Historieta Argentina

El mundo de Juan Sáenz Valiente

De persecuciones y almas

El mundo de Juan Sáenz Valiente

Yo no puedo ser objetivo con este tipo, lo aclaro desde ahora para que no haya confusiones. Su humor me parece impecable, sus historias serias me interpelan mucho y las de aventuras me sacan de cualquier bajón. No sé si a ustedes les pasa, pero cuando me gusta mucho un autor y lo conozco en persona, primero me pongo nervioso porque tengo una idealización no-humana de la persona que hizo esos libros. Cuando la veo (en una firma, en un evento…) choca esa imagen mental con la física y ahí arrancan los nervios. Ahora bien, racionalmente intento pensar “no, es una persona normal, como uno, que escribió/dibujó estos libros que me gustan, no debería estar nervioso”, pero entonces entro en otro tipo de nervios: no sé de qué hablarle. Por suerte con esta entrevista logré resolver ese problema: hablemos de él.

Estamos refiriéndonos a Juan Sáenz Valiente, autor del que ya hablamos en este repaso de sus obras y que recomiendo mucho leer si todavía son vírgenes de su trabajo. Juan tuvo la amabilidad de concederme esta entrevista, en la que nos quedamos hablando por tres horas de sus obras, su laburo con otros autores, sus hobbies, otros proyectos y lo que le depara el futuro. Les tiro un adelanto: si quieren saber quién es la mujer al final de La Sudestada, no cambien de canal.

SE ABRE LA VENTANA

Llego a la casa de Juan y me recibe el mismo tipo descalzo y en pantalón corto que uno espera al ver las fotografías de él en sus libros. Charlamos un poco, nos ponemos en contexto: investigué mucho para la entrevista porque de periodista no tengo nada, y no quería quedar mal. En mi investigación me encontré con una entrevista del año pasado donde él cuenta que es un completista de sus propias obras y que intenta que toda su producción sea publicada en libros para que nada se pierda. Le comento que me llama la atención, porque en ningún rincón del internet hay una lista actualizada de sus obras. Le propongo armar su Wikipedia y me da el permiso (¡ya disponible en ESTE LINK!). Con la producción de una base de datos, empezamos a repasar su carrera.

Juan Sáenz Valiente comienza su carrera historietística al ganar el Concurso Nacional de Historieta en el año 2001. "Sí, con “La Ventana Abierta”, una adaptación de un cuento homónimo de Saki, que después se publicó en Sigilo."

Sigilo, justamente, es el primer compilado de historietas cortas de Juan, pero no el único. Matufia fue el segundo, quizás el proyecto integral suyo más experimental y menos mainstream. La primera versión de Matufia salió en 2010 por la editorial +INFO, pero según su autor, es mejor la segunda edición, de la editorial Agua Negra. “Lo queríamos sacar con la tapa rosa (la que tiene Agua Negra) pero el editor de ese entonces dijo que era una tapa muy noventosa y pensó que iba a aludir algo viejo. ¡Pero ese era el chiste! Además tuve que adaptar el tamaño. La nueva es mejor. Si tenés la de Agua Negra, la otra no te hace falta."

Siguiendo con un repaso por su bibliografía, el siguiente libro publicado fue Norton Gutiérrez y el Collar de Emma Tzampak, en 2013 por Bang! Ediciones, en España y Francia. Ese es otro libro que tiene la particularidad de tener ediciones físicamente muy diferentes: las ediciones europeas son formato álbum, mientras que en Argentina Hotel de las Ideas lo publicó apaisado. “Fue por un tema de precios, acá era muy caro hacerla tan grande. Pero es el mismo dividido dos”. En efecto, son las mismas tiras (un centímetro más, un centímetro menos) pero en un libro del doble de páginas y la mitad de alto. “Yo lo pensé como un homenaje a Tintín, que salía en tiras de a dos y cuando se recopila se pasa al formato álbum, una tira sobre la otra”. Para Juan fue una sorpresa agradable que la edición argentina saliera en el formato de doble-tira, al igual que las historietas de su infancia. Hace poco salió la secuela en España, también en formato álbum tapa dura tradicional, pero… “el segundo salió más chiquito. Yo solo lo había visto en la computadora, y me desilusionó un poco cuando lo vi”.

Hablando de Norton, charlamos un poco sobre cómo fue la primera vez que una obra suya llegó al público infantil y cómo es que un nene te traiga un ejemplar para firmar a una mesa en la que hay un calendario de bomberos con concha. “Yo lo escribí apto para todo público, una historia de aventuras, pero que le interese a los chicos es lo mejor que puede pasar. No lo pensé como algo infantil, pero sí que pueda serle interesante a cualquier público. Y respecto a lo otro, mi viejo me mostraba cosas así cuando era chico y no me desagradaban, pero tal vez quedé un poco desintonizado”.

EDICIONES FULANO

Adelantándonos unos años llegamos al 2015, un año muy productivo para Juan. De los tres libros publicados, dos fueron autoeditados. No eran fanzines, sino libros formalmente editados, registrados e impresos. ¿Cómo fue el camino a la autoedición? “Todo empieza con Me Estoy Quedando Pelado. Pensé que me lo iban a sacar de las manos, así que se lo presenté a editores franceses de historieta, pero me lo rechazaron porque “no era historieta”. Me desilusioné porque pensaba que era genial y que iba a trascender el género. Entonces fui a presentárselo a editores de libros infantiles, como comparten formato… pero me dijeron que no era para chicos. “No”, les dije, “ese es el chiste” pero me dijeron que hacían libros para chicos, no para grandes con formato de libro infantil. Por último fui con editores de literatura, que eran los últimos que quedaban, pero lo rechazaron por ser demasiado gráfico. Para mí es un libro para regalar, es un libro-objeto”. Juan comenta que, después de todos esos rechazos, lo llevó con una editorial de libros bizarros, que tenían intenciones de publicarlo pero que constantemente lo retrasaban.

Simultáneamente a eso, el autor estaba publicando historietas en la revista Orsai con “guiones” (de eso hablamos más adelante) de Alfredo Casero. “Había un proyecto de recopilarlas, pero como no salía me dijo “¿y si lo hacemos nosotros?”, “no, hacer un libro es carísimo”, “preguntá cuanto sale, vamos a ver." Casero es un tipo que sabe hacer negocios."

Contactamos con Sebastián Saire, de GuttenPress. Él es un tipo que trabaja mucho en el ambiente del punk, lo conocí cuando fui a ver a Boom Boom Kid. Sebastián hacía una movida que era vender el libro con la entrada al recital para asegurarse las ventas. Terminé yendo después del recital a comer pizza con unos amigos y me lo presentaron, porque estaba esperando en la pizzería que le paguen la plata de la venta de entradas. Desde entonces me quedó el contacto. Después lo consulté por los precios y caí en que no era caro imprimir."

Los costos no eran tan altos en relación con el precio de venta, así que fuimos con Casero y editamos nuestro libro." Acá se refiere, por supuesto, a Un Perro con Sombrero. Sacar el libro con Alfredo tenía un par de ventajas, como que dividía los costos pero multiplicaba el alcance del libro gracias a la fama de su socio. “Además era más lindo hacerlo de a dos."

Originalmente el libro iba a salir en el formato de la Orsai, pero Juan le consultó a su imprentero cuánto salía hacerlo más grande y la diferencia era muy poca. “A partir de autoeditarme le perdí un poco el respeto a los editores, porque yo los veía como tipos que se arriesgan y ponen un montón de plata, pero así descubrí que no era tanta plata, y las ratoneadas que hacen como decirte “no, achicalo…” ¿cuánto te ahorraste?¿Tres mil pesos?¿Para tener un libro de mierda?”. Pero hay otro lado de ese nuevo entendimiento de los editores. “También entendí que el trabajo de ellos no está ahí, está en mandar un libro a la distribuidora, de la distribuidora a la librería, que en dos meses te hagan la liquidación y te den un cheque a 160 días y tener que incluir toda esa devaluación en el precio. Lo mismo ir a los eventos. Requiere poner el cuerpo y tener mucha constancia."

También le consultó a Saire los costos de imprimir Me Estoy Quedando Pelado y, al no ser tan caro, también lo publicó. “Fue gracioso que después de tres años buscando editor, en quince días ya lo tenía. Cuando fui con un distribuidor me dijo que era un boludo porque no le había puesto una editorial a los libros. No quería hacerme un sellito mío, y odio a los que se hacen un sello a lo “Fulano Ediciones”, pero sin una editorial no te pueden catalogar en librerías”. Al igual que ese hubo otros detalles que, de haberlos sabido, no habría sacado el libro. “Pero si tenía que hacerlo bien no lo hacía, prefería hacerlo mal que no hacerlo. A veces hay que ser atolondrado y a veces hay que ser paciente.

La mitad de los ejemplares de “Me Estoy…” se los llevó una distribuidora de librerías, y la otra se la quedó Juan para venderla en ferias a comiquerías y distribuidores del sector. “En el ambiente de historieta hay un público de festivales que una vez que te compran todos lo agotás, son las mismas caras de siempre. Es buenísimo (autoeditarse) pero ya no me es rentable y yo tengo que dibujar, no tengo tiempo para ser editor." Y hablando de rentabilidad, “Un Perro…” sacó ganancias y prácticamente dobló los costos, mientras que “Me Estoy…” llegó a cubrirse y a “Llanta”, su tercer libro autoeditado, “le fue para el culo”. En síntesis, con su editorial sin nombre, el autor quedó en cero. “En cero pero con tres libros publicados”, le respondo, pero me dice “Con tres libros afuera, sí, pero con unos mil quinientos ejemplares encima todavía para vender.

Ahora casi no me encargo porque no tengo tiempo, es un quilombo, pero un quilombo lindo. Siento que los que hacen historietas deberían probar alguna vez editarse solos, porque así pude entender mejor a los editores y lo que me dicen.

NO PIDAN FLAN

Como dijo Juan, fue gracias a Casero que comenzó a autoeditarse. “Es un tipo que sabe mucho de negocios y, sobre todo, de valorarse a sí mismo”. Acá llegamos al punto que yo temía, porque estamos hablando de Alfredo Casero en 2018 y eso solo puede significar una cosa. “Todo esto lo digo a costa de todo el quilombo. Estés de acuerdo o no, sean barbaridades o no, él dice lo que piensa, no le pagan ni está entongado con nadie. Ahora la está pasando como el culo, no está haciendo negocio. Le cancelaron shows y ahora en la calle le gritan “hijo de puta, facho”. Se le fue todo de las manos”. Sin embargo, la relación de Juan con Alfredo va aparte de todo eso. “A mí no me importan esos temas, que si Macri, Carrió… Cuando nos juntamos hablamos de cosas creativas y de los mundos de Chá Chá Chá.

Hay algo que siempre me pareció interesante y es la producción de las historietas de Orsai, porque se sabe que no fueron hechas con la típica estructura de guion escrito y dibujos ilustrándolo. Por ejemplo, Juan cuenta cómo trabajaba con sus otros dos guionistas principales:

Trillo dividía por página, pero De Santis divide por viñetas. También tienen diferencias de estilos: Trillo te ponía exactamente qué dibujar y De Santis me daba libertad, le importan otras cosas. Trillo era muy comercial, él sabía qué le gustaba al mercado europeo, me decía “a los franceses le gusta la narración en muchos cuadritos y de lejos. Mucho fondo y personajes chiquitos”. En Sarna yo no respetaba eso, así que él me ponía a propósito “Sarna se rasca el talón” para que yo lo dibuje de lejos. A De Santis le importa que el equilibrio entre el diálogo y el arte se mantenga”.

¿Y con Casero? “Él me las contaba y yo lo filmaba, no había un guion escrito. A veces se repetía y cambiaba lo que decía, pero los chistes eran los mismos, la estructura la tenía muy consciente en la cabeza. Después yo lo dibujaba y él me corregía y cambiaba cosas o me decía si no había puesto algo que él había dicho”. Cuesta creerlo, pero según parece Alfredo Casero sabía de historieta incluso antes de producirlas con Sáenz Valiente. “Una vez me dijo que quería actuar de Favalli, o que un personaje pegue una trompada a otro “a lo Uderzo”, de esas que quedan solo los dientes”. Juan me resalta que con Carlos Trillo o Pablo De Santis, era solo un dibujante más de dos guionistas exitosos, pero con Casero ambos estaban en el mismo nivel, lo que le daba al trabajo otro tipo de entusiasmo. Todavía quedan muchos ejemplares de “Un Perro…” y Juan espera poder distribuirlos de nuevo para la época de navidad. “No sé quién le va a comprar un libro a Casero ahora, pero vienen con el Calendario Trescha para el año de 2020 de bomberos desnudos pero con concha. El año que viene ya es viable regalarlo”.

¡MI HIJO!

Una faceta casi inédita de Sáenz Valiente es la de guionista de otro dibujante, combinación que se dio con la historieta “Frank Momo en: El último bolero de Paquito Rivero”, publicada en la Fierro #116 (segunda etapa) con guiones de Pablo Zweig. “A Pablo le gustó mucho Norton Gutiérrez y me pidió que le haga un guion de algo similar. Nos gustó la idea de un detective cubano que investiga en la música." Al parecer había planes para continuar las aventuras del personaje, pero hace dos años que no se le ocurre ningún guion viable. “Me acuerdo que Caloi venía a mi casa a trabajar con mi viejo y se sentaba a dibujar la tira de Clemente para mandarla por fax. Un día le pregunté “¿no tenés miedo de quedarte sin ideas? Si yo tuviera que hacer un chiste todos los días no me saldría." Me respondió “eso es entrenamiento, mientras más lo haces más te sale”. Pensé que me estaba chamuyando pero le pregunté a otros autores como Liniers o Tute y me dicen que, efectivamente, es así.

La conversación se desvía por un momento hablando de Liniers, de una tira de Macanudo publicada en Octubre de 2010 en el diario La Nación (luego recopilada en el libro Macanudo #10) en la que Juan dibuja de invitado. Casualmente él no tiene a mano ni el libro ni el recorte ni el original, así que me la muestra en la computadora. Charlando sobre completismos propios y ajenos me comenta que le molesta que autores como Calvi o Lucas Nine no recopilen sus trabajos viejos en libros. Yo le comento que tengo el mismo problema con Carlos Nine y resulta que Juan también sueña con una recopilación del maestro de Haedo, y que guarda en carpetas de recortes bibliotecas todo lo que encuentra que haya ilustrado. Hablamos un rato sobre Nine, y coincidimos en lo graciosa que es la escena de El Patito Saubón en la que un personaje sostiene un huevo frito gigante y grita “¡mi hijo!”.

Volviendo a sus propios libros nos concentramos en Llanta, su artbook publicado en 2016. El libro estaba anunciado para salir por Llantodemudo (de la que hablamos brevemente en esta nota sobre editoriales/librerías) pero que acabó saliendo autoeditado. “Desde que empezó la idea del proyecto pasó un año en el que me decían que no tenían plata. Entonces pasó que falleció Diego Cortés, y Nicolás Brondo me dijo que esperase un poco por temas organizativos. Un año después cerró la editorial así que lo saqué yo. La cagada es que para cuando salió, la expresión “eh alta llanta” se perdió un poco, y los modelos de zapatillas de la tapa ya eran viejos. Qué suerte que no lo sacaron porque perdí guita con ese libro.

“EL DE LA SUDESTADA”

Aunque nos pasamos por unos años, retrocedemos para hablar, casi obligatoriamente, del libro más exitoso de Juan, La Sudestada. A él le parece una sorpresa agradable haber dejado de ser “Sáenz Valiente, el de Sarna” para pasar a ser “el de La Sudestada”. “Es increíble. A pesar de que en Argentina salió primero Sudestada, yo hice primero Norton. Como era mi primera historieta larga como autor integral no quería mandarme con una historia seria por miedo a que me quede lenta, aburrida o poco prolija, por eso probé primero con una aventura: porque tenía una estructura en la que enmarcarme, es fácil de ver si funciona o no funciona. En cambio, Sudestada era más jugado. Era una historia más de almas que de persecuciones."

Mi miedo es leer una historieta y pensar que me estoy aburriendo”, continúa. “Me daba miedo no poder alejarme y ver eso en La Sudestada. Hice la de Norton para ver si estaba canchero y después hacer la otra, pero nunca pude alejarme completamente. Para mí Norton estaba muy bien, Sudestada no estaba tan seguro. Si me preguntabas cuál iba a pegar más, yo te decía Norton.” La historia acabaría por demostrar que estaba equivocado.

Le digo entonces que, ya que hablamos de La Sudestada, varias personas me pidieron que le haga una pregunta. Él se me adelanta: “¿Quién es la mujer del final?”. Se ve que se lo preguntan mucho. “Es solo una mina. En el taller de guion donde la presentaba les conté que, al final, el protagonista sale de la obra, se levanta a una mina y se la lleva a comer. Me criticaron que era muy largo el final para no contar nada. Yo quería que quede claro que no se queda con la bailarina, que no pasaba por algo sexual su relación. Entonces hice que vea la obra con otra mina para que quede claro.

A la editora francesa no le gustó mucho. Me pidió que muestre a la mujer antes en la historia, pero era mucho quilombo, así que lo resolví haciendo que no se agarren de las manos en esa edición.” Con las dos versiones en la mano lo compruebo y, en efecto, en la argentina están agarrados y en la francesa no. “Es a color, además. Yo quería que quede en blanco y negro y la editora me dijo que sea a color. No me gustaba, pero pensé que le estaba vendiendo una historia que pasa en Argentina, en El Tigre, en la que pasa lo que yo quiero, así que accedí.” Y los problemas no terminan ahí. Los que leyeron la obra sabrán que es una historieta muy argentina, por lo que me intriga cómo había resultado la traducción. “La tradujo Thomas Dassance, de Viñetas Sueltas, que siempre se las ingenia para poner lo mismo que en la edición original. El chiste de “no contaban con mi astucia” se perdió, pero en el de “El que no llora no mama y el que no mama es un gil” puso “es lo mismo, en política hacen lo que sea por plata”, que queda bien.”

Teniendo las tres versiones del libro a mano (sumamos también la colombiana) me muestra que también las otras dos tienen algo que la argentina no tiene: un par de páginas extras que ambientan Buenos Aires que no quedaron para la local por una cuestión de pliegos. Si contamos una de las historias cortas que hizo con Paula Porroni que fue parcialmente redibujada para su versión en Matufia, son 4 las obras de Juan que tienen más de una edición con diferencias importantes. Para el coleccionista, su obra tiene valor de recompra.

DEL PAPEL A LA PANTALLA

Aún en el tópico de La Sudestada, le comento que aunque hay una serie de El Hipnotizador, me sorprende que no se haya hecho una película de su más famosa obra como autor integral. “Hay dos directores que van a postularse al concurso del Incaa para hacer una película de La Sudestada. Me pidieron permiso para usar la obra, todavía no firmamos nada pero está el proyecto.” Aún así, no sería la primera vez que se hace una película de una historia suya. Tambíen está el corto “Conclusions”, basado en “Conclusiones”, que aparece en Matufia. “Esa la hizo un amigo mío, compañero de banco del secundario que se fue a vivir a Francia y me pidió permiso para hacer una adaptación. Pasó por el círculo de festivales. No sé si ganó premios pero lo que me importa es que se difunda. Tuvo algunos laurelitos.

Le pregunto si estuvo involucrado con la realización de la serie de El Hipnotizador (que tuvo dos temporadas y ya reseñamos). Resulta que hay una historia interesante al respecto. “Para nada. El representante de De Santis nos dijo que unos portugueses querían hacernos una propuesta. Nosotros todavía no sabíamos que eran de HBO, nos enteramos cuando nos citan a charlar al restaurante de un hotel. La idea era que yo quizás ayude en la dirección de arte. Pablo se volvió loco porque tenía que hacer los guiones en colaboración con dos escritores en Brasil. Ya nos habían pagado pero todavía estaban en pre-producción y podía pincharse en cualquier momento. A veces pasan esas cosas. Yo no quería romperle las bolas a De Santis porque estaba a las apuradas con los guiones así que no le preguntaba en que estado estaba el proyecto. Me fui de viaje por tres meses a Europa y un amigo uruguayo me mandó un link que mostraba que estaban empezando a grabar la serie. Después volví y le dije a De Santis con delicadeza “¿Puedo ir a Montevideo a ver cómo graban? No molesto”. Me dijo “dejaron de grabar hace un mes, falta la post producción.” Ah, bueno. Supuse que me iban a invitar a la Avant Premiere. Mi primo un día me manda un mensaje diciéndome que había un tráiler en youtube. Nunca me enteré nada. Como no tengo cable terminé yendo a lo de mi abuela a ver el primer capítulo. Mi vieja y mi abuela me decían “pero está tu nombre, ¿no?” y cuando apareció al principio “basada en…” dijeron “ahí está, listo” y se pusieron a hablar entre ellas. Solo les importaba que no me caguen. Fue incómodo para ver el capítulo. Me dejaron afuera de la producción, pero yo prefería eso, prefiero que hagan su versión a que me dejen decidir cómo son las puertas en la escenografía y otro lo dirija. Es como que vendas tu casa y te llamen para decorar el baño. ¡Hacé lo que quieras!”

“FANTASEANDO CON MI MAMÁ”

Pasamos de las súper producciones a lo autogestivo e independiente, porque en mi repaso bibliográfico no aparece algo esencial: los fanzines. “Mi idea es recopilarlos todos. Era este año pero no llegamos con Tren en Movimiento. La idea era hacerlos en un formato similar al fanzine pero de más páginas. Muchos ya se extinguieron, pero la recopilación está garantizada.” El objetivo es hacer un último fanzine y que queden todos recopilados en ese libro definitivo.

Le menciono que no es el único proyecto suyo que merece una recopilación, también hace falta recuperar su webcómic de 2016, “Juan Sáenz Valiente, el cómics”. “¿Pasó tanto tiempo ya? También hay un proyecto para recopilarlas en un libro, solo falta hacer unas más para cerrarlas. En su momento quise venderlas afuera pero nadie las quiso. Yo les tenía mucha confianza, que la iban a pegar, pero nadie las quiso. El boom del autobiográfico ya había pasado hace años.” Nos quedamos hablando del tipo de humor que usa en esas tiras, que me parecen hilarantes. “De los autobiográficos me gusta eso de humillarse. Es más común hacer chistes de uno mismo pero quedar bien parado, yo hago chistes sobre que fantaseo con mi madre”. Justamente esa tira me parece buenísima, una de las mejores, y me comenta que la noche que publicó esa tira después salió a cenar con su mamá, sabiendo que ella las leía. No hablaron del tema. “No sé cómo llegue a hacer esa historieta.

Entre tanto revisar la pila con sus libros le señalo el patrón de que en todas haya una foto de él alusiva al contenido o directamente con los personajes, en la historieta. No es casual. “Les pido que tengan esa foto. Yo hago con mis libros lo que me gusta como lector, y a mí me gusta ver una foto del autor cuando lo escribió. Que se vea cómo te vas haciendo mierda con el tiempo. En Matufia está adentro, donde conquisto al mundo. En Sigilo aparezco en un tatuaje, en homenaje al Niño Rodriguez.”

PATINANDO EN PANTALÓN CORTO

Cualquiera que lo conozca o lo haya investigado un poco sabe que uno de los mayores gustos de Juan es ir en patineta. Le pregunto si esa práctica dialoga con sus historietas. “Más que unos dibujos en Llanta no hice nada. No quiero caer en el estereotipo de hacer “arte skater”. El “arte skater” termina siendo una cosa street hiphopera de pantalones anchos (ahora enchupinados). Yo patino por placer y en pantalón corto. No me gusta entrar en un lugar ya encasillado, como cuando hacen eso de “las mujeres en la historieta”, de juntarse solo por ser mujeres. Una mujer puede hacer cualquier historieta. Lisa Mandel cuando hacían eso huía despavorida, y muchas con las que hablo acá también. Imaginate si hicieran “el hombre en la historieta”. Con muchos hombres que hacen historieta no estoy de acuerdo, imagínate si nos encasillaran solo por usar el mismo formato. Igual si algún día se me ocurre una buena historieta con un skater la voy a hacer.

También fuera de lo que es estrictamente historieta, Juan tuvo y tiene otros proyectos, como lo son la música, la animación, la producción cinematográfica y, uno de los más conocidos, su participación en la serie de Canal Encuentro “Impreso en Argentina”, con dos temporadas en 2009 y 2011. “Me preguntaron “¿querés estar en la tele?” y dije que obvio. Necesitaban un dibujante que hiciera de sí mismo. A veces me hacían decir cosas con las que no estaba muy de acuerdo, quería hacer otra cosa pero quedó a medio camino, no quedé muy conforme. En la segunda temporada quise irme pero me dijeron que no podían cambiar de protagonista, así que arreglamos que el protagonista sea Pedro Mairal y yo quedé como secundario. El productor arregló que hagamos mis escenas en mi casa, sentado dibujando y hablando”.

En la serie, el personaje de Juan supuestamente dibuja una historieta entera cada capítulo, aunque solo se lo ve dibujando algunas viñetas. “Pagaban dos pesos y no me daba el tiempo para dibujar todas esas páginas. Arreglamos promedio tres o cuatro cuadros por capítulo porque a veces no entraban y algunos los ponían en los créditos. Lo más divertido es que durante años me llegaron mails cada mes preguntándome donde se conseguían las historietas y tenía que decirles que yo solo dibujaba unas viñetas, y los libros que aparecen al final son cuadernos Gloria entapados.

Respecto a la música, su proyecto está medio colgado, porque tiene a su músico trabajando en un cortometraje que está produciendo, pero la idea es sacar un CD. Ese cortometraje está basado en un cuento de De Santis.

En el campo de la animación, profesión que comparte con su padre, hizo un corto hace unos años llamado “Jubilados”, que luego me muestra en la computadora. Es realmente muy bueno. Me comenta que iba a subirlo a Youtube pero como tiene música de Madonna de fondo, se lo bajan. Ahora está terminando un dibujo animado nuevo basado en la anécdota de su adolescencia de cuando grababa con la videocasetera de su madre los segundos de televisión que lo calentaban. El corto incluiría una digitalización de ese VHS ancestral.

Por último, uno de los proyectos más interesantes pero menos conocidos en los que trabaja es en 5puntos, un “videozine” de patineta que hace con sus amigos, Los Dragones Voladores.Nosotros hacemos streetboard, que es una patineta que muy poca gente usa porque la marca que las hacía fundió y nadie puede hacerlas sin comprar la patente. Si querías usarla tenías que hacértela vos misma o comprar una ilegal. Quedaron en la clandestinidad hasta que unos socios compraron la patente y buscaron inversores, pero ya había pasado la moda. A mí me gusta desde los inicios. Quedamos un par de amigos que seguimos practicando. Se usa a nivel mundial, pero hay unas 200 personas en todo el mundo que usan streetboard. El campeón mundial es un mozo de sánguches de catering.

“Decidimos sacar nuestro videofanzine para colaborar con la comunidad, los hacemos con un amigo de Brasil cuando viene a patinar a Argentina. Nos gusta que se vea anárquico, incluso a veces hacemos el esfuerzo de que quede mal. Es medio gueto, lo entienden los que lo practican aunque no entiendan el formato. La gente que hace skate común no lo reconoce, no lo respetan. Es menospreciado, nunca fuimos muy bienvenidos. Igual eso me gusta.”

“Ahora se puso de moda lo underground, pero la gente piensa que ser under es usar All-Star, tener una banda de garaje, usar pantalones rotos y hacer fotocopias. Under es hacer streetboard. En el skate los profesionales son millonarios, en el streetboard son pibes que lo hacen de hobbie porque no se consiguen las tablas y si ponen una marca a los dos años funden. Todo es a pulmón, ese el verdadero under y ni los que lo hacen se dan cuenta. Los demás videos de skate quieren verse prolijos, standard, que compitan con videos profesionales. 5puntos es algo más personal, pero solo lo comprendemos nosotros tres que lo hacemos, o si otros lo entienden no les divierte. A nosotros nos divierte hacerlo.

“LES DI TODO”

Para terminar le hago algunas preguntas rápidas. ¿Cuál fue el libro que más disfrutó hacer? “Norton, porque es el que más parí. La idea la tuve en 2004, empecé con el guion en 2005 pero no me salía. Tuve una pausa para ayudar a terminar un libro de animación de mi viejo. Por 2007 empiezo a hacer el Hipnotizador. Después me quedo un poco sin plata y tengo que salir a laburar de cualquier cosa, sale lo de Encuentro… en 2010 termino el guion y en 2011 me puse a dibujarlo, me tomó dos años y medio. Ahora lo leo y tiene muchos clichés, que no son malos en sí mismos pero no terminan de pegar una vuelta irónica. Pero fue mi primera obra como autor integral, me encantó meter todo lo que quería y a la vez homenajear a muchas cosas de mi infancia”. Paradójicamente, su otra obra favorita es Matufia, pero por ser exactamente lo contrario. “Para equilibrar.

¿Qué está leyendo de historieta ahora mismo? “En mi mesa de luz tengo Fábulas Pánicas, de Jodorowsky.” ¿Y de historieta argentina qué fue lo último que leyó? “Manu en la Montaña, de Diego Arandojo y Edgardo Carosia, la edición española.” ¿Cuáles son sus proyectos a futuro? Esa no es tan corta.

Todo fuera de la historieta, estoy trabado con eso. Lo más cercano en ese aspecto sería lo de los fanzines, pero me saturé con la historieta. Acá no es rentable, las saco por el placer de que salgan pero no podés vivir de eso. Y en Europa esperaba pegarla más pero no me fue tan bien. La Sudestada vendió unos mil ejemplares en Francia, pero allá salen 5000 títulos por año, así que no es nada. Con Norton pasó algo similar, yo quería pegarla más. Primero salió allá Sarna pero no les gustó porque no tenía línea clara. Después salió El Hipnotizador y le empezó a ir bien pero no pude ocuparme mucho. Iba a salir La Sudestada pero la editorial que tenía los derechos quebró y me tomó casi cinco años recuperarlos para publicarla. En el medio salió Norton, que la pensé para que sea algo re hitero y nadie la quiso. Se la vendí una editorial más chica y el libro no la pegó. Les di todo: línea clara, aventuras, que sea para todo público y no funcionó. Con La Sudestada en Francia les di todo también: lo de la mano al final, el color ser un autor sudamericano (los autores exóticos suelen ponerse de moda allá) y tampoco la pegó.

Por un lado me desilusioné porque nunca pude posicionarme. Pude entrar en el mercado y hacer contactos, pero no pude sacar un libro que me posicione. En Argentina sí, y es hermoso, pero es un mercado muy chico y económicamente no me ayuda.” Igualmente aclara, “No me interesa tener fama, pero sí que me sea rentable hacer esto.

Por otra parte, fue muy desgastante hacer el Norton 2, me cuesta mucho la línea clara y ya sabía que estaba haciendo la segunda parte de un libro que no fue un gol. Me cansé de dibujar historietas”, declara, decidido. “Haciendo un corto con actores la pasé increíble y me refrescó, ahora necesito hacer esto. Lo mismo con la animación. Dibujar no es el problema, es la historieta. Quiero hacer cosas con entusiasmo.

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Escrito por:
Matias Mir
"El especialista"
Matias Mir
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