Historieta Argentina

“Hexmoor” de Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena

Se viene la reedición de Loco Rabia

“Hexmoor” de Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena

Personalmente, este libro (en su primera edición de 2015) me llegó en un momento particular de mi historia como lector ya que hacía añares que no leía nada de la dupla y, lo último que había leído, mucho no me había gustado.

Suena un acorde grave de piano y un rayo parte el cielo nocturno por la mitad.

Lo sé, estoy diciendo una blasfemia pero es verdad. Lo último que había leído de estos dos maestros, allá por finales de los noventa, había sido Los viajes de Faustus. Primero, algunos capítulos criminalmente coloreados en Nippur Magnum, más tarde en una recopilación incompletísima de la no menos criminal colección Tinta Argentina editada por Muñoz.

Claro que yo recordaba las maravillas de Metallum Terra, Travesía por el Laberinto, Acero líquido y tantas otras glorias que me habían volado los ojos y el cerebro décadas atrás pero, tengo que reconocer que la sombra de Faustus me perseguía y me hacía dudar.

Y digo más, ya con el tomo en mis manos, las dudas siguieron porque los primeros capítulos me recordaban mucho al malhadado aventurero dieciochesco: la ambientación (que no es exactamente la misma pero anda cerca), la exacerbación de la ucronía, los artefactos fantásticos, el protagonista... No obstante, había una diferencia fundamental: esta vez estaba ante una edición impecable, completa, con las tintas en su lugar y un papel que se la bancaba. Una edición a la altura del arte de Quique que siempre es una maravilla, que te mantiene pegado a esta página y deseoso de que llegue la siguiente.
Y así, guiado por ese arte hipnótico, en un momento me di cuenta de que la trama me había enganchado hasta convertirse en una de mis favoritas. Y ahí sí... me volví a poner la camiseta de Mazzitelli y Alcatena y ya no me la saqué nunca más ni me la pienso sacar.

Comienzos turbulentos

“Perverso”, “Extravagante”, “Decadente”, “Maldito” son palabras que alguna vez tuvieron una connotación positiva. Nada daba más prestigio en las fiestas elegantes que pertenecer a la rama más oscura de alguna familia reconocida por la dudosa reputación de sus miembros. El periodo de la regencia de Jorge IV en Inglaterra, el del romanticismo, el de nuestras revoluciones americanas. A este momento histórico remite la estética y algunos anclajes de Hexmoor, este tremendo librazo de 344 páginas, que surgió de las mentes de Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena, y que hoy reedita Loco Rabia.

El libro arranca con capítulos bastante autoconclusivos y sin más conexión evidente entre sí que la recurrencia de algunos personajes y la construcción de esa Old Albion de principios del siglo XIX. Digamos de una vez que las relaciones entre el texto y el contexto histórico referido no pasan mucho más allá del tono y el estilo pero, por lo demás, es uno más de los universos fantásticos que suele sacarse de la manga (o en este caso; “de la galera”) la inefable dupla creativa.

Hexmoor 1
La vieja Albión, gran protagonista de la historia

Acá no estamos en el terreno de la ficción histórica, ni siquiera de la ucronía, por más que lo digan los propios autores en el prólogo. Acá estamos claramente posicionados en el terreno de la fantasía con algunas pinceladas de ciencia ficción steam-punk.

Old Albion está llena de prostíbulos, bandas de criminales, mendigos, sectas y logias, pero también hay magos, demonios, maldiciones, máquinas del tiempo y naves espaciales. Hay claros homenajes a Lord Byron, Lewis Carroll, Laurence Sterne y Jonathan Swift pero no son menos ciertas las referencias a William Burroughs, H.G. Wells, la película “Viaje a la Luna” de Georges Méliès, y hasta pueden adivinarse algunos guiños destinados a los fans de Gaiman y Morrison.

El cóctel es muy rico pero puede pegar un poco fuerte. Sobre todo al comienzo.

La cosa se encamina

Pero a medida que avanzan los capítulos, la obra va adquiriendo mayor cohesión gracias a la consolidación de algunos personajes secundarios de la familia Hexmoor y al desarrollo de la gran fuerza antagonista que será la secta de los Invisibles.

No obstante (y otra vez voy a apelar a la subjetividad más absoluta), creo que el gran hallazgo en esta historia es Ferrifand Farfullol Furrien. Ya en otras series, Mazzitelli había recurrido a esos secundarios que pueden actuar como presentadores o comentaristas de la acción; que si la trama lo requiere, pueden ser interlocutores del héroe o, si hace falta, pueden romper la cuarta pared y hablar directamente con el lector. Me refiero a personajes como el Híbrido de Acero Líquido, Oberon en Travesía por el Laberinto o Peelhfix en Esquizoopolis. Sin embargo, creo que con este maniquí de madera homicida se alcanzó el punto culminante del recurso. La siniestra criatura es totalmente carismática, encantadora y uno celebra cada vez que aparece en el relato.

Para cuando llegamos al viaje por el sistema solar (donde cada planeta tiene los atributos del dios romano que le presta el nombre) ya la cosa va sobre ruedas: el delirio del guion alcanza su punto más alto, Quique puede lucirse creando personajes y espacios fabulosos sin ningún tipo de ataduras y, encima, Ferrifand asume las riendas de la narración a través de su bitácora de capitán. “La búsqueda del tío Hergualdus” podría ser casi una serie dentro de la serie con un capítulo mejor que el otro.

Maravillas y dificultades de que exista Quique Alcatena

Hace unos años, cuando reseñé El Ziggurat dije que Quique estaba demasiado roto y había que nerfearlo.

Aclaro, por si me está leyendo alguna persona muy mayor: Este es un chiste nerdo que se refiere a lo que pasa cuando un componente de un juego es tan desequilibradamente bueno que se vuelve insuperable y acaba por quitarle la gracia a todo el juego en su conjunto.

Obviamente, es una broma pero no por eso deja de ser una buena analogía.

Quique es tan desequilibradamente bueno que acaba trayendo alguna que otra complicación.

Hexmoor
El mundo secreto de los gatos

Por ejemplo, en premios anuales a mejor dibujante, la expectativa no está en las ternas sino en quiénes serán los dos que este año acompañarán a Quique. Y esto es verdad sea cual sea el momento en que lo estés leyendo porque, además de ser uno de los dibujantes más grandiosos del mundo es uno de los más prolíficos del mercado editorial argentino actual y, sin dudas, el de mayor obra publicada durante este siglo.

La otra complicación es la que ahora me aqueja. En un recorrido rápido, veo que es el artista con mayor cantidad de títulos reseñados en el sitio. ¿Qué decir (o mejor dicho: ¿Qué más decir?) a la hora de hablar de sus obras? ¿Cómo hago para no repetir lo que ya dijeron tantos escribas del medio o, incluso, las cosas que yo mismo escribí en el pasado?

Pero además de estos pequeños problemas, que exista un Quique Alcatena en este mundo también es una maravilla para todos los que amamos esta expresión artística. La maravilla de saber que una o dos veces por año vas a abrir un libro nuevo que te deslumbre con un arte exquisito, con una calidad que nunca baja de lo superlativo y con la capacidad de sorprenderte y dejarte embobado en cada portadilla... porque la magia de Alcatena te sigue sorprendiendo aunque vengas disfrutando de su trabajo desde hace décadas.

Por todo lo anterior, acepto que no puedo decir nada nuevo sobre el arte de este libro y me resigno a cerrar la nota diciendo dos obviedades:

A Quique lo único que puedo decirle es gracias por tanta maravilla.
Y a los que todavía no hayan leído Hexmoor, aprovechen que Loco Rabia tiene la segunda edición en preventa y después se vuelve a agotar.

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Escrito por:
Facundo Vazquez
Guía su vida por el bushido y la frase de Benjamin "Ustedes nunca vieron morir a un burro".
Facundo Vazquez
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