Mucho tiempo estuve dudando sobre cómo escribir la introducción para esta entrevista, al final la respuesta con la que me sentí cómodo fue "con honestidad". Comencemos con éste sincericidio.
¿Cómo conocí a Maelitha? Aburrido en el trabajo me dispuse a scrollear por cierto grupo comiquero en Facebook. Entre post y post me encuentro con uno que tenía una ilustración que me llamó poderosamente la atención, la cual pertenecía a una reseña sobre "Mi cuerpo, un bosque". Y en la caja de comentarios figuraba uno de mis amigos, Max Britos, el cual enunciaba efusivamente "Maelitha es lo má'". Todo esto me empujó deliberadamente a tener que stalkearla en Instagram para poder chusmear mejor sus laburos; y sí... evidentemente quedé súper manija con su estilo, la habilidad que tiene para representar la estética nipona, la paleta de colores que usa y su versatilidad artística, por lo cual le mando un Whatsapp al ya nombrado cabeza de Ouroboros, preguntándole qué me recomendaba de ella, a lo que me responde que no había leído nada excepto el libro que comentó previamente.
Suelo ser bastante tímido, por lo que Max me recomendó que, si tanto me interesaba el trabajo de Maelitha, se lo haga saber, que simplemente le escriba. "Oh, no puedo argumentar contra esa lógica". Me contacté con ella por Instagram para decirle lo mucho que me gustaban sus dibujos y que quería comprarle su bibliografía completa. Ella no tardó mucho en contestar, pudimos dialogar siempre con la mejor onda y hasta coordinar la compra lo más bien. Más tarde, ese mismo día, le dije a nuestro querido admistrador que pude hablar con ella y concretar una compra, y se nos ocurrió (honestamente no recuerdo a cuál de los dos, así que comparto el crédito) que era una buena oportunidad para leer sus obras y escribir alguna nota para Ouroboros. Así fue que le comenté la idea a Maelitha, quien accedió con excelente predisposición a encontrarnos en un café, junto a mi secretaria (la cual el resto del día ejerce como empleada administrativa y mi esposa) para concedernos una entrevista bastante íntima: no había nadie en el subsuelo del café, solo nosotros e historietas desparramadas por toda la mesa. Y así fue como, café de por medio, nos dispusimos a charlar distendidamente...

Entrevista a Maelitha
Nota: (LR corresponde a Lucas Rinaldi, MB a Martina Bazán, nombre de Maelitha)
LR- ¿Cómo y cuándo arrancaste con la ilustración?
MB- Dibujar, dibujé siempre, desde chiquita, la cuestión es que mi familia no estaba muy de acuerdo con que estudiara dibujo, así que no recibí mucho apoyo, y recién cuando empecé a trabajar comencé a pagarme cursos, más que nada de ilustración de cuerpos e indumentaria, así de un taller fui cayendo en otro, empecé a probar distintas técnicas y en uno de los cursos comencé con la narrativa gráfica, con tiras de cuatro cuadros. Y a dedicarme a eso recién hace 3 años y medio.
LR- ¿Cuál fue tu primera producción?
MB- "Almohada de Cactus", fue el primer fanzine que hice sin tener la menor idea de cómo se armaban y producían, fue como ponerlo a prueba en dos semanas e intentar hacer algo que tuviera sentido y que me gustara a mí misma (risas), fue muy divertido.
LR- ¿Y de qué se trata?
MB- Conecté dos cosas que me gustaban mucho, las almohadas, porque me encanta dormir (risas de los tres) y las plantas. Elegí el cactus porque es una de las que más me gustan, por ahí se debe a que en el norte hay muchos y son con los que más me relacioné. Quería contar cómo era la relación con las plantas, no solamente sobre "ay, que lindas mis plantas" sino también el tema de todas las mudanzas, el ir cargando con las plantas, la obsesión de juntar las pencas que te encontrás por el piso, los accidentes que tuve entre mascotas y plantas (risas) y también un lado más fantasioso, no sólo autobiográfico.

LR- ¿Cómo vivís el proceso creativo, tenes algún método de trabajo?
MB- No soy de bocetar mucho, sí de pensar como van a ser las páginas. Me cuesta mucho escribir, si tengo que plantear un guion pienso en imágenes, no pienso en palabras, y cada vez que me veo forzada a escribir un guion o escribir los diálogos es un problema para mí. Por lo general tengo escenas en mi cabeza sobre cómo me gustaría que fueran las cosas, después intento conectar todo eso de alguna forma. Tampoco tengo la idea del dibujo totalmente definida en mi cabeza, sé qué elementos quiero que estén, desde dónde quiero que se vean, pero no tengo la representación total...
LR- Claro, solo armas una representación conceptual.
MB- ¡Sí, sí, sí! Eso a su vez me da cierta flexibilidad, probar y ver cómo sale, creo que si estuviera totalmente armado, todo sería demasiado mecánico. Por lo general digo "estoy con poco tiempo, tiene que salir, ya está, me largo" siempre a las apuradas porque tardo en arrancar, TARDO MUCHO EN ARRANCAR y después es como que no me queda otra porque ya me comprometí a participar, entonces me piden las cosas y lo voy a hacer, va a salir otra cosa tal vez, no lo que hubiera hecho con más tiempo y el ciclo se repite (risas de los tres).
LR- ¿Porqué tiene tanta importancia la cultura y filosofía japonesa en tus obras?
MB- Cuando era chica no me gustaban las princesas de Disney porque mi papa me quería imponer que yo las mire, y no me gustaba como se veían las chicas en esos roles, me gustaban más las chicas que eran protagonistas, pero no necesariamente de historias felices, sino más bien de dramas...
(la moza nos levanta las tazas de café y perdemos completamente el hilo).
Miraba mucho Anime, siempre historias re-dramáticas, me encantaban, era eso y las novelas mexicanas.
LR- Ah, te cortabas las venas con galletitas de agua...
MB- Si, era como si me encantara llorar y emocionarme y eso no me pasaba con las historias de princesas, no me generaban ninguna emoción, pero todas las que eran historias japonesas sí, me llegaban de otra forma.

LR- ¿Por ejemplo?
MB- Candy Candy, tenía esa cuestión dramática que me encantaba. Después eso me fue llevando a otras historias como Kimba, Robotech o Sailor Moon. Siempre fui perfilando para el lado Japonés. Después, más de grande, empezó a gustarme mucho el diseño de indumentaria japonesa, no solamente lo que es tradicional como el kimono, sino también el estilo actual de los diseñadores japoneses. Tengo amigas que se dedican al diseño a las que también les gusta Japón, hay una que empezó a estudiar japonés, otro traía comida típica de allá y una cosa fue llevando a la otra. Ellos tienen una ideología muy linda, pero también tienen su lado bastante oscuro que a mi no me interesa.
Por ejemplo, cuando viajé a Japón me di cuenta de que no podría vivir allá, que no me gustaría. Sí ir de vacaciones, pero la vida allá es totalmente diferente y no sé si me podría adaptar, yo soy muy tranquila y ellos son muy estrictos, muy obsesivos y muy perfeccionistas, aparte de que en Japón en la formación tenés que ser perfecto y tener excelentes notas, sino quedás afuera de las posibilidades de conseguir un buen trabajo. Allá lo que importa es que vos seas parte de una empresa, no importa tu cargo, tenes que ser "parte de" y me pongo a pensar que ahora que arranqué a estudiar japonés, es muy difícil explicar lo que yo hago porque no importa que seas mangaka sino que trabajes en tal o cual editorial. Acá es otra vida, acá trabajo para quien quiero y si quiero, allá sería una paria, no me conviene. Me gusta dormir la siesta, estar tranquila, manejar mis tiempos y allá no podría seguir el ritmo. Sin embargo me sigue gustando.
Nunca estudié manga. Recién empecé a estudiar japonés hace poco, lo mío es más bien una apreciación estética personal sobre Japón, me gusta como van eligiendo los elementos y los colores que los representan, tiene una cuestión muy poética, algunas cosas que me dan mucha tranquilidad y eso es lo que más disfruto. Vas a mi casa y tengo un montón de elementos que te hacen decir "si, se nota, le gusta Japón a la loca esta" (risas), pero nunca llegue a querer hacer la historieta de la misma forma que los japoneses hacen el manga, a mí me sale la forma de representación japonesa, porque crecí imitando eso, miraba la tele y quería dibujar lo mismo, pero no porque me formé haciendo eso, es mi apreciación con respecto a su cultura.

LR- En tus obras compartís experiencias personales con el lector ¿De dónde surge la necesidad de hacerlo?
MB- Me gusta contar mis historias, aunque son dramáticas, también tienen un lado humorístico, porque me gusta reírme de mí y llorar sobre las cosas que me pasan. Me cuesta no hablar sobre mí, creo que todas mis oraciones las arranco con "yo" (risas).
Mis orígenes fueron en parte un proceso creativo que llevé con una psicóloga a la que le llamaba la atención que yo hablaba mucho sobre que quería dibujar y vivir del dibujo, pero no lo hacía, no mostraba lo que dibujaba, sin embargo sí contaba todas las boludeces que me pasaban en las redes sociales, entonces me dijo "¿y si empezás a dibujar esas cosas en vez de escribirlas y a mostrar las cosas que hacés?". Así que, en realidad, arrancó siendo un juego, al principio eran cosas re naif y ahora es una mezcla donde sigo contando lo que me pasa, pero ya no lo hago en pocos cuadros, ahora te hago una historieta (risas).
LR- "Matilda" es una marca registrada (me doy cuenta tarde que algo no anda bien...).
MB- No, no es "Matilda", es "Maelitha", no quiero tener quilombos con derechos de autor (desaforadas risas de los tres).
LR- CORTEMOS, CORTEMOS, yo no te dicte esto, reina, ¿qué escribiste?
CC- Ay, qué se yo (risas) veníamos en el auto y dictabas muy rápido.
MB- No le eches la culpa a ella, es TU responsabilidad (risas).
LR- Ufa, che, me retan... En fin, ¿por qué decidiste generar una patente y como fue el proceso?
MB- Las primeras ferias en las que participé eran más que nada de productos de diseño, agendas, cuadernos, sketchbooks y por lo general todas las empresas con las que feriaba tenían una marca. En ese momento trabajaba con unos chicos de una empresa llamada Cuadernos Mucho, ellos me invitaron a feriar, pero yo no tenia producción y me ofrecieron dibujar y hacer algunos cuadernos y me ayudaban a armar las cosas para compartir el stand, así fue que armé las cosas y de por sí Maelitha ya era el personaje con el que hacía las viñetas por recomendación de la psicóloga, así que simplemente hice que la marca fuese el personaje, a todo le puse atrás el logo de Maelitha y sin darme cuenta lo fui volviendo marca. El tema es que esa feria coincidió con la Comicópolis en Tecnópolis y estábamos en frente del predio donde estaban las muestras, los historietistas, las actividades y yo estaba de casualidad ahí. Así terminé quedándome con esa cuestión de la marca y la sigo usando hasta el día de hoy, pero en realidad todo nació ahí, para ese evento, lo cual es muy loco, porque la feria coincidía con el evento de historietas.
LR- ¿Cuales son tus influencias locales e internacionales y cuales fueron las obras que más te marcaron?
MB- Esa es complicada. De las historietistas que más me gustan, está Marjane Satrapi, que hace comic autobiográfico sobre su vida en Irán y también hace libros ilustrados. Su estilo no tiene nada que ver con lo que hago yo, pero me gusta. También me gusta Julia Wertz, un profesor me pasó un pdf de ella cuando empecé a hacer historietas, me divierte su humor cínico, a mí no me sale hacer humor. Beautiful Darkness (de Vehlmann y Kerascoët) y Rosalie Blum (de Camille Jourdy), son dos historietas que me gustan mucho. En realidad mis referentes no tienen mucho que ver con lo que hago en historietas, en la ilustración sí. Por ejemplo, me gusta muchísimo lo que hace el Studio Ghibli...
LR- Estuviste ahí, de hecho.
MB- Sí, sí, es uno de los lugares mas lindos que vi en mi vida, me encanta su estilo, la forma de pintar, las fotos que usan de referencia, la paleta de colores, su forma de trabajo... Cuando fui al Ghibli Museum confundí la dirección con Studio Ghibli, se ve que pasa seguido. Nos dieron un mapa y una nota de por qué estábamos por ingresar tarde al museo. En el estudio había un señor muy parecido a Miyazaki, pero muy parecido eh... nunca sabremos si era él.
LR- ¿Por qué te volcaste a la autoedición?
MB- Por una cuestión de necesidad, me quedé sin trabajo y ya venía participando en un par de ferias, así que seguí porque vendía, básicamente (risas) estaba sin laburo, no salía nada y me dije "tendré que producir más y ver si sigo vendiendo" así me fui armando y para cada evento que tenía quería presentar algo nuevo, por ahí por eso es que tengo tantos trabajos en tan poco tiempo (risas) ahora no estoy tan obsesionada con presentar algo nuevo en cada evento, pero hubo una época en que me decía "este evento es dentro de dos meses, me tengo que poner a hacer algo YA". Era más o menos como cuando era adolescente y cada vez que iba a un boliche me quería comprar ropa nueva para estrenar. Bueno, lo mismo pero con las ferias y los fanzines, necesitaba estrenar algo.
LR- ¿Quienes fueron tus maestros/as?
MB- Santiago Caruso fue mi gran maestro...
LR- ¿Quién lo conoce?
MB- (Risas) Pero no necesariamente de historietas. Historieta no estudié, fui viendo algo de narrativa en talleres como el de Power Paola o el de Mariano Diaz Prieto. Mis referentes fueron siempre profesores de ilustración, como por ejemplo Hernán Santoro, que ahora mismo es tatuador y de hecho me tatuó (risas) pero historieta en sí, no. Cuando tengo dudas sobre historieta consulto a gente que sé que me va a saber orientar. Brian Janchez me ayudó varias veces. Hace año y medio arranqué guion con Diego Agrimbau, pero no soy una alumna muy aplicada jajaja.

LR- ¿Tenés planes de trabajar con algún escritor?
MB- Tengo planes, tengo cosas habladas, pero no las voy a decir para no quemarlas, por las dudas. Hay gente que es de Buenos Aires y gente que no, pero son todos argentinos, por ahora… qué misteriosa...
LR- (Silencio y miradas sospechosas) ¿Actualmente estas trabajando en algún proyecto?
MB- Estoy trabajando en los capítulos finales de mi viaje a Japón, la idea es que en algún momento eso sea libro. Todavía me faltan dos capítulos, uno voy a tratar de hacerlo ahora, porque siento que necesito presentar algo nuevo para Crack Bang Boom. Por ahí termine saliendo el capítulo cinco, que va a ser más largo, ya con el libro siendo todo a color, pero también tenía la idea no solamente de reeditar los textos, porque hay cosas que con el tiempo me dí cuenta de que no estaban bien, sino también de incorporar mis nuevos conocimientos sobre japonés y sus silabarios. Ese sería el plus que tendría. Después tengo otra historieta más en la que estoy trabajando, que transcurre en el campo y trata sobre una familia que se va de vacaciones al norte y se empieza a encontrar con personajes de fábulas. Sería la más larga que hice hasta la fecha. La había planificado de 96 páginas pero creo que me voy a ir a 120, porque soy cabeza dura. Me iba a ir ahora de vacaciones para sacar fotos, pero se me frustaron, KUSO!
LR- ¿Qué diferencia encontraste a la hora de trabajar con Barro Editora, la antología "Pibas" y tus autoediciones?
MB- Empecé a hacer historietas y a la vez a editarlas... para mí es difícil separar el dibujar la historieta de la materialización de la misma como producto. Estoy en cada parte del proceso de producción, eligiendo los materiales, probando cosas nuevas y resolviendo problemas. Me gusta tener el control. Bueno, al trabajar con Barro Editora y la antología Pibas con Hotel de las Ideas, fuera de sentirme liberada por estar libre del proceso de edición, me sentí un poco frustada. Sentí que me faltó algo. Igual sabía que eso iba a pasar, elegí en pos de probar algo nuevo. Era una oportunidad de crecer y trabajar con otros, básicamente porque lo mío solo va donde voy yo. Con ellos, es probable que llegue a otros lugares, otros lectores. Rescato que los de Barro son muy comprensivos conmigo y me acompañaron bastante en el proceso. Suelo encerrarme al trabajar y no siempre estoy conforme con lo que hago.
LR- ¿Va a haber Maelitha para rato?
MB- Supongo y espero que sí, no sé si debería crecer. Tal vez en algún momento. Siento que Maelitha a veces es muy infantil. Ya el nombre me suena a algo infantil. En realidad sí, espero poder crecer más como autora, generar cosas aun más interesante y que no sean solo cosas que la gente diga "ay, qué lindo". Me pasa que muchas personas se acercan por cuestiones meramente estéticas y no quiero que sea solamente eso. Quiero que haya una profundidad en lo que hago, pero eso me va a llevar años de conocerme, de ver las capacidades que tengo, cuanto más pueda desarrollarme en esto y seguir incorporando experiencia y conocimientos. Trabajar con otros ya de por sí es toda una experiencia. Así que en definitiva sí, espero que siga habiendo Maelitha.