Caso curioso el de Tótem Cómics, blog iniciado en 2012 por Enrique ‘Quique’ Alcatena (Buenos Aires, 1957) y Fernando Calvi (Córdoba, 1973) con la manifiesta intención de convertirse en un espacio creativo itinerante, a través del cual poder generar material ‘de autor’ vinculado al género superheroico, por el que ambos profesan una gran fascinación. Bajo la consigna de contar historias que respondan a necesidades propias, sin ningún tipo de presión comercial, la interesante movida prosperó. Sobremanera. Así fue que, desde diferentes periodicidades en las actualizaciones -gratuitas- y extendiendo la participación a otros artistas, el lúdico y experimental proyecto fue creciendo exponencialmente en el tiempo, convirtiéndose en algo así como un sello editorial virtual, que ganó en participaciones sin nunca perder su personalísima esencia.
Pronto sumaron sus aportes Lea Caballero, Luciano Vecchio, Paula Andrade, Fiorella Santana y Patricio Oliver. Desde diferentes temáticas, estilos y hasta técnicas creativas, fueron surgiendo los más atípicos personajes: Punto Rojo, Chica ¡Zap!, Sereno, Kalopsia, El Zíngaro, Kezia, Amnistía, Mayet y Los Potenciales, entre otros. En lo que respecta a la obra de Alcatena en solitario dentro de este espacio digital, tres disímiles trabajos lograron escapar de la red para llegar al papel. Primero fue Dr. Paradox, que ya cuenta con una trilogía de tomos coeditados junto al sello Comiks Debris entre 2018 y 2021. Posteriormente, retornaron Dugong y Manatí, antiguos conocidos de los lectores que seguían la vieja antología Comic.Ar. La casa editora homónima, que había recopilado en 2013 las simpáticas travesías de los bravos sirénidos por los siete mares, presentó este año sus Nuevas Aventuras, con material serializado en el sitio durante 2020.
El lanzamiento que nos ocupa arribó a las comiquerías nacionales durante el primer trimestre de 2021, a través del cada vez más prolífico Rabdomantes Ediciones, presentando 80 páginas a todo color, en un bonito tomo impreso en el clásico formato 24x17 cms.

Extravagantes y divertidas aventuras
El libro en cuestión, se compone de seis historias autoconclusivas de distinta extensión que transitan una variedad de subgéneros bien identificables para el lector avezado, protagonizados por diferentes y coloridos paladines. Cada una de estas historias inicia con una página completa que emula a la típica portada de un comic-book de época, centrada en el personaje protagónico de turno.
La primera y más extensa de las tramas -19 páginas-, es un caso de misterio que involucra a El Hombre Tótem y lleva por título ‘Pieza de colección’. El magnate al que todos conocen como Creso El Dorado, es un gran coleccionista de objetos extraños de las más diversas procedencias, que acumula en su fastuosa mansión. Su proveedor de rarezas no es otro que Mercado Persa, quien recorre todas las realidades conocidas buscando piezas que puedan interesarle. Así es como logra dar con el mítico personaje del título, cuya presencia en la casa determinará una serie de atípicos acontecimientos.
Sigue una historia de corte fantástico, centrada en El Cardo de Escocia y Potpourri -suerte de sidekick del héroe-, titulada ‘El monstruo de la laguna’ -12 páginas-. Ambientada hacia 1745 en territorio inglés, narra el rescate de Carlos Estuardo ‘Bonnie Prince Charlie’ de un castillo-prisión al que había sido llevado por el traicionero Lord Mc Crochan El Negro. Claro que la liberación del noble escocés se complica bastante con la aparición del anfibio dragón que mora en las profundidades del lago por el que deben darse a la fuga. Atrapado allí por voluntad de las maléficas Tres Brujas, hechiceras al servicio del villano.
El tercer relato tiene un innegable aire pulp, lo protagoniza el cruzado conocido como La Marca, y se titula ‘El ataque del cubista y las Señoritas de Avignon’ -11 páginas-. Desde las sombras, un nuevo y desconocido antagonista comienza a manipular a las némesis del justiciero francés, con oscuras intenciones. Desentrañar estas perversas maquinaciones para dar con la mente maestra detrás de cada golpe que involucra a sus muchos enemigos, requerirá, además de toda su astucia y habilidades, la revelación de un antiguo secreto sobre su identidad.
La cuarta narración había sido previamente publicada, con cuestionable criterio editorial si se toma en cuenta el resto de los contenidos de la revista, en el primer número de la tercera época de Fierro: La Historieta (Junio, 2017). Tom Sphinx, detective del Amenti -8 páginas-, es apenas una presentación del singular investigador de lo paranormal y su entorno de acción, aliados y contrincantes, en tierras egipcias. Con una estructura de plenas splash-pages que derivan en un final ciertamente abierto, el unitario queda a mitad de camino entre lo que propone, su potencialidad, y lo que, efectivamente, logra plasmar.
Es el turno del Sr. Claroscuro, en ‘Las trampas de Monsieur Grand Guignol’ -11 páginas-, donde une fuerzas de manera involuntaria con otros campeones urbanos. El Croquis, Incógnito Anónimo y nuestro protagonista, son los destinatarios de la herencia del traicionero criminal, que ideó antes de morir, una cruel venganza contra el heroico trío. Para sortear los desafíos propuestos y conservar sus vidas, deberán recurrir a sus talentos combinados. Aunque, se sabe, una buena idea en el momento oportuno, puede cambiarlo todo.
Llega el final en plan western, con una aventura de Hunter Grey y Aguila Blanca, que se titula ‘Jinetes en el cielo’. Claro que el cowboy y su ayudante volador apenas si hacen acto de presencia, aquí el protagónico se lo lleva el bandolero Prockly O’Shaugnessy. Al ser perseguido por los heroicos servidores de la ley, el maleante tiene una visión reveladora, en la que otros colegas que pasaron a mejor vida por enfrentar a sus mismos captores, presagian un funesto destino para él. Sin margen para ningún tipo de errores, deberá decidir qué opción tomar para sobrevivir.

El círculo se cierra
Allá por 2019, en la última Crack Bang Boom celebrada al día de hoy -cómo se la extraña-, tuve la suerte de presenciar uno de esos momentos que bien pueden ser considerados verdaderas postales del evento. Únicos e irrepetibles. Andaba yo recorriendo los galpones cuando descubrí a Quique admirando la muestra homenaje a Patoruzú. Verdaderamente embelesado, observando con atención y ojos de niño los originales recopilados para el público. No me resistí y, cual metido paparazzi, tomé una fotografía a la distancia, con la intención de preservar el instante.
¿A cuento de qué viene la anécdota, en el contexto de este repaso? La respuesta resulta obvia si se piensa que, además de talentosísimo artista de renombre internacional, Alcatena es, ante todo, un verdadero cultor del subgénero superheroico clásico. Lector antes que dibujante, entonces; aquella imagen -aquí reproducida- evidencia que el primero habita dentro del segundo todavía, pese a las décadas de profesionalismo en el medio. Y nuestro célebre cacique tehuelche creado por Dante Quinterno bien podría ser considerado el primer superhéroe de la historia, al concebirse una década antes del pionero kryptoniano.
Esa capacidad para maravillarse, aún hoy, frente a aquel clásico de la historieta nacional habla, en cierta forma, del tácito compromiso intelectual contraído al producir sus páginas para Tótem Cómics. No con un editor, sino consigo mismo. Una aproximación creativa genuina, surgida no desde la nostalgia per sé, sino de la inquietud de generar contenidos que reproduzcan de algún modo aquella magia iniciática que transmitían los coloridos y estrafalarios supertipos de antaño, tamizada por su vasta experiencia. Apuesta arriesgada, si se considera que la oferta del mainstream norteamericano actual, se encuentra en un lugar diametralmente opuesto a estas consignas.
Por eso mismo, algunos desarrollos y resoluciones argumentales presentes en estas aventuras pueden llegar a desencantar al lector ocasional que no sepa de qué se trata la propuesta. Acá no van a encontrar violencia desmedida o espectacularidad efectista, pero sí personajes tan elaborados como impredecibles, en complicadas y divertidas situaciones. Vehículos para narrar originalísimas historias con finales sorprendentes, graficadas inigualablemente -qué lindo es disfrutar del arte de Alcatena en colores-. Estamos frente a un singular e imaginativo viaje que requiere la complicidad de los lectores para completar el sentido. A no dejar pasar la oportunidad de disfrutar esta gran obra.

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