Historieta Argentina

Entrevista a Marcelo Dupleich

El kamikaze del comic

Marcelo Dupleich

Ante la inminente publicación de “Mierda Pura” (segunda parte de la saga de Roberto), Marcelo Dupleich nos recibió en su hogar, nos mostró su escultura de un chocolatín Jack de 260 kilogramos que estuvo expuesta en Europa, las páginas inéditas a color de “Los Ritos” (una majestuosa adaptación del cuento de Abelardo Castillo) y, mientras tomábamos unas cervezas y comíamos unas pizzas, repasamos algunos momentos culminantes de la trayectoria profesional y personal de este artista que nunca dejó de tomar riesgos.

FV ─Creo que las primeras veces que leí tu nombre firmando una página fue con las historias cortas que te publicaban en las revistas de Record o La Urraca. Me acuerdo de tus contratapas a color en “El Tajo” ¿Qué edad tenías en esa época?

MD ─18, 19 más o menos. Yo arranqué a publicar y a dar clases desde muy pendejo.

FV ─Sos de una generación muy especial en nuestra historieta: los últimos que llegaron a publicar en las editoriales grandes pero los primeros que tuvieron libertad para buscar su propio estilo y expresarse sin los lineamientos rígidos que buscaban normalizar la producción. ¿Cómo era la relación con los editores y los otros artistas de esas revistas? ¿Cómo era el clima que se vivía cuando ibas a la redacción a llevar el material?

MD ─Era todo muy fluido. Yo empecé en Fierro, por ejemplo, porque ya publicando en “La Parda”, me llama Juan Lima, que a mi entender fue el mejor director creativo que tuvo la revista, no porque me haya llamado a mí, obviamente, jaja, sino porque las devoluciones que te hacía cuando le llevabas el material eran siempre muy jugosas, te publicara o no. De hecho él es un artista del carajo, entonces siempre te decía lo que consideraba tenías que hacer para que tu laburo se luciera más y si vos eras piola ibas a tu casa, lo hacías y después te lo terminaba publicando. Así empezaron a hacer portadas y a publicar tipos muy grosos como por ejemplo Noé, Olivetti y un par más.

FV ─Disculpame que te entretenga hablando de los viejos tiempos pero es una debilidad que tengo. Recuerdo que en el número 1 de “La Parda” publicaste “Il Mostacho” con un estilo de dibujo bastante diferente del que asocio con tus otras obras. No sé por qué pero, a pesar de su existencia efímera y llegada limitada, esa revista se transformó en uno de esos objetos casi de culto que todo el mundo menciona cuando hablamos de la época. Contame cuál fue tu participación en el proyecto y cómo lo recordás.

MD ─Disculpame vos que siga utilizando el término “fluido”, pero mi participación ahí se dio casi de la misma manera. Gabriel Bagnato y Tavo Damiani (uno de mis mejores amigos hasta el día de hoy), estaban arengando gente para un proyecto de revista y obviamente no me iban a dejar afuera. Así empezó todo.
Y en cuanto al estilo del primer “Il Mostacho”, fue mi primera historieta terminada y publicada. Y bien sabemos todos, que la primera tiene que ser esa que le chupe la pija a Dios, porque estamos llenos de información, de hambre de ser famosos y de todo lo demás. Después por suerte, con los años nos damos cuenta de lo pelotudo que fuimos y del producto híbrido que hicimos.
Ya en el 2do número y con el mismo personaje me empecé a soltar un poco y a buscar un lenguaje más propio, despojándome por lo menos de manera consiente del peso de toda esa información de la que hablaba antes. En el tercero ya apareció Andrea Celeste.
Toda esa época la recuerdo como una de las más anárquicas y felices de mi vida.

FV ─Y más o menos, después de este periodo viene tu “ciclo europeo” del que sé muy poco. ¿Cómo fue tu experiencia allá desde lo formativo y desde lo humano? ¿Cuánto sentís que aportó a tu estilo de hacer historietas? ¿Hay mucho material que hayas publicado allá y todavía esté inédito en Argentina?

MD ─INTENSA, absolutamente en todos los sentidos. Me tocó vivir un Berlín, post caída del muro, en una Alemania que en ese momento parecía Brasil, porque estaban todos de la cabeza.
Yo estaba muy comprometido con el conceptualismo en ese momento, había terminado la Pueyrredón acá y dejado la historieta hacía un tiempo ya.
Todo fue MUY movilizante, mi forma de hacer y de entender el arte, por ejemplo, y también de relacionarme con la gente. Fue todo muy groso. No podría ser quién soy hoy, ni hacer lo que hago hoy con la historieta, ni con todo en general de no haber vivido allá. Y como te contaba antes, vivía de mis cuadros y de otras cosas, no relacionadas con la historieta. Solo una especie de mecenas que tenía, que me compraba obra y al que le gustaba de manera incondicional mi laburo; puso la guita para imprimir un libro horrible que hice de historietas mudas que se llamó “Polaroid” (del cual me arrepiento absolutamente, jaja), que por suerte se los debe haber quedado él para regalárselo a sus amigos. Tenía mucha guita.

FV ─Y a tu regreso al país, se publican tus dos obras editadas por Deux. No sé si lo sabrás pero para muchos (ya sea que lo conozcan o que no) el nombre de Pablo Muñoz es mala palabra. No obstante, tanto “Celeste” como “El emperador” parecen libros de una editorial boutique... con una calidad de edición, diseño e impresión excelentes. ¿Cómo es tu relación con Muñoz? y ¿Cómo fue el trabajo de producción de esos libritos? ¿Estuviste supervisando que todo saliera a tu gusto o se ocupó de todo la editorial?

MD ─De Pablo yo puedo decir que casi todo lo que se dice es verdad, pero también debo reconocer que mi laburo le gustó siempre posta. A lo mejor eso hizo que se apiadara y me respetara la edición como me la respetó, menos lo de “El Emperador” en dos partes, que fue lo único que me pareció una cagada, pero bué, supongo que la felicidad nunca es completa, y menos si está Muñoz de por medio, jajaja.

FV ─Vos te quejás de que Muñoz te publicó “El Emperador” en dos partes ¿Viste la edición que hizo de "Genoma" de Mantella y Rearte? ¡El tipo publicaba en dos revistitas cada comic book Americano! ¡Quedaban de doce páginas cada una! ¡Te comprabas el comic y cuando lo ibas a leer era medio comic no más! ¡Jajajaj!

MD ─Si, es verdad, para lo que es el estilo Muñoz la saqué re barata, jaja.
Igual, mucho antes de eso, tuvimos una anécdota más intensa. Pasó que las primeras dos páginas que salen en “El Tajo” (el número uno que es siempre el que más vende) me las publicó invertidas. La dos adelante y la uno atrás. Me molestó pero es un error que puede pasar así que lo hablamos y quedó ahí. Tiempo después, surge la posibilidad de hacer una muestra en el Centro Cultural Recoleta y cuando la veo ¡Otra vez estaban las páginas al revés! Lo encaro, muy enojado y me dice: “Y bueno, Marcelo, si igual tus historietas, al derecho o al revés...” Y ahí sí, le llegué a tirar una mano. Por suerte estaba Ariel Olivetti que me atajó.
De todas formas, te aclaro que es un tipo al que nunca lo pude odiar. Está todo bien con él.

FV ─Sé que a la mayoría de los artistas le gusta la obra en la que están trabajando y le encuentran los errores a las que hicieron hace mucho pero mi obra favorita de las tuyas es “El emperador” ¿Querés contarnos un poco sobre su génesis y producción? ¿Cómo se te ocurrió la historia, el trabajo a color, la narrativa estructurada en esas viñetas apaisadas? No sé... todo lo que quieras contarnos sobre ella.

MD ─Ojo que creo que también es mi favorita, eh! Aunque estoy muy embalado y quiero hacer mil libros de “Roberto”, a “El Emperador” le tengo un cariño muy especial. Fué la primera historieta que hice después de un abandono del género largo y le puse todo el huevo.
En cuanto a la historia, es una más de perdedores como me gustan a mí, a eso sumale que sucede en un contexto hostil para el personaje, así que pierde más todavía. Y no le quería poner globitos porque me hinchaban las pelotas en aquella época, por eso pensé en el formato apaisado, que me permitía más contarla en primera persona.

FV ─Y te gustó el resultado porque al año siguiente salió “Celeste” que retoma la temática del exilio, mantiene las dos viñetas por página y que, si bien tiene globitos, están fuera de la imagen y se distribuyen en el gran espacio celeste que hay entre las viñetas. ¿Formalmente es tu obra más experimental? ¿Cómo fue la recepción que tuvo?

Vení a hablarme de "cuerpos no hegemónicos"
Vení a hablarme de "cuerpos no hegemónicos"

MD ─Rara. A los dibujantes y diseñadores les partió el marote, porque fue (al menos para mí), una especie de límite gráfico. Pero me parece que ese mismo límite jugó muy en contra a la hora de entender la historia. Igual estuvo muy bien hacerla, fue como una especie de despedida de ese personaje comodín del cual había abusado tanto en los 90s.

FV ─Y acá se produce otro bache en tu producción como historietista que supongo tiene que ver con tu labor docente y todo lo que implica tu laburo en La Ola. Muchos de los mayores dibujantes de nuestro país fueron a la vez docentes ¿Qué sentís que cada uno de los dos trabajos le aporta al otro?

MD ─No se separan porque uno se nutre del otro todo el tiempo. Como te conté al principio, arranqué con la docencia casi a los veinte, tengo 50 y la pasión sigue intacta. Para dar clases y para hacer obra.

FV ─Bueno, Marcelo, los dos sabíamos que este momento tenía que llegar... Hay que hablar de Roberto. Supongo que sabías que iba a resultar una obra cuanto menos polémica, irritante, revulsiva ¿Cómo se te ocurrió ofrecernos un personaje así en pleno auge de la corrección política y la hipersensibilidad? ¿No te dio miedo de estar traspasando un límite? ¿Que alguno pudiera decir que había un regodeo o un placer morboso en la violencia de género como pasó con la portada de la edición francesa de “La sudestada”? ¿Como fue la recepción y la respuesta que tuviste de parte del público?

MD ─Precisamente por esa corrección de la que me hablás sentí que era el momento justo para exponer a un “sorete” como este. Y sí, sabía que me estaba metiendo en un kilombo, pero miedo ni a palos, al contrario. Yo con mi laburo pongo arriba de la mesa TODO lo que tengo en la heladera, después abro la puerta de casa y el que tenga hambre y quiera venir a morfar que venga. A diferencia de muchos tontos que hay en este medio, no les digo lo que tienen que comer y como tienen que comerlo.

FV ─Recuerdo la explosión de mala leche de los personajes de los ochentas en la historieta europea... cosas como “Ranxerox” o “El Ángel” pero nada se compara con tu Roberto, De hecho, si yo tuviera que pensar en alguien que haya logrado generarme el rechazo que me produjo Roberto, me tengo que remontar a “Psicopatía Sexualis” de M. A. Martín pero él tenía la justificación de que estaba contando hechos reales. Si tuvieras que mencionar antecedentes dentro de este tipo de historias ¿Quienes te vienen a la mente? ¿O alcanzaste un record personal?

MD ─No me viene una solo cosa, sino muchas. Pequeños Robertos que padecí y padezco, el decálogo de Kieslowski, los personajes de Arlt, el flaco Aroldi, la pelotudez humana en general, los límites… y así, podría seguir hasta mañana.

FV ─Y ahora ¿Qué nos espera con “Mierda Pura”? Te confieso que me da miedo comprarlo.

adelanto exclusivo de "Mierda Pura"
Adelanto exclusivo de "Mierda Pura"​​​​​

MD ─Está muy bien que tengas miedo, pero también que lo quieras comprar, jajaja.
Te espera más de lo mismo, pero peor.

FV ─Por cierto, estuve siguiendo las promociones del nuevo lanzamiento de “Mierda Pura” y las frases con la que lo presentás son casi todas cosas que dije en el artículo sobre Roberto: Muchas páginas en negro, se lee de toque, dos viñetas por página... lo de que los dibujos son feos y se chocan con los bordes creo que no lo dije yo. ¡Jajajaja! ¿Nos estabas contestando a nosotros o mucha gente te dijo lo mismo? ¿Cuánta bola le das a la crítica ya sea de amigos, colegas o de periodistas especializados?

MD ─Cero bola. En realidad lo que hago es separar las que van con buena leche de las otras, aunque digan lo mismo. Y entonces hago la gran Steven Seagal, que utiliza la fuerza del enemigo para voltearlo y hacerlo mierda, siempre me gustó esa idea y mientras leía algunas críticas solo pensaba en eso, jajajaja.
Pero ya te digo, no fué tu caso.

FV ─Cuando nos vimos en el “Dibujados”, me contaste de lo gratificante que te resultó la experiencia de la autoedición por el contacto con el público. Después de eso, te llevaste a Roberto de gira y estuviste haciendo la temporada de verano en Mar del Plata como las producciones teatrales ¿Pensás seguir este 2019 haciendo la gira por los eventos de editores independientes?

MD ─Si, olvídate. Lo de Mardel me reafirmó muchas cosas, pero la más importante fue la necesidad de salir del ghetto.
De hecho le vendí casi 80 libros a gente que no tiene un carajo que ver con la historieta y te puedo asegurar que la frescura de las devoluciones que me hicieron fueron increíbles, me decían: "Mirá, yo no leo historietas, pero este tipo es un hijo de puta" o "¿Realmente hace esto o lo otro?" Y eso para mí significó mucho. Gente nueva, no contaminada. En general pasa con todo: Un tipo que toca la viola siempre va a estar pendiente del violero, en cambio el otro va y disfruta del concierto. Y pienso seguir pero por el camino este que te estoy contando. En los eventos de historieta, claro, porque hay que estar, pero también generando, o por lo menos intentando generar espacios y públicos nuevos.

FV ─¿Sentís que con tantos productores y un público tan acotado el mercado independiente se vuelve un poco “endogámico”? ¿Como que es siempre el mismo grupito cerrado el que edita, el que consume y el material nunca sale de esa burbuja?

MD ─Claro, boludo, se premian ellos mismos, es todo MUY pajero. Inventan polémicas tremendas pensando que comprenden los grandes temas de la humanidad pero nunca llegan a abrir la ventana lo suficiente como para oxigenar.
Bueno algunos si, bah. Tampoco quiero generalizar tanto.

FV ─Ahora sí, última: La mayoría de los lectores jóvenes de historieta en Argentina llegan a través del manga o del comic americano. Algunos dan el salto a la historieta argentina, otros nunca llegan a conocerla ¿Qué le dirías a un pibe que nunca leyó historieta nacional? ¿De qué se está perdiendo?

MD ─De nada. Pero si nos lee, mejor para nosotros.

Y así, muy agradecidos por la generosidad de este maestro, nos despedimos dejándoles el enlace a la página oficial de Roberto o si prefieren, directamente a la preventa donde pueden conseguir "Mierda Pura" con una escultura exclusiva hecha a mano por el autor. No se lo pierdan que hay solo cien y después pasa como con los soretes que regalaban con "Roberto..." que hoy son piezas de coleccionismo invaluables.

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Escrito por:
Facundo Vazquez
Guía su vida por el bushido y la frase de Benjamin "Ustedes nunca vieron morir a un burro".
Facundo Vazquez
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