lectura muy disfrutable, sean o no seguidores de la obra de Mauro Mantella. Rescate editorial necesario, de una novela gráfica surgida de ese enorme semillero de talentos, no muy reconocido en su momento, que fue la antología Bastión.
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