LAS VIDAS DE LA GATA
Por muchos años, la tira Jim, Jam y el Otro se convirtió en un clásico de las contratapas del diario La Nación, llegando, incluso, a tener tres recomendables libros compilatorios: Jim, Jam y el Otro, de Editorial Sudamericana (2009), Pólvora y Chimangos (2012) y Margaritas y Chanchos (2013), ambos de Pictus Editorial. A su término, el historietista Max Aguirre (Hurlingham, 1971) se abocó a lo que podríamos definir como la continuación ‘no oficial’ de aquella otra, centrada en el devenir cotidiano de tres grandes amigos de mediana edad, la autorreferencial Genio y Figura, que ocupa el mismo espacio en el matutino porteño. Aquí el propio humorista gráfico se convierte en protagonista. O casi, puesto que la simpática felina del título, muchas veces copa la parada, llevándose todo el cartel.
¿Cómo llegó a ese lugar la peculiar minina? De la misma manera que tantos otros personajes secundarios que se volvieron protagónicos, esperando su momento para dar el zarpazo. Así como Clemente se impuso a Bartolo, en el clásico de Caloi, o Matías a Prudencio, en la tira de Sendra. Resulta que en su primera versión, con una apariencia más robusta, Eloísa era la mascota de uno de los integrantes del trío, alterego del creador. Ambos personajes coexistieron con la contraparte ‘actual’ de Aguirre en papel, hasta que el primero se la obsequia al segundo, con la excusa de un viaje que iba a realizar. Del que nunca volvió. En el interín, la mascota mestiza fue adquiriendo su nuevo, definitivo look, además de ir ganando su propio elenco de secundarios. Las primeras aventuras de esta etapa intermedia entre una tira y otra, se recopilaron en Eloísa (2018), de Pictus Editorial.
El resto del material llegó en Noviembre de 2020, cuando la posta fue recogida por Gárgola Ediciones, con el lanzamiento de “Genio y figura” presenta: Eloísa 1, bonito tomo apaisado de 96 páginas a color, en formato 20x14 cms.
ANDANZAS DE CORTE URBANO
Desde lo meramente argumental, podemos distinguir dos grandes segmentos de acción. Uno es el que involucra a la michi y su entorno, con la cotidianeidad dentro y fuera del departamento que habita junto a su dueño, habilitando no pocas veces, sesudas reflexiones sobre la vida, accidentes domésticos de diversa índole y, por supuesto, graciosas interacciones con otros seres vivos, como una mosca y una babosa. El otro tiene que ver con los humanos adultos, que comparten el mismo edificio, cruzándose con frecuencia en los pasillos donde esperan el ascensor, lugar propicio para conversaciones desopilantes al respecto de varias cuestiones existenciales y hasta de coyuntura, destacándose particularmente la oportunidad en la que ambos hicieron causa común contra otro vecino -grandote y rockero- que suele escuchar música a todo volumen por las noches.
Sobre el tramo final del libro, ambas subtramas se mezclan inteligentemente, con motivo del traspaso de propiedad de la inquieta felina de uno a otro. Surge entonces, un breve tercer momento, que surge de la nueva convivencia entre gata y hombre, deparando muy buenas situaciones y gags. De este acotado cierre, que deja una sensación ambigua en la lectura, puesto que representa la despedida del último personaje de Jim, Jam y el otro a la vez que ofrece un rápido pantallazo de todo lo bueno por venir, resulta muy lograda la instancia en la que Eloísa demuestra que, además de pensar, puede hablar. Una licencia creativa esperable, quizás, en una serie de estas características, pero sorprendentemente bien desarrollada, no obstante.
SONRISAS ASEGURADAS
Renovarse es vivir, reza un dicho popular. Algo de eso hubo en el trabajo de Max Aguirre cuando decidió poner punto final a la vieja tira y encarar la nueva. Asumiendo un riesgo creativo, incluso, ya que él mismo es, ahora, co-protagonista. Con una personalísima voz dentro del panorama actual de nuestro humorismo gráfico, merced a un estilo de dibujo identificable a golpe de vista, sintético y efectivo, Aguirre, su alias dentro de las viñetas y Eloísa, vinieron para quedarse. Bien por ellos.
