Historieta Argentina

Zona Queer: La afectividad lesbiana en la historieta argentina

O cómo las políticas afectivas disidentes se esconden en los cómics

Victoria Ocampo y Dora de Minaverry
Zona Queer

"En esta sección analizamos elementos queer en el mundo de las viñetas"

La presente nota es la primera de tres partes a propósito del lesbianismo en la historieta argentina, una suerte de desarticulación de mi ensayo final para una materia de la Facultad. En esta ocasión me centraré en la parte afectiva.

Prefacio

La afectividad lesbiana en la literatura es bastante complicada de encontrar porque muchas veces viene disfrazada, oculta. Particularmente en la historieta, aparece por fuera de lo carnal. Es curioso que no se crucen ambas cosas. Por eso, en esta nota me dedicaré a hablar de esa afectividad lesbiana en concreto.

Corpus y bibliografía

Para poder desarrollar este tema utilizo una selección de historietas muy reducida por una cuestión de extensión. Esta selección es medianamente arbitraria, parte de mi biblioteca personal y parte del material comprado en la feria de diseño Sí o Sí y en la Dibujadxs ! 2022 Not Dead. Se conforma por los siguientes títulos:

  • Watson, La (2017) “Ding-Dong”, Historieta LGTBI, Editorial Municipal de Rosario.
  • Chloroflex (Catalina Mintenguía) (2019) [Afectividad lesbiana desde el género del terror], Pibas, Hotel de las Ideas.
  • Minaverry, Ignacio (2012) Dora N°2: El año próximo en Bobigny -1962-, La Editorial Común.
  • Kebab, Beibi (Flo Larrarte) (2022) ¿Cuáles son los colores de la mañana?, Deriva Editorial, con el apoyo del Centro Cultural Recoleta.

La bibliografía teórica que cito corresponde a los siguientes textos:

  • Cano, Virginia (2015) Ética Tortillera, Madreselva.
  • Ocampo, Victoria (1979) Autobiografía I: El archipiélago, Ediciones Revista Sur.

La bibliografía crítica, por su parte, corresponde a:

  • Arnés, Laura A. «Escenas lesbianas. Miradas disidentes y comunidades afectivas en torno a Victoria Ocampo.» Interdisciplina 10, n° 27 (mayo–agosto 2022).

La afectividad (lesbiana) literaria, parte I

Cuando hablo de una afectividad, me refiero a, y cito a Laura Arnés:

“[El afecto] se construye en ese intervalo entre alcanzar y aferrar, entre una mirada y su no devolución y, por supuesto, en el borde de la carne [... ] anhelo entre tocar y no tocar [...] es que, justamente, en ese margen, en espacio intermedio, en ese movimiento suspendido, en ese exceso sin palabras, es donde se encuentra el placer.”

Esa afectividad la (re)desubrimos en el relato de una pequeña Victoria Ocampo cuando contempla a otra niña (Lita) en un campo de rosas en El archipélago (primera parte de su Autobiografía), una escena que puede tener una lectura lesbiana, una lectura disidente a propósito de la crítica literaria. Ocampo escribe:

“Yo prefería a Lita y hubiese pasado horas enteras contemplándola [...]. Para mí era diferente de las demás y solo comparable con las diosas de la mitología. Su olor era delicioso [...]. Yo hubiese querido decirle: “No sabés lo linda que sos. Sos lo más lindo que he visto en el mundo”. Pero ni qué pensarlo [...]. No me sentía con derecho a mirarla como tenía ganas.”

Posiblemente es la matriz heterosexual (de esto hablo en la primera nota de esta columna) la que le da forma a la literatura, que se sostiene de convenciones imaginarias que a su vez se sostienen de figuras retóricas. Es por esto que es posible desviarlas. Ocampo va a proponer un régimen amoroso alternativo entre mujeres: otras políticas estéticas, otras políticas afectivas; un foco de disrupción del sistema de representación hegemónico.

Ocampo va a armar una situación sin miradas masculinas. Esto nos hace pensar lo siguiente: ¿Las mujeres escriben igual que los varones? ¿Pueden los varones escribir mujeres, como las mujeres escribirían? ¿Cómo ven los varones al mundo, cómo lo perciben, cuál es su sensibilidad de las cosas en contraposición al de las mujeres?

La afectividad (lesbiana) literaria, parte II

Virginia Cano en Ética Tortillera hace dos citas: primero a Ronald Barthes a propósito del discursus (“correr aquí y allá, idas y venidas, andanzas, intrigas”); luego a Monique Wittig en “Las Guerras de Amor” (“cuando dos amantes deciden emprender una guerra de amor, se conceden autorización mutua para desenvolver toda la crueldad y la delicadeza de que son capaces”), y a partir de ese mix textual, reza:

“Me asombro en cada contienda amatoria, incluso al nivel de la (mas)turbación. Me sorprendo del cuerpo (lesbiano) que se arma y desarma, “un solo (y otro) cuerpo”, burló de temporalidades y monotonías. Un cuerpo (amante), (des)hecho de contorneos, jadeos, olores, pezones, textos, pieles, brazos, palabras, manos, puños gemidos, recuerdos, piernas, sabores, fluidos.”

Pasemos ahora a encontrar esos elementos en la historieta.

Escenas y afectos lesbianos en la historieta argentina (selección)

“Ding-Dong” es una historia de tres páginas, dentro del libro de la antología Historieta LGBTI, escrita y dibujada por La Watson. Allí se aprecian secciones de cuerpos, objetos, un encuentro, un saludo, un atisbo de tomarse las manos, un desvestirse de forma sutil, una bañera, y un diálogo: “Te estaba esperando”. La delicadeza, la secuencia gráfica, enternecen y generan una sensación de protección y confort.

No se sabe más, ahí termina. Pero la sugerencia de lo que ocurre después es evidente y no genera ni morbo, ni preocupación, nada negativo. Justamente es en esa ternura que uno se queda tranquilo al pasar de página.

En el libro de antología Pibas, Catalina Minteguía (Chloroflex), participa con su historia (sin título) en donde aborda la afectividad lesbiana desde el género del terror. Un corto pero impactante relato que viene acompañado de lo sombrío. Cito el texto:

“El amor es el sentimiento más extraño y monstruoso. / Te volvés ávida de revelar tus más profundos secretos. / Bajás la guardia. / Te volvés tierna / y gentil. / Y después / poco a poco / antes de que te des cuenta… / te traga.” 

chloroflex comic
Viñeta del cómic de Chloroflex

Hay un elemento creepy que aparece para hablar de la parte negativa en lo afectivo, que podríamos llamar tóxico, tal vez un amor romántico que se tornó oscuro. Y sin embargo se eligió una pareja de mujeres para retratar esto, no es casual.

En Dora N°2: El año próximo en Bobigny -1962-, de Ignacio Minaverry, se le insinúa a la protagonista lo siguiente “Dora… te tengo que decir algo. / Estuve pensando en algo que me dijo Fourmi el otro día… [...] Esa chica, Geneviève, es… es…/ …es como vos…, al voltear la página, nos encontramos con una escena posterior en donde Geneviève se baña en la casa de Dora, le da su ropa sucia para que ponga a lavar, y le pide a Dora que le cepille el pelo. El contacto, la cercanía, la confusión, “Las piernas de Geneviève… / la ropa de Geneviève colgada en mi cocina… / Su ropa en mi cocina goteando gotas sucias… / ¿Por qué siento tanto asco?”. Un recorrido sobre el cuerpo de Geneviève viñeta a viñeta que también tienen una significación sex(t)ual, en términos de Mariela Acevedo en Clítoris.

Dora y Geneviève de Minaverry
Dora y Geneviève

En torno a este cómic en particular, quisiera repensar lo antedicho: ¿los varones escriben como las mujeres? Después de todo, Minaverry tiene una propuesta y puesta en página muy conmovedora y bella.

Otra manera en que aparece la afectividad lesbiana en este género es como en ¿Cuáles son los colores de la mañana?  de Beibi Kebab, cuando la protagonista (Beibi) conoce a una chica (Miranda), y piensa “¿Qué forma tiene tanta belleza? Es la primera vez que veo a alguien como ella. Me hechiza completamente y no puedo hacer nada al respecto”, acto seguido se insinúa un encuentro sexual a través del juego de luces y sombras, figuras y recortes de cuerpos semidesnudos. Es todo sutil y bello, acompañado con colores cálidos que dan paz.

cuales son los colores de la mañana de beibi kebab
Beibi y Miranda en "¿Cuáles son los colores de la mañana?"

Comentarios finales

La afectividad aparece de muchas formas, el representacionismo gráfico ayuda mucho: los recortes, los zoom-in y zoom-out, los distintos tipos de planos, los elementos inertes que acompañan, los globos de diálogo que contienen las palabras exactas. Los afectos lesbianos están ahí, en estos casos no necesariamente ocultos, pero quizás no nos detenemos siempre a ver la ternura y delicadeza de esas voces. Hay otras formas de contar, de narrar. Y hay otras formas de ser narrados. 

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Escrito por:
Florcis Pérez
 Me gusta el helado de menta y los caramelos media hora.
Florcis Pérez
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