A fines del siglo pasado, la revista de información Mutant Generation comenzó a publicar algunas páginas de historietas de autores locales a modo de adelanto de lo que sería su línea de cómics. Allí, llegaron a publicarse dos números de 27 páginas a todo color de la serie Babetool con guiones de un adolescente José Luis Gaitán y dibujos del ya profesional Walther Taborda.
Desde esa primera aparición, se destacó la intención de generar un producto local pero que se inscriba en la estética del manga que empezaba a tener un montón de seguidores en nuestro país.
La historia quedó trunca en Argentina pero tuvo una edición en inglés con el título Codename Babetool en 2002 bajo el sello Com.X.
En 2005, fue reeditada por Deux en un tomo en blanco y negro junto con el tercer número que vendría a cerrar el arco argumental y que solo había salido en la edición yankee. El editor Pablo Muñoz escribe un prólogo que mezcla a Bruce Lee, el sushi, Mazinger Z y el (cito textual) “simpático tintorero del barrio”, donde anuncia que esta es la primera edición completa que sale en el país. También opina que tras los intentos anteriores de hacer “manga argentino”:
“Se escondieron muchos jóvenes autores argentinos que demostraban un gran amor por el manga pero un profundo desconocimiento del dibujo”
Ponele.
Pasemos rápido el trago amargo
El primer arco de Codename Babetool ha sido una de las cosas más feas que traté de leer en mi vida. Y digó “traté” porque considero que algunas partes son directamente ilegibles. Así que disculpen si mi sinopsis no les resulta muy clara.
Hay unos malos que viven en una especie de base flotante anclada a la tierra por unas cadenas onda Alita, angel de combate. No se entiende muy bien quiénes son ni qué es lo que quieren. Se menciona un ángel azul pero no se sabe lo que es. Unos dicen que una droga, otros, que un demonio.

Después están los buenos que tampoco sabemos muy bien quienes son ni qué quieren pero forman una especie de resistencia secreta contra los malos. Ahí está Babetool, la rubia patilarga con una máscara de yeso que sale en portada; Leon que es el maestro que la entrenó; Tobías que es un héroe mala onda genérico; y Raoul que es moreno y gay antes de que Disney hubiera descubierto que existen los unos y los otros. También hay unos cuantos extras pero esos se nota que están ahí para morir cuando haya pelea con los malos.
Y bueno... pelean. Fin.
Del arte, lamentablemente, no puedo decir que mejore respecto a los guiones. Cuesta creer que estas páginas hayan salido del tablero de Taborda que supo ser un artista muy talentoso. Acá, la intención de reflejar un tono japonés cae en las peores trampas del orientalismo: Samurais, ninjas, armaduras de combate e injertos cibernéticos, katanas, Budas gigantes, onomatopeyas y carteles de neón en ponja.
Edward Said se hubiera revuelto en su tumba... y eso que todavía no había muerto.
Lo mismo pasa con la estética del manga. Se imitan las cosas fáciles y, tal vez, las peores: ojos desproporcionados, caras sin rasgos, dibujos genéricos y repetitivos, líneas cinéticas y un abuso totalmente absurdo de las tramas mecánicas que son aplicadas sin ningún criterio hasta emborronar páginas enteras.
Babetool rebuild
Hasta acá, una nota atípica porque cuando me encuentro con una obra que no me gusta para nada, directamente no la reseño. ¿Qué es, entonces, lo que me hizo decidirme a escribir sobre Babetool?
Su regreso en formato digital.
Babetool: Los lobos de Artemisa se publica semanalmente en Gcomics.online, ahora con Gaitán como autor integral. Hasta hoy se van publicando cincuenta páginas. Casi el equivalente a aquellos dos comics primigénios de 1999, pero mejorando en todos los sentidos.
Para empezar, esta nueva historia no es ni la continuación ni la precuela directa del material anterior. No están los mismos personajes ni el mismo contexto. Tal vez compartan el mismo universo pero o bien ocurren en otro lugar o bien en un tiempo muy diferente.
Demasiadas dudas, así que contactamos al autor que nos dijo:
“No tiene nada que ver con lo que se publicó antes. Tanto como no tenía nada que ver lo que yo quería hacer con lo que me obligaron a escribir. Es un Reboot completo.”
El hilo conductor es Babetool. Y acá confirmamos algo que en la serie original ya se insinuaba: Babetool no es el nombre de una persona sino de una categoría.
Las Babetool (Battle Beast Tool) son mujeres científicamente modificadas para el combate. Cada una parece responder a un usuario y, teniendo en cuenta lo peligrosas e inestables que son, llevan implantado un controlador en la frente que puede detonarse en caso de emergencia.
Por ahora, seguimos los pasos de dos parejas entre las que va a surgir el conflicto. La pareja protagónica formada por Noriko y su Babetool se dedican a cazar unos monstruos llamados Hijos de Gaia.
Pero la pareja antagonista es mucho más interesante porque aquí los roles parecen haberse invertido. La Babetool tiene nombre (Artemisa) y parece estar al mando mientras que, su “dueña”, Jinjer, la obedece y es quien tiene el controlador implantado.

Apostando unas fichas
La nueva Babetool: Los lobos de Artemisa tiene una narrativa bastante descomprimida. Se toma su tiempo para ir presentándonos los personajes, sus relaciones, su pasado y las reglas del mundo que habitan. En ese sentido, es todo lo contrario de la serie original que trataba de contarnos un universo completo, con decenas de personajes llenos de conflictos y misterios y, en cambio, solo generaba un embrollo incomprensible.
Creo que en este aspecto juega a favor el formato digital ya que el autor no tiene la espada de Damocles de la cancelación pendiendo sobre su cabeza. Acá no existe la necesidad de comprimir un final apresurado así que Gaitán puede tomarse el tiempo que quiera para desarrollar su historia tal como la quiere contar, sabiendo que solo depende de él seguir publicándola.
Por el lado visual pasa algo parecido. La estética es mucho más limpia, más simple y menos pretenciosa. Podríamos decir que, en este caso, se retoman algunas de las mejores características del manga: información visual clara, hermosos diseños de personaje y un gran dinamismo tanto en la viñeta como en la puesta en página.
En resumen: hasta ahora solo salieron dos números pero son suficientes para recomendar la serie, desear que continúe mucho tiempo más y que llegue a tener una edición física... que a mí eso de leer en la pantalla mucho no me enamora.