Archi-conocido en el panorama local por ser el editor de Marvel en Argentina a través de OVNI Press, Matías se hizo un rato entre la Convención de San Diego y las reuniones de negocios que surgieron de ahí, para contestar todas nuestras preguntas desde "Bastión" hasta el presente. Toda la buena onda.
FV ─Antes que nada quiero decirte que la primera vez que le presté atención a tu nombre fue porque vos me mandabas al correo electrónico la gacetilla informativa con las novedades de Gárgola. Lo más gracioso es que mi dirección electrónica de ese tiempo era de ¡¡fullzero.com.ar!! Por aquel entonces, Pampita hacía la publicidad de fullzero con una bikini roja infartante. Desde entonces muchas cosas han cambiado pero dos siguen firmes: Pampita sigue estando buenísima y vos seguís editando historietas. De aquel recuerdo me surgen varias preguntas:
¿Cómo fue empezar a trabajar en la publicación de historietas tras la crisis económica más importante de nuestra historia? ¿Cuáles eran tus perspectivas en ese momento? ¿Cómo fue que una editorial que publicaba clásicos literarios se arriesgó a empezar a publicar comics?
MT ─Muy bien el comentario de Pampita (Risas). Bueno las tres preguntas van encadenadas. Te doy la versión resumida, que es algo así:
Yo soy diseñador gráfico y venía trabajando hace dos años ahí. Y luego de la crisis, la editorial se las empezó a rebuscar bastante bien apostando a distintos tópicos.
Ahí comienzan a sacar una revista literaria llamada “Oliverio”, manejada por el Lic. en Letras, Ricardo Romero que es un fenómeno de la escritura. Él y Pablo Albornoz (el director de la editorial) sabían que yo “dibujaba” y se dio que había que rellenar unas 4 páginas y yo que estaba practicando en ese momento tenía un cuento de Edgar Allan Poe adaptado a comic. Y lo metimos.
La revista tuvo muy buena aceptación dentro de su círculo, y lo que nos llamó la atención fue que la gran mayoría de los lectores destacaba el comic de Allan Poe. No porque fuera bueno ni estuviera bien dibujado, sino por lo novedoso del formato para ese público.
Y bueno, seguí haciendo cuentos cortos de Allan Poe y los seguimos publicando con el mismo resultado. Entonces Albornoz -que es muy hábil para los negocios-, me dice que veía una oportunidad ahí debido a la buena repercusión que estaba teniendo eso. Me ofrece publicarme un libro con mis adaptaciones. Si bien, me encantó que me tuviera tanta estima, no quise defraudarlo y le dije que, si publicaba 2000 libros de eso, se iba a meter 2000 libros ya sabes donde... Y le expliqué que yo no era bueno, que estaba aprendiendo a dibujar y que no iba a funcionar en el mercado del comic. Pero le dije que, si tenía ganas de probar con el género, yo le iba a armar una propuesta más comercial.
Al otro día le caí con unas cuantas Cimoc, Skorpio y Zona 84 y le dije: “Mirá esto. Hace mucho que no sale nada así. Probemos con una antología con autores nuevos y consagrados a ver qué pasa”. Y ahí arrancamos.
En ese momento no hicimos ningún estudio de mercado ni nada. Fue pura corazonada. Así que no había perspectivas, más que vender lo suficiente para solventar los costos y seguir sacándola.
FV ─En ese contexto apareció “Bastión”, apostando al formato de antología que muchos considerábamos oficialmente muerto. ¿Qué tal funcionó comercialmente?
MT ─No recuerdo números exactos, pero creo que del primer especial que salió en 2004 vendimos más de la mitad de la tirada en un buen tiempo y eso alimentó a que siguiéramos.
Pero no fue un boom en lo comercial... A partir de que empezó a salir numerada, le costaba mucho. Albornoz -quien manejaba los números- me decía que no se estaba vendiendo bien. Y creo que la seguimos sacando y probando los demás formatos (el continuado y los especiales) a ver si la pegábamos con alguno que explotara y porque lo volví loco a él para que no la corte. Y principalmente, creo que por el aprecio que me tiene, siguió probando a ver si lográbamos hacer que sea rentable. Pero finalmente no pasó, y por eso eventualmente dejó de salir.
FV ─Como toda revista de antología comenzaron con un equilibrio entre autores consagrados y nuevos. Lo notable es que, en los primeros números de “Bastión”, los autores con más trayectoria no eran los más populares entre el público, mientras que los de la nueva generación eran un dream team. ¿Cómo entraron en contacto con tipos como Diego Agrimbau, Mauro Mantella, Pablo Túnica o Salvador Sanz que hoy son ídolos indiscutidos de los lectores? ¿Tenías claro desde el principio que esos eran los nombres que querías tener en la revista?

MT ─Si mal no recuerdo, puse unos avisos convocando artistas en algunas webs y creo que hasta en la revista ¡Segundamano! Entonces, me contacta Ruben Meriggi que fue el padrino -por así decirlo- del proyecto. Yo estaba demasiado verde en ese momento, y él me ayudó un montón, en todo, desde el nombre, hasta a convocar a los artistas, conseguirme material, pasarme contactos, etc... Aunque siempre respetó mis decisiones, me dio libertad como para que yo manejara la selección final y no me impuso a nadie. ¡Hasta me dejó que siguiera publicando mis dibujos! Pero bueno, en un principio, eso se dio más que nada por que aun veníamos dulces por los comentarios de lo de Allan Poe y en la editorial me incentivaban a que no me quedara atrás y pusiera algo mío. ¡Y tal vez entre tantas cosas buenas nadie se daba cuenta! (Risas) Pero bueno, se dieron cuenta nomás. Decidí que no daba seguir y hasta Meriggi me respaldó fuerte en eso ya que me decía que no quedaba bien que el editor se autopublique. En definitiva y como lo decís en la nota, era un momento en que no había nada, y no es que yo venía de rebotar en otras editoriales y dije “¿Ah si? ¡Ahora me publico yo mismo y listo!”. Fue algo más inocente que se fue dando y a medida que yo iba aprendiendo el oficio me daba cada vez más cuenta de estas particularidades del mundo del comic.
Y así, a medida que se corría la voz fueron cayendo cada vez más artistas y así fui seleccionando y teniendo más y mejor material a disposición. Con algunos nos juntamos en persona (como Mantella o Salvador que se vinieron hasta la editorial) pero con la mayoría era vía e-mail o teléfono.
Otros, como Diego Agrimbau, me invitaron a su casa/estudio y charlamos mucho. Diego también se involucró bastante y me tiraba muchos consejos. Y así se fue dando...
Pero no, no tenía claro qué nombres buscaba, fue algo que se dio orgánicamente basado no solo en la calidad, sino en la disponibilidad de material, la voluntad de los artistas a trabajar por poca guita, cumplir fechas, adaptarse al formato antológico, etc...
FV ─En los diez años anteriores a la salida de “Bastión” muchos autores de gran calidad habían intentado poner una revista de antología en la calle pero la mayoría no sobrevivió más de tres números ¿Qué innovación creés que fue clave para que ustedes tuvieran una mejor recepción? ¿Las historias unitarias, el formato tipo librito, la calidad del papel y la edición? ¿O te parece más importante que hayan coincidido justo con el comienzo de la recuperación económica tras la crisis del 2001?
MT ─Y creo que es una mezcla de todo. Por un lado, fue importante el contexto económico y la esperanza renovada que había en la sociedad que ayudaba a que se desarrollaran proyectos nacionales. La editorial contaba con los recursos como para hacer una linda edición y eso seguro ayudó también (aunque la gente se quejaba del precio).
De todas formas, como te decía no fue una gran cosa a nivel comercial y se mantuvo más por empuje de los involucrados que otra cosa. Me parece que, ahora con el paso del tiempo, se valora más el emprendimiento y la garra que le pusimos todos los que laburamos ahí, pero en el momento sufrimos mucho, los números no acompañaban y te frustra mucho ver tanto esfuerzo para poco.
FV ─Supongo que en esa búsqueda por mejorar las ventas es que, en abril del 2005, cambian el formato a un tamaño similar al americano y reinician la numeración con “Bastión Unlimited” donde la presencia de autores norteamericanos se volverá habitual con la publicación de “Sin City” de Frank Miller y “Chosen” de Mark Millar y Peter Gross. Si pensamos que las otras series regulares que compartían las páginas eran “Ángela de la Morte” y “El hombre primordial” se nota un nivel de calidad impresionante pero también una apuesta a un público muy adulto. Entre los comiqueros siempre se dice que solo rinde publicar el material más básico y comercial. En tu experiencia ¿A veces es rentable apuntar a un público más inteligente y exigente?
MT ─Creo que a medida que me fui metiendo más y más en el mudo editorial y de la edición (dejando de lado el diseño gráfico) fui tirando para buscar ese material más adulto, tal vez influenciado por el ambiente literario de la editorial y por supuesto, mis propios gustos y por eso la onda de meter autores internacionales, que atrajeran más al lector.
Es difícil responder si es rentable algo mas “inteligente y exigente”, porque no hay fórmulas para esto y también empieza a influir la subjetividad. “Sin City” o “Hellboy” por ejemplo, hay gente que lo considera “básico y comercial” y otros lo recomiendan en detrimento del cómic de superhéroes. Publicar “Love and Rockets” o la obra de Terry Moore, no es rentable seguro. Pero “Sandman” o “Watchmen” te cansas de venderlo. Entonces es muy difícil hacer un análisis desde esa perspectiva que me preguntás. Creo que pasa más por el autor, el marketing, el boca en boca, etc... Y eso es algo que no hay fórmulas para desarrollarlo. Se va dando naturalmente si la obra es buena. Aunque hay muchísimas obras buenas que nunca la pegan y no se da eso tampoco...
FV ─¿Será eso lo que pasó con los últimos tomos? Porque después de ese segundo periodo, abandonan el formato antológico y publican dos álbumes en toda regla: “78K/hs” de Mantella/Aira y “Video Noir” de Trillo/Risso. Yo celebré el cambio porque siempre preferí el formato monográfico y los dos primeras entregas tenían una calidad bárbara... sin embargo ahí cerraron ¿Qué pasó?
MT ─Las ventas no acompañaron. Creo que ya para esa época había más oferta en el mercado y el público se tiró para otros lados. Andrés Accorsi me había pasado una buena lista de obras inéditas o sin reedición reciente, para salir con ese formato nuevo, pero no prosperó. Al lector argentino es muy difícil llegarle y es también muy exigente. No compra solo porque sale algo. Al día de hoy lo seguimos viviendo en carne propia con OVNI que sacamos de todo y sin embargo es imposible conformar a todo el mundo. Algo que noto en mercados más maduros, con más tradición de publicar, donde salen cosas ininterrumpidamente desde hace décadas, es que tal vez hay más fidelidad a las publicaciones/editoriales. En Argentina a la gente se la defraudó bastante con las colecciones de comics, y eso hace que sea muy difícil que siga un proyecto ciegamente. Los vaivenes económicos tampoco ayudan.
FV ─Al mismo tiempo, la editorial conseguía los derechos para la publicación de algunas de las licencias que mencionabas antes: “Sin City” (que llegan a publicar completa), “Hellboy” y “Star Wars”, pasando a dedicarse mayoritariamente al material americano. Incluso recuerdo una coedición rarísima de “Iron Man: Extremis” con “Cono Sur” que eran los que tenían por aquel entonces los derechos de Marvel en Argentina. Y ahí, más o menos en 2008, sacás OVNI de la galera ¿Cómo fue la mudanza?
MT ─Ya me había ido de Gárgola a comienzos del 2007 porque buscaba meterme más en otros proyectos. Gracias a “Bastión” y a la excelente relación que forjamos con muchos de los autores, armamos un Estudio de comic y al día de hoy seguimos trabajando juntos en eso.
Pero me organicé bastante bien y tenía tiempo libre. Así que de a poco me fui metiendo de vuelta en el mundo editorial, y como Gárgola decidió no seguir con su línea de comics, me mandé por las mías con “Hellboy”. Y gracias a esa edición salió lo de Marvel, y agregamos “Star Wars” y “The Walking Dead” y así arrancó a tener más relevancia lo que hacemos con OVNI.
FV ─Creo que a partir de ahí, la mayoría conoce el resto de la historia porque, lentamente, OVNI se convierte en la editorial de historietas más grande de la Argentina. No solo con Marvel sino también con otros títulos muy reconocidos por el público como “Kick Ass”, TWD o “Invencible”. Incluso una línea de manga donde están publicando nada menos que “Akira” de Otomo. No obstante, a pesar del gran éxito que tuvieron con el material extranjero, siguieron publicando a algunos de los grandes autores de ese experimento maravilloso que fue “Bastión”. ¿Por qué? Creo que adivino la respuesta pero quiero que lo digas vos ¿Por qué seguir publicando material argentino que es más complicado si podés hacer la fácil y seguir vendiendo Deadpool como churros?
MT ─(Risas) No sé si será esto lo que intuís, pero es una cuestión más pasional creo. Si lo ves desde la perspectiva comercial, como bien decís, es más fácil apuntar a cosas más populares o marketineras aunque, de vuelta, nada es absoluto, cada caso es distinto a los otros y no todo Deadpool o Manga se vende solo porque sí.
Pero, en definitiva, es algo a lo que me gusta apostar, y con Salva salió bien porque él también labura mucho promocionando su obra, y generando buena onda con sus fans.
OVNI es independiente (solo la bancamos con la venta de sus publicaciones que son 100% historietas) y es una editorial chica a pesar de lo que decís. Y Argentina es un país de alto riesgo. Unos cuantos pasos en falso pueden desencadenar un efecto bola de nieve del que no te reponés fácilmente. A mi me gustaría poder sacar más cosas nacionales pero todavía no le pudimos encontrar la vuelta.
FV ─Actualmente tienen en catálogo “El Esqueleto”, “Angela de la Morte”, “Legión” y “Nocturno” todos de Salva Sanz y todas joyas... pero la gente me pide que te pregunte si tienen pensado reeditar “Fantaciencia” y “Bizancio” ahora que Mauro la está pegando con “Monarch” y muchos chicos recién lo están empezando a conocer y a disfrutar gracias a las reediciones de algunas historias que originalmente salieron en “Bastión” como “El hombre primordial” o “Ucrónicas”.

MT ─No en lo inmediato. Pero tenemos en carpeta desarrollar nuevos proyectos de comic nacional. De hecho, ya lo vengo haciendo desde hace años. Con Mantella y con otros autores. Y hoy tenemos un lindo cataloguito de varias novelas gráficas inéditas. Como te decía aun no le encontramos la vuelta como para ver cuál es la mejor forma de que salgan y funcionen bien, pero estamos probando algunos métodos alternativos. Y mucho de eso lo pueden leer gratuitamente en webcomics.com.ar o en inglés en stonebot.com. Son webcomics gratis pero el lector puede dejar una donación para los autores si así lo desean (no es obligación para leer). Estamos explorando, en etapa de experimentación, pero si todo sigue su camino espero poder desarrollar más esto en uno o dos años.
FV ─Ya que estuvimos hablando sobre el tremendo crecimiento que tuvo la editorial en los últimos años, aprovecho para preguntarte: ¿Qué tal la proyección internacional? ¿Se puede publicar desde acá para otros países? Para el mercado argentino sería un gran cambio pasar de ser importador de ediciones extranjeras -como fueron las de Vid o Panini en su momento- a ser exportador.
MT ─OVNI siempre tuvo permisos de venta para países limítrofes y nuestro catálogo llega a Chile, Uruguay, Peru, Colombia, Bolivia... El problema es que llega en pocas cantidades ya que no existe una distribución posible y pareja a nivel internacional. Entonces nos compran esporádicamente librerías o tiendas directamente.
Y de vuelta, el tema de la economía argentina no ayuda mucho ya que nuestros precios quedan bastante caros para otros países.
Con respecto a los proyectos nacionales, sí, hay posibilidad de exportarlos vendiendo los derechos a otros países. Hoy en día es complicado y lento y no mueve mucha guita. Pero tengo esperanzas de que podamos cambiar eso y esto que te digo va relacionado con lo que te contaba más arriba de Stonebot. Estamos en fase de experimentación, pero si logramos hacerlo funcionar, estoy seguro que va a abrirnos las puertas a los mercados internacionales como para poder consolidar la producción Argentina (y de otros países latinos también) como una buena alternativa de lectura. Obviamente no vamos a poder competirle al manga o al mercado francés, pero ojalá que con el tiempo se imponga a nivel internacional lo que hacemos acá y eso ayude a que los artistas puedan vivir decentemente de lo que hacen.
FV ─Conversando con otros editores siempre se destaca la gran colaboración que hay actualmente entre las editoriales. Parece que quedó atrás el tiempo de las rivalidades y hay una relación más amigable entre la gente que labura en esto. Ustedes colaboran con las ediciones locales de dos gigantes como son Salvat y ECC ¿Qué tal es la relación? ¿Se puede dejar de lado un poco el espíritu competitivo o, en el fondo, vos querés que tu tomo venda más que el de ellos?
MT ─Uno quiere que el negocio funcione como para pagar las deudas y seguir viviendo de lo que te gusta hacer. Como con cualquier trabajo, uno espera poder retirarse en algún momento con cierta tranquilidad. Si mi negocio da para ello, ya me quedo tranquilo y no me importa lo que vendan los otros. Igual los casos que mencionás son muy particulares porque básicamente les brindamos un servicio y nos pagan por el mismo. También lo hemos hecho con otras editoriales/empresas. Yo en ese caso lo veo desde una perspectiva de “si no puedes vencerlos, únete a ellos”. Porque como te decía, tenemos una infraestructura chica y es ilógico pensar en competirle a estos monstruos. Entonces si no lo hacemos nosotros, lo harán con alguien más, y por eso preferimos no verlo desde la óptica de si nos hace algún daño o no, ya que la competencia va a estar siempre latente con estos proyectos más grandes.
De todas formas, desde mi forma de ser, me gusta mantener una relación cordial con los colegas, así sean más “competencia” (caso Ivrea, Larp, Doeyo, Utopia), o con los más indies (caso Pictus, Rabdomantes, Terminus, la NHA, etc) y no andar buscando cómo joderlos con algo. Hablamos mucho entre colegas y con algunos hasta coqueteamos con proyectos en conjunto que tal vez en algún momento se realicen.
FV ─Por último, entre los comiqueros es muy común hablar de la “generación Perfil” por aquellos cinco o seis años en los que publicaron DC en Argentina. Ustedes ya llevan más de diez años en el mercado y han publicado diez veces más material que aquel recordado y querido experimento. ¿Cuál creés vos que fue el impacto que tuvieron ustedes en los lectores argentinos? ¿Dentro de unos años vamos a reconocer que existe una generación OVNI?
MT ─Ojalá. (Risas) Pero creo que eso fue algo bastante único. Digo, lo de los 90. Era toda una aventura conseguir un comic en Argentina. Yo también soy generación Perfil y recuerdo lo que me costaba acceder a mis dosis de historietas en esa época. En un mundo más globalizado, y donde todo es tan inmediato, creo que se pierde un poco el valor de obtener algo con esfuerzo. La influencia de los multimedios es muy fuerte y tal vez la generación OVNI, se llame a si misma la generación del “MCU”.
Lo de Perfil fue único, porque nosotros nos acercamos al comic y a la cultura pop a través de revistas. Hoy la mayoría de los niños/jóvenes se acercaron a leer Marvel o Walking Dead por lo que vieron en la TV, en youtube o en el cine y no tanto porque descubrieron una revista perdida en un kiosco como me pasó a mi (y a tantos más) cuando vi el número 1 de “Batman: Las diez noches de la Bestia” y me hipnotizó.
Sin ánimo de quejarme ni mucho menos, pero la generación perfil valora muchísimo las puertas que esas pocas publicaciones que salían nos abrieron a todos para buscar algo más, algo que no se conseguía y había que encargarlo, o revolver bateas o pilas de revistas en el parque Rivadavia, en los kioscos de la Costa Atlántica o en los pocos Stores que había. Como bien decís, OVNI publicó muchísimo más y con mejor calidad, pero creo que eso no se valora tanto. Pero no es culpa de nadie, no se valora porque cambió el mundo y hoy todo es distinto y esta generación de lectores no vivió lo que nosotros -esas odiseas por conseguir los comics- y al tenerlos tan accesibles, no valoran el gran esfuerzo que se hace por editar regularmente, desde hace años, peleando contra viento y marea en un país de economía inestable.
Me parece que esta generación, al no tener el punto de comparación con lo que costaba antes, ya da por sentado que un comic tiene que salir con buena calidad, en un tiempo coherente y a un precio accesible. La mayoría no ve eso como un punto a valorar sino como una obligación editorial. Yo recuerdo que en el correo de lectores todos le pedíamos a Perfil que mejore el papel y la impresión y que publicaran Crisis. Y -de haberlo hecho- nuestra generación hubiera valorado mucho ese esfuerzo porque hubiéramos vivido la transición.
Llevar adelante OVNI y todo su programa es un gran esfuerzo y una batalla diaria por mejorar y cumplir las expectativas de los fans y si bien tenemos lectores muy fieles que lo valoran y nos lo hacen sentir en las convenciones o en las redes sociales, me queda esa sensación de que no es lo mismo qué pasó en aquella época. Pero bueno, tal vez algún día se le de más valor y se lo reivindique como le ha pasado a “Bastión”.
FV ─Mil gracias por las respuestas y la buena onda.