Furor en las redes sociales, Hor Lang viene cosechando fama entre los lectores, incluso los casuales, algo raro de lograr en el "palo comiquero" hoy en día.
Historieteca publicará próximamente un libro recopilando "El pequeño Timy" del autor, por lo que nos pareció buen momento para hablar un poco con él y conocer más tanto a la persona detrás del comic, como a la obra en sí.

MB ─¿Quién es Hor Lang?
HL ─Hor Lang es Horacio Langlois (oh, sorpresa), y dibuja historietas. Actualmente, autor de la tira de humor gráfico "El Pequeño Timy" y las futuras expansiones de su universo.
MB ─¿Entonces la "H" de Hor Lang es muda?¿O suena como la H popular mayonesa?
HL ─ Jaja, la H es muda. Van a pensar que es "Jor" de "Jorge".
MB ─ Entonces, Hor Lang, ¿cómo y cuándo empezaste con la historieta?
Prácticamente desde siempre, pero alrededor del año 2015, con 26 años, me planteé tomarme en serio el asunto e intentar hacer algo más profesional. Comencé subiendo a las redes algunas cosas, principalmente historietas que quedaron obviamente inconclusas.
Logré cierta regularidad con "Los Reptiloides Mutantes Ninja", un cómic de sátira política antimacrista. Los Reptiloides tuvo algo de repercusión, y me permitió conocer un montón de gente del medio y participar del colectivo Alegría y Barcelona.
En 2017 hice un curso de historieta con Quique Alcatena en la Escuela Ola, donde empecé a hacer un cómic de terror que también subí a las redes llamado "Posmo Vampiro". Creo que ahí comenzó un poco esto de dividir mi trabajo en mis dos intereses principales, que es el humor gráfico y los géneros clásicos, aunque a veces las cosas se mezclen un poco.
Para 2018 se me dio la oportunidad de realizar mis primeros trabajos profesionales, en simultáneo y fue la verdadera prueba de fuego: para Fierro, con guion de Esteban Podetti, hicimos cuatro capítulos de "Lobotomóvil", y para Comixology dibujé "Jesus Christ Superhero", con guion de Wade Dempsey. Y desde ahí que no paré, laburando freelance y, siempre que puedo, intentando subir algo más personal para las redes.

MB ─Sigamos con las preguntas clásicas: ¿Influencias en tu estilo y autores favoritos?
En mis influencias creo que hay de todo, más que nada porque no tengo vergüenza en copiar casi descaradamente todo lo que me gusta. En El Pequeño Timy puede haber viñetas directamente robadas a Berserk de Kentaro Miura o al Superman de Bogdanove.
En cuanto al estilo, me inclino mucho por dibujantes clásicos, que se nota en su forma de trabajar que entregaban mensualmente kilos de páginas y pelaban un trazo ágil y rápido, a veces simplificado. Es una bolsa bastante grande en donde pueden entrar Toth, Bernet, Joe Kubert, Byrne, Lito Fernández, los Villagrán, y muchísimos más. También se me cuelan cosas bastante más berretas y comerciales, como las revistitas esas de los 90 de Mickey, Popeye, las Tortugas Ninja que editaba Sylvapen o Mortal Kombat. No reniego de nada y todo sirve.
Además soy bastante enemigo de la narrativa moderna hiperestiradísima, con esos aburridos paneles estilo widescreen, o que derrochan páginas enteras para un simple gag. Al punto que, por ejemplo, lo único reciente que pude leer de los X-Men fue el Grand Design de Ed Piskor, por ser justamente todo lo contrario al cómic mainstream actual. La historieta debe ser de lectura rápida, tienen que pasar muchas cosas en pocas páginas, si es autoconclusiva mucho mejor… es lo que yo disfruto, supongo que debe venir de mi amor por el humor gráfico y esa búsqueda constante del remate.

MB ─¿Qué significó para vos el Covid? ¿Y para el pequeño Timy?
Con el Covid me pasó que no pude identificarme con esa cosa un poco idílica y romántica con la que muchos se engancharon al principio, de quedarse a comer y mirar series en la seguridad del hogar, ni con la hiperparanoia sanitarista, básicamente porque tenía que salir a trabajar igual (trabajo en salud). Vivo en un pueblo bastante aislado y era de los poquitos que salían a trabajar los primeros meses y resultaba un poco desolador ver todo desierto, y que todo permaneciera cerrado cuando prácticamente no tuvimos casos durante casi diez meses… para que cuando finalmente aparecieran los contagiados todo comenzara a flexibilizarse y la gente a perder de a poco el miedo, ¡cuando lo lógico sería que fuera exactamente al revés! O la ciclotimia colectiva, de una semana a la otra el “anticiencia” se convertía en un extremista del encierro por el contagio de un ser querido, o el más cuidadoso de repente olvidaba la paranoia porque quería irse de vacaciones.
Todas estas contradicciones me resultan súper cómicas y merecían verse plasmadas, llevándolas al extremo, obviamente. Timy hace de ciudadano promedio bastante desinformado, de nombre y aspectos ultra genéricos y nula personalidad, que siempre la liga de rebote porque estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Tan boludo y anónimo como el nene que Superman rescata de un incendio, o como el Timmy O’Toole de Bart Simpson que se cayó a un pozo. Y el padre de Timy hace el estereotipo de personaje de redes sociales, pseudo-intelectual soberactuado, consumidor de fake news y con pretensiones de superioridad moral. Creo que los dos personajes principales tienen rasgos con los que muchos nos identificamos porque pasamos por una u otra etapa (o por ambas) en diferentes momentos.
MB ─Contame un poco qué onda con Historieteca y la recopilación del libro que se viene.
Básicamente es una recopilación de casi todas las tiras que fueron saliendo en redes de El Pequeño Timy en más de un año, más algunas cositas nuevas. Nunca inicié la tira con la intención de compilarlo, sino más como un divertimento, pero tuve tantos comentarios positivos (hasta de artistas que admiro mucho) que decidí ponerme a editar y redibujar cuadritos, porque en un principio era una cosa hecha medio así nomás, para publicar enseguida. Así que esta gesta se debe casi exclusivamente a la insistencia de los seguidores… parece demagogia pero es cierto, si no me hubieran alentado tanto hubiera perdido el entusiasmo, como nos pasa a veces a los artistas, vistes.
Afortunadamente llegué a Historieteca en un momento en que Marcelo Pulido buscaba ampliar su catálogo de humor, y al ser una editorial que yo mismo consumo y que me gusta lo que editan, todo fue muy fácil y sencillo.
MB ─¿Tenés muchos amigos anticiencia?
Prácticamente todas las personas que conozco y conocí, de hecho, no conozco a nadie que sea “prociencia” 100%.

MB ─ ¿Podés contar un poco cómo es tu forma de trabajo a nivel técnico?
Desde siempre que dibujo en papel, lápiz y tinta, y la edición final, detalles y color lo hago digitalmente. Cuando hacía los Reptiloides de hecho usaba el reverso de las hojas impresas del laburo… con edición todo se puede disimular.
Ahora me estoy poniendo las pilas y estoy intentando laburar en papel de mejor calidad y tener algún que otro original para conservar, algo que hasta hace un año no hacía. Generalmente hago el letreado digitalmente también, pero con El Pequeño Timy siento que le da un toque más cómico que sea a mano.
MB ─Siento un nivel cínico y una fuerte de crítica social en tu obra. ¿Cuál es tu visión del mundo actual?
Yo no diría que mi trabajo es “cínico”… sí puedo decir que hay crítica social, pero es más como un alerta en tono humorístico de como nos comemos y repetimos muchos discursos insólitos, contradictorios, falsos o inchequeables, y como nos lleva a actitudes desagradables para con los demás. Acá da lo mismo si el tema es la pandemia o cualquier otro tema social importante, porque el mecanismo es similar. Creo que es una actitud positiva, a diferencia del cinismo, pero qué sé yo.
Quizás a simple vista parece chocante, pero no creo que mi obra tenga un mensaje más allá del clasiquísimo temor a los excesos de la ciencia que originó prácticamente toda la ficción científica (desde el Dr. Hyde hasta Black Mirror) o los peligros de la histeria y el pánico colectivo (invasiones extraterrestres, nazismo, anticomunismo), desde inicios del Siglo XX. Pero bueno, con hacer reír y divertirnos me alcanza, si además sirve para detenernos y reflexionar un poco mucho mejor… bah, con que cause gracia está bien.
MB ─Con tu gran y versátil estilo, imagino que debés tener propuestas por aquí y por allá. ¿Te ves más como autor integral o te interesa la producción solo como dibujante/guionista?
Me siento cómodo guionando mis propios trabajos, pero también disfruto trabajando con guionistas. Con todos con los que trabajé aprendí mucho, y me sorprendo y emociono leyendo los guiones mientras los dibujo. Así que no tengo una predilección, más allá de lo que salga, lo que me ofrezcan, o las posibilidades de tiempo que tenga.
Por ejemplo, en este momento estoy trabajando con Andrés Briano, guionista argentino en Francia, para un proyecto que vería la luz el año que viene, una historieta de piratas con tintes de terror, aventura y comedia. Y a la vez está cocinada la serie de Jeny y el Post-Mundo, protagonizada por la hermana del Pequeño Timy, ambientada en el futuro, con guiones y dibujos míos, y que pronto va a salir por Webcomic Mutante. Suelo trabajar de las dos formas a la vez, cada método tiene cosas que me gustan.
Lo importante es hacer de todo, quiero poder ser lo más versátil posible y capaz de pasar de una tira de humor gráfico a una de terror o ciencia ficción, o de trabajar en equipo o en soledad, manteniendo la calidad.

MB ─Hay muchas referencias a la cultura popular y a los 90s en tus viñetas, infiero que algo de eso atrae a cierto público treintañero como yo. ¿Cómo es el mundo geek y cultural en la vida de Hor Lang?
Con el tema de las referencias y la cultura popular noventosa, se trata básicamente de que intento ser honesto y expresar lo que me sale. Y todo lo que consumí y disfruté alguna vez se cuela, brota, aparece. La mayoría de las veces la referencia no es el meollo del chiste, sino un condimento, algo extra que pongo a veces sin querer y otras veces adrede. El chiste se entiende igual, y si además jugabas al Sega o al Family tenés un guiño de yapa, por poner un ejemplo.
Hay algo propio de la época actual que cito muchas veces en El Pequeño Timy que es la modernidad líquida, y la sensación de que no hay pasado, y que todo lo que existe desde hace más de cinco minutos no vale, no sirve o no merece la pena, que hay que ser modernos, ultramodernos, hiperposmodernos. Yo pienso que el pasado convive con nosotros en el presente y lo veo en todos lados, y no me voy a reprimir si en una tira tengo que mezclar a Zangief de Street Fighter y a Nicki Nicole. No es tanto por buscar complicidad con el público de mi edad o de cierta subcultura, sino ser sincero y decir “esto existe, y es importante en la vida de muchos de nosotros”. Y la mención tiene que ser divertida y respetuosa, porque veo muchos que citan cosas similares pero le ponen un cartel de neón gigante que dice “AHH PERO MIRÁ QUE RETRO ESTO, ¿TE ACORDÁS?”, y son cosas que pasaron hace diez años con suerte ¡aflojen un cacho!
MB ─ Hor Lang, muchas gracias por tu tiempo. Te pido una última cosa: ¡Vendeme el libro!
El libro del Pequeño Timy va a constar de 120 páginas de recopilación de tiras. Parece simple, pero leído de un tirón en una locura, un quilombo de cosas, referencias, chistes ocultos, y parece que se acelera cada vez más a medida que avanza, que todo está a punto de explotar.
Es un libro único en muchos sentidos, además de ser mi primer libro. No vas a encontrar otro que trate el tema de esta forma. Es el único libro donde hay homenajes a Mafalda, Patoruzú, Junji Ito, Midori, y Holocausto Caníbal en un mismo lugar. Es el único libro donde Corach usa un sombrero mexicano.
Es el libro con los mejores chistes gráficos de la pandemia, de punta a punta, sin lugar a dudas infinito punto rojo.
La preventa de Historieteca

Comienza la venta anticipada de El pequeño Timy, de Hor Lang.
Nuevo libro de la línea Historieteca Humor, el 5.
Libro de 16x16, 120 páginas color.
Preventa con descuento, y un póster tamaño A4 de regalo.
El Pequeño Timy es una tira de humor que Hor Lang viene publicando en las redes.
Con la llegada del Covid la vida de todos nosotros se verá alterada, y esto tendrá ribetes insólitos y absurdos en la familia del pequeño Timy, en la que su padre se ve desbordado por la situación, obsesionado con el contagio y la ciencia. Y el pequeño Timy, tira a tira, pagará las consecuencia, por más que ame a su papi.
Con la temática de la pandemia, Hor Lang se permite burlarse de varios tópicos de la época que nos tocó vivir, en el tono bastante irreverente y zarpado del humorista.
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