En 2018, Matías Chenzo, integrante del sello Faro Negro, publicó la novela gráfica “Impar3s”, con ese título críptico y en un tomo tapa dura encuadernado a mano, con valor agregado solo por sus características de “libro-objeto”. Algo bastante raro para la edición independiente de historietas en nuestro país donde suele predominar más la accesibilidad que la materialidad. La obra es una salvajada de 160 páginas a color en gran formato, en las que a Chenzo le chorrean ganas de expresarse, y en honor a su fijación por la imparidad y el número tres va a ser comentada así, en tres partes.
UNO
La cosa en Impar3s va de Triana, una empleada de una tienda de discos que vive con sus padres y transita una situación romántica complicada. Tiene sueños codificados, se le aparecen extrañas figuras humanoides y se le da vuelta el mundo cuando descubre videos sexuales suyos posteados en internet (y hasta ahí llega todo lo que estoy dispuesto a spoilear). Ese es el elemento principal y el más disruptivo en su vida, la idea de que lo sexual (que socialmente se mantiene en el ámbito privado) se vuelva público sin aviso. Lo que suele ser un asunto entre dos personas, digamos, ahora es observado por un tercero gigante, ambiguo e invisible.
De pronto, la típica historia musical de la chica en una banda que se peleó con su novio pierde la linealidad esperada y se convierte en un drama psicológico sobre la búsqueda de identidad, la formación del uno a partir de los otros y la paranoia respecto al invisible pero siempre presente ojo de la sociedad (y, particularmente, del Internet, representado en la cámara de cada dispositivo que tenemos en nuestras casas). La ruptura de tabúes y la conexión entre cuerpo y placer con la identidad y cómo definen las relaciones con el resto son temas constantes de la historieta de Chenzo, que no escatima en escenas de garche, de pánico y de música.
Porque Impar3s es una historieta bastante musical, donde las letras de la música de la banda formada por Triana y sus amigos pareja, o letras de Spinetta, irrumpen en las escenas y les dan cierta intertextualidad que hace que uno empiece a pensar “che, creo que voy a tener que releer esto para ver si lo entendí del todo”. Y va a suceder.
DOS
Es tarde para mencionar esto, pero lo que más destaca en Impar3s es, sin dudas, el arte. Y “arte” en el sentido más abstracto y abarcativo posible, porque Chenzo deja la vida en estas páginas en las que mezcla todos los estilos que maneja y todas las técnicas que le salgan para que cada escena, cada página, cada viñeta exprese el ritmo y la emoción necesarias para que la cosa fluya. Acá hay arte tradicional, digital, monocromo, a todo color, collage, línea clara, abstracto… Lo que venga.
Además, olvídate de poder encasillarlo en una grilla. Cada página fluye como tenga que fluir y puede pasar del clásico “3x3” a páginas con forma de escalera ascendente o viñetas distribuidas como un caleidoscopio. En la historieta de Chenzo, cada página no es solo un eslabón de una cadena discursiva sino una unidad narrativa en sí misma. Y, además, tiene tantas páginas como para permitirse estirar las secuencias que lo requieran, dedicarle varias páginas enteras a una sola viñeta o hacer énfasis en ciertas escenas para marcar relevancias. En síntesis, es un ejercicio de creatividad plena completamente disparada. Un lujo.
TRES
Triana tiene solo tres dedos en la mano izquierda, los impares. Esto bien puede ser un detalle boludo o puede ser apenas el principio de una secuencia de imparidades, de tríadas, de casualidades matemáticas que comienzan a conspirar en contra de la protagonista y definir quién es realmente (hasta viene desde el nombre). ¿Qué tan profundo llega esta conspiración numérica? ¿Cómo puede cambiar la vida de alguien si un dos se convierte en un tres? La historia comienza con una sesión de terapia aparentemente tranquila y logra llegar a lo más profundo del infierno personal de Triana. Todo por un tres.
Leí esta historia adentro de mi propio armario, escapando un ataque de estrés que solo podía resolver entre cuatro paredes bien cerca, como quien busca volver al útero materno. Algo de eso también hay en Impar3s, un mundo exterior que se vuelve insoportable, inabarcable e incontrolable. Bueno para el estrés pero probablemente malo para el pánico o la paranoia, este libro termina siendo uno de esos que uno termina diciendo “¿eh?”, para después decir “Ahhh” y, después, “nooo, bancá”, y ahí ya entraste a releerlo para ver si lo que creías que había pasado era lo que efectivamente pasó.
Es un libro lleno de pequeñas pistas ocultas en todos lados: en la distribución de las viñetas, en la yuxtaposición de globos de diálogo con imágenes y en la intertextualidad de la música con las escenas. Esa relectura es casi necesaria. Y, si todavía no lo leíste, entonces ya tenés tres razones por las que te lo debés.