Historieta Argentina

Entrevista a Nicolás Brondo

La reencarnación del chancho

Entrevista a Nicolás Brondo

Dibujante impactante y prolífico, Nicolás Sánchez Brondo era, junto con Diego Cortés, una de las cabezas detrás del gran éxito editorial que, durante dos décadas, fue Llantodemudo. En estos tiempos de pandemia y aislamiento, la tecnología nos acerca y nos permite tener esta conversación de larga distancia en la que nos cuenta todo sobre el relanzamiento del mítico sello cordobés.

FV ─¿Querés contarnos en qué momento te sumaste a Llantodemudo y cuáles fueron las funciones editoriales que desempeñaste?

NBDiego Cortés era una máquina imparable de hacer cosas. Nunca estaba quieto y siempre proyectaba a largo plazo. Nos hicimos amigos en 2005 y comencé a laburar inmediatamente en el segundo que lo conocí (en una situación muy tierna y graciosa pero un tanto larga como para contarla por acá) con tres proyectos: Una historieta corta para el fanzine “Arriba en llamas” (en coedición con Funkinés) el libro “Mano de Ángel” (escrito por Diego) y el lanzamiento de la antología “Ignatius tenía razón”.
La función que yo desempeñaba en la editorial era la de comentar que comics me gustaban, cebar mates lavados cuando Diego se olvidaba de cebarlos, contar chistes e ir a buscar el agua para el termo, comprar el hielo para el fernet, cargar las cajas cuando íbamos a un evento y antes de dormir en el colectivo hacer mas chistes con los que Diego se reía apretando los dientes y cerrando mucho los ojos tanto que lo hacía parecer japonés. No había una clara división de roles, como dije antes: Diego era una maquina imparable de hacer cosas y, no por ser un controlador sino porque disfrutaba muchísimo de todo lo que hacía, nunca supo delegar. Así que de pronto nos encontrábamos los dos leyendo autores que enviaban sus libros para editarlos, maquetando y, en una época, imprimiendo y armando los libros a mano, vendiendo libros y, claro, dibujando.

FV ─Ahora me diste ganas de escuchar la anécdota de cuando conociste a Diego.

NB ─Pero ya la escribí una vez y es larguísima.

FV ─Y yo ya la leí pero no importa. Estamos en cuarentena.

NB ─ Era 2005. Desde el 98 que yo no publicaba nada y había dejado la carrera de diseño industrial y me estaba metiendo en cine. Caminando por el centro y haciendo vaya a saber que entré a la galería Cinerama y veo al frente de la boletería del cine un cartel cuadrado con luz. Veo las palabras "Libros & Comics" (el sensor ñoño funciona asi), el logo del chancho, vidriera, comics: entré. Y adentro: Diego Cortés. 
Pero en verdad es 1998 de nuevo y estoy en un evento en el local Todo libro en donde estaba Alcatena y la gente se volvía loca por un dibujo del astro. Yo estaba con el staff de la revista “Aspid” (Lomsacov, Más, Amor, Samez y Junior González: los mentores del amor con quienes publiqué por primera vez) y en alguna ronda ñoñistica esa tarde lo conocí a Diego. Y “Niño azul”. Y “Desiguales”. Y “Elvisman”
Y no se que pasó después. La memoria me traiciona un montón y los recuerdos son muy borrosos y quizás sea por la adolescencia, el secundario, la vida, la pendejada, dos intentos de estudio en la universidad, el derrapar porque se puede y se tiene la edad para hacerlo, trabajos de lo que sea, los recitales, el pucho, la birra y los amigos. ¿Y los comics? Ahí, bien. Yo seguía haciéndolos. Pero solo para mí. Hasta ese comienzo de 2005. 
─Holaaa... ¡Vos sos Diego Cortés! 
─Hola (con tono de dueño de comiqueria). 
Me pongo a mirar las revistas un rato, encuentro los cómics de Llanto que busco y agarro un par sin dudarlo. 
─Me llevo esto. 
Claro, cuando el tipo que estaba ahí tipeando en la computadora vio que no me llevaba la “Batman” o los “X-Men” sino un par de comics y poesías que él mismo había escrito me miró a los ojos. Y yo le conté... Que no sabía qué había pasado. Que no sabía por qué no había comprado estas cosas antes cuando tuve la posibilidad y que menos sabía por qué no lo busqué antes para publicar con ellos. Que dibujaba, sí, porque todo el puto tiempo estaba dibujando, pero que no había publicado nada desde 1998. Y que, si no le jodía, le quería mostrar unos dibujos. 
─Mañana te los traigo. 
─Si, todo bien. 
Me cobró y me fui y él siguió tipeando en la computadora algún guion de historietas o diseñando algún libro. En el viaje en el colectivo me leí todo lo que había comprado y no pude parar de pensar hasta el otro día. No, no andaba con la carpeta a cuestas en esos días así que volví a mi casa a prepararla. Y dibujé. Esa noche dibujé todo. Al otro día volví al local. 
─¡Ah, pero dibujas bien! 
Siempre me causo gracia esa expresión. Dejó mis dibujos a un lado y sacó de la mochila que estaba llena de hojas, libros y comics un texto. 
─Tomá.─me dijo─ Ese vendría a ser el primer y segundo acto. No está escrito como guión porque todavía no lo terminé. Faltan los dos actos finales. Leelo, si te gusta lo escribo y lo hacemos. 
─...
─...
─Bueno. 
Y me lo lei. Y me dibujé todo. Al otro día le caí al local con diseños de personajes, el barrio, escenas y hasta conceptos e ideas para el tercer y cuarto acto. 
─Cierro y vamos a tomar una birra, ¿Querés? 
Y ahí está. Ahí sucede todo: La birra, salvadora de noches y hermanadora de humanos. Porque esa noche, con una pizza y unas birras encima, escribimos el final de “Mano de ángel”. Y hablamos. Y nos reímos un montón. Y hablamos. Hablamos tanto que se nos secaba la boca y ¡Más birra!

FV ─Es una anécdota muy hermosa. Gracias por contarla de vuelta. Y desde tu punto de vista como artista ¿Cuáles son las obras que publicaste en Llantodemudo de las que te sentís más satisfecho o recordás con más cariño?

NB ─Sin dudas es “7mo círculo” escrito por el mismísimo Diego. Con ese libro aprendí muchísimas cosas.

Algunas de las colaboraciones de la dupla Cortés/Brondo
Algunas de las colaboraciones de la dupla Cortés/Brondo

FV ─Siempre que me encuentro con alguno del puñadito de gente que pudo seguir publicando durante la crisis del 2001 (esencialmente Llantodemudo y los chicos de La Productora) me surge la misma pregunta ¿Cómo lo encararían? ¿Cómo sería ver que alrededor tuyo no quedó nada y, aún así, seguir adelante con los proyectos?

NB ─Yo publiqué por primera vez en 1998 en una revista cordobesa de comics que se llamó “Aspid” y hasta 2005 no volví a publicar en ningún lado, principalmente porque no me sentía listo para hacerlo y tenía que practicar mucho así que no llegué a empaparme del todo con ese vaciamiento editorial que hubo y que yo veía como lector en vez de cómo autor. Pero imagino que es como con Macri de presidente o con una pandemia mundial y hay que seguir produciendo. Primero porque no puedo dejar de dibujar y segundo porque rendirse no es una opción.

FV ─Analizando los veinte años de historia que tuvo la editorial, se nota una clara evolución tanto en autores como en formatos y en el propio reconocimiento que iba obteniendo dentro del mercado. ¿Hay obras o momentos que vos consideres hitos en esa evolución? Digamos que marcaron un antes y un después.

NB ─Como hitos hay muchos, voy a tirar “Elvisman” (escrito por Diego y dibujado por Juan Ferreyra y Leo Sandler) “Jueves” (dibujada por Renzo Podestá) “Ordinario” (de Gustavo Sala) o “Las correrías del Sr. Y Sra. Rispo” (de Diego Parés)
Las que marcaron un antes y un después fueron, curiosamente, dos antologías: “Ignatius tenía razón” y la antología de historietas de borrachos “Ebrio”.

FV ─En esa evolución, me parece, hay un camino hacia la profesionalización. No solo de ustedes como artistas (Cortés, Renzo, Sandler, Ferreyra, vos) sino también en su rol de editores. ¿Sentiste que en algún momento dejaron de ser un grupo de chicos autoeditándose para convertirse en una empresa editorial a la que recurrían autores de todo el país porque querían que ustedes los publiquen?

NB ─Yo entré justo en esa época en que la editorial maduraba. No sé si como “empresa” pero si hacíamos las cosas más pensadas, más prolijas, más profesionales, si se quiere. Pero si hay un momento de quiebre que recuerdo que, antes de “Ebrio”, íbamos todos los sábados a la imprenta de Fernando, el papá de Diego, a imprimir, intercalar y armar los libros. El otro día un amigo me preguntó con que maquina doblábamos los lomos de los libros y yo le contesté con lágrimas de risa en los ojos “¡a mano, papi!” El momento de quiebre fue cuando el numero de “interesados” en editar con Llanto fue creciendo a tal punto que no podíamos seguir haciendo las cosas nosotros mismos y teníamos que, si o si, trabajar con imprentas. Ahí creo que dejamos de ser los pibes punkies autoeditándose para convertirnos en pibes punkies mandando a imprimir.

FV ─No obstante haberse expandido y diversificado tanto, yo siento que había cierta “coherencia” en el catálogo. Algo así como una línea editorial que no necesariamente estaba explícita pero que tanto artistas como lectores reconocían tácitamente. ¿Te animarías a definirla? ¿Qué buscaba “decir” Llantodemudo con la selección de su catálogo?

La evolución de la editorial Llantodemudo en algunas portadas emblemáticas
La evolución de la editorial Llantodemudo en algunas portadas emblemáticas

NB ─Llantodemudo era Diego. Traerla de vuelta no sé si es un error ya que él era el alma de todo eso y creo que esa “coherencia” de la que hablás, o criterio editorial, era él mismo y sus gustos. Sus ganas y su pasión puesta al servicio completo de la historieta. El amor que él sentía por hacer esto. Contagiado a todos los que colaborábamos con él, sin dudas, pero que era su aura extendiéndose más allá de su corpachón e infectando cada página impresa convirtiéndola en una especie de coherencia. Cuando le preguntaban cual era el criterio de la editorial, Diego siempre contestaba “edito lo que a mí me gusta” y ahí se resume todo.

FV ─Siempre que hablamos de edición de historietas en Argentina hay que tener en cuenta que el mercado es chico y menesteroso. Es común que editoriales sólidamente asentadas y con años de trayectoria publiquen un promedio de cinco o seis libros por año. Revisando mi biblioteca, encontré, por ejemplo ¡16 libros de Llantodemudo publicados solo en 2013! ¡A razón de un libro cada quince días hábiles! ¿Cómo hacían? ¿En algún momento se volvió muy estresante mantener ese ritmo de producción?

NB ─¡Nos endeudábamos hasta la médula! Los imprenteros nos odiaban y nos amaban al mismo tiempo porque todos los meses llevábamos guita. Como si sacáramos los libros en cuotas.
Nunca fue estresante, incluso en momentos realmente duros, como el año que le precedió al fallecimiento de Diego. Siempre disfrutábamos hacer todo. Desde escribir, dibujar o elegir qué libro editábamos hasta ir a buscar las cajas a la imprenta o viajar a vender los libros a algún evento.

FV ─Hay un trabajo académico de la Universidad de Villa María en el que María Victoria Bubenik analiza el último periodo de Llantodemudo y me hace caer en cuenta de que durante unos cuantos años fueron la editorial de historietas más prestigiosa del país. Si te pregunto si eran conscientes de eso, la humildad te forzaría a decirme que no pero ¿Cambiaba de alguna forma tu trabajo haber alcanzado ese nivel de reconocimiento? ¿Se podía negociar desde otro lugar con librerías, distribuidores etc?

NB ─Te contesto que no pero no con humildad sino con franqueza porque nunca nos creímos más importantes ni prestigiosos que nadie ya que nunca fue el objetivo, ni lo es ahora tampoco. Hicimos mucho, si, pero siempre porque amábamos hacerlo y no para competir por un titulo de prestigio.

FV ─Llegamos al punto triste pero inevitable de la entrevista. En 2015, la pérdida de Diego Cortés hace que todo salte por los aires, hasta el punto de que Llantodemudo deja de existir pocos meses después. Además de Diego y vos, había un grupo que podemos considerar “el núcleo duro del proyecto” ¿Analizaron la posibilidad de seguir adelante con la editorial, reformularla, mantener al menos el sello... o todos consideraron en ese momento que sin Diego, no había forma?

Primeras portadas de la mítica antología Ignatius de la editorial Llantodemudo
Primeras portadas de la mítica antología Ignatius de la editorial Llantodemudo

NB ─La editorial estuvo activa hasta febrero de 2016 porque no estaba en los planes cerrarla, Diego se fue en un momento clave: el 4 de agosto de 2015, momento en que se activa el año en materia eventos en el país y había muchos libros por meter a imprenta y otros por retirar y distribuir. Junto a Paula Ferreyra (compañera de Diego) y Guillermo Bawden (que estaba a cargo del área de Narrativa y Poesía de la editorial) hicimos lo que pudimos hasta que el luto, que no habíamos podido completar, nos terminó abrazando y forzando el cierre de la editorial.

FV ─El año pasado, buena parte del mundo del comic local se movilizó en ese gran homenaje a Diego que fue “Pumbapá” ¿Cómo viviste esa experiencia? ¿Fue uno de los factores que influyó en tu decisión de recuperar el sello?

NB ─”Pumbapá” fue una experiencia hermosa. Con unos altibajos tremendos y eso que no tuve que ver directamente con el proyecto como si lo tuvieron Aleta Vidal, Mari Salinas y Marcos Vergara. Lo que más me gustó de esa experiencia fue la camaradería y solidaridad de los autores y las editoriales del ambiente nacional que nos apoyaron, difundieron y pre-compraron el libro. Pocas veces vi la viralización de algo tan hermosamente como en ese momento.
Lamentablemente no fue el factor que influyó en la vuelta. 
El regreso está movido por que en algún momento de estos cinco años me dio mucha bronca ver que la obra de Diego no fue re-editada por nadie (solo Buen gusto editó “7mo circulo”) y hay muchísimos libros hermosos con guion de él y dibujados por dibujantes increíbles y el nombre y la obra de Diego comienza a desvanecerse entre el crecimiento desmesurado del ambiente historietístico nacional y la llegada de nuevos lectores, autores y autoras más jóvenes que no lo conocen. Los libros están agotados, no se consiguen y nadie se arremanga, así que decidí encararlo personalmente y poner a Diego Cortés donde se merece por haberle brindado a los lectores, colegas, amigos y, en especial a la historieta, un amor incondicional. 

FV ─Y ahora vuelven nada menos que con la reedición de “Elvisman” que fue uno de los primeros personajes creados por Diego, con Ferreyra y Sandler en los dibujos. Otro gran homenaje. Contame como va a ser la edición. ¿Qué se van a encontrar los lectores cuando pase la pandemia y podamos tener el libro en nuestras manos?

NB ─Principalmente van a tener los cinco capítulos que se editaron entre 1997 y 2001 en un solo libro y con una mejor impresión. El tamaño es un poco más chico ya que Elvisman era tamaño comicbook (17x26 cm) y este es un toquecito más chico por una cuestión de decisión editorial de hacer todos los libros de ese tamaño, al menos los de la colección de Diego. Va a haber una tapa nueva y un prologo escrito por Juan Ferreyra muy emotivo y la promesa del volumen 2 con los dibujos a cargo de Leo Sandler que, también, cierra la historia que hasta ahora había estado inconclusa. Elvisman es una gran deuda que tenemos muchos, hasta el mismísimo Diego, que le va a hacer encontrar muchísimas cosas a los lectores pero creo que a nosotros mucho más y espero que eso se note cuando tengamos el libro en las manos.

FV ─Como la naturaleza y el mercado le tienen horror al vacío, el mundillo editorial se reacomodó tras el cierre de Llantodemudo en 2016. Otras editoriales continuaron series que ustedes habían comenzado o reeditado obras de su catálogo a medida que el stock se iba agotando. Vos mismo publicaste en otras editoriales toda tu obra actual. Eso demuestra que entre los editores locales prima un espíritu de amistad y camaradería pero igual me da curiosidad saber ¿Cuál va a ser la estrategia con la que Llantodemudo vuelve al ruedo? Títulos, autores, nicho al que apuntan. Todo lo que nos quieras contar.

NB ─En un principio, y esto es también un gran motivo para la vuelta, vamos a editar las historietas guionadas por Diego. Haciendo un rápido paneo puedo enumerar a “Elvisman”, “La pasión” (dibujada por Leo Sandler) “El pasado” (dibujada por Cesar Agite) “Jueves” (dibujada por Renzo Podestá) “Desiguales” y “Niño azul” (las dos dibujadas por Federico Rubenacker) “7mo circulo” (dibujada por mi) y un libro de historias cortas dibujadas por varios autores muy grosos. Ahora, lo más interesante es que Diego, esa máquina imparable que te contaba al principio, dejo un montón de historietas inconclusas en sus guiones pero no así en sus sinopsis; un legado riquísimo de historias que no se contaron nunca y que tengo intenciones de terminar y publicar, algunas de esas son “Bone machine” (parte dos) “Reality crash”, “Proyecto Thanatos”, “Hotel” y muchas más. Seguramente editaremos cosas nuestras ya que vamos a tener a mano una editorial, pero eso no está del todo masticado como lo anterior. Hablo en plural ya que en este proyecto está conmigo el incomparable Matias Moretta, escritor, editor, dibujante, diseñador industrial, viverista, ex alumno devenido en amigo-socio-colega que hace todo lo que yo soy incapaz de hacer ya que yo no soy Diego Cortés, y solo no podría hacerlo jamás.

FV ─Última: En su primera encarnación, Llantodemudo fue más que una editorial: estaba el blog, la tienda, los talleres, la fiesta del chancho... un montón de cosas que ocurrían alrededor de la editorial y que le daba a los lectores un sentimiento de identidad y pertenencia. ¿Podemos esperar que resurjan proyectos por el estilo?

NB ─No lo creo. Eso hacía la máquina imparable que se encontró con el objeto inamovible. Como dije recién: No soy Diego Cortés, no quiero ser él tampoco, ya que era único, pero debo reconocer que lamento no serlo. Esa fuerza de hacer todo: escribir, editar, tocar en una banda, tener una comiquería, tener su familia, irse de vacaciones, hablar de libros, tener un programa de radio, un blog, dar clases, organizar eventos, ir a eventos y que todo estuviera bueno. ¡Puf! ¿Cómo hacia?
Se lo extraña, se lo necesita y vamos a tratar de traer un poquito de él para no extrañarlo tanto pero no todo para darnos cuenta de lo que perdimos.

FV ─Muchísimas gracias por el tiempo y la amabilidad, Nico. Y los mejores deseos de éxito con el nuevo proyecto.
 

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Escrito por:
Facundo Vazquez
Guía su vida por el bushido y la frase de Benjamin "Ustedes nunca vieron morir a un burro".
Facundo Vazquez
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