Para la sexta edición del afamado concurso SecuenciArte, celebrado anualmente en México desde 2014 por la asociación Pixelatl con el objetivo de promover el desarrollo de nuevos contenidos en materia de narrativa gráfica, la experimentada dupla artística conformada por el guionista Roberto Barreiro (Buenos Aires, 1971) y el dibujante Edu Molina (La Plata, 1969), presentó dos unitarios de diferente extensión, atravesados por una original temática común, género bélico amalgamado con terror. Los relatos (originalmente concebidos para una publicación española), obtuvieron el segundo premio del certamen en aquel 2019, logrando concretar la primera edición impresa de la obra, pandemia mediante, recién en 2021.
Hace unos meses, Comic.ar recuperó aquel material para nuestro país, sumando una tercera historia, gestada por los propios creadores para la ocasión. El resultado puede apreciarse en un libro de 112 páginas, B/N y gris, publicado en el curioso formato 17x17 cms. que cuenta con una nueva portada a cargo de Molina, y prólogo del asesor editorial Ariel Avilez.
TRAS LAS LÍNEAS ENEMIGAS

El trabajo que da título al volumen se compone de 52 páginas y transcurre en Bélgica, durante la Gran Guerra (1914-1918), con franceses y alemanes enfrentados entre sí por el dominio territorial de la región. La repentina aparición de un monstruoso enemigo (deudor de la mitología lovecraftiana), que ataca sin piedad a ambos lados de las trincheras, hará que las tropas superen momentáneamente sus diferencias en el campo de batalla y unan fuerzas para combatir a la insaciable bestia que parece habitar una derruida casona abandonada. Claro que los altos mandos difícilmente entiendan la lógica de esta particular alianza, hija de la desesperación y necesidad de supervivencia. Con voz narradora en primera persona a cargo de uno de los soldados involucrados y un particular presente propuesto, el grueso del desarrollo tiene lugar durante un extenso flashback, que deriva en un final ciertamente desesperanzador.
"Una aldea judía" tiene 35 páginas de extensión. Aquí, la acción tiene lugar durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), con un grupo de israelíes asediados por la avanzada de la infantería nazi, que intentarán conjurar una tropa de Golems para defender el bosque que habitan. El argumento sigue una progresión prácticamente lineal, apostando la resolución del conflicto a una suerte de duelo dialéctico-simbólico entre el rabino del lugar y el general alemán a cargo de la tropa invasora, en el que se exponen los modos de entender el mundo de ambos personajes. Después, serán las míticas criaturas quienes cobren vida para dar cuenta del enemigo.
La última parada del recorrido nos lleva a la cruenta Guerra de Croacia (1991-1995). "Dhampir" se extiende a lo largo de 20 páginas, para narrar la tremenda incursión de un pelotón de soldados serbios al interior de un perdido poblado en la región de los balcanes. El lugar, en apariencia deshabitado, pronto deparará una mortal amenaza para las milicias a cargo del comandante Gojanovic, representado por una mítica raza local de vampiros que ataca al caer el sol.

EL RESPLANDOR
Quienes se atreven a afirmar que ya todo fue inventado y por ende, no quedarían historias por contar en el ámbito de la cultura, sino formas diferentes de presentar los mismos conocidos relatos, difícilmente puedan considerar al cruce de géneros como una alternativa potable a la hora de generar nuevos contenidos, capaces de concitar el interés del público. Justamente ese es el mayor mérito de este conjunto de narraciones gráficas, habilitar la posibilidad. El contexto bélico (con sus muchos excesos) brinda, en tal sentido, un sinfín de herramientas argumentales para introducir aquel otro género, el siempre popular terror; esto lo saben muy bien ambos creadores.
Barreiro construye suspenso desde distintas instancias, aprovechando muy bien los diálogos entre personajes, por ejemplo, o suministrando la información justa y necesaria desde los cuadros textuales, dejando margen para impactar debidamente al lector cuando lo sobrenatural hace su irrupción, en cada caso. Molina sorprende con un desempeño más que satisfactorio en un tipo de relato donde no es muy habitual encontrarlo, aprovechando muy bien un formato algo emparentado con las célebres Hora Cero, de Editorial Frontera, desde la mismísima puesta en página. Después, pone su clásico estilo claroscuro, minimalista y agreste al servicio del desarrollo de escenarios, personajes y climas, utilizando sabiamente las tramas mecánicas y el gris, al punto de lograr volverlos un elemento constitutivo más de su trazo.
Pasando en limpio, estamos frente una propuesta poco transitada en el mercado nacional, encarada con profesionalismo y talento, por un equipo creativo que se entiende muy bien. Recomendación apta para puristas de ambos géneros, incluso.