Renzo Podestá presenta una nueva obra para la Crack Bang Boom 10. Titulada Wormboy y bajo el sello Le Noise, esta historieta es sobre un superhéroe que tiene poderes de gusano. O eso al menos pareciera ser lo que nos vende la tapa.
¡Oh no! ¿Quién podrá salvarnos?
¡Wormboy!
Apenas arrancada la lectura, ya se hace notar el excesivo tono de parodia al género de superhéroes. ¿Cómo nos recibe esta historia? Presentándonos la ciudad al mejor estilo "¡la ciudad de Saltadilla!" con un narrador en tercera persona que se sorprende más que nosotros, los lectores. Pareciera ser que leemos un comic clásico del género, quizás hasta redundante y exagerado como lo eran los guiones de Jack Kirby. Teniendo fresco Mister Miracle de Tom King, se me viene a la mente cuando cita las captions originales de... la primer serie... del conocido escapista...! Scott Free...!
¿Y qué más? Lo que todos podríamos esperar: Ciudadanos en pánico, amenaza, el héroe salvando el día, la periodista, el villano entre las sombras, el sirviente malvado, los planes raros...
El tema es que, siendo así de simple y predecible los elementos comunes al género que podemos encontrar, Renzo se las arregla para recordarnos que él es el autor de esta obra y, por ende, irse al reverendo carajo. Renzo no se vende al sistema tan fácil, y su crítica al género con el toque personal que tanto puede caracterizarlo, se hacen notar.
Divirtámonos mientras creamos historietas
Algo muy notorio, más si leen los descargos públicos de Renzo en Facebook o sus arremetidas contra el universo en redes sociales, es el lenguaje que utiliza tanto en diálogos como narrativa. Si me dan esta historieta dibujada por otra persona y no me dejan ver los autores, sé que Renzo Podestá es el que escribe. El lunfardo, los juegos de palabras, las exageraciones semánticas y los chistes o referencias de fondo en pantallas, nombres o bebidas (!!!) no pasan de largo al ojo. No le pregunté al autor, pero deduzco muy fácilmente que se divirtió mucho haciendo esta historieta, se nota mucho.
El arte es lo que todos podemos esperar: dinámico, muy buenas secuencias, excelente ritmo (incluso muy ligero, diría), lindo uso de onomatopeyas. Colores muy adecuados y que no desentonan para nada con su estilo. Y ey, esto importantísimo si están acostumbrados a ver sus otros trabajos con ese plumín furioso característico que genera aneurismas en antisistemas.
Por supuesto que hay escenas que te dejan sacadísimo de onda (confieso que soy una persona que tiene una aversión por los gusanos que roza en la fobia). Y esto también es muy característico del autor, seguramente pensaba el disgusto que podría generar con una sonrisa maquiavélica.
Lo único malo que encontré, es algo bueno: es corto y deja muchísimas ganas de más. O sea, quiero el segundo número pero para noviembre, no para abril del año que viene. 32 páginas para una obra que expone tanto dinamismo superheroico, se leen muy rápido, y es elogiable lograr tanto interés en esa escasa cantidad de páginas.
¡A no perder la cabeza como Robespiér (o Robespierre, como a ustedes les guste, señores franceses) y leer Wormboy!