A esta altura del partido, con cuatro décadas de trayectoria impresa -entre Argentina e Italia- y contando, el personaje creado por Robin Wood y Alberto Salinas en 1981 para Nippur Magnum, de Editorial Columba, se ha convertido en un clásico indiscutido de la historieta mundial. Estatus del que derivan no pocas consideraciones, con la explotación de tipo industrial a la que Aurea Editoriale lo somete desde hace años, en primer plano. Esa fenomenal producción de páginas mensuales obligó, más temprano que tarde, a la conformación de diferentes equipos creativos para solventar la creciente demanda del popular fumetto, desde diferentes formatos y periodicidades.
Aún mucho tiempo antes de que el inmenso guionista paraguayo se desvinculara de la que todavía sigue siendo una de sus series más emblemáticas, otros ilustres escribas del sello de la palomita sumaron sus aportes, enriqueciéndola argumentalmente. Siempre con buena repercusión entre el público lector tano, fueron de la partida Ray Collins, Manuel Morini y, por supuesto, Néstor Barron. Es precisamente para suplir un periodo de ausencia de este último, que los editores europeos convocaron a Luciano Saracino (Buenos Aires, 1978), talentoso guionista que pese a provenir de una camada posterior a la etapa de las grandes editoriales nacionales, es confeso fan del veneciano. Su participación autoral se prolongó por seis libros, publicados a partir de 2020 en el viejo continente dentro de la colección Nuovifumetti Presenta.
Con arte de Sergio Ibáñez (Buenos Aires, 1966), habitual colaborador de la franquicia, y bajo el subtítulo El Peregrino, hacia mitad de año Deux Graphica Studio presentó el tomo que nos ocupa, cuyo contenido corresponde al original La caduta degli idoli. La edición local, de escasa tirada, ofrece una portada diferente a la original -obra del propio dibujante- y 104 páginas B/N en el tradicional formato 24x17 Cms.

LOS EXPEDIENTES SECRETOS RENZI
A la hora de definir su aproximación para el alter ego de César Renzi, noble veneciano del siglo XVI caído en desgracia tras una intriga palaciega destinada a acabar con su familia, que resurge como audaz soldado del alquiler tras una serie de oscuros padecimientos, motivado por la venganza, Saracino optó por una original variante: pasear al personaje por destinos geográficos entre exóticos y desconocidos del Renacimiento, caminos que no había recorrido previamente. Y sus peligros subyacentes. Tamaña empresa encierra un gran potencial, no exento de riesgos creativos a la hora de instaurar el verosímil en estos entornos fantásticos, aplicando la probada fórmula argumental cuyos recursos conocemos sobremanera (anclaje histórico, suspenso, aventura y un ligero toque de erotismo).
El argumento nos traslada al Océano Pacífico, sobre el actual territorio chileno de la Isla de Pascua, entonces conocida como Rapa Nui, en la Polinesia. Unico sobreviviente de un naufragio, Dago logra arribar a nado hasta aquellos volcánicos parajes, siendo muy bien recibido por la comunidad nativa. Creyéndolo Tanata-Manu, un enviado de los Dioses cuyo arribo a estaba profetizado por una antigua leyenda, lo reciben con beneplácito. A poco de mezclarse con ellos, descubrirá los secretos de los Orejas Largas, grupo que por ‘gracia divina’ ostenta el poder, a costa del padecimiento de las clases inferiores, el Pueblo. Entre ambas facciones en pugna tendrá lugar una postergada rebelión (de la cual será partícipe necesario), que determinará tanto el destino final de los nativos como el de la volcánica región, licencia poética mediante.

En el medio, Saracino ofrece buenas caracterizaciones, personajes interesantes en interacción con otros apenas desarrollados (en función de las necesidades de la trama), logradas cuotas de tensión, necesarios relevos humorísticos y, de fondo, el misterio que ofrece la historia arqueológica (conocida y desconocida) de uno de los lugares más extraños del planeta. Redondeando noventa y cinco páginas de buena historieta, para nada ‘estiradas’, que aprueban con creces el desafío de llevar de paseo al antiguo jenízaro negro por nuevos y exóticos rumbos, con la solvencia gráfica de Ibáñez, que se luce toda vez que puede con geniales splash-pages ambientadas en aquellos parajes de ensueño, Moais incluidos. Auspicioso debut de una dupla creativa que promete.
Habrá que ver como sigue el convite, cruzando los dedos para que el sello editorial dirigido por Pablo Muñoz, que alterna periodos de oferta desbocada de publicaciones con otros de significativo ostracismo, no dilate sobremanera la aparición de los libros restantes.