Este contenido fue planteado originalmente como una monografía universitaria que pretendía analizar la historia del manga, no desde el punto de vista artístico, estilístico ni creativo, sino del editorial. Un breve vistazo al poco explorado pero muy interesante mundo de la edición (y auto edición) de la historieta en Japón.
Historia del manga (siglo XIX-1959)
Aunque se dice que el manga deriva de viejos pergaminos ilustrados del siglo XII y XIII, no fue hasta la aparición de los libros de ilustraciones de Santou Kyouden y, principalmente, el Hokusai Manga, una serie de quince volúmenes del prolífico autor Hokusai que compila miles de bocetos que abarcan desde representaciones de la vida diaria hasta lo sobrenatural. También vale la pena mencionar el Kamishibai, una especie de cuenta cuentos itinerante que apoyaba su narración con imágenes en blanco y negro y que sigue la noción de Will Eisner de la historieta como arte secuencial, en este caso narrada.

A principios del siglo XX ya comenzaron a surgir algunos rasgos que caracterizarían al manga años más tarde. Las ilustraciones del diseñador de modas y artesano de muñecas Junichi Nakahara inspiraron a generaciones de artistas a dibujar a sus personajes con ojos enormes. También aparecen los primeros kodomo manga (manga para niños) publicados dentro de revistas no especializadas en historietas; además de la aparición de historias ilustradas en los llamados “tomos rojos”, libros de bolsillo baratos y de mala calidad. Es interesante destacar que la primera obra de Osamu Tezuka, La nueva isla del tesoro (Shin Takarajima), fue de hecho publicado como libro rojo.
No es hasta la aprobación de la ley de censura en 1947 y la desocupación militar en 1952 que surgieron las primeras expresiones de manga como las conocemos hoy en día con las publicaciones de Astro Boy (Tetsuwan Atom) de Tezuka y Sazae-San de Machiko Hasegawa. Estas dos obras sentaron las bases de lo que hoy se conoce como shonen manga (manga para chicos) y shoujo manga (manga para chicas) respectivamente.
El éxito de Tezuka hizo que las editoriales japonesas se interesasen por publicar manga, y así es como Astro Boy nació junto a la primera revista mensual especializada en manga, la Manga Shonen.
Historia del manga (1959-actualidad)
Con la aparición de la Shonen y las primeras revistas de manga, el Kamishibai murió. Aún así, a principios de la década de los sesenta las revistas estaban exclusivamente dedicadas al público infantil, por lo que los autores que buscaban expresarse con temáticas más adultas fundaron el llamado gekiga manga (manga de ilustraciones dramáticas) que sentaría las bases para el actual seinen manga (manga para hombres adultos). El gekiga no se publicaba en revistas, sino en libros a los que se accedía en bibliotecas públicas. Para competir con ese mercado, las revistas de manga sufrieron muchas transformaciones: dejaron casi por completo las páginas de texto sin imágenes y aumentaron el tamaño y la cantidad de páginas a un promedio de 500 páginas por fascículo, aunque eso llevó a una necesidad de abaratar los costos, renunciando a las páginas a color casi en su totalidad y pasando a un papel reciclado mucho más barato y de peor gramaje que se sigue utilizando hoy en día.

La demanda de más manga hizo que apareciesen las primeras revistas semanales, siendo la más importante de ellas la Shonen Sunday (que contaba con Tezuka y varios de sus “pupilos”, los llamados Tokiwa Sou) y la Shonen Magazine. La popularidad de las revistas semanales hizo que más empresas editoriales adoptaran ese sistema, incuyendo a Shueisha, que en 1968 comenzaría a publicar la Weekly Shonen Jump, revista que se convertiría en la más exitosa publicación antológica de historietas del mundo. La temática shonen resultó ser la más exitosa de todas, aunque se seguían publicando shoujo y kodomo. No fue hasta finales de los años setenta y principios de los ochenta que aparecieron las revistas dedicadas a seinen (desde 1964 existía la Garo, única revista de gekiga que se publicaría hasta el 2002, pero era un caso excepcional).
Comenzando en los sesenta con Astro Boy pero popularizándose internacionalmente en los ochenta con películas como Akira, el fenómeno de la adaptación de mangas a series animadas hizo que la historieta japonesa fuese reconocida internacionalmente y esa popularidad asentó al manga como una de las más importantes expresiones culturales de Japón. Para 1989, el 38% de la literatura publicada en el país era manga.
Con algunos altos y bajos en ventas, el formato de revista antológica (sobretodo semanal, pero también las hay mensuales, trimestrales y hasta especiales anuales) sigue siendo al día de hoy el más pesado en la industria. Las ventas de la Weekly Shonen Jump alcanzaron los seis millones por semana en varias ocasiones, y casi nunca bajan de los cuatro millones, mientras que es común que las revistas menos populares vendan al menos un millón de ejemplares con cada salida. Hoy en día, sin embargo, la aparición de las publicaciones digitales, la piratería y otros factores económicos redujeron las ventas drásticamente. El manga no deja de ser popular, pero la publicación antológica va perdiendo impulso con la modernidad.
Formatos estándar de publicación de manga
La revista antológica: Publicaciones períodicas de entre 200 y 900 páginas. Las hay semanales, mensuales, trimestrales, especiales de un número por eventos específicos, anuales y muchas otras periodicidades. El formato de antología permite abarcar una gran cantidad de estilos artísticos y de género incluso dentro de la misma categoría (shonen, shoujo, seinen, etc). Se publican en blanco y negro a excepción de la portada y algunas páginas especiales a color, y se imprimen en un papel muy barato, al punto en el que culturalmente se las considera descartables, como los periódicos. Algunas suelen incluir regalos pequeños junto con la revista (llaveros, útiles escolares, pósters, cartas coleccionables, sobrecubiertas especiales para los tankoubon, etc). Usualmente incluyen dentro una postal en la que está impresa una encuesta respecto al contenido del ejemplar que tiene el lector en sus manos y le pide que diga cuáles capítulos le parecieron los mejores en esa edición. Esa postal luego se envía por correo y le sirve a la editorial como información clave para mejorar la revista. Se puede decir que en el mercado del manga los lectores tienen una influencia relativamente importante en el contenido que se publica.
El tankoubon: Dado que la revista no solo es descartable, sino que ocupa bastante espacio, si un lector quiere coleccionar una serie en particular recurre a los tomos recopilatorios o tankoubon. Estos tomos tienen unas 200 páginas y en el siglo xxi se volvió estándar que todos tuvieran dustjacket o sobrecubierta. Por un lado incluyen páginas extras que incentivan a los lectores de la revista a comprar el tomo, además de tener un papel ligeramente mejor; pero suelen no incluir las páginas a color que hubieran tenido en la revista (si es que las tuvieron). Respecto a los precios, un takoubon cuesta pocos yenes más que una revista.
El kanzenban: Este tipo de ediciones se reservan para series muy exitosas y se consideran las ediciones “definitivas”, por lo que tienen que pasar varios años de éxitos de ventas para que se republique en kanzenban. La edición es más grande que el tankoubon, tiene muchas más páginas (y por lo tanto, abarca menos tomos) e incluye varias páginas a color y extras.
El aizoban: Los aizoban no son más que ediciones limitadas, especiales o consideradas “para coleccionistas”. Se caracterizan por tener un gramaje de papel superior y nuevas portadas específicas para esa edición. Algunos incluso se imprimen en hardcover (tapa dura) y vienen en una slipcase (caja contenedora).
El bunkoban: Este formato es el habitual de las novelas japonesas, y en el manga se caracterizan por ser una nueva edición que reemplaza a los tankoubon una vez que la serie hubo terminado y los tomos recopilatorios se agotaron varias veces. El bunko (como se lo llama coloquialmente) tiene muchas más páginas y por lo tanto menos volúmenes. También suele tener nuevas portadas.
Otras ediciones especiales: En 2008, la editorial Shueisha, ante la demanda insaciable de nuevas ediciones de sus series más exitosas, lanzó un nuevo formato, el soushuuhen, tomos recopilatorios, pero con el formato de las revistas antológicas que permitían publicar de forma económica y cómoda tomos de entre 600 y 1000 páginas. El waidoban es un tomo recopilatorio de buen papel y un tamaño mayor que los tankoubons que suele ser el estándar de recopilación para series seinen o josei (manga para mujeres adultas). El shinshouban es otro tipo de tomo recopilatorio que se publica para reemplazar a los tankoubons para que la colección conste de menos volúmenes, por lo que tiene más páginas aunque conserva el resto del formato.

Publicación digital de manga
La aparición de los smartphones expandió los límites de la publicación de manga. Las editoriales encontraron en lo digital un nuevo mercado y una nueva demografía de lectores que prefieren leer desde sus teléfonos. El mercado digital de manga está basado en las aplicaciones. Cada editorial desarrolla su propia app y los lectores pueden acceder al contenido digital a partir de transacciones digitales vinculadas a sus cuentas bancarias reales.
Las ventajas de estas aplicaciones incluyen la distribución simultánea a la edición en papel, precios más económicos y la posibilidad de acceder a viejas publicaciones que podrían estar agotadas en su versión impresa. Los autores se benefician porque pueden seguir cobrando regalías por compras de tomos ya agotados, y las editoriales pueden vender ejemplares digitales sin riesgo de que se agoten o necesitar nuevas ediciones.
El contenido de los mangas digitales usualmente es el mismo que se publica en las revistas o tomos recopilatorios, a veces ofreciendo los primeros capítulos de forma gratuita y luego cobrándole a los lectores si estos quieren seguir leyendo. Sin embargo, en los últimos años comenzaron a publicarse historietas semanales exclusivamente a través de las aplicaciones para promocionarlas, y que luego se recopilan en tomos impresos para el público tradicional. Grandes éxitos de ventas modernos (como Fire Punch o Onepunch-Man) son historias originalmente publicadas en servicios digitales.
Las ventas de manga digital aumentan año a año, incluso al competir no solo con las revistas impresas sino con la piratería, que ofrece sustancialmente el mismo producto de forma gratuita. Esto se debe a un servicio de calidad y precios económicos sumados a una fuerte ley contra la piratería. Si las ventas continúan aumentando se prevé que la publicación digital equipare en ventas a las ediciones tradicionales, y quizá las supere a largo plazo. Sin dudas, la digitalización plantea un nuevo camino para las historietas en Japón.

La autoedición de historietas en Japón
Lo que comenzó con grupos de artistas intentando debutar profesionalmente fuera de las grandes editoriales hoy en día es un fenómeno de masas que atrae en sus convenciones especializadas organizadas dos veces por año a más de medio millón de personas. Doujin es la palabra japonesa para hablar de contenido auto publicado, ya sean libros de ilustraciones, novelas, música, videojuegos o, en este caso, historietas. El manga doujin nació con pequeños grupos de artistas que se organizaban para auto publicarse, incluyendo entre ellos a Fujio Fujiko, el autor de Doraemon, pero hoy en día es algo mucho más expandido. Aunque estos doujin se consiguen todo el año en algunas librerías y, sobre todo, en internet, el evento donde más circulación tienen es en Comiket, un festival gratuito de Tokyo que se realiza desde 1975 y que ha llegado a reunir a 36 mil artistas y a más de medio millón de asistentes. Las redes sociales y las nuevas tecnologías les permitieron a los autores independientes japoneses hacerse conocer y encontrar a su público, además de poder distribuir eficientemente sus trabajos.

La popularización de las ediciones independientes se debió en gran parte al doujinshi, una subcategoría del doujin que en su mayoría implica obras basadas en material ya existente, similar al fanfiction occidental. Con estas publicaciones los autores lograron atraer al gran público de las series en las que se basaron y ofrecieron historias originales con esos personajes que nunca podrían haber leído de haberse limitado a la continuidad oficial o canon de las series (ya sea porque los doujinshi incluyen historias de índole sexual, que suceden en universos alternativos conocidos como AU o simplemente porque se salen del canon).
Por supuesto que la edición de doujinshi no está libre de problemas legales. Utilizar los personajes, los elementos y los nombres que utilizan están protegidos por derechos de autor y comercializar con ellos implica problemas de copyright. Esto hizo que los autores más exitosos de doujinshi publicasen bajo pseudónimos y mantuvieran un bajo perfil durante las Comiket y otras convenciones. Para resolver esto se propuso la Doujin Mark License, un tipo de licencia sostenida por CC Creative Commons Japan que protege a los doujinshi basados en ciertas obras, aprovados por los autores originales.
La polémica por los derechos de los doujinshi es muy compleja legalmente y hoy en día continúa debatiéndose. Uno de sus mayores exponentes es Ken Akamatsu (autor de Love Hina y UQ Holder, entre otras obras populares, además de ser un doujinka), quien es considerado uno de los mayores activistas del acceso libre a contenidos relacionados con el manga. Además de ser el creador de Zeppan.com (una web gratuita en la que pone a disposición de los lectores series antiguas de manga agotadas y que les otorga regalías a los autores a través de la publicidad) también es quien propuso la ley de copyright para doujinshi y el primer mangaka en aprobar legalmente que se realicen trabajos basados en sus obras.