Directo desde Tokio es una columna donde se repasa, mes a mes, todas las novedades de la app Manga Plus de Shueisha. Reseñas de títulos destacados, información sobre las series que se vienen (y las que fueron canceladas), especulaciones sobre el “ranking” de la Weekly Shōnen Jump. Todo para sumergirse en la versión digital de la revista de historieta más vendida del mundo.
Bienvenidos a la segunda entrega de Directo desde Tokio. En lo que amenaza con convertirse en la “hipótesis” de esta columna, muchas de las noticias de estas pasadas semanas vienen a confirmar como se han acelerado los tiempos de edición de manga en Occidente, Argentina incluido.
La filial local de Ivrea ha anunciado que este mismo mes pondrá en la calle el N°1 de Mashle de Hajime Komoto, uno de los últimos hits de la Jump, el cual solo tiene 8 volúmenes publicados. Del otro lado del charco, la editorial ya está editando la aún más reciente Ayakashi Triangle de Kentaro Yabuki, y pronto hará lo mismo con Sakamoto Days de Yuto Suzuki. Como estas, muchas otras series con pocos tomos han sido anunciadas por diversas casas españolas en el reciente Salón del Manga de Barcelona. Lo cual no sería posible sin Manga Plus, que hace que la circulación de las obras japonesas sea más rápida y precisa.
Debido a la fuerte relación comercial que existe entre anime y manga, siendo el primero una publicidad infalible para el segundo, siempre se tendió a licenciar las series cuando la adaptación animada ya se había estrenado, y cuando no, convertido en un éxito. Lo cual no pasa antes de, por lo menos, dos años de serialización en la Jump o sus publicaciones hermanas. Sin embargo, recientes casos entre los que se pueden contar las descomunales ventas de Kaiju No. 8 de Naoya Matsumoto en Francia, o la inesperada sensación en la que se convirtió Chainsaw Man de Tatsuki Fujimoto en Argentina, han contribuido a cerrar esa brecha. Un manga, parece ahora, puede ser exitoso aún sin anime.
Y, hablando de mangas que llegaron rápido y adaptaciones animadas, en los pasados días se anunció que el inevitable anime basado en Spy X Family de Tatsuya Endo llegará finalmente en 2022. La producción correrá por manos de Wit Studio (Attack on Titan) y CloverWorks (The Promised Neverland), con la dirección de Kazuhiro Furuhashi, diseños de Kazuaki Shimada y música producida por [K] NoW_NAME.
Spy X Family, recordemos, fue una de las primeras series de la app Jump+ que pudimos leer desde el comienzo en Manga Plus, siendo licenciada (de nuevo, con celeridad) por Ivrea tanto para Argentina como para España. Si bien en el curso del corriente año quedó un poco eclipsada por otros hitazos, lo que pudo verse durante esos primeros meses es que vendió muy bien por estos lares. Lo que, a su vez, alimenta otra hipótesis predilecta nuestra: que la lectura digital de un manga no sólo no daña el prospecto de las ventas de la edición en papel, sino que a veces hasta la incentiva. De seguro tendremos más noticias sobre esta y otras adaptaciones animadas de series de Shueisha en el próximo Jump Festa, evento temático celebrado a fin de año desde 1999, en el cual suelen anunciarse nuevos proyectos, estrenar trailers, etc.
Antes de comenzar con la reseña, un dato: acaba de comenzar a serilizarse en Manga Plus la serie Show-ha Show-ten, escrita por Asakura Akinari e ilustrada por Takeshi Obata, el dibujante de Death Note y Bakuman. De hecho, pinta que será como un Bakuman pero del mundo de la comedia nipona. Como en Japón sale en la Jump SQ, la cadencia de los capítulos será mensual.
Algo está pasando en la Jump. Como el lector de esta nota sabrá, la revista es la más exitosa de todas las apuntadas a la demografía shōnen, es decir, esa porción del público compuesta por preadolescentes y adolescentes varones. Por esta razón, las series publicadas en ella han históricamente tendido a tener un “sabor” particular de manga: peleas, deportes y comedia con mucho fanservice. Historietas hechas por hombres para ellos mismos cuando la pubertad les estaba alborotando el cuerpo.
Sin embargo, hemos podido atestiguar una desviación de esta norma en Manga Plus. Artistas mujeres como Posuka Demizu o Shiro Usazaki han triunfado en la revista. Se sospecha también que detrás del seudónimo Koyoharu Gotoge, con el que va firmado el megahit Kimetsu no Yaiba, hay una mujer. Pero más llamativo aún, los personajes femeninos han tomado ido tomando un protagonismo central que nunca les había sido propio en la Jump como en las obras de las dibujantes arriba nombradas, The Promised Neverland y Act Age.
Siempre se supo que a la Jump la leen también mujeres (por ejemplo, el fandom de Haikyu!! es predominantemente femenino). Pero ahora la revista lo reconoce de una manera diferente, poniendo en escena no sólo personajes masculinos con los cuales “enamorarse”, sino también heroínas con las cuales identificarse.
Dentro de esta diversificación estratégica, la que atribuyo a una búsqueda editorial por la supervivencia de una revista que está cerca de perforar el piso psicológico del millón de ejemplares, podemos incluir Ao no Hako de la mangaka Koji Miura. Traducida como Blue Box o La Caja Azul en Manga Plus, la serie estrenada en abril de 2021 es a todas luces lo que llamaríamos un shōjo.
La historia en cuestión se centra en Taiki Inomata, un estudiante de la secundaria Eimei, miembro del equipo de bádminton y enamorado de su senpai Chinatsu Kano, quien a su vez es la estrella del equipo de basquet femenino. Ahí es cuando viene el clásico enredo: los padres de Chinatsu se mudan al exterior, y como ella desea quedarse y competir con su equipo, se muda a la casa de una vieja amiga de su madre, que resulta ser obviamente la madre de Taiki.
Acá es cuando en una comedia tradicional de la Jump empezarían las entradas inesperadas el baño justo cuando ella se está duchando, los tropezones con panty shot y todo eso que tan bien conoce quien haya leído una serie de Masakazu Katsura y sus decenas de salieris (por ejemplo, Ichigo 100% de Mizuki Kawashita). Sin embargo, no pasa. El romance corre por los pequeños chispazos, las charlas, los nervios y los momentos dulces entre dos adolescentes que claramente se gustan, pero no se animan a decirlo. Si suena todo muy tierno, es porque lo es.
Tampoco hay demasiado deporte. Si bien el trasfondo de la serie es el esfuerzo que invierten ambos en superarse como deportistas, abriendo además las obligatorias formas geométricas amorosas con sus compañeros y rivales (Incluyendo nuevos competidores: Hina Chono y Kengo Haryu), lo que se ve efectivamente de los partidos es muy poco. Como suele ser el caso en los shōjo.
Al igual que sus colegas arriba nombradas, el trazo de Miura también tiene reminiscencias a series románticas orientadas a lectoras femeninas. No hay flores ni ausencias de fondos, pero el diseño de personajes, la suavidad de sus rasgos y sus ojos inmensos lo delatan. En lo que es más notorio, los cuerpos de las protagonistas no están hipersexualizados, sino que parecen por una vez chicas de 15 años reales (o por lo menos, reales al estándar del manga). Eso sí, cuando hay alguna viñeta de un partido de bádminton, estas son muy dinámicas, dejándote con las ganas de más.
¿Cómo le fue a este experimento en la Jump? Muy bien. El primer tomo vendió muy bien para ser el primer libro una autora primeriza, y la serie se ubica regularmente dentro del top 5 del “ranking” de la revista. Dicho de otra manera, súbanse al tren de Blue Box ahora en Manga Plus, así en un par de años pueden decirles a sus amigos que siguen a Taiki y Chinatsu desde Cemento.
¿Cómo sigue el resto de la tabla de la Jump? La punta se la disputan los de siempre: One Piece, My Hero Academia, Jujutsu Kaisen y Dr. Stone son los indiscutibles pilares de noviembre y de siempre. Aunque series nuevas como Héroe Fugitivo del autor de Assassination Classroom y nuestra Blue Box aprovechan para colarse en la cima cuando alguna de estas está ausente, frecuentemente poniéndose por encima de Black Clover, por ejemplo.
Firmes en el medio, lejos de cualquier riesgo de cancelación, y hasta con con picos en el top 5, se ubica la comedia paródica Me & Robocco y las comedias de acción Sakamoto Days, Unluck Undead y La Misión de la Familia Yozakura, la última de estas llegando silbando bajito a superar los 10 tomos.
En cuanto a los últimos cinco, ese fondo de la tabla tan temido en el cual se está en “zona de descenso” encontramos regularmente a nombrada Ayakashi Triangle, la comedia romántica novicia Witch Watch y los mangas que comentamos el mes pasado, Red Hood y Neru. El último estreno, PPPPPPP de Mapollo 3, todavía no rankea.
Hablando de Red Hood y Neru, ya habíamos sugerido el mes pasado que su destino se veía aciago, y que todo descansaba en la performance en librerías de sus primeros volúmenes. Pues no se les dio ni esa chance. Ambas series son las nuevas víctimas de la picadora de carne de la Jump. Quienes vinieran leyendo, en particular a Red Hood, habrán notado esa clásica aceleración de la trama que antecede al final. Un sprint por intentar resolver de manera más o menos prolija la cosa que se hace palpable unas semanas antes. En este caso, Yuki Kawaguchi se la jugó y dio un vuelco meta que me hizo acordar a The Unwritten de Mike Carey y Peter Gross, esa joyita tardía de Vertigo que no suficiente gente leyó. Esperemos que el/la mangaka sea igual y vuelque esa ambición narrativa nuevamente en su próxima serialización.
En su lugar debutaran tres nuevas series a lo largo del mes de noviembre:
- Mamore! Shugomaru de Ihara Daiki, un autor conocido por un gag manga relacionado a One Piece.
- Dorondororon de Osuka Gen, autor de Golem Hearts, una serie cancelada rápidamente hace un par de años con la cual el público occidental se encariño en un caso similar a Red Hood.
- y el plato fuerte, Ayashimon, la nueva obra de Yuji Kaku, autor de Jigokuraku, que pudo leerse en Manga Plus y actualmente está siendo publicada en papel por Ivrea en Argentina.
¿Estarán buenas las nuevas series? ¿Sobreviran al “juego del calamar” que es la Jump? Pues será cosa de esperar y seguir leyendo manga. Nos encontramos aquí el mes que viene, el último del 2021.
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