En este mismo momento, en la ciudad de Buenos Aires se están realizando dos muestras imperdibles para todos los amantes de la historieta argentina. Las comparaciones siempre resultan odiosas pero, a veces, también son necesarias y pueden servirnos para sacar algunas conclusiones sobre el estado del medio y su reconocimiento cultural.
Breccia 100. El dibujo mutante
Del 2 de mayo al 23 de junio en la Casa del Bicentenario. Riobamba 985.
Curaduría Laura Caraballo y Thomas Dassance.

En pocas palabras: una de las emociones más grandes en mi vida como amante de las historietas.
Tener la oportunidad de ver en persona los originales del viejo es sencillamente una experiencia indescriptible.
En la exposición podemos ver las viejas revistas en las que se publicaron las obras tanto en el país como en el exterior; bocetos (¡hay tres páginas de “Perramus” a lápiz!) y, el plato fuerte: las páginas originales, los collages, las aguadas, los acrílicos... Un sueño increíble cortesía de los herederos de Breccia y algunos otros coleccionistas que aportaron el material.
La muestra no está organizada exactamente de manera cronológica y el criterio de clasificación puede parecer un poco caótico pero las páginas de “Perramus” están agrupadas en un sector, las de “El eternauta” en otro, hay una pared con auto retratos, otra en las que se observa el recurso de la repetición, otra con las páginas a color, otra con los trabajos primerizos etc. En cada sector hay entre seis y diez páginas originales expuestas y cada página es para quedarse admirándola un rato largo así que vayan con tiempo.
El lugar es casi perfecto y está diseñado para este tipo de muestras; cuenta con facilidades para personas con movilidad reducida y hasta tiene guardarropas para no tener que andar recorriendo la muestra con el portafolio en la mano (¡porque se puede sacar fotos!). Tal vez el único defecto que le encuentro a esta exposición es que, aunque el espacio es amplio, la cantidad de material obliga a exhibir las obras en dos líneas y, dependiendo de la altura del espectador, una te queda demasiado alta o una te queda demasiado baja.
Además, va a haber tres actividades gratuitas. A saber:
- Sábado 18 de mayo: Performance de Un Falduo sobre “El Eternauta”
- Miércoles 12 de junio: Charla “Estudiar a Breccia, coleccionar a Breccia” por Pablo Turnes, Gustavo Ferrari y Thomas Dassance.
- Miércoles 19 de junio: Presentación del libro “Drácula” de Alberto Breccia publicado por primera vez en Argentina por Hotel de las Ideas.
Porque, encima, toda esta fiesta termina con la publicación a todo color de una de las obras del viejo que injustamente permanecía inédita en nuestro país. Alegría nao tem fin.
Sé que mi nivel de fanatismo puede parecer exagerado para alguien que pretende tener cierta objetividad crítica pero no me arrepiento de nada. Que el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología gaste la plata que implica organizar una muestra de estas características para realizar un homenaje a un historietista (por más que sea el mejor de la historia del mundo), era imposible en otro momento de nuestra historia y habla del nivel de reconocimiento que alcanzó el noveno arte en los últimos años.
Martha Barnes. Dibujante.
Del 8 al 31 de mayo en la sede Palermo de la Alianza Francesa. Billinghurst 1926.
Curaduría José Massaroli.

“Justa”, “Necesaria”, “Indispensable” son algunas de las palabras que me vienen a la mente al pensar en este homenaje a la obra de Martha Barnes... pero también “Insuficiente”.
Pude visitar la exposición al día siguiente de su inauguración, no había folletería y el mismo personal de la Alianza no sabía bien de qué estaba hablándole cuando pregunté dónde estaba la muestra de Martha Barnes. Y es que, mal que nos pese, su nombre ni siquiera es conocido entre muchos de los que formamos parte de este reducido mundillo. Así que antes de proseguir con mi descripción sobre la muestra, me veo en la necesidad de hacer un breve repaso sobre la trayectoria de esta auténtica “primera dama” de nuestra historieta argentina.
Martha comienza a trabajar como ilustradora en el año 1949 y ya para 1955 publica algunas de sus primeras historietas en la revista “Intervalo” de la editorial Columba. Si bien esta publicación es el hogar de la mayoría de sus páginas, no se limitó a ella ni al género romántico. También publicó historias de corte aventurero en “D’Artagnan”, “El Tony”, “Puño Fuerte” y “Bucaneros” visitando prácticamente todos los géneros populares de la época. Para 1975 cuando empieza a colaborar con la editorial Record, Martha ya había logrado publicar en los USA, nada menos que en DC siendo, sin lugar a dudas, uno de los primeros artistas argentinos en ser aceptados en el mercado norteamericano.
Simultáneamente participó en teatro, radio y televisión y siguió publicando durante más de 50 años, tanto en nuestro país como en el exterior, constituyendo un caso único de pervivencia en el mercado.
Ah... me olvidé de decirlo pero por el nombre es obvio: Martha es mujer.
No obstante, logró imponerse en una industria reaccionaria y totalmente copada por hombres porque su talento y dedicación al trabajo la hicieron poder competir de igual a igual con cualquier otro artista independientemente de su sexo. Sin dudas, su simple presencia en el medio le abrió el camino a tantas otras mujeres que poco a poco se sumaron a la historieta hasta llegar a ser la multitud que son hoy. Este solo hecho (si 70 años dibujando con una calidad, un profesionalismo y una sensibilidad notable no fueran suficientes) debería alcanzar para recibir un reconocimiento mayor del que actualmente le dedicamos.
Ahora que todos sabemos de la magnitud de la persona que estamos hablando, sigo con la muestra:
La salita tiene unos veintipico de metros cuadrados donde llegan a exhibirse otras tantas obras. Hay ilustraciones muy hermosas, un retrato reciente del curador de la exhibición, algunas pocas páginas de historietas entre las que podemos disfrutar de una historia corta completa y algunas pinturas de las que realiza en el último tiempo, ahora que está retirada del circuito comercial.
Se echan de menos las páginas más antiguas pero muchas están perdidas. Tengan en cuenta que en esos tiempos Columba no acostumbraba devolver los originales y lo mismo hacían muchas editoriales del exterior por lo que tantísimas páginas no fueron adecuadamente conservadas o están dispersas por distintos países.
Además de la emoción que siempre produce encontrarse con los originales de un artista, lo más destacable de esta muestra es la curaduría de José Massaroli quien realiza el trabajo desde el conocimiento que le dá su propia condición de artista pero también desde la amistad y el cariño que lo une con la autora. Esta iniciativa viene a sumarse al esfuerzo que desde hace unos años realiza el grupo Rebrote, que ha rescatado parte de la obra y una bio-bibliografía (a cargo de Marcelo Bukavek y Felipe Ávila) muy completa de nuestra “primera dama”.
Es un trabajo hecho a pulmón que emociona pero que también nos recuerda que una parte enorme de la historia de nuestra historieta no alcanzó (¿ni alcanzará?) el reconocimiento de los organismos estatales. Ignorado por el público actual, que podría hacer que el material sea comercialmente viable para las editoriales y soslayado por la “cultura oficial”, este tipo de iniciativas son lo único que nos salva de la pérdida irremediable de una parte enorme de nuestro patrimonio historietístico.