Historieta Argentina

“El Tajo” y la “Hora Cero” de la Urraca

Robándole mandarinas al vecino

“El Tajo” y la “Hora Cero” de la Urraca

El campo de batalla

Corría el año 1990 y Argentina (¿cuándo no?) se encontraba en plena crisis económica. O tratando de salir de una. O a punto de caer en otra… lo de siempre.

Por aquel entonces, la edición local de historietas prácticamente conocía un solo formato: el de la revista de antología. Tres editoriales, a pesar de su desigual oferta y popularidad, podían considerarse firmemente afianzadas en el mercado nacional: Columba, Record y La Urraca.

Columba fue la más grande y duradera de las tres; la más exitosa y prolífica. Analizar el material publicado por este gigante no requeriría un artículo sino un libro entero que ojalá alguien escriba algún día. Las otras dos contaban en ese momento con una sola publicación periódica que trataban de complementar con algún álbum o número especial cada tanto. Record mantenía a flote la ya veterana “Skorpio”, con dieciséis años de publicación ininterrumpida; mientras La Urraca salía con “Fierro” todos los meses a los kioscos desde 1984.

Lo curioso es que estas dos editoriales apenas competían por el público ya que ambas publicaciones habían convivido por muchos años en el mismo mercado y eran, hasta cierto punto, complementarias. “Skorpio” apostaba a un formato bastante clásico de historieta de aventura. En cambio, “Fierro” (de mayor prestigio pero menor llegada al público) publicaba historias más jugadas y se animaba a estéticas alternativas y más experimentales. Pero bueno…como dijimos al principio, había una gran crisis económica. La gente estaba saqueando supermercados porque no podía comprar comida así que pueden imaginarse que la venta de las revistas había caído en picada en el último año. Y como reza el refrán: “En tiempos desesperados, medidas desesperadas”.

El desafío

En Junio de 1990, La Urraca sale al mercado con su “Hora Cero”, una nueva publicación que, ya desde el título y la presentación editorial del primer número, remite a la vieja tradición argentina de historietas de aventura que era el nicho de lectores de “Skorpio”. Aclaremos que la operación se llevó a cabo sin disimulo y hasta saliendo a picantearla abiertamente. Recojo algunas frases del editorial del número uno: “Para eso está HORA CERO. Para que la historieta de aventuras vuelva a tener un primer nivel de edición.” “Y con historietas escritas para los lectores de hoy. Es una revista de evasión. Pero no de la realidad: del aburrimiento”

Los palos que llovían sobre Columba y Record eran más que evidentes: sus revistas no habían sabido evolucionar junto con el gusto de los lectores y seguían repitiendo formatos y modelos obsoletos y aburridos. “Hora Cero” llegaba a ofrecer un producto más actual y de mejor calidad. Básicamente decían que venía a hacer lo que Columba y Record venían haciendo desde hacía años…pero bien. Un guantazo a la cara.

Y acá se plantea la gran pregunta: ¿Tenía esta nueva “Hora Cero” las cartas necesarias para sostener semejante falta envido? En mi humilde opinión, creo que sí pero júzguenlo ustedes mismos. La revista arrancaba con cinco series: “Dick Tracy” de Chester Gould con lo que se rescataba un incunable inédito en nuestro país. “Ciudad” y “Buenos, Aires, las putas y el Loco”, dos guiones de Barreiro plasmados por dos genios: Juan Jiménez y Oswal. “Inspector Bull” de Albiac y Lalia era como ficharle la dupla de mediocampistas al equipo rival porque el dibujo de Lalia era de los mejores y más reconocibles de “Skorpio”. Por último y, a mi juicio, un escaloncito más abajo, estaba “Los colonos” de Ferrari y Ottolini.

Con el transcurso de los números y a medida que iban terminando algunas de las series principales, se incorporaron algunos de los autores españoles más interesantes del momento: la dupla de Ortiz y Segura; Daniel Torres y Miguelanxo Prado.

La verdad es que sobraba calidad pero el proyecto no terminó de cuajar. Creo que la apuesta al material clásico (Dick Tracy y una sección retro de humoristas argentinos que quedaba desubicada como un chupete en la oreja) le jugó en contra a esta “Hora Cero”. Un mercado casi colapsado no dejaba lugar para corregir el rumbo con un golpe de timón y la revista cerró en el número seis.

El contragolpe

Lamentablemente, una revista de historieta que se cancela después de unos pocos números no es un fenómeno raro en nuestro país. Lo que los lectores no nos esperábamos es que pocos meses después de la cancelación de “Hora Cero”, en mayo de 1991 llegara el contraataque de Record: “El Tajo”.

La nueva publicación se anunciaba como un espacio renovador, abierto a la experimentación y a los autores jóvenes. Es decir, el perfil que hasta ese momento caracterizaba a “Fierro”. Record redoblaba la apuesta: “Hora Cero” no había logrado robarle el público a “Skorpio” y había tenido que cerrar… ahora ellos iban a salir a pelearle los lectores que le quedaban a La Urraca.

Igual que en el caso anterior, la guapeada era difícil. “Fierro” había sabido ganar premios en Francia, España e Italia y en algún momento llegó a ser considerada la mejor revista de historieta del mundo. Es verdad que, para esas fechas, estaba lejos de ese momento de gloria pero seguía gozando de un prestigio entre la intelectualidad que no sería fácil de poner en cuestión.

Veamos con qué salía a la cancha este “El Tajo”:

“Planeta Guerra” y “La ejecución”, dos guiones de Mazzitelli ilustrados respectivamente por Pez y Fede Cueva; y “El milagro de las sirenas” de Santellán eran las tres series con “continuará”. Pero la mayor parte de la revista estaba destinada a historias cortas de autores que en muchos casos habían surgido en “Fierro” como Pancu, Fayó, Dani the “O”, Podetti, Max Cachimba o el Niño Rodríguez.

También en esta ocasión, el devenir de los números trajo la incorporación de autores extranjeros y fueron nada menos que los genios absolutos de Moebius (que había sabido prestigiar los inicios de “Fierro”) y Richard Corben.

Personalmente considero que mientras “Hora Cero” podía verse como una versión superadora de “Skorpio”; “El tajo” no era más que una copia de lo que “Fierro” ofrecía todos los meses. Y la verdad es que “Fierro” en 1991 ya no convencía ni a sus lectores históricos. El resultado fue el cierre del nuevo experimento de Record tras su número diez.

El resultado

Los dos títulos que reseñamos fueron dos ataques editoriales desesperados. Dos intentos de huir hacia delante en un mercado que cada vez se reducía más y amenazaba con desaparecer. Era obvio que “Hora Cero” solo podía haber triunfado a costa de “Skorpio” y que “El Tajo” solo podía sobrevivir destruyendo a “Fierro”. Y en parte fue lo que ocurrió ya que “El Tajo cerró en marzo del 92 y “Fierro” solo logró sobrevivirla hasta diciembre del mismo año. Al quedar prácticamente sola en el mercado (como dije al principio, dejo de lado por ahora a Columba porque es un nicho completamente diferente), Skorpio siguió publicándose hasta el año 1996, en gran medida solventada económicamente por la reventa de su material en el mercado italiano.

La cruda verdad es que ninguna de las dos editoriales supo, en ese momento, encontrar el producto que les permitiera ampliar el mercado y sumar un público nuevo en vez de tratar de robarle lectores a la competencia. Creo que la editorial que puede atribuirse ese mérito fue la inesperada Perfil que en simultáneo con todo el quilombo que les estoy contando, consiguió los derechos para la publicación de DC en Argentina. Pero esa es otra historia.

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Escrito por:
Facundo Vazquez
Guía su vida por el bushido y la frase de Benjamin "Ustedes nunca vieron morir a un burro".
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