Es una tarde de otoño y Marcelo Dupleich (reconocido artista plástico, escultor, historietista, docente y amigo nuestro) nos abrió las puertas de su casa para mostrarnos su estudio, su archivo de originales y el proceso creativo a través del que llega a la página finalizada.
Lord Maxi Britos ofició como fotógrafo oficial y yo como escriba de tal encuentro.
Inevitablemente, entre el café y las facturas, estuvimos hablando de la vida, de la familia y de los puteríos que nunca faltan en el ambiente, pero el texto que sigue habrá sido expurgado de toda esa hojarasca para concentrarse en la parte exclusivamente artística del encuentro.
Todo empezó hace algunos días, cuando apareció en sus redes la foto de una viñeta en la que estaba trabajando. Se trata de una página del cuarto tomo de la saga de Roberto y a los que lo conocemos nos sorprendió mucho porque Marcelo no es muy afecto a subir sus dibujos a internet y menos cuando todavía no están terminados.

MD―Mi proceso es muy arduo y laborioso. Por eso no soy un dibujante gozoso. No soy un tipo que disfruta dibujando Robertitos en las convenciones porque a mí dibujar me requiere de una predisposición muy particular. Igual veo y disfruto mucho viendo cuando otros colegas suben imágenes de sus trabajos a las redes... así que yo también quise subir algo.
Lo curioso de esa publicación es que quienes no conocen sus originales, difícilmente podrían intuir la cantidad de detalles que tienen los primeros bocetos. Casi todo ese nivel de trabajo se va perdiendo en una dialéctica estética que empuja siempre hacia la síntesis.
MD―A mí me gusta mucho ensuciar el original para después ir limpiándolo con el liquid. El boceto es como la cocina del dibujo. Después yo lo voy limpiando y limpiando hasta llegar a ese resultado que parece tan simple.
Es un poco como con algunos cuadros de Mondrian.
Soy fanático de Mondrian.
Uno ve esas imágenes tan limpias que casi parecen pintadas con aerógrafo... Sin embargo sus originales tienen unas costras tan enormes de material que tienen que estar sosteniéndolas con un vidrio para que no se desprendan.
Me interesa que los originales tengan esa vida pero no que eso se vea en el trabajo publicado.

En cierta medida, la intención de documentar esa diferencia entre el trabajo de Marcelo y el resultado que finalmente el lector ve en el libro es lo que nos llevó hasta su estudio.
En la pared, cuelgan en una disposición de líneas y equilibrio clásico una lámina de Da Vinci y otra de Robert Crumb, dos viñetas originales de "El Emperador" y varios originales dedicados por Parés, Dani the O, Fontanarrosa, Oswal, Ferro, Mordillo, Garaychochea y “Cuk” Cubillas.
En abierto contraste con lo apolíneo de la pared, su mesa de dibujo recuerda al caos de una ciudad recién bombardeada. Los materiales de trabajo se apilan y se confunden con bocetos y dibujos descartados en alegre montón. Lo único que conserva cierto orden son las páginas terminadas que aguardan en estricta secuencia numérica adentro de un art book de Ciruelo. Al principio sorprende que la tinta china estuviera en un vaso pero resulta que era el agua de lavar los pinceles que no se cambia hace una semana.
Marcelo se ríe y nos señala el único pequeño pedacito libre de la mesa.

MD―El principal problema de este quilombo es que siempre termino trabajando en ese rinconcito.
Las páginas terminadas las meto adentro de un libro para alisarlas porque como laburo sobre un papel muy berreta, se ondulan mucho.
Hace tiempo que empecé a trabajar con papel obra del más barato porque me da una gran libertad a la hora de tirar una página y empezarla de nuevo si siento que hace falta. Si estuviera trabajando con un papel Fabriano de ocho lucas, ese costo me llevaría a pensarlo demasiado y terminaría habiendo un argumento económico que incide sobre mi decisión artística.

Marcelo revuelve las pilas de páginas bocetadas en grafito azul que serán la génesis de la nueva entrega de la saga de Roberto. Esos -dice- son los primeros originales. “Después me olvido de esto y dibujo esto” dice, mientras nos muestra las páginas a lápiz con un gran nivel de detalle. Estas también están en un papel de obra pero que tiene las marcas de guía proporcionales al formato del libro a publicar.
MD―Tengo el primer boceto como guía, como referencia... pero no le doy mucha bola. Dibujo la página de nuevo sobre eso. Y después, otra vez, al momento de entintar. Hay que dejar que cada momento del trabajo sea una nueva instancia creativa.

Y uniendo las palabras a la acción, revisa las páginas terminadas para ver cual sigue, revuelve hasta encontrar el boceto detallado a lápiz, lo lleva a la mesa retroiluminada y pegándole con cinta otra hoja arriba, empieza a entintar a plumín. Mientras traza el nuevo dibujo sobre el anterior nos va describiendo su amor por las líneas quebradas, por el ruido que hacen los plumines cuando ya están muy baqueteados.
En un momento se detiene y se pone a revisar las páginas terminadas. Dice que a veces se olvida de la cara de algún personaje y tiene que volver a ver como lo dibujó la última vez.
Vuelve a detenerse, despega la hoja superior y la corre para rectificar la puesta a página.

MD―Yo tengo que tener en cuenta la página completa y los textos en todo momento, porque como no trabajo con las viñetas tradicionales y las callecitas blancas, lo único que guía al lector de un lugar a otro es el propio dibujo y la posición de los textos.
En esta página, por ejemplo, en la primera panorámica sale un globo de un ventanal. En la siguiente, vemos a la pareja conversando en ese ventanal y el lector entiende que hubo un acercamiento en el plano. La mano del hombre, en esa segunda imagen señala hacia abajo y en la tercera se ve la mano en plano detalle, lo que implica que sigue el zoom.
En esa página no hacen falta los textos para guiar la mirada del lector pero en otras sí. Tengo que ubicar los globos de tal forma que el ojo del lector, yendo de un texto al otro, pase por donde yo quiero que pase.

Mientras decía todo eso, Marcelo había pasado del plumín al pincel y después al corrector líquido con el que afinaba algunas líneas y le daba forma al borde de algunas manchas. Britos recordaba la técnica de algunos trabajos de José Muñoz, yo la de Enrique Breccia en el Che. Era increíble que un papel obra resistiera tanto material líquido.
Una vez más, Marcelo se detiene y mira atentamente la página.
MD―Me encanta dibujar con el liquid, por eso mis originales más recientes son tan empastados, pero ahora el papel está muy sensible. Si no espero que se seque un poco, se va a romper. Algunas veces me pasa y tampoco me hago mucha mala sangre. Le pego un parche de abajo y listo. De hecho, a esta página la voy a tener que emparchar porque quiero mover este dibujo de abajo y se me terminó la hoja. Después lo retoco en la computadora.
Por esto que ustedes están viendo es que no me deshago de mis originales ni hago comisiones. Hay gente que tiene originales míos pero son contados con los dedos de las manos. Me cuesta mucho dibujar a mí y no lo encuentro placentero. De hecho, considero que hay un conflicto que se tiene que expresar en cada dibujo como en cada obra. Por eso no soy un dibujante feliz. Y por lo mismo, soy muy receloso de mi laburo. Tanto de mis cuadros como de mis historietas.

Mientras Britos pregunta por el programa que usa en la PC para el retoque digital (y casi sufre un ACV cuando se entera de que Marcelo sigue usando paint), yo estoy pensando en otra cosa. Si en cuarenta años de carrera nunca te desprendiste de tus originales... ¿Me estás diciendo que los tenés todos acá?
“Claro” contestó él y empezó a bajar de los estantes carpetas llenas.
Lo que sigue es difícil de describir. Realmente conservaba TODO.
Fue como ver un aleph del universo Dupleich.
Por un lado, aparece el estilo clásico académico de unas páginas de 1987 o la primera entrega de “Il Mostacho” para La Parda. Incluso entonces, la experimentación asoma en unas sombras que fugan en todas direcciones. En otra página irrumpe la deformidad en “Violencia Gratis”. Originales que uno creía pintados en color directo como Celeste o las contratapas de El Tajo, se revelan repentinamente en blanco y negro. Por allá se desarma un collage de fotocopias pintadas. La cola no resistió pero el color sigue perfectamente conservado. Mientras se suceden viñetas e ilustraciones de diferentes estilos y periodos, la perspectiva se quiebra y se distorsiona en mil escorzos imposibles. Con un cuidado de arqueólogo en pirámide, seguimos revolviendo papeles y salta un tipo que le parte la cabeza de un espadazo a otro y lo viola por la herida, eran las historietas mudas que produjo en Alemania cuando todavía no le agarraba la mano al idioma. Más adelante, aparecerán otras en las que Patoruzú y Batman hablan en alemán. Y así seguimos hasta el primer diseño de Roberto de hace más de veinte años.
Y también seguimos charlando, planeando un libro que recopile sus historias cortas, una muestra de esos originales (aunque ya tuvo muchas) y un asado en la casa nueva. Porque de a poco, mientras caía la noche, las conversaciones volvieron a esos temas de la vida, la familia y esas cosas de las que hablan los amigos.
Aprovechamos para recordarles que Deux Studio Editorial lanza la trilogía de Roberto, un tipo de mierda. "Me importa 3 carajos", recopilará los 3 libros de Roberto en un único tomo que ya está en preventa.
Deux Studios - Enlace a preventa "Me importa 3 carajos - Marcelo Dupleich"
Largamos la PREVENTA (entrega para primeros días de Julio) de ME IMPORTA TRES CARAJOS por MARCELO DUPLEICH. La trilogía completa en un solo volumen de ROBERTO.
PVP Estimado final: $ 5.700
PVP PROMOCIONAL PREVENTA: $ 4.500
Link de pago:
https://mpago.la/2AC279J
Como siempre, las preventas, una vez llegados los ejemplares, podrán ser retiradas en nuestro PUNTO DE RETIRO: LIBRERIA EXTRAÑO MUNDO (Congreso, CABA). Los compradores recibirán email desde nuestra casilla info@deuxstudio.com.ar, cuando los libros estén disponibles.
Si por el contrario, por lejanía o elección optan por el envío por CORREO ARGENTINO.
deben agregar el pago por uno de estos dos links, dependiendo el que corresponda por su zona.
Link de pago CORREO CABA, BSAS Y ROSARIO:
https://mpago.la/2jKXaCz
Link de pago RESTO DEL PAIS:
https://mpago.la/1WjRdBi
Los compradores recibirán email desde nuestra casilla info@deuxstudio.com.ar, cuando los libros estén disponibles, con el nro. de seguimiento de CORREO ARGENTINO de su paquete.
(Link Original a la publicación de Deux en Facebook, clickeando acá)
Anexo fotográfico
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Un capísimo compañero Marcelo. Otro genio de la pluma el Sensei. ¿Roberto? ¡Qué tipo de mierda!